La interpretación del momento
histórico
El 70 período de
sesiones de la Asamblea de la ONU, a diferencia de otros años, en los que los
Estados en su mayoría han estado representados por sus delegaciones
diplomáticas, en sus seis días de intervenciones, ha contado con la
participación de más de 120 jefes de Estado o de Gobierno, de los 193 Estados
miembros y los dos observadores: El Vaticano y Palestina. La afluencia de jefes
de Estado ha venido determinada porque este año se cumple el próximo 24 de
octubre el setenta aniversario de su fundación.
Los diferentes
discursos han ido reflejando dos visiones del mundo. Una tendente a fortalecer y
mejorar la ONU como marco de convivencia de las naciones sobre la base de sus
principios fundacionales de respeto
entre naciones, y orientada a la vez a transformar el mundo para construir
unas nueva relaciones internacionales basadas en la paz y la colaboración,
defendida por los países BRICS y la mayoría de los países en desarrollo. La
otra, ha sido el mensaje continuista del actual estado de cosas en el mundo, y
el des-apego hacia
la ONU como instrumento de gobernanza global, en la que se han situado los
países Occidentales más desarrollados.
En su conjunto,
la mayoría de las intervenciones de los representantes de los países en
desarrollo han ofrecido una interpretación
del actual momento histórico en
el que la humanidad precisa avanzar en políticas de colaboración entre las
naciones para fomentar el desarrollo, y para alcanzar la paz en las regiones del
planeta azotadas por las guerras, principalmente en el Próximo y Medio Oriente y
el Norte de África. Paz y
desarrollo, resumen las inquietudes mayoritarias expresadas en los debates:
la paz como
base imprescindible para promover el desarrollo, y la colaboración entre
las naciones como el instrumento más eficaz para alcanzarlo.
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En las
diferentes coyunturas de la historia contemporánea, la
interpretación del momento histórico por
las fuerzas políticas con mayor capacidad para
influir en el rumbo de los
acontecimientos históricos, ha determinado que en unos momentos hayan apostado
por la guerra y en otros por la paz. En ese sentido, la primera mitad del siglo XX fue el periodo en el que ambas opciones se plasmaron con mayor fuerza en la
historia de la humanidad.
Tanto en los
inicios de la Primera como de la Segunda Guerra Mundial, la interpretación
del momento histórico por
parte de los imperios que iniciaron las dos guerras, creyeron llegado el momento
de poder dominar el mundo y optaron por la guerra. Tras el final de la Segunda
Guerra Mundial con la derrota mundial en 1945 del fascismo, todas las naciones interpretaron
que había llegado el
momento histórico de
suscribir una “paz eterna” para que nunca
más se repitiese el escenario de
esas dos guerras, y desde ese impulso y deseo nació la Organización de las
Naciones Unidas cuyas premisas se basaron en el respeto
entre naciones.
La ONU nació y
se cimenta sobre la tragedia de más de cien millones de muertos, resultado de
las dos Guerras Mundiales, y también sobre el fracaso y posterior disolución de
la Sociedad
de Naciones que fue incapaz de
evitar la Segunda Guerra Mundial. La ONU no es pues, una asociación surgida de
forma casual o improvisada, es la única organización mundial en la que las
naciones pueden fraguar las normas de convivencia.
Desde su
fundación la ONU tuvo su momento más crítico en su continuidad, tras la
desaparición de la URSS y la conformación de un mundo
unipolar regido por EEUU. Fue en
esa coyuntura cuando los estrategas estadounidenses realizaron una nueva interpretación
del momento histórico que
atravesaba la humanidad, el cual, se caracterizaba por un cambio mundial en la
correlación de fuerzas políticas, económicas y militares, y que les induciría a
imponer la ley del más fuerte allá donde sus intereses y las posibilidades de
éxito lo permitieran, relegando a la ONU cuando la misma no se alineaba con sus
intereses. La intervención de la OTAN en la antigua Yugoslavia, la expansión de
la OTAN hacia las fronteras de Rusia, el dominio del Oriente Medio y de los
países ricos en materias primas, sería parte de su estrategia de dominio global.
Tras los
atentados del 11S del 2001 por islamistas radicales contra las torres gemelas de
Nueva York, EEUU tendría el beneplácito de la ONU para su invasión de Afganistán
en el 2001, no así para su invasión de Irak en el 2003, pero ello no impidió que
la misma se realizase al margen del CSNU, después de maratonianas sesiones para
engañar a la opinión pública mundial sobre la existencia en ese país de armas de
destrucción masiva, que a la postre resultaron inexistentes.
Pero, tal vez,
la iniciativa más mortífera para devaluar el
papel de la ONU, fue la creación de una coalición
de naciones al margen de la ONU
alineada con las posiciones de agresión de EEUU a Irak, formada por los países
de la OTAN, excepto Francia y Alemania. El posterior fracaso en la guerra de
Irak llevaría a la disolución de la coalición; pero la intención de conformar
una alianza que sustituyera las funciones de la ONU supuso el intento más serio
para cambiar el orden de posguerra instaurado
tras la Segunda Guerra Mundial.
