Las viejas y las nuevas relaciones
internacionales
Con el lema “Asia en busca de desarrollo para todos: reestructuración,
responsabilidad y cooperación”, el foro de Bao realizó sus sesiones entre el 6
y 8 de abril,
En
el discurso de apertura del foro a cargo del presidente de China Xi Jinping,
éste reflexionó sobre el creciente papel de Asia en la marcha de la economía
mundial señalando que el comercio dentro de Asia ha aumentado de 800.000
millones a tres billones de dólares desde el comienzo del nuevo siglo, y su
comercio con otras regiones lo ha hecho de 1,5 billones a 4,8 billones de
dólares.
Xi
Jinping en su alocución hizo un llamamiento a la cooperación internacional para
resolver los problemas globales
“La
humanidad solamente tiene una tierra, y es el hogar de todos los países. Como
miembros de la misma aldea global, es necesario promover un sentido de comunidad
de destino común, que es la base misma del desarrollo sostenible, y sirve a los
intereses fundamentales a largo plazo de todos los pueblos del mundo”.
También pidió la reforma gradual de los las instituciones financieras
internacionales y de gobernanza global, “eliminando la desconfianza y el
recelo entre naciones con el respeto al derecho de cada país a elegir de manera
independiente su sistema social y senda de desarrollo, convirtiendo la
diversidad del mundo en dinamismo y fuerza motriz para el desarrollo”.
"Debemos
abandonar la mentalidad anticuada y dar rienda suelta a todo el potencial para
el desarrollo". “Nada en el mundo permanece inmutable, y las personas
sabias cambian a medida que el tiempo y las circunstancias cambian. Ha llegado
el momento de abrir con audacia nuevos caminos a fin de crear una fuente
inagotable de energía que impulse el desarrollo común"
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Las relaciones internacionales se
han ido conformando en la historia contemporánea en función de las
transformaciones que ha ido experimentando la economía
mundo.
En
el siglo XIX, con la formación de los Estados Nación liberales y los imperios
coloniales europeos las relaciones
internacionales se basaban en la
disputa de estos imperios por las áreas de influencia colonial que tenían su
principal confrontación en la lucha por la rectoría del Centro del Sistema
Mundial, pues su control aseguraba el control de las colonias adscritas al
imperio respectivo.
En
esta etapa, las relaciones
internacionales estuvieron
marcadas por la lucha entre el imperio francés,
británico y alemán y la emergencia de Japón en Asia Oriental y EEUU en las
Américas.
Tras la gran crisis económica europea de 1873, se impusieron las tendencias
proteccionistas, el reparto colonial de África en 1880 entre las principales
potencias europeas no frenó la disputa por las áreas de influencia exclusiva que
derivaría en la Primera Guerra Mundial de Alemania contra el resto de imperios
europeos.
La
derrota alemana en esa guerra, no cambió la naturaleza de las
relaciones internacionales. Tras el tratado de Versalles que dejaba a
Alemania como nación subordinada de Francia y Gran Bretaña, la pugna
interimperialista continuaría. La crisis de 1929 volvería a acentuar las luchas
interimperialistas y llevaría a Alemania a promover la guerra para conseguir el
dominio de Europa, y a Japón a invadir China con el fin dominar el Oriente
asiático.
Con la derrota de las fuerzas del eje en 1945, los dos principales ganadores de
la contienda EEUU y la URSS conformaron la nueva geopolítica mundial, basada en
nuevas áreas de influencia respectivas.
No
obstante, al término de la Segunda Guerra Mundial, la transformación más
importante del espacio geopolítico
mundo vendría de la mano del
movimiento descolonizador que daría lugar al actual entramado final de naciones
que conforman la ONU. El movimiento descolonizador tuvo su importancia por la
recuperación de la soberanía de las naciones colonizadas, principalmente de
China e India por ser las mayores del mundo, pero singularmente la tuvo porque
marcó un antes y un después en la historia contemporánea, por constituir la
superación del modelo colonial de la economía
mundo que había regido desde sus
inicios en el siglo XVI.
Las nuevas áreas de influencia establecidas por EEUU y la URSS se basarían en un
modelo de dominio, con dos centros rectores: Rusia y EEUU, y una serie de
naciones subordinadas a los mismos.
Las naciones emancipadas del dominio colonial en unos casos se incluirían en
estas nuevas áreas de influencia y, en otros, se mantendrían al margen de las
mismas como fueron China y la India.
