21/11/2016
NOTICIA.
El 20/11/2016, finalizó en Lima (Perú), la XXIV reunión del Foro de Cooperación
Económica Asia-Pacífico (APEC).
Los
caminos de la economía mundial
El 20/11/2016, el presidente
peruano, Pedro Pablo Kuczynski, anfitrión de la XXIV Reunión del Foro de
Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), con una exhortación a la promoción
del libre comercio y la integración regional, dio por concluida la cumbre. En
rueda de prensa Kuczynski declaró que los miembros del APEC en la declaración
final (Declaración de Lima)
expresaron su disposición a trabajar para sentar las bases de la futura apertura
del comercio en el espacio económico Asia-Pacífico, y se comprometieron a: "Estudiar
cuidadosamente la posibilidad de una Área de Libre Comercio”, en el que se
contempla que el Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica (TPP,) se
convierta en un punto de partida hacia una Área de Libre Comercio de los 21
países que componen el APEC. La Declaración
de Lima contempla entre otros
puntos: 1. la promoción de las inversiones; 2. el desarrollo innovador; 3. la
conectividad económica; 4. la promoción de mercados comunes, y 5. la cooperación
técnica y económica.
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Durante las sesiones de la cumbre,
a la que asistieron los máximos mandatarios de los 21 países que conforman el
Foro, estuvo planeando la incertidumbre del cambio político en EEUU. La Declaración
de Lima está redactada como un
alegato contra el proteccionismo económico y a favor del libre comercio, como si
fuera una refutación a las tesis proteccionistas declaradas por el presidente
entrante de EEUU, Donald Trump.
La tendencia al proteccionismo
está teniendo especial incidencia en determinados países desarrollados con una
fuerte base industrial en los que una gran parte de la clase obrera percibe la
globalización económica de forma negativa debido a la deslocalización industrial
y la precariedad laboral.
Sin embargo, la deslocalización de
la parte de la industria que requiere mano de obra poco cualificada ha venido
desarrollándose en las últimas décadas sin que aparecieran tendencias
proteccionistas, ha sido después de la crisis del 2008 cuando las mismas se han
acentuado. La ralentización económica ha disminuido la oferta de trabajo. El
desempleo y la inseguridad en el empleo han creado las condiciones para reducir
los salarios ante la indefensión laboral del trabajador, y los datos de
desempleo ocultan la precariedad laboral, otorgando la condición de empleado a
quien solo puede trabajar unas pocas horas a la semana.
La evocación de un pasado de pleno
empleo, en torno al cual se podía construir un hogar estable, se instala con
fuerza entre las clases trabajadoras, que ven que su futuro no es ni será mejor
que el que tuvieron la generaciones que les precedieron. La ideología del progreso por
la cual cada generación debía mejorar las condiciones de vida de la precedente,
opera también a favor de volver a la situación de épocas pasadas.
La justificación de que la crisis
económica es un estado temporal breve, no se sostiene ocho años después de
haberse iniciado la misma, sin que tampoco se atisbe un cambio futuro. La
promesa del retorno al crecimiento económico y el pleno empleo de calidad, ha
pasado a ser la promesa eterna que nunca se cumple.
Tras la crisis del 2008 la
economía mundial ha entrado en una nueva fase. El modelo de crecimiento
económico basado principalmente en la demanda
efectiva de los países
industrializados ha hecho techo. No es posible iniciar un nuevo ciclo económico
sobre la base casi exclusiva del consumo de las sociedades desarrolladas y se
precisa de la incorporación de más países a la demanda
efectiva de bienes y servicios,
para lo cual, las principales economías
en desarrollo deben cambiar su
estructura económica de ser suministradores de materias primas y mano de obra
barata por otra que les permita convertirse también en productores y demandantes
de bienes y servicios. Esta transformación implica una gran inversión en
infraestructuras y el acceso y la capacitación en el conocimiento científico
técnico para constituirse en sociedades dinámicas e innovadoras.
EEUU para situarse como líder en
el nuevo escenario económico mundial ha venido impulsando una serie de
iniciativas tendentes a configurar un área de influencia exclusiva económica
global entre las que destacan: 1. la promoción de tratados de libre comercio con
la exclusión del China y Rusia de los mismos, como son el TTP y el TTIP; 2. su
autoexclusión de las iniciativas de China y de Rusia del BAII orientado
a fomentar la conectividad continental asiática; 3. la confrontación de sus
aliados de la OTAN con Rusia, para evitar una posible alianza económica
ruso-alemana que podría dar lugar a un espacio económico desde Lisboa hasta
Vladivostok quedando EEUU por sus posición geográfica fuera del mismo, y 4. la
promoción de políticas desestabilizadoras en los países ricos en materias primas
que encuentra su apoyo en la viejas oligarquías locales.