No obstante, la
política para relegar y minusvalorar a la ONU ha sido una constante de la
política estadounidense. La resolución 1973 emitida por el CSNU en el 2011, para
la creación de un zona de exclusión aérea en Libia, fue instrumentalizada para
propiciar un cambio violento de régimen en esa nación. Tras el inicio del
conflicto bélico en Siria en el 2011, EEUU volvió a promover una nueva coalición
de naciones al margen de la ONU
denominada: “amigos de Siria”, la cual, se auto-rogó el derecho a decidir al
margen del CSNU el futuro de esa nación. Los intentos de devaluar la
ONU como garante de la aplicación del derecho internacional no han cesado por
parte de las potencias de la OTAN, Arabia Saudita, Qatar, Turquía e Israel,
quienes proclaman abiertamente sus intenciones coloniales de determinar cual
debe ser el futuro de los países en el Oriente Medio y el Norte de África, y en
el último año, han pasado a constituir una nueva
coalición de naciones para
bombardear en Siria al margen del derecho internacional que requiere o de la
autorización del gobierno sirio, o del acuerdo del CSNU. Este tipo de
coaliciones legitimadas eufemísticamente por los medios de comunicación
occidentales como “comunidad internacional” para su injerencia en otras
naciones al margen del CSNU, se sitúan en el concepto expresado por el
ex-Secretario de Defensa de los Estados Unidos Donald Rumsfeld en una entrevista
el 06/06/2015 en el diario The Times, de que por encima o en sustitución de la
ONU debería haber una coalición de naciones de “pensamiento correcto”,
por supuesto liderada por EEUU.
El retroceso del
peso de la ONU en la esfera internacional ha tenido que ver con el auge de la unipolaridad o
hegemonía estadounidense. La ONU es una institución que nació principalmente
como equilibrio de potencias y para asegurar la paz entre ellas, pero una vez
roto el equilibrio, con el predominio indiscutible de EEUU, el papel de la ONU
se debilita. El mundo unipolar socava per
se los fundamentos del orden
de posguerra que dio lugar a la
ONU, y la única manera de que la ONU recobre su papel de instrumento de
gobernanza mundial, es la construcción de un mundo
multipolar, porque aunque se pueda reformar la ONU y que la misma gane en
representatividad, mientras exista una potencia hegemónica para actuar con
impunidad al margen de la ONU, la misma quedará relegada de su papel principal
de garante de la paz y el orden mundial.
En la medida que
se avance en la construcción de un mundo
multipolar, que en el actual
momento histórico pasa por el
fortalecimiento de los BRICS, la ONU irá recuperando su papel como organización
mundial de consenso entre potencias, lo que implicará a su vez: un
debilitamiento de las ambiciones hegemónicas, y el progreso hacia una gobernanza
mundial orientada a la paz y el bienestar de las naciones.
La interpretación
correcta del momento histórico que
se vive es fundamental para que, quienes tienen capacidad de influir en el
escenario mundial, encuentren la determinación necesaria para llevar adelante
las políticas que nos aproximen a un mundo multipolar.
Si tras la
desaparición de la URSS, los estrategas de EEUU creyeron llegado el
momento histórico de pasar a
dominar el mundo, en la presente década, los países BRICS debieran interpretar
que ha llegado el momento histórico de
dar un fuerte impulso a la construcción del mundo multipolar: con la
coordinación y aumento de su influencia en la economía mundial; su presencia
activa en los escenarios políticos internacionales, y su fortalecimiento militar
como elemento de disuasión ante las ambiciones hegemónicas. Es su
responsabilidad, principalmente de China y Rusia por ser las naciones con
mayores recursos económicos, políticos y militares para ello.
Los mensajes
emitidos por relevantes dirigentes mundiales en el 70 período de sesiones en
defensa de la ONU y de sus principios fundacionales son una esperanza en el
camino de su revitalización:
“El mundo
vive un proceso histórico de desarrollo acelerado. Nos movemos hacia un mundo
multipolar", donde "el avance de los mercados emergentes y un mundo multipolar
es la tendencia de la historia".
“Todas las
civilizaciones representan a la humanidad, ninguna es superior a otra, por lo
que el camino debe ser el diálogo y no el choque de pueblos”.
“Debemos
renovar nuestro compromiso con los propósitos y principios de la Carta de las
Naciones Unidas, crear un nuevo tipo de relaciones internacionales
caracterizadas por el beneficio de todos y crear una comunidad de destino común
de la humanidad”. (Presidente de China, Xi Jinping)
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“La ONU es la
única organización internacional universal creada para mantener la paz global no
hay una alternativa mejor”. (Presidente de Rusia, Vladímir Putin).
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"La loable
construcción jurídica internacional de la Organización de las Naciones Unidas y
de todas sus realizaciones, perfeccionable como cualquier otra obra humana y, al
mismo tiempo, necesaria, puede ser prenda de un futuro seguro y feliz para las
generaciones futuras. Lo será si los representantes de los Estados sabrán dejar
de lado intereses sectoriales e ideologías, y buscar sinceramente el servicio
del bien común".
"La labor de
las Naciones Unidas, a partir de los postulados del Preámbulo y de los primeros
artículos de su Carta Constitucional, puede ser vista como el desarrollo y la
promoción de la soberanía del derecho, sabiendo que la justicia es requisito
indispensable para obtener el ideal de la fraternidad
universal