En
este periodo que duraría desde 1945 hasta la desaparición del bloque soviético
en 1991, las relaciones
internacionales estuvieron
determinadas por el enfrentamiento permanente entre EEUU y la URSS en la
denominada Guerra Fría, en la que los contendientes no llegaban a confrontar
directamente pero si lo hacían principalmente en los países en desarrollo por
mantenerlos o incorporarlos a sus respectivas áreas de influencia, en el caso de
la URSS promoviendo la desconexión del sistema “capitalista” mundial, y en el
caso de EEUU a través de extender el modelo de dominio neocolonial que venía
ejerciendo desde el siglo XIX en América latina.
Tras el final de URSS y de la Guerra Fría, las
relaciones internacionales pasaron
a estar controladas por un solo centro rector mundial: EEUU. En los años noventa
del siglo XX, Rusia y China los dos países que mantenían su política
independiente en el Consejo de Seguridad de la ONU, no tenían la fuerza
internacional ni los lazos con otras naciones para oponerse al dictado de las
nuevas relaciones internacionales lideradas por EEUU, pero tampoco lo
pretendieron, y no fue por su relativa debilidad respecto de EEUU, sino porque
ideológicamente y conceptualmente habían llegado a la conclusión que el apego a
los cinco principios de la
coexistencia pacífica y el
cumplimiento de la legislación internacional era la mejor manera de superar la
guerra en las relaciones internacionales, tal vez, porque fueron los dos países
del mundo que más sufrieron la guerra de agresión durante el siglo XX con
decenas de millones de muertos y la devastación de sus países, en el caso de
Rusia por Alemania, y en el de China por Japón.
En
los inicios del siglo XX, tras el vacío dejado por la URSS en la relaciones
internacionales, EEUU se lanzó a un dominio efectivo del mundo, priorizando la
región del Oriente Medio como centro de operaciones. No obstante, los estrategas
de EEUU no llegaron a comprender que el mundo había cambiado. Las derrotas en
Afganistán e Irak, así lo atestiguaron. La victoria pírrica de la destrucción de
las infraestructuras y de la economía en Irak, acabó con la potencia de una
nación que se rebelaba al dominio de Israel en la región, pero ello solo
contribuyó a que las naciones no subordinadas a EEUU recelasen más de su dominio
mundial.
En
la primera década del presente siglo se demostraba que la hegemonía militar y
económica de EEUU en el mundo no le aseguraba que las naciones obligadamente
debían subordinarse, sino que su prepotencia les alejaba de su
tutela, como aconteció en Sudamérica en la primera década del siglo XXI, donde
la mayoría de las naciones optaron por diversificar sus intercambios comerciales
con otras potencias emergentes como China y Rusia, lo que cuestionaba el modelo
neocolonial, por el que las economías de las naciones en desarrollo estaban
abocadas a ser necesariamente dependientes de los países desarrollados al
concentrar éstos, con un 20% de la población mundial, el 80% de la demanda
económica efectiva mundial.
Esta quiebra del modelo neocolonial es lo que está transformando la economía
mundo hacia un nuevo tipo de
relaciones políticas y económicas internacionales en las que los países en
desarrollo aspiran a la prosperidad igual que los países desarrollados.
Objetivamente las actuales relaciones económicas internacionales, dominadas por
Occidente, se han convertido en un lastre para el desarrollo de las fuerzas
productivas mundiales, y subjetivamente, cada vez más, se percibe por las
naciones en desarrollo que deben ser removidas. En ese contexto hay que situar
las palabras de Xi Jinping:
"Debemos
abandonar la mentalidad anticuada y dar rienda suelta a todo el potencial para
el desarrollo". “Nada en el mundo permanece inmutable, y las personas
sabias cambian a medida que el tiempo y las circunstancias cambian. Ha llegado
el momento de abrir con audacia nuevos caminos a fin de crear una fuente
inagotable de energía que impulse el desarrollo común"
Los países en desarrollo apuestan por superar el modelo neocolonial y contra
ello de nada vale la fuerza de las armas, tal vez con las mismas se puede rendir
a un país, pero no a la mayoría de la humanidad que habita en los países en
desarrollo. La fuerza de las armas como recurso de EEUU en las
relaciones internacionales solo
conduce a la desconfianza de los países en desarrollo hacia EEUU y no a su
subordinación, pues, en un mundo multipolar, cada vez menos naciones temen ser
proscritas por EEUU.
Los estrategas de EEUU viven en una etapa de desconcierto en esta nueva etapa de
la economía mundo, que les
lleva a dar palos de ciego en todas las direcciones, instigando complots en
América Latina, alimentando las tensiones a través de países interpuestos en el
Oriente Medio y el Oriente Asiático en un fútil intento en esta región por
desestabilizar a China, con actos irresponsables como ha sido la reciente
exhibición de los bombarderos B2 en las maniobras militares con Corea del Sur, que ha
desatado la también irresponsable paranoia militar del régimen de Corea del
Norte.