El marxismo del Partido
Comunista de China (PCCh)
El 01/07/2016 el Partido Comunista
de China (PCCh), en una serie de actos presididos por los máximos dirigentes del
PCCh conmemoró el 95º aniversario de su fundación. El secretario general de PCCh,
y presidente de China, Xi Jinping, en el discurso conmemorativo, resalto el
compromiso del PCCh con el marxismo: "Nuestro Partido perdería su alma y
dirección si se desviara o abandonara el marxismo, que es la teoría rectora
fundamental tanto para el Partido como para el país".
Con relación al presente definió
que China se encuentra en la Etapa
Primaria del Socialismo considerando
que la tarea central es el desarrollo económico basado en la innovación
tecnológica, “para revitalizar la nación china y por constituir la
línea hacia el bienestar del país y la felicidad del pueblo".
En su reflexión sobre el marxismo
instó a adaptar continuamente los principios marxistas a la realidad actual en
China y ser innovador tanto en la teoría como en la práctica, considerando que:
"El marxismo nunca es el fin de la verdad. Abre un camino hacia la verdad a
través de la práctica". "El cambio de los tiempos y el alcance y la profundidad
del desarrollo de China están mucho más allá de la imaginación de los escritores
marxistas clásicos, por lo que, debemos explorar con valor y lograr avances
teóricos de manera continua". "Los miembros del PCCh y el pueblo chino
tienen plena confianza en poder ofrecer una visión a la exploración de la
humanidad de un mundo social mejor".
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Cuestiones relevantes del marxismo
en la historia del PCCh
El 1 de julio de 1921 en Shanghái,
a iniciativa de un grupo de activistas marxistas se fundaría el Partido
Comunista de China (PCCh), el 23 de julio de 1921, celebraría, también en
Shanghái, su I Congreso Nacional, en el que participaron doce delegados, entre
ellos Mao Zedong. El 8 de noviembre de 2012, el PCCh celebró su XVIII congreso;
en todo este recorrido, el PCCh se ha declarado comprometido con el marxismo como
fundamento de su inspiración comunista y teoría política.
El marxismo ha
sido consustancial a la elaboración de la teoría política que ha guiado la
acción del PCCh en todas las etapas que ha transitado China desde que se fundó
el PCCh. En la etapa de la lucha contra la invasión japonesa, el PCCh abogó por
la constitución del Frente Único Antijaponés instando a incluir en el mismo a su
enemigo declarado el Kuomintang; tras la capitulación japonesa en 1945, el PCCh
intento evitar la guerra civil con el Kuomintang, pero este partido liderado por
Chiang Kai-shek no admitió el control de extensas áreas de China por el PCCh y
la guerra civil fue inevitable. La misma se saldó con la derrota del Kuomintang
y la proclamación de la República Popular de China (RPCh) en 1949. Los primeros
años de la República Popular de China sirvieron para nacionalizar la tierra,
principal recurso económico en ese momento en el que la población de China era
en un 90% rural. Sin embargo, la construcción del socialismo y la tarea de la
industrialización en una nación de campesinos, llevaría al PCCh a
enfrentamientos internos sobre cual debía ser el camino a seguir, los cuales
estuvieron presididos por una fuerte controversia sobre los principios del marxismo,
tanto entre los miembros del PCCh como entre este partido y el entonces Partido
Comunista de la Unión Soviética (PCUS).
Tras la reforma agraria, a finales
de los años cincuenta comenzaron los debates en el seno del PCCh de cómo abordar
la industrialización de China. La mayoría de la población se situaba en el
campo, y el PCCh detentaba el poder político en el mismo; sin embargo, en las
ciudades donde se ubicaba el grueso del viejo aparato del Estado seguía estando
dominado por burócratas ligados a las formas tradicionales de gestión de los
emperadores chinos y del antiguo Kuomintang. El fondo de la cuestión era que
cualquier proceso industrializador de manera centralizada debía contar con la
legión de administradores no vinculados al PCCh, frente a lo cual el PCCh, optó
por iniciar un proceso industrializador descentralizado basado en las comunas
populares agrarias y urbanas, en el que se denominó el Gran Salto Adelante
(1959). La producción de acero se iniciaría en hornos artesanos en dichas
comunas. Esto crearía fuertes tensiones dentro del PCCh y de este partido con el
PCUS, quien desechaba la opción de las comunas
populares. El posterior fracaso de este proyecto, llevaría a que triunfara
la tesis de abordar la industrialización apoyándose en la burocracia estatal.
