31/07/2017
NOTICIA. El 30/07/2017,
con una participación del 41,53% del censo electoral finalizó la votación a la
Asamblea Constituyente en Venezuela
Revolución y contrarrevolución en Venezuela
Venezuela con la
elección de la Asamblea Constituyente ha vivido una jornada histórica desde la
formación de la primera Asamblea Constituyente en 1999 a iniciativa del entonces
presidente Hugo Chávez ganador de las elecciones presidenciales en 1998. La
Asamblea Constituyente de 1999 promovió la constitución que dio nombre a
Venezuela como República Bolivariana de Venezuela, la cual se aprobó por
referéndum en diciembre de ese año. En la aprobación de la constitución de 1999
participaron 4.819.056 electores que representaban entonces el 44,38% del censo
electoral; en la actual elección a la formación de la nueva Asamblea
Constituyente han participado 8.089.320 electores que según la comisión
electoral ha supuesto un 41,53% de participación del total de electores con
derecho a voto.
Venezuela desde
la proclamación de la Constitución Bolivariana en 1999 ha vivido un agitado
periodo político. El 11 de abril de 2002 una
facción del ejército venezolano arrestó a Hugo Chávez y legitimó a Pedro
Carmona, dirigente de Fedecámaras, como Presidente, con el apoyo de varios
partidos políticos de derecha. EEUU y España reconocieron rápidamente el nuevo
gobierno golpista, sin embargo, la liberación de Hugo Chávez de su arresto por
los propios militares, hizo fracasar el golpe en 24 horas. Los grandes medios de
comunicación de entonces principalmente latinoamericanos y españoles se
aprestaron a legitimar el golpe de Estado como un ejercicio necesario para
devolver a Venezuela "la libertad".
La carismática
figura de Hugo Chávez mantuvo en pie la revolución Bolivariana ganando todos los
desafíos electorales. En el año 2004, la oposición derechista apoyándose en la
prerrogativa de la Constitución Bolivariana que permite a medio mandato promover
la revocación vía referéndum del presidente de la República promovió el
referéndum revocatorio en el cual Hugo Chávez resultó victorioso. En el año 2006
y 2012 Hugo Chávez ganó de nuevo las elecciones presidenciales, muriendo de
cáncer en el año 2013. Ese mismo año se volvieron a celebrar elecciones
presidenciales para el periodo 2013 - 2019 que fueron ganadas por el actual
presidente Nicolás Maduro.
En diciembre del
2015 se celebraron elecciones a la asamblea de la nación, obteniendo la mayoría
absoluta los partidos derechistas agrupados en la Mesa de la Unidad Democrática
(MUD).
Sin embargo, El
Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ordenó desincorporar a tres diputados del
estado Amazonas, cuya elección puso bajo suspensión cautelar por presuntas
irregularidades electorales hasta la convocatoria de unas nuevas elecciones en
el citado Estado. La MUD, hizo caso omiso de la sentencia del (TSJ) y siguió
legislando en oposición al dictamen del poder judicial. El Tribunal Supremo de
Justicia declaró en desacato a la Asamblea Nacional y nulos de pleno derecho
todas las iniciativas legislativas en la que participasen los diputados
suspendidos, a la vez, de acuerdo con la constitución de Venezuela, ante el
reiterado desacato, asumió varias competencias de la Asamblea Nacional, como la
aprobación y la prórroga del estado de excepción.
La ruptura del
orden constitucional por parte de la Asamblea Nacional de Venezuela alcanzó su
punto álgido cuando la misma aprobó no reconocer como legítimo al (TSJ), a la
Comisión Electoral Central y al poder ejecutivo presidencial. Esta ruptura del
orden constitucional se agravaría por el apoyo de la MUD a violentas protestas
callejeras que han dejado en los últimos meses más de cien muertos.
