El asalto a la razón
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El otro aspecto nuevo en la defensa activa de la razón por la ciudadanía es el
movimiento por la Paz. También este aspecto debemos considerarlo aquí
exclusivamente desde el punto de vista de nuestro problema: el aniquilamiento o
la restauración de la razón. No cabe duda de que también hoy, como en su día
bajo Hitler, la preparación de la guerra constituye la gran fuerza social
encaminada a destruir la razón, y, en la actualidad, su campo de batalla
ideológico es la Guerra Fría. Ésta significa la difusión de una actitud de
embotado fatalismo, de pánico, de miedo paralizador en la gente del mundo.
Georg Lukács:
El asalto a la razón. Budapest 1953. Edición: Fondo de cultura económica. Buenos
aires. Pág. 353.
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En la historia
contemporánea el siglo XVIII constituyó el siglo de las luces o de la
ilustración. Los ilustrados dieron
un impulso a la razón como categoría suprema por
la que el género humano podía poner fin a la historia oscurantista que le había
precedido.
Había llegado para la
humanidad el momento de su periplo histórico, en el que como género, podía
aspirar a lograr la felicidad
social en la Tierra porque
el hombre era perfectible y por lo mismo susceptible de alcanzar la libertad y
la justicia social.
No obstante, la
defensa de los intereses creados de las clases sociales que emergieron con el
ascenso del capitalismo al poder político propiciaron una corriente de
pensamiento que
combatiría a la razón como base de la convivencia humana y
sostendría el privilegio de que unas pocas naciones, ciertas clases sociales
privilegiadas, y en algunos casos, la raza blanca o aria, deberían ser las
rectoras de las sociedades, ello era la fuente teórica de quienes justificaban
los intereses materiales de unos pocos a través de enaltecer el imperialismo y
la guerra para su expansión colonial. En esa carrera, los imperios europeos se
disputaron ese liderazgo, dando lugar a encarnizadas guerras entre las potencias
europeas a la vez que se rendía por la fuerza de las armas a los pueblos
colonizados.
El mundo en los
siglos XIX y XX, auspiciado por diferentes variantes del pensamiento irracional
que justificaba la agresión militar de unas naciones contra otras, tuvo tres grandes confrontaciones. La protagonizada por
Francia bajo el liderazgo de Napoleón (1802-1815) y tras un periodo de paz entre
potencias que duraría cien años, la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la
Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
En esas tres
grandes confrontaciones de la historia contemporánea, Rusia fue el eje central
de la agresión de las potencias europeas, Francia con Napoleón invadiría Rusia
hasta Moscú; Alemania el 01/08/1914 declararía la guerra a Rusia dando lugar al
inicio de la Primera Guerra Mundial, y en la Segunda Guerra Mundial el 22 de
junio de 1941 Alemania invadiría Rusia llegando en su ofensiva a las puertas de
Moscú. En las tres Guerras, Rusia desempeñaría un papel principal en la derrota
de los agresores, y en las tres también fue quien más victimas civiles y
militares sufrió.
Después de la
Segunda Guerra Mundial el asalto a
la razón vendría de la mano de
quienes justificaban tanto en el espacio soviético como en el Occidental la
Guerra Fría. Rusia tras su victoria sobre la Alemania Nazi, pretendió restaurar
incluso ampliar el Imperio Zarista, manteniendo bajo su ocupación a los países
del este europeo. Si bien en la primera Guerra Mundial Lenin promovió la Paz de Brest-Litovsk firmando
un tratado de paz el 3 de marzo de 1918, en el que Rusia renunciaba a Finlandia,
Polonia, Estonia, Livonia, Curlandia, Lituania, Ucrania y Besarabia, en 1945
Rusia con Stalin, debiera haberse retirado a las fronteras rusas, pero no lo
hizo.
Rusia tras el
desplome de la Unión Soviética y la profunda crisis que se sumió en los años
noventa, con el comienzo del siglo XXI comenzó a situarse de nuevo como una
potencia en el mundo. Progresivamente ha ido recuperando su fortaleza política
económica y militar, pero el amargo destino al que le arrastró la persistencia
de lo dirigentes soviéticos de mantener la irracionalidad
imperialista, le ha llevado, al igual que Alemania, a una profunda
introspección, desterrando ya para siempre la irracionalidad del pensamiento
imperialista.
Pero, ahora que
Rusia transita por el camino de la paz y del respeto entre naciones y la defensa
a ultranza de la legalidad internacional, de nuevo, se ha convertido en el
centro de los ataques de las potencias instaladas en el pensamiento
irracional que les otorga el
derecho para injerir o invadir países, como lo hace EEUU al catalogarse a si
mismo como nación excepcional para
regir los destinos del mundo, o de Israel aferrado a la ideología
sionista de supremacía como
pueblo.
Y, actualmente ante
la agresión mediática y de sanciones que sufre Rusia, y de la impunidad con la
que Israel asesina en Gaza, vuelve el temor de entrar en una nueva Guerra Fría.
Se le acusa por
parte de Occidente a Rusia de todo lo malo que acontece en Ucrania, cuando
Ucrania no es Rusia, y la responsabilidad de lo que acontece concierne a los
ucranianos. En el caso del fatídico derribo del avión de pasajeros de Malaysia
Airlines (MH17), sin esperar a las investigaciones en curso, los políticos y
medios occidentales ya ha señalado a Rusia como culpable, subiéndose incluso en
el carro de la irracionalidad y la frivolidad política el propio presidente de
EEUU, al afirmar sin tener todavía pruebas que detrás del derribo del avión está
Rusia, cuando, con independencia de las conclusiones que ofrezcan los
investigadores, es el gobierno de Ucrania quien tenía la competencia sobre las
torres de control de los vuelos que transitaban por Ucrania y es, por ello,
responsable de permitir que un avión de pasajeros sobrevolase una zona de
guerra, cuando su obligación era haber desviado su itinerario fuera del espacio
aéreo del conflicto.
En el caso de la
incursión de Israel en Gaza la justificación de la irracionalidad del asesinato
de civiles es un asalto a la razón sin
límites. Hasta los propios medios de comunicación instalados en la irracionalidad
discursiva de la justificación de la excepcionalidad estadounidense,
no pueden menos que criticar la barbarie sionista, ideología de quienes con su
actuación criminal pervierten la tradición humanista del judaísmo que tantos
judíos defienden frente al sionismo.
En la
actualidad, el asalto a la razón está
cobrando una nueva dimensión, no solo por los hechos que convulsionan la paz del
mundo sino por las justificaciones ideológicas, retóricas y mediáticas que los
amparan.
Y, aunque la
razón crítica no puede acabar por si misma con la sinrazón de las injerencias y
de las guerras de agresión, la lucha de la ciudadanía por la razón de la paz y
del respeto entre naciones conserva su importancia histórico-universal.
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El párrafo con
el que Georg Lukács termina su obra El
asalto a la razón, es una proclama a favor de la restauración
de la razón que cobra ahora plena
vigencia.
Las
ciudadanía combatiendo por la razón de la paz en la calle, proclaman su derecho
a influir activamente en la suerte del mundo. Y ya no renunciarán nunca a ese
derecho, al derecho a servirse de la razón en su propio interés y en interés de
la humanidad, al derecho a vivir en un mundo racionalmente gobernado y no en
medio del caos de la locura de la guerra