China. Hacia una nueva modalidad
de desarrollo
El presente año
concluye el XXII plan quinquenal y, tras un prolongado proceso de consultas y
sugerencias en el que han participado los afiliados del Partido Comunista de
China (PCCh), los ocho pequeños partidos aliados del PCCh, y diversas
instituciones técnicas y políticas cualificadas, el comité central del PCCh
máximo órgano entre congresos aprobó las propuestas que pasarán a los órganos
institucionales correspondientes para su implementación entre los años 2016 –
2020.
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Desde la
fundación de la RPCh en 1949, los planes quinquenales si bien han ido
contribuyendo a la construcción económica del país, globalmente carecían de
importancia en la marcha de la economía mundial, pero progresivamente debido a
un crecimiento medio anual del 10% de PIB durante tres décadas la economía China
ha ido cobrando importancia y, tras la crisis del 2008, China se ha convertido
en un actor destacado en la formación de la economía mundo, constituyéndose en
la segunda economía mundial y en el principal contribuyente al crecimiento
total de la economía mundial con una aportación de más del 30% anual. Es por
ello, que el XIII plan quinquenal, tiene en la actualidad especial importancia
no solamente para el desarrollo de China sino para la marcha de la economía
mundial.
Los desafíos que
se enfrenta China en los próximos cinco años son de diversa índole, pues no
solamente tienen que ver con el crecimiento económico, con una previsión en
torno al 7% del PIB, sino con que el mismo debe realizarse abordando un cambio
profundo de su estructura económica, en la que los motores de crecimiento ya no
van a poder sustentarse en la producción manufacturera basada principalmente en
patentes extranjeras y orientada a la demanda de los países ricos, sino que
tendrá que hacerlo en una economía volcada hacia la innovación y la mejora
continúa de la productividad y de la calidad de los productos ofertados. El paso
económico de fabricado en China, ha construido en
China, supone un cambio cualitativo de ser una nación cuyo activo más
importante era la mano de obra barata, a constituirse en una nación que
concentre la investigación científico técnica, el diseño de los productos, su
fabricación y la puesta en el mercado de los mismos en un relación de calidad
precio competitiva.
A pesar de que
China se encuentra ya en ese camino, el XIII plan quinquenal supone una orientación
integral encaminada a cumplir el
objetivo del denominado primer centenario en el 2021 de la fundación del PCCh,
en el que los dirigentes chinos pretenden convertir a China en una sociedad
modestamente acomodada alcanzando la meta de los 10.000 dólares de renta per
cápita.
Una de las
preocupaciones más importantes que han venido manifestado los dirigentes chinos
en la evolución de la economía es evitar la trampa de los ingresos medios, que
ocurre cuando el crecimiento de un país se estabiliza y eventualmente se estanca
luego de alcanzar niveles medios de ingresos. Según el Buró Nacional de
Estadísticas del gobierno chino, China se convirtió en un país de ingresos
medios en el año 2012 después de que su producto
interior bruto (PIB) superara los
5.000 dólares per cápita, y alcanzara los 7.575 dólares en el año 2014. Las
estadísticas del Banco Mundial muestran que solamente 13 de 101 países y
regiones que entraron en la etapa de ingresos medios en la década de los años 60
del siglo XX escaparon a la trampa de estancamiento en los ingresos medios,
entre ellos se encuentran principalmente los países latinoamericanos.
La trampa de los
ingresos medios afecta negativamente a las naciones en desarrollo,
principalmente por dos motivos: el primero, como puede ser el caso de China, es
debido a que el aumento de los costes laborales conlleva que la deslocalización
de empresas tienda a ubicarse en países con mano de obra más barata, con ello
las inversiones decaen; el segundo motivo, afecta a las economías basadas en la
extracción de materias primas que induce a vivir de las rentas de las mismas
desmotivando la inversión en otros sectores económicos.
En el caso de
los países que han salido de este pozo económico, esa tendencia solamente puede
ser superada cuando se consigue una alta cualificación en la innovación y diseño
de productos y servicios para situarse en la vanguardia del avance económico.