Sin embargo, esta iniciativa de
conformar un área exclusiva de desarrollo económico con centro en EEUU, que
uniría la riberas del Pacífico (TTP) y las del Atlántico (TTIP) de la que el
presidente de EEUU, Barack Obama, llegaría a afirmar que debiera constituir la
base para que el siglo XXI fuera estadounidense y no de China, no parece que
vaya a tener éxito. En la propia reunión de la APEC en Lima, EEUU tuvo que
avenirse a considerar que el TTP debe insertarse en un acuerdo de libre comercio
de los 21 miembros del foro, por otra parte, el TTIP, a pesar de haber
encontrando en Obama y Merkel sus principales impulsores, no parece despertar el
entusiasmo de otros países principalmente de Francia con una agricultura muy
subvencionada. Tampoco EEUU ha encontrado, con excepción de Japón, seguidores en
su política de boicot al BAII, pues casi todos sus socios europeos entre los que
destaca Gran Bretaña, se han incorporado al mismo. A esta precaria situación en
la conformación de un área exclusiva global de comercio bajo el liderazgo de
EEUU, se ha sumado el giro político dado en la presidencia de EEUU con la
llegada del partido republicano, muy crítico con estos tratados y partidario de
un sistema de tratados bilaterales de EEUU con cada nación de forma
individualizada.
En el fondo de la cuestión, lo que
se plantea en la que deber ser la evolución de la economía mundial, es si se
debe priorizar una relación entre partes de que unos ganen a costa de que otros
pierdan, principio bajo el que se ha desarrollado la economía mundial desde la
posguerra, o si por el contrario, se debe establecer una relación de ganar
todos de forma equilibrada. Esta
segunda opción es la que parece que va ganando fuerza impulsada principalmente
por China que aboga por promover la integración
económica regional y global, con la construcción de un área de libre
comercio de Asia-Pacífico sin exclusiones, el desarrollo de la iniciativa de la nueva
ruta de la seda para unir Oriente
y Occidente, y la construcción de una red de conectividad asiática.
Hasta ahora, los países con un
alto poder adquisitivo han
sido los beneficiarios de la globalización por disponer de manufacturas baratas
elaboradas con sueldos bajos fuera de sus fronteras. Las tendencias sociales
proteccionistas en los países más industrializados son una reacción de defensa
ante los cambios que está experimentando la economía
mundo, sin embargo, los intentos de volver a un pasado de prosperidad
basado, como en los últimos sesenta años, en la demanda
efectiva de los países
desarrollados, es un mundo que no volverá, y los intentos por restaurarlo solo
pueden llevar a medidas de economía destructiva para impedir que otros prosperen
y a perpetuar un escenario de sanciones, guerras e inestabilidad en el que EEUU
lleva implicado todo el presente siglo.
En la actual coyuntura de la
economía mundial, la opción más correcta para las clases trabajadoras en todos
los países del mundo incluidos los más poderosos como EEUU, es la apuesta por
una integración económica mundial, que a diferencia del denostado concepto de
globalización, debiera suponer un aumento de la producción en los países
desarrollados orientada a la conectividad y el desarrollo de todos los países
del mundo.
Aunque el impulso al libre mercado
internacional no puede realizarse de forma apresurada, pues en su contrapartida
genera tendencias acusadas hacia el proteccionismo, la apertura para promover la
integración económica mundial es el camino.
Si tras la Segunda Guerra Mundial,
los países implicados en la contienda tuvieron que empeñarse en una ingente
tarea de reconstrucción que les permitió sentar las bases de su actual
desarrollo, por qué ahora no va a ser posible un esfuerzo global para la
reparación del atraso que ha dejado en los países actualmente en desarrollo
siglos de colonialismo y neocolonialismo. Esa es la apuesta de China, desarrollarse
desarrollando el mundo, un
camino al que EEUU debiera apuntarse, y en el cual tiene grandes posibilidades
de prosperar. Y la paz y el desarrollo mundiales serían sus beneficiarios.