23/06/2012
NOTICIA. El
presidente paraguayo Fernando Lugo es destituido de su cargo
MERCOSUR.
Convertir
lo malo en bueno
El origen de la
crisis política en Paraguay fue la muerte de seis policías y once
campesinos que se produjo el 15 de junio tras la ocupación por un grupo
de campesinos de la finca de Morombí, de unas 2.000 hectáreas en la
localidad norteña de Curuguaty, perteneciente al empresario Blas N.
Riquelme, de 83 años, vinculado al partido conservador Colorado
Unos
300 agentes intentaron desalojar a los campesinos sucediéndose una serie de
enfrentamiento que terminaron con seis policías y once campesinos muertos. Horas
después de los violentos hechos, el presidente de Paraguay Lugo, destituyó al
ministro del Interior, Carlos Filizzola, y al comandante de la Policía, Paulino
Rojas.
Tras
estos hechos, el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), con el que gobernaba
Lugo en coalición, le retiró su apoyo y se unió con el Partido Colorado, para
provocar un juicio político contra el presidente. Este proceso está contemplado
en la Constitución vigente desde 1992. Lugo, sustituido por el vicepresidente
Federico Franco 13 meses antes de culminar su mandato por decisión del Congreso,
acató el fallo de destitución.
Los
mandatarios de los países de la región han mostrado su desacuerdo con el proceso
de destitución, porque el mismo no ha contado con garantías por falta de tiempo
para la defensa del presidente paraguayo. Entre la duras críticas a esta
destitución destaca la condena de las presidentas Argentina y Brasileña, y las
declaraciones de los presidentes de Venezuela, Ecuador y Bolivia de no reconocer
por ilegitimo al nuevo mandatario. Juan Manuel Santos, presidente de Colombia,
llamó a la "calma" y advirtió que "no se deben utilizar procedimientos
legales para abusar en cierta forma del poder”.
La
realidad es que en lo que va de siglo en América Latina el flagelo de intentos
de usurpación de poder por parte de los sectores de la derecha tradicional
vinculados a grandes latifundistas, por medios ilícitos, han venido
produciéndose en varios países de la región, como han sido los casos de
Venezuela, Bolivia, Ecuador y Honduras.
No
obstante, la realidad ha sido también que tras los sucesos para desbancar del
poder a gobernantes legítimos, tanto en Venezuela, Ecuador y Bolivia, la
reacción de las sociedades respectivas de estos países y la de los países
sudamericanos en general ha sido la de apoyar con mayor fuerza a los presidentes
de izquierda en favor de las transformaciones socioeconómicas para mejorar la
calidad de vida de amplios sectores de la sociedad, profundizar la democracia y
dar un mayor impulso a los procesos de integración regional con el
fortalecimiento de la UNASUR y MERCOSUR .
Los
sucesos en Paraguay no van a ser diferentes, si bien, los poderes fácticos que
están detrás de esta salida forzada del presidente paraguayo, han conseguido su
propósito de destituirlo, la situación en la que han quedado los nuevos
gobernantes de Paraguay respecto de los países de la región es de un aislamiento
total. La pretensión de que una vez pasado un tiempo, la situación se
normalizará, esta fuera del contexto histórico de integración y democratización
que están viviendo los países de la región.
En
contraposición a la firme postura de los mandatarios sudamericanos, contrasta la
posición condescendiente de los países y medios de comunicación occidentales que
muestran un tácito apoyo a la forzada y poco democrática destitución del
presidente de Paraguay. Los mandatarios sudamericanos tendrán que tomar nota de
esta actitud contemporizadora que Occidente manifiesta siempre con las
intentonas golpistas, priorizando su interés neocolonial sobre la consolidación
democrática en los países sudamericanos.
La
última palabra la tendrá UNASUR, en la que debe ser una postura regional ante lo
acontecido en Paraguay. Sería deseable, aunque es poco probable porque tal vez
no se logre el consenso necesario, se procediera en el sentido expresado por la
presidenta de Brasil, “Para un país que no respeta la cláusula de la
democracia la sanción debe ser la no participación de los organismos
multilaterales, es decir, la expulsión del Mercosur y Unasur”, pero lo que
si es evidente que está acción antidemocrática no quedará sin respuesta. Y,
esta tropelía, se convertirá como otras protagonizadas por la derecha más
retrógrada de los países latinoamericanos, en un victoria pírrica y transitoria
que a la postre tendrá el efecto contrario que pretendía, y la democracia saldrá
fortalecida .
Hay un
dicho que se usa en política, que dice: "hay veces que la oportunidad permite
convertir lo malo en bueno". En Venezuela, la intentona golpista del 2002, le
sirvió al presidente Chávez y a la sociedad
venezolana para depurar el Estado de elementos golpistas, los mismo hizo Correa
en Ecuador tras la intentona para derrocarlo en el 2010. En el presente caso,
tanto UNASUR como MERCOSUR, debieran aprovechar este error de la derecha
paraguaya para fortalecer la integración de los países de Sudamérica, a la que
viene oponiéndose la derecha paraguaya en el caso de Venezuela, y establecer
principios más contundentes a favor de la democracia y la integración en el
periodo que Paraguay tarde en convocar elecciones democráticas, formalizando la
integración de Venezuela en MERCOSUR, y dotando a la UNASUR de mayores poderes
políticos, para lo que todas las constituciones de los países de este bloque
debieran establecer los mecanismos legales coincidentes en tal sentido.