Ese es el empeño de China y su tabla de salvación. Entre los sectores económicos
en los que China se plantea convertirse en líder mundial están: el sector de las
energías renovables y su aplicación a productos e infraestructuras como trenes
de alta velocidad, vehículos con motores híbridos; el campo de la informática y
su aplicación a productos y servicios; la robotización, etc..
Otro aspecto
importante en el desarrollo de la economía de China es la creación de una
sociedad con acceso a bienes y servicios de consumo interno. Hasta ahora la
demanda productiva de China provenía principalmente del exterior, y aunque China
con la modernización de su economía pretende mantener ese rol mundial, la
promoción de la demanda interna es un factor de primer orden para aumentar la
demanda efectiva del conjunto de sus productos y servicios. En esa dirección, la
decisión del PCCh de China de poner fin a la política del hijo único aplicada
durante décadas promoviendo un cambio en la legislación para que todas las
parejas casadas puedan tener dos hijos, es una medida que no solo contribuirá al
rejuvenecimiento de la estructura demográfica, sino que va a ser un estimulante
para incrementar el consumo. Otra medida relevante es la propuesta de extender
la pensión de vejez a toda la población y la utilización de los fondos del
Estado para aumentar la pensión actual. La sociedad china, se ha constituido
milenariamente sobre la familia, de tal manera que los ancianos debían ser
cuidados por la familia, ello ha creado una mentalidad muy apegada al ahorro
frente a las posibles inconveniencias del destino y, en la actualidad, pasar de
una mentalidad de ahorro a otra de consumo precisa del avance en la
implementación del Estado de Bienestar, principalmente en la atención en la
vejez, la enfermedad y la educación, pues la seguridad de esos servicios por el
Estado, contribuye al relajamiento de la tendencia al ahorro como seguro de
vida, y favorece la mentalidad orientada al consumo.
Con relación a
la demanda externa, China con una fuerza laboral de 800 millones de personas, en
la medida que vaya optimizando su productividad ira disminuyendo la mano de obra
necesaria para obtener un millón de PIB, por lo que el mantenimiento del empleo
le empujara a tener que incrementar significativamente su producción y con ello
su mercado exterior, y a pesar de que el comercio más importante de China es en
la actualidad con los países más desarrollados, su expansión necesariamente
tendrá que proyectarse hacia los países en desarrollo.
China con su
enorme fuerza laboral y su potencial de innovación y de mejora continúa de su
productividad solamente puede desarrollarse plenamente contribuyendo a
desarrollar los países en desarrollo a través de compartir con ellos sus
conocimientos y sus inversiones en una relación de ganar todos. Un modelo
radicalmente diferente del que los países desarrollados han ofrecido en los
últimos setenta años a los países en desarrollo, en el que su supremacía
política y económica mundial ha venido determinada por mantener a los países en
desarrollo en el atraso como meros suministradores de materias primas y mano de
obra barata, mientras que el crecimiento económico se realizaba por elevación
del consumo de sus sociedades que constituyen un 20% de la población mundial,
hasta que la crisis económica del 2008 mostró el límite de este modelo de
crecimiento de la economía mundial por expansión del consumismo de una pequeña
parte de la población mundial y la pobreza de la mayoría.
China puede
contribuir a transformar el mundo porque puede transformarse a si misma, lo que
implica apostar por una mentalidad aperturista y reformista que libere todas las
potencialidades de la sociedad China. La máxima expresada por Mao Zedong en 1956
“Permitir que 100 flores florezcan y que cien escuelas de pensamiento
compitan es la política de promover el progreso en las artes y de las ciencias,
aunque entonces no tuvo el efecto esperado, tal vez ahora, ha llegado el momento
de que la política de reforma y la apertura en todos los ámbitos de la ciencia,
la cultura y la política avance a pasos agigantados.
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Javier Colomo Ugarte
Doctor en Geografía e Historia