01/12/2013
NOTICIA.
El 29/11/2013, en Quito, capital de Ecuador, tuvo lugar la II reunión de
ministros de Finanzas de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (CELAC).
NOTICIA.
El 29/11/2013, en Taskent, capital de Uzbekistán, tuvo lugar la reunión
de primeros ministros de los Estados miembros de la Organización de
Cooperación de Shanghai (OCS)
Transformaciones en la formación del espacio económico mundial
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (CELAC) se constituyó el 23 de febrero de 2010, en Riviera
Maya (México), y se estableció como un foro que agrupa a 33 estados
soberanos, y que busca profundizar la integración política, económica,
social y cultural de América Latina y el Caribe. La región comprende más
de veinte millones de kilómetros cuadrados, con una población de unos
600 millones de habitantes.
La Organización de Cooperación de Shanghai
(OCS) es una organización intergubernamental fundada en Shanghai el 15
de junio de 2001. Sus países miembros son China, Rusia, Uzbekistán,
Tayikistán, Kirguizistán y Kazajistán y se estableció para enfrentar
conjuntamente los desafíos en materia de seguridad, garantizar la paz y
la estabilidad regionales, promover el desarrollo común y favorecer los
intercambios culturales entre los pueblos. Sus países miembros abarcan
un área total de 30,2 millones de kilómetros cuadrados, con una
población combinada de 1.530 millones de habitantes.
Ambas organizaciones aunque distantes
geográficamente, con culturas y tradiciones políticas diferentes, nacen
con una vocación común, avanzar en el proceso de integración regional
para desarrollar de esa manera más eficazmente sus sinergias políticas y
económicas de las que cada país resulte beneficiado de las mismas.
Estas dos organizaciones, conjuntamente con la
organización de los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China,
Sudáfrica), nacen en el presente siglo y están tomando relevancia como
poderes emergentes que aspiran a jugar un papel protagónico en la
conformación de la economía mundo en el siglo XXI.
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El espacio económico mundo ha
sufrido diversos cambios desde los inicios de las primeras formas
capitalistas de producción, que básicamente se pueden resumir en cinco
estadios:
1º. (Siglo XVI)– (1789-1815-1830) Estadio de
acumulación capitalista originaria propiciada por las clases burguesas
bajo el dominio de la nobleza de las potencias absolutistas europeas.
2º. (1789-1815-1830)-(1873). El ascenso del
capitalismo al poder político y la formación de la nación moderna en
Europa y gran parte de América.
3º. (1873-1945). La confrontación de las
Potencias Europeas por las áreas geopolíticas de influencia exclusiva, y
la formación de la primera desconexión geopolítica del sistema económico
mundial propiciada por Rusia.
4º. (1945-1989). El final del enfrentamiento
militar en el Centro del Sistema Económico Mundial (Europa), la
descolonización de la colonias europeas, y las nuevas áreas de
influencia bajo el dominio de EEUU y de la URSS
5º. (1989-siglo XXI). Tras el fin de la URSS y
la integración de China en la OMC, el final de las áreas geopolíticas de
desconexión del sistema económico mundial, y la formación del espacio
comercial mundial.
En estas fases de la formación del espacio
económico mundo invariablemente
ha existido una relación entre un centro económico,
político y militar conformado y dominado por Occidente, y una periferia subordinada
compuesta por el resto de regiones del mundo, bajo el dominio colonial
hasta mediados del siglo XX, y posteriormente, bajo el dominio
neocolonial.
Los cambios en la periferia del
sistema económico mundial han determinado históricamente cambios en el centro del
sistema. La debilidad política de las regiones mundiales periféricas favoreció
su colonización, y la fortaleza política a favor de la soberanía
propició su emancipación colonial; a Francia le bastaron una pocos
buques de guerra para colonizar la península de indochina en el siglo
XIX, pero a mediados del siglo XX tuvo que retirarse ante la resistencia
política de sus pueblos; al igual que a Francia, le pasó al imperio
británico y otras
potencias europeas en sus dominios coloniales.