Mao Zedong pasaría a la oposición y apoyado en los militantes más jóvenes
iniciaría la Revolución Cultural (1966-1976).
Para la corriente liderada por Mao
Zedong, la cuestión o contradicción
principal, no se situaba en ese momento en la industrialización sino en
quien lideraba la misma, y la burocracia tradicional china representaba una
clase social a la cual no había que otorgarle ningún poder; desde este punto de
vista, la contradicción principal se
situaba en la lucha de clases,
lo que suponía poner fin a la vieja administración y al poder de sus
administradores, de tal manera que la industrialización podía esperar.
La Revolución
Cultural se inicio con ese
propósito, las máximas de Mao Zedong sobre: de
qué sirve una industrialización que lleva al capitalismo, o “atacar a la
burguesía en su cuartel central”, es decir, a las viejas clases dominantes
administrativas, eran eslóganes que reflejarían que la lucha de clases era la
cuestión principal. La reeducación de estas clases para acabar con las viejas
costumbres fue la forma más importante de esta lucha. Sin embargo, aunque la
vieja administración fue barrida del poder, los diez años (1966-1976) que duró
la Revolución Cultural, sumieron a China en el caos político y el estancamiento
económico. En los años setenta, con un Mao Zedong envejecido, la política de
China cayó en manos de la denominada banda
de los cuatro instalada en una
interpretación sectaria del marxismo, mientras que la economía permaneció
estancada. En 1977, el XI Congreso del PCCh, pondría fin a la Revolución
cultural.
Tras la muerte de Mao Zedong y el
ascenso de Deng Xiaoping, el debate sobre el marxismo cobró
un nuevo impulso. El desarrollo y la modernidad, volvió a ocupar el lugar
principal de la política. Deng Xiaoping tomaría como cuestión central del marxismo,
el desarrollo de las fuerzas
productivas a través de la
modernización económica de China, e inauguraría la teoría que lleva su nombre
basada en: 1- la política de reforma
y apertura que llevaría a la
promulgación en 1982 de la actual constitución de China, y 2- la denominada, apertura
de la mente y la búsqueda
de la verdad en los hechos, como forma de combatir el dogmatismo,
entendiendo el marxismo como
una guía para la acción política, siendo la práctica la fuente de verdad que
corrobora la teoría o corrige la misma.
Desde el XI congreso del PCCh en
1977, la línea del desarrollo económico es la tarea central, siendo en la
actualidad la contradicción entre:
el desarrollo de las fuerzas
productivas, y las superación de
las viejas relaciones de
producción, la que mueve el proceso económico actual de China, que se resume
en la reforma por el lado de la oferta para superar el viejo modelo productivo
basado en la mano de obra barata orientada a la exportación, por otras nuevas relaciones
de producción basadas en: 1- la
investigación e innovación tecnológica; 2- la reforma de la propiedad pública
del Estado, y 3- la promoción de la iniciativa privada. La frase, combinar
la mano visible y la invisible representa
una simbiosis económica de marxismo y liberalismo que
ha llevado a China a tener un fuerte crecimiento económico.
El Partido Comunista de China (PCCh)
en la actualidad
A finales de 2015 el PCCh tenía
88,75 millones de miembros de los que 22,27 millones son mujeres, 6,18 millones
pertenecen a minorías étnicas, todos agrupados en 4,41 millones de
organizaciones de base. Con relación a la población total aproximadamente uno de
cada quince ciudadanos chinos forma parte del PCCh.
En el discurso de conmemoración
del 95º aniversario del PCCh, Xi Jinping, hizo hincapié en dos cuestiones
fundamentales sobre el PCCh, el mantenimiento de los ideales del partido y la
lucha continua contra la corrupción.
Sobre los ideales, mantuvo el
principio de unidad del pasado el presente y el futuro del PCCh sobre la base de
los ideales y propósitos de sus miembros fundadores, instando a los miembros del
PCCh a, "seguir siendo fieles a la misión asumida por el PCCh hace 95 años”, sin
olvidar lo hecho y por qué nos propusimos hacerlo", y a, “reforzar su
creencia en los ideales del comunismo y el socialismo con características
chinas, el cual debe ser evaluado no por personas con opiniones cargadas de
prejuicios, sino por los chinos, en base a los hechos”.
