La cumbre del Foro de Cooperación China-África (FOCAC), que se ha
celebrado en Beijing los días 3 y 4 de septiembre, ha sido el sexto encuentro de
este foro que se constituyó en el año 2003. La cumbre ha contado con la
presencia de los 53 países africanos que han establecido relaciones diplomáticas
con China, con 1.069 representante de más de 600 empresas, grupos de negocios e
instituciones de investigación y colaboración de empresarios chinos y africanos.
También han estado presentes 67 compañías de Fortune 500, así como pequeñas y
medianas empresas, con la finalidad de establecer acuerdos entre China y África
principalmente en industrialización, comercio, infraestructuras, energía y
comercio electrónico. La conferencia se ha centrado en las medidas para
facilitar las exportaciones entre África y China quien viene siendo el mayor
socio comercial de África durante nueve años consecutivos.
--------------------
ETAPAS EN LA CONFIGURACIÓN DEL ESPACIO ECONÓMICO
MUNDIAL
Los cambios
acontecidos en la configuración del espacio económico mundial (Economía
Mundo), desde sus inicios en el siglo XVI con el ascenso de la cultura
protestante en el centro y norte de Europa que daría lugar a las primeras formas
precapitalistas de producción y la expansión del comercio de ultramar por las
potencias europeas, ha transcurrido por cinco etapas o estadios.
Primera Etapa
(Siglo XVI-1815). La acumulación originaria de capital
La Primera
Etapa,
del siglo XVI a principios del siglo XIX, que daría lugar a la acumulación
capitalista originaria y estaría caracterizada por: el sometimiento de
amplias regiones del mundo a las Monarquías absolutistas europeas; la formación
del comercio de larga distancia y el comercio de base nacional (Mercantilismo);
la guerra permanente entre las potencias europeas por el control de los espacios
de ultramar; la formación de una incipiente clase burguesa que concentraría los
beneficios de la
cumulación originaria capitalista que promovería cambios institucionales en
Inglaterra y Francia contrarios al absolutismo de las monarquías de Antiguo
Régimen.
Segunda
Etapa
(1830-1914).
El ascenso del capitalismo al poder político
La Segunda
Etapa,
se desarrollaría durante el siglo XIX y daría lugar con las revoluciones
liberales en Europa al ascenso del capitalismo al poder político y la formación
de la nación moderna. Durante la misma, las revoluciones liberales pondrían fin
al Antiguo Régimen;
se formarían los Estados nacionales de base constitucional; se generalizaría la
economía de mercado haciéndola extensible al mercado mundial basada en el patrón
monetario Oro; tras la derrota de Napoleón, durante el periodo de 1815 a 1914 se
establecería un periodo de Paz de cien años entre las potencias europeas que
permitiría el reparto colonial de África y Asia principalmente entre Gran
Bretaña y Francia y, en el continente americano, tras su emancipación de España
e Inglaterra, EEUU se constituiría en la nación dominante.
Tercera
Etapa.
(1914-1945) El
enfrentamiento de las potencias mundiales en el Centro del sistema económico
global y la
desconexión de la URSS
La Tercera
Etapa,
estaría determinada por la confrontación de
las Potencias Europeas, y por la primera desconexión del sistema
económico mundial protagonizado por la Revolución Rusa. El periodo de esta
etapa tendría su origen en la crisis económica iniciada en 1870, que produciría
la deriva de las potencias europeas hacia el proteccionismo económico y a
sustentar su desarrollo económico en un modelo imperialista basado en áreas
geoeconómicas de influencia exclusivas en
régimen colonial, que culminaría en 1914 en la Primera Guerra Mundial por el
dominio de Europa, constituida tras el reparto colonial principalmente entre
Francia y Gran Bretaña, en el Centro económico
mundial,
siendo Alemania, relegada en el reparto colonial, la desencadenante de la misma
en su aspiración de dominar el Centro económico y por ende la economía global.
Tras la derrota de Alemania en 1918 por Francia y Gran Bretaña se abriría un
periodo de paz en el que se volvería restablecer el patrón oro y se iniciaría un
periodo de globalización económica que se quebraría en 1929 con el inicio de una
profunda crisis económica que propiciaría un retorno al proteccionismo y el
abandono del patrón oro. Alemania, de nuevo, relegada como potencia en el
tratado de Versalles que había sellado la condiciones de su derrota en el
Primera Guerra Mundial, volvería a retomar sus aspiraciones de dominar Europa, y
con ello establecer el dominio global, esta vez en alianza con Japón que
pretendía someter en régimen colonial a China.
