10/01/2016
NOTICIA.
El 10/01/2016, el independista, Carles Puigdemont, con 70 votos a favor,
63 en contra y 2 abstenciones, fue investido presidente de la
Generalitat de Cataluña.
La
cuestión procedimental en la resolución de la crisis política española
El
10/01/2016, Carles Puigdemont, en su discurso de investidura como
presidente de la Generalitat de Cataluña, se comprometió a aplicar la
declaración independentista aprobada el pasado 9 de noviembre por Junts
pel Sí y la CUP.* (ver
anexo)
“Tenemos
que empezar a caminar a la luz de la declaración del 9N para iniciar el
proceso de constitución de un Estado independiente". “Ahora Cataluña se
encuentra entre la postautonomía y la preindependencia”. “Se
tomarán decisiones soberanas, aunque con voluntad permanente de diálogo
y negociación con el Estado, la UE y la comunidad internacional”, para
“la construcción colectiva del nuevo país, el diseño definitivo de
las estructuras de Estado, la tramitación de las leyes del proceso
constituyente y transitoriedad jurídica y la plena internacionalización
del proceso de constitución de un eventual Estado catalán”.
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La
crisis económica iniciada en el año 2008 introdujo a España en cuatro
grandes crisis: 1. la financiera reflejada en la descapitalización de
importantes entidades financieras como Bankia, que tuvo que ser
rescatada con fondos europeos; 2. la quiebra del sector
de la construcción, uno de los mayores pilares de la estructura
económica española basado en la segunda vivienda; 3. el aumento
dramático del desempleo que ha llevado a una profunda fractura social
donde millones de personas siguen sin poder encontrar empleo, y 4. la
crisis institucional territorial que abierto la brecha entre el Estado
Español y Cataluña. La crisis institucional también ha afectado al
desgaste de los partidos tradicionales de ámbito estatal que habían
venido gobernando España desde que se aprobó la actual constitución en
1978, el PP (derecha) y el PSOE (centroizquierda).
De las
cuatro crisis mencionadas, el PP, ha solventado con éxito la primera de
todas al sanear las finanzas españolas y, con ello, ha conseguido evitar
una intervención de las cuentas españolas desde Bruselas. Si bien, el resto de crisis siguen vigentes. Los niveles de
desempleo con escasas variaciones siguen siendo parecidos a los primeros
años de la crisis; no se ha desarrollado ninguna iniciativa para
reorientar la fallida estructura económica, basada en el ladrillo, hacia
la promoción de nuevos sectores económicos, en su sustitución, la
política económica se ha orientado al sector exportador estimulando la
competitividad de los productos españoles en base a una constante
disminución de los costes salariales y la precariedad en el empleo, ello
ha conllevado una caída del poder adquisitivo y por lo tanto de la
demanda interna. Por último, la crisis institucional se ha agravado con
la deriva independentista de gran parte de la sociedad catalana y del
sector empresarial, al entender que la forma de impulsar el desarrollo
económico catalán pasa por tener los resortes institucionales que les
permitan diseñar políticas fiscales y económicas propias. La negativa
persistente del gobierno Español a las demandas del gobierno Catalán de
cambiar el estatus competencial político-económico de esa comunidad ha
devenido en una apuesta por la independencia como nación.
A esta
crisis institucional se ha añadido la derivada de los resultados
electorales del 20/12/2015*,
en el que los dos partidos estatales que han estado al frente de la
crisis económica desde el 2008, PSOE (2008-2011) y PP (2011-2015) han
sufrido un serio revés electoral. El PP, porque ha sufrido el desgaste
de ser el partido gobernante en una situación de crisis durante cuatro
años de legislatura y por los casos de corrupción imputados a destacados
militantes del mismo, y
el PSOE, porque el anterior gobierno del PSOE
traicionó con la aplicación de recortes
en derechos sociales los
fundamentos de su discurso socialdemócrata, que le ha llevado a perder
la confianza del electorado de izquierdas, con lo que esté partido ha
entrado en una fase de declive.
En la
actualidad, las fuerzas que se autodenominan constitucionalistas por
ser defensoras a ultranza de la constitución de 1978, ha llevado a que
las fuerzas centrífugas de la ruptura institucional territorial hayan
ganado fuerza. La falta de una alternativa para una refundación
constitucional ha dejado políticamente huérfanas las demandas catalanas
y vascas. Las fuerzas constitucionalistas,
se han enrocado en una posición de intentar doblegar,
hasta ahora sin éxito, a las fuerzas políticas catalanas
independentistas.
