27/10/2014
NOTICIA.
Dilma Rousseff, tras su reelección presidencial el 26/10/2014 con el
51,64 por ciento de votos, abogó por mantener la paz, consolidar la
unidad nacional y profundizar los cambios socioeconómicos.
Brasil.
Años decisivos
El
proyecto latinoamericano a favor de un desarrollo económico con
inclusión social e integración política regional está soportando la
prueba del tiempo en las recientes elecciones presidenciales en Bolivia,
Brasil y Uruguay. Brasil como mayor país regional es
uno de los
pilares principales
sobre
el que descansa el futuro del proyecto latinoamericano y también
como miembro del BRICS constituye una de las bases en la construcción de
un mundo multipolar y de igualdad en las relaciones internacionales.
La
disputada campaña electoral entre la Presidenta, Dilma Rousseff, y el
socialdemócrata, Aécio Neves, si bien se ha centrado principalmente en
los temas políticos y económicos internos, el cambio en la Presidencia
de Brasil hubiera supuesto un revés al proyecto de integración
latinoamericana y el avance en la multilateralidad internacional.
Las
propuestas de Aécio Neves de privatizar la banca pública y desligar a
Brasil del proyecto integracionista regional como solución a los
problemas económicos internos, estaban estrechamente relacionadas con la
subordinación a los poderes políticos financieros que antaño rigieron
los destinos de Brasil, el FMI y EEUU. La privatización de la banca
pública brasileña hubiera permitido a las grandes corporaciones
financieras neoliberales occidentales imponer un modelo de crecimiento
donde los beneficios se situarían en manos privadas fuera de Brasil y,
el abandono del proyecto integracionista regional suponía convertir a
Brasil en una nación sin vocación internacional supeditada a la política
hegemónica estadounidense. Pero, a pesar de las dificultades económicas
por las que atraviesa Brasil, la mayoría de la población ha sabido
entender que el futuro de Brasil para convertirse en una de las grandes
naciones del mundo y tener un desarrollo económico con inclusión social
estaba vinculado al apoyo de las fuerzas soberanistas lideradas por el
Partido de los Trabajadores.
Sin
embargo, la polaridad tan enorme entre las propuestas de Aécio Neves y
Dilma Rousseff, hace necesario que en los próximos años el proyecto
soberanista brasileño supere la actual división de la sociedad brasileña
atendiendo desde el gobierno las demandas de quienes votaron a la
oposición, para que el mismo se vuelva irreversible. Los años venideros
van a ser también decisivos para que el proceso de integración
latinoamericana se convierta en una realidad que impida una vuelta
atrás, y Brasil como potencia regional deberá desempeñar el papel
principal, para lo que habría que avanzar en: la construcción de un
sistema financiero y monetario autónomo; el desarrollo de
infraestructuras que faciliten el comercio entre naciones, y la
construcción de una identidad política latinoamericana.
Todo
camino de construcción nacional y regional tiene sus vicisitudes y
quienes lo impulsan no están libre de errores, tal vez, en el caso de
los gobernantes de Brasil y de su presidenta hayan tenido que ver con la
pérdida de perspectiva en la definición y cumplimento de objetivos en la
lucha contra la corrupción, la educación, el avance científico técnico,
la construcción de infraestructuras etc., en definitiva, de
un proyecto nacional integral de desarrollo.
Pero los
próximos años no solamente van a ser importantes para la definición de
Brasil como una gran nación y para el avance en el proyecto
latinoamericano de integración, sino que también como miembro del BRICS
deberá jugar un papel en el área internacional. Cada miembro del BRICS
tiene tres retos importantes en los próximos años: 1. su desarrollo como
nación; 2. la articulación económica de sus espacios económicos
regionales fomentando la integración y el desarrollo con las naciones
vecinas, y 3. la transformación de la economía
mundo para alcanzar una
gobernanza económica mundial multipolar. En este proceso, cada miembro
del BRICS debe ser eficaz en sus políticas internas y regionales pues de
ello depende la fortaleza del conjunto en el área internacional, si uno
falla el conjunto se debilita.
Las
grandes corporaciones financieras internacionales y los gobernantes
occidentales, tratan de impedir el fortalecimiento del conjunto BRICS e
intentan debilitar individualmente a cada uno de ellos, principalmente a
Rusia, China y Brasil. En el caso de Rusia, con las sanciones
económicas; en el de China intentando crear tensiones con sus vecinos, y
en Brasil apoyando a las fuerzas políticas unidas a los intereses de la
banca occidental. Esta política de acoso a cada miembro del BRICS no
puede ser indiferente entre ellos, pues la debilidad de uno es la
debilidad de todos, por lo tanto, los BRICS precisan de una política de
solidaridad que se debiera manifestar en ayudarse entre sí, tanto
financieramente como en proyectos de infraestructuras, colaboración
tecnológica, coordinación en asuntos internacionales, etc.
El lema, todos
para uno, uno para todos, deberá ser el eje de actuación de los
BRICS en los próximos años en los que, con toda probabilidad, se
producirán importantes cambios en la formación de la economía mundo y la
política mundial.