La explicación a su declive electoral tiene un hito esencial: la desconfianza surgida en su electorado tras la traición al discurso socialdemócrata, liderado por el expresidente Rodríguez Zapatero (ZP) con el decretazo del 24 de mayo del 2010 que puso fin a las jubilaciones a los 65 años e introdujo otros recortes sociales.

La falta de autocrítica en el PSOE, tiene su explicación en el no reconocimiento de esa traición que obligó a ZP a adelantar las elecciones previstas para mayo del 2012 a noviembre del 2011, para evitar que aumentará el descalabro electoral que venían anticipando las encuestas, y que ha continuado hasta ahora.

Los recortes sociales darían inicio al movimiento del 15M para exigir su derogación. Podemos surgió al calor de las movilizaciones del 15M y debido al vacío político que había generado la desconfianza en el PSOE, pues, difícilmente quien había aprobado los recortes sociales podía constituirse en representante del combate a los mismos.

El discurso de Podemos ha venido siendo claro y genuino: acabar con los recortes. La transversalidad del discurso radicaba en que los recortes dañaban por igual a electores de derecha e izquierdas, y la confianza en sus dirigentes se basaba en la consideración de su autenticidad, pero en la campaña electoral del 26 de Junio el discurso de la coalición Unidos Podemos se tornó ambiguo con el fin de supuestamente atraer a votantes del PSOE lo cual desdibujo la frontera identitaria entre ambos partidos. La afirmación del líder de esta formación, Pablo Iglesias, de que ZP había sido el mejor presidente de la democracia contribuyó a evocar en la memoria de la izquierda que se sintió traicionada por ZP, una sombra de sospecha sobre el símbolo de la autenticidad de los dirigentes de Podemos.

Tras varios años de amargas experiencias de dirigentes políticos que han traicionado su integridad ideológica, la cuestión en la que se debate una gran parte de la ciudadanía no está entre derechas e izquierdas, ni entre radicalidad o moderación, sino entre políticos farsantes y auténticos. La emergencia de Podemos ha sido resultado de que se ha confiado en la autenticidad de sus dirigentes, pero cualquier sospecha de oportunismo se paga cara.

Los resultados de las elecciones del 26-J muestran una bajada de la participación respecto de elecciones anteriores y que el electorado que más se ha desmovilizado ha sido el de Unidos Podemos, pues el PP ha incrementado su representación y el PSOE ha obtenido mejor resultado que el que le auguraban las encuestas. *

La diferente valoración política de si fue el miedo o la desconfianza la que produjo la desmovilización electoral lleva a tener que adoptar medidas políticas diferentes; si se considera que fue el miedo el que operó como factor principal desmovilizador las medidas correctoras tenderán hacia la moderación, mientras que si se considera que fue la desconfianza las medidas debieran tender hacia la autocrítica. La valoración que mejor protege a los dirigentes de cualquier crítica es dar por bueno que fue el miedo, y que la confianza de los electores sigue intacta, pero si la desconfianza ha sido el principal motivo de la desmovilización, entonces la moderación puede ser entendida como oportunismo y acentuará la desconfianza.