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historia, economía, política..
Artículos de Opinión
Una
visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la
integración económica mundial y la armonía con el medioambiente
Autor
Javier Colomo Ugarte
Diciembre 2013
El legado de Nelson Mandela
El
primer presidente negro de Sudáfrica y emblemático líder mundial Nelson Mandela,
falleció el jueves 5 de diciembre. El mundo entero llora la Muerte de Nelson
Mandela, unos la lloran pensando en su figura y su legado, otros pensando en su
figura e ignorando su legado.
El
legado de Mandela es preciso, conciso y cargado de humanidad, mirando al pasado
para no olvidar la opresión de unas naciones sobre otras y de unas razas sobre
otras, y mirando al futuro con la necesaria persistencia de luchar por un mundo
de paz entre las naciones y justicia social para toda la humanidad.
Su
Mirada al pasado se puede resumir en una de sus frases:
“No
puedo olvidar, pero sí puedo perdonar".
La
humanidad quiere la paz y la reconciliación entre las naciones pero no el
olvido, los medios occidentales quieren el olvido para que las generaciones
presentes minusvaloren lo que fue su pasado en el continente Africano
especialmente en la denominada África Negra.
Cientos de miles de personas esclavizadas desde el siglo XVI hasta el siglo XIX
para trabajar como esclavos en distintas partes de América. Las islas caribeñas
tuvieron que repoblarse con esclavos negros tras el exterminio directo o
indirecto de los indios nativos en el Caribe. España fue el último país
occidental en abolir la legalidad de la esclavitud a finales del siglo XIX.
Entre la década de 1880 y el comienzo de la Primera Guerra Mundial, que
involucró principalmente a las naciones de Francia, Alemania y el Reino Unido, y
también Italia, Portugal, Bélgica y España, el continente Africano fue repartido
como propiedades exclusivas de cada imperio y sus habitantes sometidos como
siervos donde imperaba la supremacía blanca.
Mapa de África de 1898 que muestra las áreas coloniales de cada país europeo
Las posesiones británicas están de amarillo; las francesas, de rosa claro; las
italianas, de rosa subido; las alemanas, de verde; las portuguesas, de morado;
las belgas, de anaranjado claro; las españolas, de anaranjado intenso; y los
países independientes están de color gris. Fuente: Wikipedia.
En
1948 se consagró institucionalmente la supremacía blanca en el denominado
apartheid o régimen de segregación racial en Sudáfrica y Namibia, entonces parte
de Sudáfrica, en vigor hasta 1992.
Fue llamado así porque significa "separación" en afrikáans, lengua
germánica, derivada del holandés, hablada principalmente en Sudáfrica y Namibia.
Este sistema consistía básicamente en la creación de lugares separados tanto
habitacionales como de estudio o de recreo para los diferentes grupos raciales,
en el poder exclusivo de los blancos para ejercer el voto y en la prohibición de
matrimonios o incluso relaciones sexuales entre blancos y negros.
La
lucha de Nelson Mandela por la
igualdad entre razas, no se puede desligar de la lucha de todas las naciones
africanas para acabar con la dominación colonial de la supremacía blanca de los
imperios coloniales europeos como fue la lucha de Nkrumah en
Ghana, Nyerere en
Tanzania, Kebyatta y
el movimiento <<mau mau>> en Kenia y muchos otros.
En
África, la mayor parte de los países consiguieron la independencia política
entre 1956 y 1962. Francia fue quien tuvo luchas de liberación nacional más
violentas en el norte de África (la insurrección argelina comienza en 1954 y
durará hasta 1962). En 1956 alcanzan la independencia Marruecos, Túnez, y
Sudán, en 1957 Ghana, en 1958 Guinea, en 1960 Camerún, Togo, Madagascar, Congo
Belga (Zaire,
actual República democrática del Congo), Somalia, Congo-Brazaville (República del Congo), República
Centroafricana, Chad, Gabón, Dahomey (Benín) Níger, Alto Volta (Burkina Faso),
Costa de Marfil, Senegal, Mali, Nigeria y Mauritania. En 1961 Sierra Leona y
Tanganika; en 1962, Argelia, Ruanda, Burundi y Uganda; en 1963, Zanzibar y
Kenia, y en 1964, Malawi y Rodesia del Norte (Zambia). Las colonias portuguesas
de Angola y Mozambique en 1975-1976; en 1980 Zimbawe. La última colonia que accedió a la independencia fue
Namibia en 1992.