Cuarta
Etapa.
(1945-1989)
El final del enfrentamiento en Centro del sistema económico global y la
descolonización
La Cuarta
Etapa,
abarcaría el periodo 1945-1989, y daría lugar: al final del enfrentamiento entre
potencias liberales en el Centro
del sistema económico global; la descolonización, y el establecimiento de un
nuevo sistema de áreas de influencia lideradas por los vencedores de la Segunda
Guerra Mundial, Estados Unidos y la URSS.
En esta
etapa, al igual que le sucediera al imperio español a principios del siglo XIX,
la crisis en las metrópolis centrales crearía un vacío de poder en las colonias
que permitiría a las fuerzas de emancipación colonial su independencia y la
fundación de la mayoría de las naciones actuales de Asia y África. La
descolonización y la presencia de la URSS como competidor global en el
establecimiento de áreas geopolíticas de influencia poscoloniales, llevaría a
las potencias liberales industriales al entendimiento político y a unirse en una
misma organización militar, la OTAN, poniendo así fin a cuatrocientos años de
enfrentamiento militar entre las diferentes potencias Occidentales. Se volvería
al patrón oro, y se establecería el Modelo de capitalismo
monopolista de Estado, en el que el Estado controlaba los sectores
estratégicos de la economía nacional. El espacio soviético, regido desde Moscú
se desarrollaría desconexionado de
la economía global y en una Guerra Fría permanente con los países de la OTAN. El
atraso de las naciones surgidas de la descolonización, y la desconexión del
sistema económico global de la URSS, dejaría en manos de la potencias
occidentales la organización de la economía global basada en una nueva relación
neocolonial con las antiguas colonias en la que los procesos de producción y el
comercio de estos nuevos países seguirían subordinados a las antiguas
metrópolis. En este contexto, las potencias industriales occidentales emergerían
del periodo de posguerra con inusitado vigor inaugurando un nuevo ciclo
económico alcista que duraría hasta la crisis económica de 1973, motivada por el
abandono de EEUU del anclaje del dólar al patrón oro (1971), que debido a la
financiación de la creciente deuda estadounidense en gastos militares por
emisión de dólares sin estar sujetos al patrón oro, produciría un incremento de
los precios del petroleo y una acentuada Estanflación (estancamiento
con inflación), que llevaría a una subida dramática de los tipos de interés en
las deudas de los países en desarrollo donde la mayoría de sus recursos tuvieron
que ser destinados al servicio de la deuda, siendo el principal beneficiario de
la misma como prestamista más importante, EEUU, obteniendo recursos adicionales
que le permitiría afrontar los gastos de la guerra de Vietnam (1964-1975). La
crisis económica de 1973 daría paso a un nuevo modelo de gestión capitalista
global, las potencias liberales occidentales iniciarían un proceso de
desmantelamiento de los monopolios del Estado a través de su privatización, los
bancos centrales se independenciarían del Estado pasando el sector financiero
privado a convertirse en el rector de la economía global; a la vez, se iniciaría
una progresiva apertura en la formación de un mercado mundial basado en el dólar
como moneda de pago para las transacciones comerciales. Esta nueva formulación
del capitalismo daría paso a una fase económica liberal, o neoliberalismo. Las
dos potencias desconexionadas de
la economía global, la URSS y China, entrarían en crisis. En 1979 China
iniciaría un proceso de reforma y apertura que le ha llevado a convertirse en
líder manufacturero mundial, mientras que la URSS sucumbiría a la perpetuación
de su aislamiento. Las grupos económicos privados formados en la sombra bajo la
URSS, se constituirían en grupos oligárquicos que propiciarían su
desmantelamiento con el objetivo de lograr la inserción de sus capitales en la
economía global.
Quinta
Etapa.