Los llamados del
gobierno venezolano a establecer un diálogo se han encontrado con la oposición
sistemática de la MUD, negándose a reconocer a los poderes constitucionales,
proponiendo como alternativa que la Asamblea Nacional de Venezuela donde tiene
mayoría con los tres irregulares diputados del Estado de Amazonas, asuma los
poderes legislativo, ejecutivo y judicial, y que le llevó recientemente a elegir
su propio poder judicial con la proclamación de una magistratura paralela al
Tribunal Superior de Justicia. En todo este proceso el ejército se ha mantenido
apegado al orden constitucional respaldando las decisiones del Tribunal Superior
de Justicia.
La quiebra del
orden constitucional es lo que llevaría al presidente Nicolás Maduro de acuerdo
con sus prerrogativas constitucionales a convocar elecciones a una nueva
Asamblea Constituyente, la cual, tras su elección el 30/07/2017,
tendrá que elaborar una nueva constitución. La nueva Asamblea Constituyente pasa
a asumir todo el poder político y legislativo, y por lo tanto, las instituciones
anteriores legislativa y ejecutivas tienen un carácter provisional hasta la
aprobación de la nueva Constitución y la realización de elecciones posteriores a
una nueva Asamblea Nacional y a la presidencia de la República con arreglo a la
nueva constitución, tal y como sucedió en el año 1999.
Sin embargo, la
nueva etapa que se abre en Venezuela seguirá siendo turbulenta por la
irreconciliable posición de los bandos enfrentados y el apoyo de EEUU a los
poderes oligárquicos tradicionales en toda América Latina. Esta es una vieja
lucha de más de cien años en la que todas las opciones políticas populares al
margen de los poderes fácticos tutelados por EEUU han sido objeto de
persecuciones constantes para su aniquilamiento.
A los largo del
siglo XX, EEUU intervino militarmente en Panamá (1918,1920,1925, 1958,1989);
Cuba (1917-1933, 1961); Honduras (1919, 1924-1925); El Salvador (1932);
(Nicaragua 1934); República Dominicana (1965-1966); Guatemala (1920, 1954,
1966-1967); Grenada (1983-1984); a ello hay que sumar los apoyos a las
sangrientas dictaduras en los años setenta en la mayor parte del continente, y a
la contrainsurgencia en Nicaragua en los años ochenta contra el Frente
Sandinista.
Tal vez, la
situación que se vive ahora en Venezuela tenga sus mayores similitudes con lo
acontecido en Chile en 1973; una victoria electoral por estrecho margen del
Presidente progresista Salvador Allende fue saboteada económicamente por las
fuerzas patronales creando la condiciones para que el ejército diera un golpe de
Estado militar. La diferencia con Venezuela es que el ejército es un ejército
constitucional, lo cual enfurece a los poderes imperiales estadounidenses pues
no cuenta con el apoyo del estamento militar que podría dar todo el poder a los
poderes oligárquicos fieles a los dictados de Washington.
El modelo
político y económico latinoamericano durante más de un siglo ha estado basado en
el poder de oligarquías detentadoras de la propiedad de la Tierra y de las
materias primas con un destinatario principal EEUU. Este modelo económico ha
dejado las necesidades económicas básicas de la población siempre en el olvido.
A principios del
presente siglo, tras el fin de las dictaduras militares en América Latina,
emergieron en varios países de la región movimientos democráticos que
desplazaron del poder político a estas clases, y adoptaron programas políticos
para extender la educación y sanidad a la mayoría de la población, pero el
modelo productivo basado en la dependencia de las exportación de materias primas
no cambió, aunque la irrupción de China como demandante de materias primas
contribuyó a que surgiera una alternativa al casi exclusivo mercado
estadounidense. China en pocos años se ha convertido en un socio de primer orden
en América Latina, y aunque hayan retornado al poder en Argentina y Brasil
gobiernos derechistas, éstos ya no pueden ignorar esa nueva realidad económica y
mantienen una estrecha colaboración comercial con China.