Desde el siglo XVI hasta la mitad del siglo XX,
la debilidad política de la periferia alentaba
a las potencias europeas a enfrentarse entre ellas por el control del centro del
sistema económico político mundial, pues su control les aseguraba el
dominio mundial. Tras la devastación que supuso la Segunda Guerra
Mundial por controlar el centro del
sistema, y con el final del dominio colonial tras la emancipación de las
colonias, el centro del
sistema económico mundial puso fin a sus enfrentamientos, uniéndose bajo
el liderazgo de EEUU para controlar económicamente a las naciones periféricas o
países en desarrollo con un reparto de las funciones económicas a escala
global, concentrando la demanda
efectiva de consumo en el centro del
sistema mundial, (formado principalmente por EEUU, Japón y la UE), y una periferia de
países pobres suministradora al centro
económico de materias
primas y mano de obra barata.
En el presente estadio de formación del espacio
comercial mundial, la crisis económica estructural del modelo de
acumulación neoliberal (1973-2008), iniciada en el 2008 está cambiando
la relación entre el Centro y
la Periferia. El G7,
que coordinaba y dictaba la política económica mundial, tras la crisis
del 2008 ha tenido que ceder el timón al G20 compuesto por los países
más importantes desarrollados y en desarrollo, aunque, si bien, esta
organización debido a los diferentes intereses que representa no ha
podido establecer hasta ahora una política coordinada mundial efectiva.
Los cambios más sustanciales en la
conformación del espacio
económico mundo se están
produciendo a partir del nacimiento de tres principales modelos de espacio
económico: 1.- el que agrupa a los países y regiones económicamente
emergentes; 2.- el que agrupa a los países desarrollados, y 3.- el
espacio que interconecta ambos espacios.
En el espacio que agrupa a los países
emergentes toma especial importancia la coordinación de los países BRICS,
el impulso de la OCS y la ASEAN +
China en Asia, y la CELAC y MERCOSUR en América Latina. La emergencia de
estas organizaciones está llevando a que en el espacio de los países
desarrollados se esté produciendo una reagrupación de naciones
planteándose la UE y EEUU la implementación de un tratado de libre
comercio. En el espacio que interconecta a los países desarrollados y en
desarrollo significativamente destaca la relevancia adquirida en los
últimos años de la APEC (Foro
de Cooperación Económica Asia-Pacífico) y la relación de la UE y EEUU
con China.
El centro desarrollado
mantiene la ventaja de poseer el mayor activo científico-técnico
productivo adquirido en
un recorrido de dos siglos desde que se inició la revolución industrial,
lo que le ha permitido dominar el sistema productivo y financiero
mundial, mientras que la periferia está
iniciando ese recorrido. No obstante, los cambios que se vienen
produciendo en el centro y
la periferia, a partir
de la crisis del 2008, están sucediendo a ritmos diferentes, mientras
que el centro desarrollado
permanece estancado en su crecimiento económico, los países y regiones
emergentes progresan no solamente en el crecimiento de su PIB sino en la
afirmación de su soberanía política y económica para transformar los
estándares neocoloniales de ser suministradores de materias primas y
mano de obra barata, hacia un modelo económico estructurado y
autocentrado, es decir, de economías que les permita disponer de
tecnología propia para armonizar el sector agrario, el industrial y de
servicios y desarrollar el consumo interno de sus sociedades.
La importancia de la fortaleza política de los países
en desarrollo para
emprender estos cambios se manifiesta por una parte, en la afirmación de
la soberanía política frente a la tutela neocolonial de los países
desarrollados, como se esta viendo en Latinoamérica y, por otra
parte, en la necesidad de buscar la integración regional que les permita
unir y complementar los recursos técnicos, productivos, financieros y de
mercado en la construcción de economías fuertes y estructuradas.
