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Crítica política sobre noticias de actualidad en el mundo

Una visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la integración económica mundial y la armonía con el medioambiente

Autor

Seudónimo: Saint Just

Artículos


08/05/2016

NOTICIA. Una encuesta realizada por el Instituto IFOP revela que el 63% de los franceses no confía en el gobierno para defender los intereses franceses en las negociaciones sobre el Tratado Trasatlántico de Libre Comercio e Inversión (TTIP) entre la Unión Europea y Estados Unidos.

 

El TTIP y la sombra de la desconfianza

La encuesta para conocer la opinión de los franceses sobre el TTIP fue realizada por  el instituto Ifop, realizada para el sitio Atlántico, entre el 28 de abril y el 2 de mayo y publicada el 06/05/2016. En la misma se aprecia una profunda desconfianza sobre el TTIP y sobre el secretismo de las negociaciones: el 68 por ciento de las personas encuestadas consideran que las empresas estadounidenses serían las grandes beneficiarias de este tratado; el 63% no confían en el gobierno para defender en las negociaciones los intereses franceses, aumentando hasta el 69% la opinión de quienes no confían en la Comisión Europea, y para el 48%, el TTIP es una amenaza a las condiciones laborales de los trabajadores franceses.

La realización de la encuesta coincidió con la filtración el 02/05/2016, por la organización Greenpeace, de 248 páginas de documentos sobre el TTIP, en las que se desvelaban fuertes presiones por parte de EEUU para que la UE modifique leyes que se refieren a la protección de los consumidores y el medio ambiente. Tras la filtración, el 03/05/2016, el presidente François Hollande, se pronunciaría sobre el TTIP, afirmando su oposición al mismo en "el estado actual de las negociaciones", por estar basado en el "libre comercio sin reglas".

El TTIP, negociado en el mayor secreto desde mediados de 2013, tiene como objetivo eliminar las barreras comerciales y regulatorias ente la UE y EEUU para crear una vasta zona de libre comercio.

 

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Dentro de los países de la UE, la sociedad francesa es una de las más apegadas a sus tradiciones nacionales y, por ello, muy recelosa contra quienes puedan atentar desde fuera contra su soberanía nacional, sin embargo, en esta ocasión la desconfianza se encuentra instalada contra el Presidente y el gobierno de la nación. La desconfianza en que los representantes de la nación no defenderán los intereses de la misma, es la percepción de quienes piensan que pueden ser traicionados, en este caso en las negociaciones sobre el TTIP. Esta percepción negativa tiene que ver con dos cuestiones fundamentales, el secretismo de las negociaciones, y la experiencia acumulada de traiciones a las promesas electorales por distintos dirigentes políticos desde la crisis financiera del 2008.

El secretismo, en un asunto como es la negociación del TTIP que afecta directamente a toda la ciudadanía, induce a la sospecha. El ocultamiento cuando existe confianza en el negociador no es inquietante para quien delega, pero cuando no se tiene confianza en el negociador, la ocultación es sinónimo de que se está preparando un acuerdo negativo de hechos consumados. Por el contrario, la virtud de la transparencia es que permite el control de lo que se negocia y del negociador.

Con toda probabilidad, el secretismo en la negociación del TTIP responde a una calculada estrategia de la UE y de EEUU, basada en el temor de que el debate público sobre las medidas económicas en cuestión desembocaría en una oposición social y política que harían inviable el acuerdo, y por ello, la vía de la transparencia quedó descartada en las negociaciones. Sin embargo, el secretismo ha debilitado la confianza ciudadana en sus representantes políticos, ya muy deteriorada debido al reiterado número de promesas electorales incumplidas, y a la percepción de que los representantes políticos en los diferentes países de la UE son dependientes de los dictados de EEUU.

Una opinión que resta credibilidad a las cumbres para apuntalar el acuerdo del TTIP, como el encuentro que tuvo lugar en Hannover (Alemania) el 24/04/2016, entre la canciller alemana Ángela Merkel y el presidente de EEUU Barack Obama en el que ambos coincidieron en seguir avanzando con el TTIP, del cual declaró Obama, "No anticipo que podamos completar la ratificación para final de año, pero sí que tengamos el acuerdo cerrado", y del que la canciller alemana señalaría, “. "Celebro que el presidente de Estados Unidos apoye acelerar este proceso en los próximos meses". Un periodo de tiempo que va a ser  decisivo para el curso de las negociaciones del TTIP, pues sin transparencia la desconfianza ciudadana seguirá aumentando, y si se optara por la transparencia las exigencias estadounidenses tendrían que ser recortadas para evitar la oposición social a la totalidad del TTIP.

Aun en el caso de que se cumplieran las exigencias de EEUU de que la UE acepte el TTIP antes de noviembre que tienen lugar las elecciones presidenciales en EEUU, su ratificación por los diferentes países se prolongaría en el tiempo, lo que puede dar lugar a que se entre en un periodo en el que el TTIP en lugar de ser un instrumento para incorporar a la UE a las leyes económicas estadounidenses la aleje de EEUU, y contribuya a aumentar la deriva nacionalista de amplios sectores sociales en el seno de la UE propiciada por la crisis de los refugiados, lo cual aumentaría el desgaste de los partidos tradicionales de la derecha y socialdemocracia que han gobernado en los países más importantes de la UE desde la posguerra, un probable escenario que puede inducir a las partes a postergar el TTIP para más adelante sin renunciar al mismo.