Sobre la corrupción, consideró la
misma la mayor amenaza para el PCCh como partido gobernante. “Si no podemos
manejar el Partido y gobernarlo de manera estricta, dejando sin resolver
problemas importantes en su interior, tarde o temprano, el Partido será
consignado a la historia". En su VXIII congreso celebrado en el 2012, el
PCCh elaboró un plan para mantener de manera continuada la lucha contra la
corrupción, basado en castigar a los funcionarios corruptos denominados como: tigres, moscas y zorros.
Los tigres hacen
referencia a los miembros del PCCh que ocupan altos cargos administrativos, las moscas a
los miembros del PCCh con cargos administrativos de rango menor, y los zorros a
funcionarios que han salido de China llevándose ilegalmente sumas de dinero;
habiendo sido decenas de miles los funcionarios investigados por supuestas
prácticas deshonestas.
En enero del presente año, Wang
Qishan, principal funcionario encargado de combatir la corrupción en China,
ofreció cifras sobre la misma. Según su informe, las autoridades disciplinarias
del PCCh recibieron en el año 2015 más de 2,8 millones de denuncias. De los
denominados como moscas se
castigaron a cerca de 336.000 personas que infringieron la disciplina partidaria
y 20.000 casos concluyeron en los tribunales de todo el país. De los denominados
como tigres, en 2015 se
investigaron a 90 funcionarios de la administración central por violaciones
disciplinarias, y 42 fueron remitidos a órganos judiciales para ser sometidos a
una investigación penal. De los calificados como zorros,
el gobierno chino logró en 2015 el regreso de 1.023 prófugos que estaban en
otros países y la recuperación de 3.000 millones de yuanes (461,5 millones de
dólares). Además los funcionarios anticorrupción también investigaron a 49.000
funcionarios por presunta violación de las normas éticas contra el derroche.
La lucha contra la corrupción es
una cuestión de supervivencia para el PCCh. La degradación que sufrió el Partido
Comunista de la Unión Soviética (PCUS), es un espejo en el cual mirarse. La
corrupción en el PCUS llevaría a que numerosos funcionarios acumularan enormes
fortunas formando una oligarquía adinerada
que operaba en la sombra, y ello sería una de las razones más importantes del
colapso de la URSS. Estos funcionarios que acumulaban enormes capitales se
encontraban amordazados económicamente en un régimen que prohibía la propiedad
privada del capital, y actuaron como un caballo de Troya contra el régimen
soviético, para sustituirlo por otro de carácter liberal en el que poder aflorar
sus capitales. Tras la desaparición del régimen soviético, los países que habían
formado parte de la URSS, pasaron en poco tiempo a estar gobernados por estas
oligarquías.
Desde la teoría marxista,
en la URSS sucedió un paralelismo a lo que aconteció con la burguesía liberal en
Europa a final del siglo XVIII y principios del XIX, la cual disponía de
cuantiosos capitales que no podía invertir debido a que el Antiguo
Régimen impedía la enajenación de
las propiedades de los nobles y la Iglesia. Las revoluciones
liberales acabarían con el Antiguo
Régimen y permitirían la
inversión privada en tierra y patrimonios una vez que éstos por ley fueron
desamortizados. La contradicción entre
unas relaciones de producción obsoletas
en manos de la nobleza, y la necesidad del desarrollo de las fuerzas
productivas por las nuevas clases
burguesas, enunciada por Marx para explicar ese cambio histórico, fue la que
impulsó a la burguesía liberal dueña del capital a poner fin al poder de la
nobleza dueña de la tierra. En la URSS, las oligarquías que se desarrollaron en
la sombra acumulando grandes capitales, pusieron fin al poder del PCUS, y con
ello de la URSS.
En el caso de China las
condiciones son diferentes. La propiedad privada puede desarrollarse por ley y
la iniciativa privada es estimulada por el gobierno. No existe contradicción que
limite el desarrollo de las fuerzas
productivas sino que las mismas
se desarrollan como ningún otro país en el mundo. El PCCh es un partido que
nació y se forjó unido a las grandes masas de población y, a pesar de la
corrupción existente, su arraigo entre la población es indiscutible, como lo
demuestra su número de militantes. Sin embargo, la corrupción en la medida que
toma fuerza produce desafección y, por ello, constituye el enemigo número uno
que le puede alejar de la ciudadanía, por lo que se la combate sin descanso. Xi
Jinping, resaltaría al respecto que el PCCh es un partido que nace del pueblo,
debe servir al pueblo y nunca apartarse del pueblo.