“Podemos”, la nueva formación política que ha emergido con fuerza en las
elecciones generales del 20/12/2015, es la que más acertadamente ha
interpretado el momento histórico por
el que pasa España, al demandar una reforma constitucional en los dos
aspectos fundamentales de la crisis que afecta a España;
el primero
orientado a paliar la crisis social con modificaciones constitucionales
que permitan un rescate
ciudadano, y
el
segundo con una reforma
constitucional que
incluya el derecho a
decidir de Cataluña a
través de un referéndum para determinar su relación con el Estado
español.
Las
denominadas fuerzas constitucionalistas se
oponen al otorgamiento a Cataluña del derecho
a decidir. Sin embargo, Podemos con su propuesta ha conseguido tanto
en la sociedad catalana como vasca desactivar en parte las demandas
rupturistas del independentismo, pasando a ser la fuerza política más
votada tanto en Cataluña como el País Vasco, que ven en el derecho
a decidir la mejor manera
de ir solventando históricamente su relación con el Estado español en un
marco constitucional diferente.
Después
de siete años, la crisis económica ha desatado fuerzas políticas que ya
difícilmente son reversibles. El movimiento social por el rescate
ciudadano ha fraguado en
un movimiento político encarnado en Podemos. En el aspecto territorial,
la irrupción de Podemos ha contribuido a que exista un fuerza
vertebradora del conjunto de las nacionalidades que conforman España,
pues el PP y el PSOE han dejado de ser representativos en Cataluña y el
País Vasco.
La
solución a la crisis social e institucional territorial pasa
inevitablemente por un nuevo pacto constitucional, sin embargo, el
aspecto procedimental basado en un nuevo consenso de todas la fuerzas
políticas españolas y de las nacionalidades históricas que reemplace el
consenso constitucional de 1978 es la base para solucionar la actual
crisis española.
El
consenso de 1978 tardó varios años en gestarse, solamente cuando se
demostró con masivas movilizaciones entre los años 1975 y 1977 que la
reforma del franquismo no podía prosperar, fue cuando se dieron las
condiciones políticas para que el mismo se fraguara. Ahora se abre un
periodo de intensa lucha política y su desenlace vendrá cuando se
demuestre, por el creciente auge de las fuerzas del cambio
constitucional, la inviabilidad de la constitución de 1978 como marco
para solucionar la actual crisis estructural política española.
Se ha
iniciado un proceso que se adivina largo y que deberá culminar cuando
todas las fuerzas políticas
representativas de derecha e izquierda y de todas las
nacionalidades entiendan que ha llegado el momento de alcanzar un
nuevo consenso constitucional.
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* ANEXO:
El
27/09/2015, se celebraron elecciones anticipadas en Cataluña, en las que
las candidaturas independentistas de ERC y CDC unidas en Junts pel Sí (JxSí)
y la Candidatura d'Unitat Popular (CUP) sumaron la mayoría absoluta en
escaños, con 72 diputados en total, 62 JxSí y 10 CUP, con el 47,74% de
los sufragios. Desde esa fecha Cataluña ha transitado por un periodo de
incertidumbre política ante la imposibilidad de formar una mayoría
absoluta en el parlamento catalán por la oposición de la CUP a aceptar
al candidato a la presidencia propuesto por (JxSí), Artur Mas. El
09/01/2016, tras la decisión del candidato, Artur Mas, de retirar su
nominación, la CUP y (JxSí) alcanzaron un acuerdo para elegir el
presidente del parlamento catalán, Carles Puigdemont, de la agrupación (JxSí).
En ese
intervalo de tiempo los grupos nacionalistas tomaron una serie de
decisiones para trazar la hoja de ruta hacia la independencia catalana.
El 27/10/2016, JxSí y la CUP pactaron una resolución parlamentaria en la
que se declara "solemnemente" el "inicio del proceso de creación del
estado catalán independiente en forma de república", sin supeditarse a
lo que pueda decidir un Tribunal Constitucional español "deslegitimado".
El 09/11/2016, el Parlamento catalán aprueba una resolución para iniciar
un proceso de independencia respecto a España.
El
20/12/2015 se celebran las elecciones generales españolas; en el ámbito
de Cataluña la candidatura en Comú Podem, formación política que aboga
por un referéndum de autodeterminación en Cataluña en el marco de la
legalidad española, obtiene la mayor representación con 12 de los 47
diputados en liza, seguido de ERC con 9; PSC 8; Democracia i Libertat,
la nueva marca de CDC, 8, C’s 5, y PP 5.
En el
ámbito del Estado español los resultados electorales conforman un
congreso fragmentado sin que ningún partido político obtenga una mayoría
suficiente para formar gobierno.
Los resultados son:
Elaboración propia.