En
el caso de Sudáfrica, en los años noventa, se aboliría el régimen racista con la
abolición del apartheid y la convocatoria de elecciones democráticas. Nelson
Mandela fue el carismático líder que lideraría durante décadas la lucha hasta el
final de tan oprobioso régimen.
En
1944, Mandela se hizo miembro del Congreso Nacional Africano (CNA). Cuatro años
más tarde, el Partido Nacional partidario de la supremacía blanca llegó al poder
e institucionalizó la separación de razas. En 1952, Mandela abrió el primer
despacho de abogados para negros en Johannesburgo. Durante este tiempo, Mandela
jugó un papel central en las manifestaciones masivas y campañas de desobediencia
civil del CNA en contra del apartheid.
Entrevista televisiva a Nelson Mandela en 1961
Después de la prohibición del CNA, en 1961, fundó el ala militar “Umkhonto
we Sizwe” (Lanza de la Nación), y como comandante de la organización
clandestina ordenó ataques guerrilleros contra instituciones estatales. En 1962,
huyó en secreto al exterior para conseguir ayuda financiera y reclutar personal
para la formación militar del CNA. A su regreso fue detenido y en el proceso de
Rivonia en 1964, en el que se le imputó 150 actos de sabotaje se le condenó a
cadena perpetua. “Estoy dispuesto a morir”, dijo al final del proceso en
un alegato antirracista en el que denuncio la perfidia de la separación de razas
que imperaba oficialmente en Sudáfrica.
“Nadie
nace odiando a otra persona por el color de su piel o su origen, o su religión.
La gente aprende a odiar, y si pueden aprender a odiar, también se les puede
enseñar a amar, porque el amor viene más naturalmente al corazón humano que su
contrario".
Entre noviembre de 1987 y junio de 1988 tendría lugar en Angola la batalla de "Cuito
Cuanavale”, una de las más trascendentes después de la Segunda Guerra
Mundial, que constituyó un punto de inflexión en la historia de África y
determinó el fin del régimen supremacista blanco sudafricano.
En
los años ochenta del siglo XX la región del sur de África estaba en el centro de
la Guerra Fría. Los gobiernos occidentales rechazaban en ese momento apoyar al
CNA y ayudaban al gobierno blanco de Sudáfrica. Los militares del gobierno del
apartheid a partir de 1975 habían ocupado todo el sur de África intentado
revertir la lucha por la independencia de los pueblos de esa región.
Los angolanos con ayuda internacional cubana vencieron en esa batalla a las
fuerzas del apartheid. Nelson Mandela, llegaría a afirmar posteriormente “sin
la derrota en Cuito Cuanavale del régimen del apartheid nuestras organizaciones
nunca hubieran sido legalizadas"
A
partir de ese momento, Pretoria negoció con los angolanos y namibios y condujo a
la independencia de ambos países de la ocupación de las fuerzas del régimen de
Pretoria. Después se iniciaron las negociaciones con el Congreso Nacional
Africano que concluyeron con la liberación de Nelson Mandela y al fin del
apartheid.
El
11 de febrero de 1990, Nelson Mandela fue liberado, tras pasar encarcelado 27
años. No obstante, solo tres años antes de eso, en 1987, para EEUU y Gran
Bretaña bajo el mandato de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, alineados con el
régimen de Pretoria, el CNA estaba considerado como una organización terrorista.
EEUU mantuvo a Nelson Mandela en la lista de terroristas hasta julio del 2008,
fecha en la que el entonces presidente George W. Bush firmó la ley que sacó a
Mandela y otros líderes sudafricanos de esa lista, más de una década después de
que cayera el régimen del apartheid.
El
legado de Mandela se mantiene vivo sobre todo en los países en desarrollo
particularmente entre los dirigentes y mandatarios de la nueva izquierda
Latinoamericana, que hacen del legado de Mandela de paz, democracia y lucha por
la justicia social su principal guía ideológica y política.
En
Occidente a pesar de quienes lloran la muerte de Mandela, su legado no tiene
eco. Europa se enroca contra la inmigración Africana, y EEUU contra la
latinoamericana, los partidos xenófobos y racistas ganan adeptos. El legado
cultural de la supremacía blanca persiste y se acentúa con la crisis económica,
y algunas naciones que fueron antiguos imperios coloniales, como Gran Bretaña,
Francia y España siguen ocultando en los textos de escuelas y universidades la
barbarie colonial, y ensalzan su pasado como un glorioso periodo imperial.
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Javier Colomo Ugarte
Doctor en Geografía e Historia
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