El marxismo y la organización
política de China
La organización política de China
se basa en las asambleas populares desde el nivel de distrito hasta la Asamblea
Popular Nacional que es el máximo órgano legislativo y se constituye por
elección de delegados desde las diferentes asambleas provinciales. Si bien,
además del PCCh existen ocho pequeños partidos políticos que tienen en conjunto
un millón de afiliados y están representados en la Asamblea Consultiva
conjuntamente con otras organizaciones políticas regionales, el PCCh vertebra
toda la organización política del China. La
constitución actual de China promulgada
el 4 de diciembre de 1982, en su artículo primero establece: La
República Popular China es un Estado socialista de dictadura democrática popular.
La definición de dictadura
democrática popular, es un concepto que se fundamenta en la interpretación
del PCCh de la teoría marxista,
en la que todo régimen político sea de democracia
liberal o no, se fundamenta en la
dictadura de la ley para defender los intereses de unas clases sociales u otras.
En el modelo definido por el PCCh denominado de nueva
democracia o democracia
popular, la dictadura de la ley sirve para preservar constitucionalmente la
propiedad del Estado sobre los principales recursos económicos de la nación,
principalmente los recursos naturales y financieros, cuyo propietario son las
clases populares a través del Estado y representadas políticamente a través de
las asambleas populares en las que el PCCh obtiene la representación
mayoritaria.
En su discurso conmemorativo del
95º aniversario del PCCh, Xi Jinping se referiría a que esta organización
constitucional es la base irrenunciable del socialismo con característica
chinas, y se fundamenta en la preservación de los denominados Cuatro Principios
Cardinales: 1- mantener la senda socialista; 2- bajo la dictadura
democrática del pueblo; 3- el liderazgo del PCCh, 4- basado en la teoría del
Marxismo, el pensamiento de Mao Zedong, y la política de reforma y apertura
emprendida por Deng Xiaoping.
El marxismo del PCCh en la
política internacional
La interpretación de los cambios
históricos para definir las contradicciones principales del momento o fase
histórica que se vive es una cuestión fundamental del marxismo.
En el siglo XIX, la contradicción
principal que movía los cambios
históricos era la lucha de clases dentro de las principales potencias europeas,
en principio fue la lucha entre la burguesía emergente y la nobleza decadente y
con posterioridad la lucha entre las clases burguesas y las clases trabajadoras.
A principios del siglo XX, Lenin desarrollaría la teoría que consideraba que
tras el triunfo liberal en Europa, el capitalismo había entrado en una fase de
expansión imperialista, por lo que la contradicción de
la lucha por la hegemonía entre las principales potencias imperiales era la que
movía la historia, y la forma de acabar con la guerra era que la revolución de
obreros y campesinos derrocara a las oligarquías imperiales en sus países
respectivos. En esta fase, se produjeron dos importantes revoluciones inspiradas
en el marxismo: la revolución
rusa que permitió sellar la paz
de Rusia con Alemania en la Primera Guerra Mundial y fundar el Estado Soviético,
y la revolución china que
acabó con la ocupación japonesa en la Segunda Guerra Mundial y dio lugar a la
fundación de la actual República Popular China.
Tras la Segunda Guerra Mundial se
constituyeron dos nuevos centros de poder mundial: EEUU y la URSS, a la vez, se
desarrollaría un movimiento en las colonias de los antiguos imperios europeos a
favor de su emancipación. Este nuevo escenario cambiaria las contradicciones que
movían la historia. Para los comunistas soviéticos el cambio histórico pasó a
fundamentarse en la expansión del poder soviético bajo la autoridad de Moscú, lo
cual creaba un antagonismo recíproco con EEUU, quien también aspiraba a la
expansión mundial de su influencia, lo que llevaría a la Guerra Fría entre ambas
potencias.
