23/07/2013
NOTICIA.
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff propone una alianza al Papa en
la lucha contra la desigualdad
Lo verdaderamente importante
El Papa Francisco
inició el 22/07/2013 una visita de una semana a Brasil para participar
en la Jornada Mundial de la Juventud.
En el discurso de inicio de
su periplo en brasil el Papa Bergoglio manifestó que la juventud es el ventanal
por el que entra el futuro en el mundo y aseguró que la generación de los
adultos se mostrará a la altura de la promesa que hay en cada joven "cuando
sepa ofrecerle espacio, tutelar las condiciones materiales y espirituales para
su pleno desarrollo, darle una base sólida sobre la que pueda construir su vida".
No obstante, subrayó que el
futuro no sólo lo representan los jóvenes, en el otro extremo de la vida -dijo-
están los ancianos, que son también el futuro de los pueblos. "Un pueblo
tiene futuro si van adelante esos dos puntales. Con los jóvenes con la fuerza
que les lleva hacia adelante y con los ancianos, ya que ellos son la sabiduría
de la vida”.
Coherentemente con anteriores
declaraciones denunció la "cultura del desechar" que se ceba en jóvenes y
ancianos. "Hay que acabar con esa cultura del desecho, hay que cambiarla por
la cultura de la inclusión y del encuentro".
En su reunión con el Papa la
presidenta brasileña, Dilma Rousseff, le propuso una
alianza para combatir las desigualdades y para diseminar por el mundo
iniciativas de superación de la pobreza que
han sido exitosas en Brasil, refiriéndose a los cerca de 40 millones de
brasileños que salieron de la condición de pobreza en la última década.
"Hicimos mucho y sabemos
que aún hay mucho por hacer”, refiriéndose a que esa fue la demanda de las
manifestaciones por mejores servicios públicos que en junio pasado sacudieron a
todo Brasil y que llegaron a movilizar en algunas jornadas a más de un millón de
personas en un centenar de ciudades, y a las que el gobierno brasileño está
comprometido a atender corrigiendo y adecuando su política.
"Los jóvenes claman en las
calles por más derechos sociales, más educación, calidad de vida... Los jóvenes
exigen respeto, ética y transparencia. Quieren que la política atienda sus
intereses y que no sea territorio de los privilegios. Los jóvenes están cansados
de la violencia que los hace las principales víctimas y quieren combatir toda
forma de discriminación".
"Creemos que el apoyo de
la iglesia a esos procesos puede transformar esas iniciativas locales exitosas
en iniciativas globales",
Un preciso mensaje para
recordarle a la Iglesia Católica que sí es de este mundo, que el discurso de la
fraternidad y del amor al prójimo es necesario, pero que el compromiso con la
política para transformar la realidad social para combatir las calamidades de
los más débiles y los excluidos también es necesario.
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Un componente esencial de los
movimientos políticos de izquierda en América Latina se fundamentó en la segunda
mitad del siglo XX en la que se denominó Teología
de la Liberación, arraigada entre los más pobres y los movimientos seglares
y sectores eclesiásticos de base, mientras que la Iglesia oficialista se
comprometía con el poder de las dictaduras que asolaron América Latina en ese
periodo.
El Partido de los
Trabajadores de Brasil al que Dilma Rousseff pertenece tiene el origen de gran
parte de su militancia en estos sectores cristianos de base, al igual que la
mayoría de las fuerzas políticas de izquierda latinoamericana que durante el
presente siglo han protagonizado la revolución democrática que les ha llevado al
poder. Jesucristo, Marx y los libertadores latinoamericanos inspiran su ideario
comprometido con la inclusión social, y la dignidad de la soberanía.
Un ideario éste, de
fraternidad, amor y democracia que no gusta a la tradición política neoliberal
arraigada en las oligarquías económicas que secularmente dominaron la política
latinoamericana, colaboraron con los golpes de Estado y sirvieron para uncir a
sus respectivas naciones al dictado de EEUU y de algunos países europeos.
Ahora en Latinoamérica los
valores inspiradores de la Teología
de la Liberación se yerguen
invictos haciendo realidad política el mensaje del amor cristiano. Los antiguos
dueños neocoloniales, principalmente EEUU, y la oligarquías desplazadas del
poder pretenden combatir con el discurso neoliberal occidental, patrocinados por
sus medios de comunicación, el nuevo mensaje emancipador, pero como afirmará
Simón Bolívar en el congreso de Angostura lo que funciona en unas partes no lo
hace en otras "las Leyes deban ser relativas a lo físico del país, al clima,
a la calidad del terreno, a su situación, a su extensión, al género de vida de
los pueblos, al grado de Libertad que la Constitución puede sufrir, a la
Religión de los habitantes, a sus inclinaciones a sus riquezas, a su número, a
su comercio, a sus costumbres, a sus modales" y al referirse a la
Constitución que se debía aprobar para Colombia concluía "¡He aquí el código
que debemos consultar, y no el de Washington!".
En el periodo de las
dictaduras en Latinoamérica la iglesia estuvo dividida, con los dictadores
estaban los cardenales, con los oprimidos la iglesia comprometida con los
pobres. Entonces la Iglesia romana ignoraba los postulados de una iglesia que se
fraguaba entre los excluidos, y ahora el triunfo del compromiso con los pobres
de la mano de los políticos con los ideales cristianos de la fraternidad ha sido
un ariete que ha removido la burocracia romana, y la crisis que la Iglesia
Católica ya vivió de facto en Latinoamérica en la segunda mitad del siglo XX, ha
estallado en Roma, la salida a la misma parece que está siendo el compromiso con
los más débiles y la denuncia de las políticas que en la práctica crean
exclusión social.
Desde el punto de vista
social lo verdaderamente importante
es la redención de los pobres en este mundo, no importa desde que lado de la
política se empuje. A la Iglesia romana si
quiere ser católica (katholikós
universal), ya no le vale como en el pasado su alianza con los poderosos del
mundo y dejar su compromiso con los pobres limitado a la caridad, sino que
tendrá que reforzar su compromiso con
la política de quienes luchan por la inclusión social.
La apuesta por la fraternidad
universal en el siglo XXI tiene que ser sobre todo política
transformadora. Ese es el reto de la Iglesia, y por ello no puede ignorar la
propuesta de Rousseff y que también la hizo el Presidente de Venezuela Nicolás
Maduro en su reciente entrevista con el Papa Francisco: el compromiso político
para luchar contra la exclusión social.