Y es que EEUU no puede renunciar a un TTIP bajo la premisa de las leyes estadounidenses, pues constituye la base sobre la que sus empresas pueden hacer negocio, como, por ejemplo, en el sector agropecuario donde el mercado interno de EEUU es ya insuficiente, lo cual colisionaría con la actual Política Agraria Comunitaria de la UE con altos estándares de calidad en su producción, como el de alimentos libres de transgénicos, y a su vez tendría una repercusión negativa en la agricultura de países como Francia muy dependientes de la PAC, a pesar de que otros como Alemania pudieran beneficiarse de una mayor exportación de automóviles.

A pesar de que la unión con el TTIP de las dos potencias económicas mayores del planeta por su renta per cápita, EEUU con 320 millones de habitantes y la UE con 510 millones de habitantes, puede parecer un proyecto ambicioso, el mismo, en una situación de crisis de la demanda efectiva en los países desarrollados, no garantiza el crecimiento económico recíproco sino meramente la concentración del crecimiento por absorción competencial de unas empresas por otras, de lo cual principalmente serían beneficiadas las empresas estadounidenses, mientras que el desempleo en la UE podría crecer.

La unión del mundo occidental en cuestiones de relevancia política y cultural sin duda es positiva, pero no tiene porque serlo en el plano económico si éste se basa en la relación de que unos ganen a costa de que otros pierdan, principio sobre el que descansa el TTIP en beneficio de EEUU, y que los dirigentes de la UE muy dependientes de  EEUU podrían terminar aceptando, una sombra de desconfianza que crece y se proyecta sobre una recelosa ciudadanía en varios países de la UE.

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En el actual estadio de la economía mundo en el que Asia sobre todo China y Sudamérica ganan cada vez más importancia, el crecimiento económico mundial debe sustentarse en una relación global de ganar, ganar todos, con la promoción del acceso de miles de millones de personas a sus necesidades básicas de alimentación, asistencia sanitaria y educación.

Sin embargo, EEUU no apuesta por un modelo de crecimiento mundial que permita el desarrollo pleno de los países en desarrollo pues el mismo llevaría a que los países emergentes más poblados como China y la India cuando alcanzaran una renta per capita de países modestamente desarrollados (unos 15000 $ per capita), el PIB nominal de estas naciones sobrepasaría con creces al de EEUU, relegándole de su actual y casi hegemónico poderío económico.

Es esta consideración, de prevalencia de su hegemonía por encima del interés económico mundial lo que le lleva a EEUU a intentar recomponer el modelo de crecimiento económico mundial anterior a la crisis financiera del 2008 basado en el consumismo de los países desarrollados, mientras que el resto de países debieran estar fuera del desarrollo tecnológico y continuar como suministradores de materias primas y mano de obra barata, una doctrina geoeconómica que le lleva entre otras cuestiones a:

- Intentar contener el desarrollo económico de los países emergentes, a través de tratados comerciales al margen de los mismos, el TTIP en el Atlántico y el TPP en el Pacífico.

- No participar en proyectos económicos que no controla como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura BAII fundado a iniciativa de China y en el que si participan la mayoría de países de la UE, y cuyo objetivo es unir económicamente el espacio asiático.

- Apostar por una política depredadora de las economías de sus aliados para posibilitar la solvencia de sus propias empresas por absorción de empresas europeas, principalmente pequeñas y medianas, objetivo del TTIP.

- Fomentar la confrontación entre la UE y Rusia para impedir que surja un proyecto económico euroasiático desde Lisboa hasta Vladivostok, en el que EEUU quedaría por su ubicación geográfica relegado, y por ello apuesta por la promoción de los espacios económicos de la conexión este oeste de las costas atlánticas del hemisferio Boreal, y este oeste del océano Pacífico sin incluir a China, pues en ambos espacios EEUU ocupa un lugar central.

Geo-espacios económicos

 

Elaboración propia

Sin embargo, a pesar de todos los intentos de EEUU por volver a restaurar el mundo unipolar del final del siglo XX, tal ambición ya no es posible, a ello se opone: la emergencia económica y tecnológica principalmente de China; la revitalización política internacional de Rusia y los avances cualitativos en armamento tanto ofensivo como defensivo, y sobre todo el deseo de miles de millones de personas de salir del atraso económico en el que viven.

EEUU, no va a poder evitar la emergencia del mundo en desarrollo, y lo deseable sería que se acomodara al nuevo mundo multipolar emergente, en el que participase de forma constructiva como un actor mundial de primera categoría. Lo mismo habría que pensar de la UE. Sería entonces cuando se darían las condiciones para establecer una colaboración mundial que permitiría poner fin a las armas nucleares y hacer de la paz y el desarrollo de género humano el eje de las políticas globales.

En la actualidad, la resistencia al TTIP forma parte de ese camino.

 

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