La crisis del
2008, afectó a las economías latinoamericanas debido a la caída de la demanda de
materias primas y del precio de las mismas, y aunque el cambio político que se
inicio a principios del siglo con la irrupción de gobiernos progresistas parecía
irreversible, cuestión que le llevaría a afirmar al expresidente de Ecuador
Rafael Correa, que América Latina estaba ante un cambio de Época, la crisis
económica lo ha tambaleado en varios países.
Las dificultades
económicas han hecho revivir políticamente a la derecha latinoamericana, con la
excepción de Bolivia y Nicaragua que debido a su sólido crecimiento económico,
sus gobiernos de izquierda de sesgo cristiano se mantienen sólidamente en el
poder, recientemente Evo Morales, presidente de Bolivia llegaría a afirmar que Bolivia
en los últimos diez años ha avanzado económicamente más que en el último siglo y
medio.
En el caso de
Venezuela, la virulencia de los ataques de la derecha y de los países gobernados
por partidos derechistas estrechamente unidos a EEUU, como son en América
Latina, Colombia y México, y en la UE, España y Alemania, se han convertido en
la punta de lanza contra la revolución bolivariana. Los grandes medios de
comunicación occidentales han pasado a formar parte activa en la lucha contra el
gobierno venezolano, haciendo apología de la violencia callejera protagonizada
por extremistas de derecha siguiendo el mismo plan diseñado por los servicios de
inteligencia de la OTAN en países que han sido objeto de desestabilización
política.
En Venezuela la
lucha callejera sigue unas pautas muy similares a las del Maidan en Ucrania en
el año 2014, con asesinatos indiscriminados de manifestantes protagonizados por
sicarios, que son presentados por los medios de propaganda occidental como
luchadores democráticos, y cuyos crímenes en el caso de Ucrania, como el
fatídico suceso del 20/02/2014 en
el que francotiradores dejaron decenas de manifestantes y policías muertos, o el
incendio provocado por ultranacionalistas en mayo del 2014 de la casa de los
sindicatos en Odessa que causo la muerte de 36 civiles, hechos que el posterior
gobierno golpista de Kiev nunca ha tenido interés en aclarar.
El gobierno
venezolano ha instado en varias ocasiones a la oposición a crear una Comisión
de la Verdad para averiguar el origen de los disparos mortales contra
manifestantes, pero la oposición derechista siempre se ha negado a colaborar
acusando sin pruebas a las fuerzas del Orden.
La política de
EEUU con los países a los que preferentemente quiere extender su hegemonía
básicamente es: sino puedes someterlos destrúyelos económicamente. Esa es
una norma extendida tanto en el Oriente Medio como en América Latina, y que en
el caso de Cuba lo viene practicando con un inhumano bloqueo económico de más de
medio siglo. En este guión EEUU cuenta con el poder de ser la primera economía
del mundo con una fuerte capacidad para imponer sanciones económicas; tener el
mayor ejército del mundo, y como elemento de justificación ante la ciudadanía
occidental de sus acciones contra otras naciones, dispone del mayor aparato de
propaganda mundial que jamás ha existido formado por importantes corporaciones
mediáticas, que deciden que es lo que tiene que pensar la ciudadanía.
Estos medios,
cuando se trata de vilipendiar a una nación actúan en manada respondiendo a un
mismo patrón de actuación, y sus campañas por su similitud parecen diseñadas por
un mismo ente de inteligencia. La mentira y la distorsión de los hechos forman
parte de la propaganda. En el caso de Venezuela estos medios han venido
presentado durante años al sistema constitucional venezolano como una dictadura,
sin embargo, ante la convocatoria de la Asamblea Constituyente, estos mismos
medios la presentan como un golpe de Estado para acabar con el régimen
democrático que hasta ahora lo habían catalogado de dictadura.
