03/07/2012
NOTICIA. El
PRI se proclama vencedor de las elecciones en México
México. Pasado o
refundación del futuro
Tras
una larga campaña electoral, los resultados electorales en México eran
esperados por saber quien sustituiría al fracasado gobierno derechista
del Partido Acción Nacional (PAN). El final político del PAN, ha sido el
fracaso del continuismo político dado por este partido a las anteriores
políticas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), sustentadas en
los intereses de los poderes oligárquicos mexicanos, y que en el
transcurso del tiempo dieron lugar a un desarrollo económico anárquico y
una desordenada transformación del sistema rural al urbano que ha
llevado al hacinamiento en bolsas urbanas de pobreza de gran parte de la
población, a la vez que la riqueza se ha concentrado en reducidos
sectores sociales. A ello, se ha venido a añadir el flagelo de la
violencia de los grupos terroristas mafiosos vinculados al narcotráfico,
asentados en México por ser la puerta de entrada al mayor mercado
consumidor de cocaína del mundo, EEUU.
Las
responsabilidades de estos profundos desequilibrios socioeconómicos en México
son fruto del pasado, y de los partidos políticos que lo han gobernado, el PRI
durante casi todo el siglo XX, y el PAN en el siglo XXI.
Económicamente,
las políticas neoliberales impulsaron un crecimiento basado en la mano de obra
barata en fábricas de ensamblaje manufacturero para EEUU, a la vez, EEUU se
convirtió en el centro receptor de inmigración de la población mexicana, de tal
manera, que más del 90% de los emigrantes mexicanos se ubican en EEUU, lo que ha
permitido el envío de remesas de dólares a México, por otra parte, México es un
importante productor petrolero, actividad que representa casi el 10% del PIB.
Pero la crisis
económica del 2008 está poniendo en entredicho las bases del desarrollo
económico de México, pues, el flujo migratorio hacia EEUU cada vez encuentra más
impedimentos legales, a lo que se añade la paralización de la economía de EEUU
que actúa como elemento disuasorio; la caída del consumo en EEUU está retrayendo
la actividad económica de las productos manufacturados, y la falta de políticas
agrarias para fijar la población rural a la tierra, hace que el éxodo hacia los
suburbios urbanos continúe. Todo ello, propicia que el desempleo entre los
jóvenes haya aumentado, al igual que el sector informal, sector, en el qué, por
su carácter sociológico e ideológico desestructurado, se hacina un lumpen que es
un vivero de jóvenes reclutas para las actividades del narcotráfico.
La proclamada
victoria del PRI en las elecciones del uno de julio, ha sido un alivio para los
sectores oligárquicos mexicanos y para EEUU. El PRI no solo representa el
pasado, sino que representa el continuismo de las políticas del PAN que a su vez
dio continuidad a las anteriores del PRI. Estos partidos carecen de
independencia política para sustraerse a los intereses de los poderes fácticos
económicos que ante el fracaso del PAN y a falta de alternativas en la derecha
política han apostado por resucitar, con una lavado de cara mediático, el PRI.
En el otro
extremo político se encuentran los marginados del sistema y los intelectuales
progresistas que aman a su nación y pretenden sacarle del estado de postración
en la que se encuentra por estar subordinada al interés de minorías económicas
mexicanas y el tutelaje de EEUU.
El Movimiento
Progresista liderado por López Obrador, se abre paso como una alternativa que,
con características propias, persigue los mismos objetivos que Brasil, Bolivia,
Venezuela o Argentina, a saber, el desarrollo económico inclusivo en favor de
las mayorías sociales que décadas de neoliberalismo las han marginado de los
beneficios económicos arrastrándolas al sector informal.
Este movimiento
es el del futuro de México, si bien todavía tendrá que superar muchas
dificultades: internas del propio movimiento político para alcanzar un grado más
elevado de unidad de sus participantes; institucionales para acabar con la
sombra permanente del fraude en todas las elecciones habidas en México, y
programáticas con el objetivo claro de que México necesita un refundación del
Estado mediante una asamblea constituyente que fundamente en lo político la
transparencia y la rendición de cuentas mediante mecanismos plesbicitarios, y en
lo económico asegure la titularidad pública de los sectores estratégicos,
determinando a su vez, la inclusión social como base del desarrollo económico.
El Movimiento
Progresista, tiene por delante la responsabilidad y la ingente tarea de forjar
una alternativa para poner fin a décadas de corrupción de los grupos de poder
mexicanos y del tutelaje del patrón del Norte. Un pensamiento nuevo, como el que
necesita México, no puede poner su techo únicamente en metas sectoriales, debe
ir a los fundamentos, es decir, a la refundación constitucional, tal y como lo
hicieron Venezuela, Bolivia o Ecuador.
Al movimiento
progresista mexicano no le debe bastar el respaldo de una mayoría de la
población, solo puede ganar cuando tenga una abrumadora mayoría contra la que se
estrellen las manipulaciones mediáticas, los fraudes electorales y las intrigas
de EEUU.
Esa abrumadora
mayoría es posible gestarla en México porque, en el actual contexto de crisis,
con el ascenso al poder del PRI, los poderes fácticos mexicanos tal vez estén
agotando su última bala, ya que el PRI, no puede cambiar el futuro a favor de un
desarrollo económico que acabe con la pobreza y la marginalidad, debido a las
ataduras políticas que le unen a los grupos de poder.
Seis años tiene
por delante el Movimiento Progresista de oposición al PRI para fraguar la que
debe ser una nueva era en la historia de México. Años donde los éxitos de los
países sudamericanos le harán mirar más hacia el Sur y menos hacia el Norte. Una
nueva era en la que México acabe con su decadencia y pueda aspirar a formar
parte de los países emergentes articulando su economía en beneficio de la
mayoría de la población, fomentando su propio desarrollo tecnológico y
productivo y recuperando la soberanía en política exterior.