Con la fundación de la RPCh, Pekín
y Moscú incrementaron sus relaciones. La URSS pasó a ayudar económica y
tecnológicamente a China. Sin embargo, la consideración de Moscú de que el
cambio histórico se fundamentaba en la expansión del campo socialista bajo la
autoridad de Moscú, enfriaron las relaciones entre ambos países. China pasó a
considerar que las pretensiones de Moscú de tutelar a China y otros países de
régimen socialista, y dictarle la política interna a seguir era de naturaleza
imperialista, que se significaría en la frase de Mao Zedong: Echamos
al león por la puerta (refiriéndose
a Japón) y no vamos a permitir que
entre el tigre por la ventana (refiriéndose
a la URSS). Para los marxistas Chinos el PCUS había entrado en una deriva de
dominación mundial imperialista en disputa con EEUU.
El PCCh redefiniría las
contradicciones que movían el proceso histórico en la nueva Etapa Mundial de
Posguerra con la denominada teoría de los Tres Mundos: el Primer Mundo se
refería a los países industriales capitalistas liderados por EEUU; el Segundo
Mundo a los países semi-industrializados bajo la tutela de Moscú, y el Tercer
Mundo a los países en desarrollo del cual China formaba parte. Las
contradicciones entre los diferentes mundos se situaban en: 1- la pugna entre el primer y segundo
mundo por el dominio imperial
mundial, y 2- la lucha de los países en desarrollo por labrar su propio camino,
siendo esta última la contradicción
principal que movía el cambio
histórico de la humanidad hacia
su progreso, y que daría lugar al Movimiento
de los Países No Alineados con
ninguna potencia mundial, y la promoción de los cinco
principios de la coexistencia pacífica.
China sería fiel a esta teoría en
sus relaciones internacionales. El enfriamiento de sus relaciones con Moscú, le
llevaría a aproximarse a EEUU con el cual establecería relaciones diplomáticas
en 1979, y pasaría a ocupar uno de los cinco puestos permanentes con derecho a
veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, a la vez, establecería relaciones con
los países recién descolonizados principalmente en África.
Tras la desaparición de la URSS,
la Teoría de los Tres Mundos quedó relegada por la historia. Sin embargo, para
el PCCh en la Nueva Etapa histórica las dos contradicciones que siguen moviendo
los cambios mundiales son: la aspiración de los países en desarrollo, de los que
China forma parte, en alcanzar su prosperidad económica, y la lucha pacífica de
los mismos contra las aspiraciones hegemónicas de EEUU.
En esta etapa, los países
industriales desarrollados quedarían relegados por la historia como motores de
cambio mundial, pues no precisan cambios mundiales que puedan cuestionar su
estatus hegemónico económico y político mundial alcanzado tras la desaparición
de la URSS. Sin embargo, la colaboración de todas las naciones con independencia
del régimen político que tengan forma parte del progreso de la humanidad.
La formación de un mundo
multipolar es parte de la lucha
pacífica contra la hegemonía. La fundación del grupo BRICS y de otras
asociaciones e iniciativas económicas en las que toma parte China, como el BAII,
y la Nueva Ruta de la Seda, constituyen puntos que contribuyen a resolver las
dos contradicciones que
mueven el proceso histórico mundial, el desarrollo económico y la superación de
la hegemonía mundial de un solo país.
De su convulsa relación con la
antigua URSS, China obtuvo una experiencia que le permitió amoldar el marxismo a
los nuevos tiempos, y en base a la misma se desarrolla la política internacional
de China por la que: 1- ningún país incluido China debe practicar la hegemonía;
2- ningún país debe exportar su modelo político y económico sino que deben ser
los pueblos los que definan libremente su futuro, y 3- las relaciones entre
naciones deben basarse en el respeto mutuo, sobre la base de los cinco
principios de la coexistencia pacífica.
Desde esa perspectiva las
relaciones con Rusia cambiaron radicalmente desde la desaparición de la URSS.
China y Rusia pusieron fin a sus disputas fronterizas y han pasado a ser dos
socios estrechamente unidos tanto en su visión del desarrollo del espacio
económico euroasiático como en los principios que deben regir la política
internacional basada en la legalidad internacional, la libre determinación de
las naciones sin injerencias externas y el fomento de la colaboración entre
naciones.
En la Actualidad, China constituye
la segunda economía mundial después de la estadounidense, a pesar de ello, sigue
siendo un país en desarrollo cuya fase puede culminar en un lustro en la meta de
constituirse en una sociedad modestamente acomodada con una renta per cápita de
unos 14.000$.