Tal contradicción
de argumentos debería llevar al lector a preguntarse que durante años pasados
los medios de comunicación le han estado engañado al presentar a Venezuela como
un régimen dictatorial, pero ello no sucede porque el ruido mediático de hoy
ahoga el ruido mediático del pasado. Además, la mayoría de la población
occidental, bien sea de derechas o de izquierdas tiene una formación política
neocolonial que le induce a pensar que Occidente está legitimado para no
respetar la soberanía de otras naciones bajo el supuesto derecho de llevar la
"libertad" al mundo, y esa mentalidad sirve de base para justificar la sinrazón
del derecho a injerir en la política interna de otras naciones.
La lucha política
en Venezuela no lo es como lo presentan falsamente los grandes medios de
comunicación occidentales, entre dictadura y democracia, sino entre revolución y contrarrevolución,
y tiene una razón de profundo calado: Venezuela alberga en su subsuelo las
mayores reservas de petróleo del mundo.
El petróleo es un
combustible fósil que en poco más de dos décadas comenzará su declive por el
inicio del
agotamiento de las reservas, y aunque se descubren nuevos yacimientos, éstos
cada vez están en lugares más inaccesibles o precisan de técnicas de extracción
muy costosas. En veinte años las reservas de petróleo de Venezuela van a jugar
un papel esencial en la continuidad de la vigente civilización tecnológica
basada en el motor de combustión interna para convertir la energía en trabajo
productivo.
Es esta realidad
la que impulsa a EEUU a pretender un cambio político en Venezuela para volver a
reeditar el modelo contrarrevolucionario que rigió en Venezuela durante toda la
segunda mitad del siglo XX en el que los beneficios del petróleo recaían sobre
las corporaciones petroleras estadounidenses y una oligarquía local apátrida que
mantenía al pueblo sumido en el atraso, y al que Hugo Chávez puso fin en 1999
con la revolución bolivariana.
Ahora, con la
elección de la Asamblea Constituyente, de nuevo, la encrucijada entre revolución y contrarrevolución vuelve
a entrar en una nueva fase política. Tras la elección de la Asamblea
Constituyente la oposición se ha quedado sin alternativa política a la misma
pues el ejército y el poder judicial respaldan a la Asamblea Constituyente.
La fuerzas
políticas de la Asamblea Constituyente tienen el reto de redactar una nueva
constitución inclusiva para la inmensa mayoría de la ciudadanía venezolana, pero
el éxito de la misma se va dirimir de forma importante en la solución de los
problemas económicos que padece en la actualidad Venezuela, entre los que
figuran de manera destacada poner coto a la galopante inflación y asegurar el
suministro de bienes básicos a toda la ciudadanía.
La oposición
política contrarrevolucionaria tiene su arraigo entre la población
principalmente por la incertidumbre económica que genera la alta inflación que
mantiene en vilo permanente al país. Los éxitos económicos del gobierno
venezolano serían el mejor remedio para evitar el apoyo popular a la oposición
y, por el contrario, sus fracasos serán los que permitirán a la oposición
ampliar su base de seguidores.
Las posibilidades
de una intervención militar estadounidense no es viable debido al grado de
preparación del ejército bolivariano, y la instrumentalización de Colombia por
parte de EEUU para implicarla en una guerra contra Venezuela, tal y como llegó a
plantearla en el año 2010 el entonces presidente de Colombia Álvaro Uribe, ahora
tras los acuerdos de paz del gobierno colombiano con las FARC es un proyecto
irrealizable.
En cualquier
caso, puesto que quien mueve los hilos de la inestabilidad en Venezuela son los
servicios de inteligencia estadounidenses, los gobiernos y medios occidentales
seguirán alimentándola, y ante la misma, la única forma de asegurar la
continuidad de la revolución democrática bolivariana y la paz social
va a ser desde
la firmeza en la aplicación
de ley
que surja de la
Asamblea Constituyente.
ANEXO
Reservas y producción de petróleo mundiales según estadísticas
de British Petroleum (Año 2014)