La confianza un valor en alza en
las relaciones internacionales
La
ventaja de las potencias desarrolladas de concentrar hasta principios del siglo
XXI el consumo de más del 75% de la demanda comercial mundial* les
ha servido históricamente para basar sus relaciones políticas y comerciales con
los países en desarrollo en la “imposición”, y el factor de la confianza como
fundamento de las relaciones internacionales no era necesario, pues los países
en desarrollo no tenían más salida comercial internacional que la que le
brindaban los países desarrollados y por lo tanto estaban obligados a aceptar
sus condiciones, pero el auge de los BRICS está cambiando la reglas de juego
comerciales internacionales, pues los países en desarrollo pequeños y medianos
encuentran otros socios con los que establecer competitivamente sus relaciones
comerciales.
En
este nuevo escenario la confianza entre
naciones es el factor que puede hacer que una nación en desarrollo prefiera
elegir un socio confiable al que no lo es por su afán de entrometerse
políticamente en sus asuntos internos.
Se
está viendo en América Latina, China que basa sus relaciones en los cinco
principios de la coexistencia pacífica gana
peso en el comercio y desplaza a EEUU y a la UE, y Rusia vende armamento
defensivo en esos países cuando antes las potencias occidentales acaparaban esos
mercados.**
El
juego político de propiciar o amenazar con el aislamiento comercial a la nación que no se
aviniese a sus dictados, le permitió a Occidente someter a su tutela a los países
en desarrollo, pero actualmente, en un mundo multipolar, con esa estrategia los
países desarrollados pierden comercio e influencia.
Una vez que los países emergentes alcancen un nivel tecnológico en oferta de
productos equiparables a los de los países industrializados y la demanda de sus
mercados internos aumente, la ventaja de los países industrializados de 200 años
de innovación productiva ya no les servirá para determinar impositivamente las
relaciones comerciales, y será la
confianza el factor que propicie
el auge comercial entre naciones, con lo que la política de la imposición comercial
practicada durante 200 años por Occidente irá quedando obsoleta.
Llegado ese momento, la confianza entre potencias tecnológicas y países medianos
y pequeños ya no será evaluada solamente por la relación bilateral, sino por la
política global de cada potencia, pues, ¿Qué país podrá dejarse seducir por los
cantos de sirena de relaciones de confianza bilaterales de una potencia que a su
vez práctica en otra nación políticas impositivas a través de promover, por
ejemplo, bloqueos comerciales?
La
imposición ira dejando de ser negocio y la confianza será una inversión
rentable.
Ya
lo está siendo en las relaciones Sur-Sur y las naciones BRICS se benefician de
esta política.