No obstante, las dos regiones en desarrollo
más dinámicas a favor de la integración económica, como es la que
conforma en el espacio euroasiático la OCS, la CEI y la ASEAN, y en
América Latina MERCOSUR y la CELAC, debido a sus propios desequilibrios
nacionales internos, no han alcanzado todavía el impulso político
necesario para dotarse de estructuras económicas y financieras
regionales que les permitiría alcanzar un nuevo nivel de integración y
dotarles de una mayor fortaleza económica.
En el caso de la OCS el proyecto más
importante para unir su espacio económico es la creación de la
denominada nueva ruta de
la seda que uniría por
ferrocarril Chongqing-Xinjiang-Europa y por carretera Lianyungang, en el
este de China, y San Petersburgo, en el noroeste de Rusia, uniendo los
países euroasiáticos respectivos, y en fase de estudios estaría promover
un banco de desarrollo de la OCS para proporcionar apoyo financiero a la
interconectividad y la cooperación industrial entre los países miembros
de la OCS.
En el espacio latinoamericano, MERCOSUR
representa económicamente la institución más avanzada en integración
regional, mientras que la CELAC es una institución que le queda aún
mucho recorrido para alcanzar una integración económica y financiera
efectiva, aunque la importancia de avanzar en la misma está presente en
su corta andadura. Los representantes financieros de los 33 países que
componen la CELAC se comprometieron en Quito a fortalecer la cooperación
entre bancos centrales, así como las inversiones intra y extra
comunitarias, por su parte, el ministro de finanzas de Ecuador, Fausto
Herrera, instó a sus homólogos de la (CELAC) a crear un organismo
financiero para enfrentar las consecuencias de una posible nueva crisis
mundial.
La debilidad de una arquitectura regional
financiera sólida y de un patrón monetario que les permita un
intercambio comercial ajustado al valor real de sus divisas sigue siendo
una carencia que limita la capacidad de integración de las regiones
en desarrollo con
voluntad política integradora. Y esta carencia es lo que permite a los
poderes financieros Occidentales y al dólar estadounidense perpetuar su
hegemonía.
Al igual que los cambios históricos que
propiciaron la descolonización no partieron del centro del
sistema político económico mundial sino desde la rebelión de los pueblos
de la periferia, en la
actual etapa de formación
del espacio económico mundial, los cambios deberán basarse en
conformar entidades regionales de los países en desarrollo dotadas de
instituciones financieras que propicien que se llegue a un equilibrio
económico entre el centro y
la periferia y
ponga fin a esa secular división geoeconómica mundial.
Si se alcanza ese nuevo estadio en la formación
del espacio económico mundial se
darán las condiciones para promover una integración mundial en la que se
instaure un patrón monetario mundial unitario y una arquitectura
financiera internacional transparente consensuada entre las naciones,
que permita: 1. - un desarrollo económico mundial inclusivo; 2.- se
ponga fin a la desconfianza entre naciones y con ello a la carrera
armamentística actual, y 3.- se inaugure una nueva etapa basada en la
paz, el fomento de la democracia a escala universal y el desarrollo
común en armonía con el medio ambiente
Si bien, la fortaleza de las regiones en
desarrollo sigue siendo todavía relativamente muy pequeña comparado con
el poder que detenta el centro económico
mundial, el camino está trazado, los avances de las regiones que
conforman las naciones en
desarrollo contribuirá en
una relación
dialéctica a
los cambios en el centro del
sistema en favor de una mayor integración mundial.
El centro económico
mundial es resistente a los cambios en favor de un equilibro económico
mundial pues atenta a su visión hegemónica internacional. El recorrido
histórico de los países en
desarrollo hasta alcanzar
la fortaleza necesaria que propicie ese equilibrio mundial estará en
función de la voluntad política y de la sabiduría para promover la
integración económica y financiera en sus ámbitos respectivos.
Comparación del PIB y población de los
principales países desarrollados con el resto del mundo