(1989-2008)
El neoliberalismo económico y la formación del espacio económico global
La Quinta
Etapa,
comenzará en 1989 tras la desaparición de los espacios socioeconómicos desconexionados de
la economía global. En esta etapa, el sistema económico mundial ha dejado de
configurarse en base a áreas de influencia geoeconómicas exclusivas cerradas al
comercio entre las mismas, iniciándose una progresiva apertura hacia la
globalización del mercado mundial, que, con la incorporación a la OCM de China
(2001) y Rusia (2012), experimentará un avance ya sin retorno. La economía
mundial se conforma en un único
espacio en
el que la ideología revolucionaria de la desconexión promovida
durante la Guerra Fría pierde vigencia y, una vez culminada la descolonización,
la guerra mundial como recurso para la expansión de áreas de influencia
exclusivas pierde también su principal razón de ser. Las rivalidades entre
potencias se trasladan principalmente al terreno económico. La guerra es
contemplada por las potencias dominantes de la OTAN como recurso de agresión
contra los países en desarrollo que pretenden alejarse de su tutela económica.
La economía global se sustentará en una relación neocolonial entre
el Centro occidental industrializado bajo el liderazgo de EEUU, y los países en
vías de desarrollo sumidos en profundos desequilibrios socioeconómicos internos,
que en el nuevo espacio global, inducirán al incremento de la migración a los
países desarrollados. Con el final de los espacios económicos desconexionados,
el modelo neoliberal iniciado en la década de los ochenta se extenderá al
conjunto de la economía
mundo. El crecimiento económico mundial, se realizará con el estímulo del
consumismo del 15% de la población mundial de las sociedades desarrolladas, en
una relación neocolonial,
que mantendrá en el atraso a la mayoría de la humanidad que vive en los países
en desarrollo. Este modelo de crecimiento económico se agotaría en la crisis
financiera del 2008. La concentración del crecimiento en un número limitado de
consumidores desembocaría en su apalancamiento financiero que arrastraría a la
banca a una crisis global sin precedentes, que la remontará por medio de planes
de rescate públicos y la concentración del sector en torno a las entidades más
solventes. La crisis del 2008 cambiaría también la relación entre los países
desarrollados y en desarrollo. El G7 que hasta entonces había sido el único
referente en la determinación de la marcha de la economía global, cedería su
protagonismo al G20, a su vez, las principales economías del espacio
euroasiático Rusia, India y China, conjuntamente con la más dinámica del
continente Africano, Sudáfrica, y de Sudamérica, Brasil, formarían el grupo
BRICS, impulsando su coordinación y estableciendo un banco común para el
desarrollo. En este progresivo cambio en la formación de la economía
mundo, la nación que adquirirá un mayor protagonismo será China. Desde la
década de 1980, el desarrollo económico de China se había fundamentado
principalmente en la exportación de productos manufacturados sobre la base de
la demanda efectiva de
las potencias desarrolladas, quienes habían optado por externalizar en gran
medida la fabricación de sus productos manufacturados a China con mano de obra
más barata, reservándose para sí, la creación tecnológica de los productos. La
globalización permitió crear una dualidad en la redistribución del trabajo,
mientras que las potencias desarrolladas se especializaban en mano de obra
cualificada, China se convirtió en la fábrica del mundo de mano de obra directa
poco cualificada destinada a la fabricación de los productos. La crisis
financiera del 2008, debilito de manera significativa la demanda
efectiva de los países desarrollados y China vio caer su producción
sensiblemente. En los años posteriores a la crisis del 2008 China sorteo la
misma a través de fuertes medidas de estímulo a su economía, financiadas gracias
a su enorme volumen de reservas de divisas, fruto del ahorro de casi tres
décadas con crecimiento económico por encima del 10% anual de su PIB. Las
medidas de estímulo, estaban destinadas a sortear coyunturalmente los efectos de
la recesión del mercado global en tanto los países desarrollados se recuperaban
de nuevo a los estándares de la demanda
efectiva anteriores a la crisis. Sin embargo, la prolongación de la crisis,
situaría a China en la coyuntura de iniciar un cambio estructural del modelo
económico de las tres décadas anteriores dependiente tecnológicamente de los
países desarrollados. En el año 2012, el PCCh celebraría su VXIII congreso en el
que se definiría el nuevo modelo de desarrollo en el que se adentra China. Uno
de los desafíos a los que se enfrentaba la economía de China era la considerada
por sus dirigentes como la
trampa de los ingresos medios, que se produce cuando un país en desarrollo
incrementa moderadamente sus salarios perdiendo competitividad los artículos
producidos, e induce a los inversores a trasladar sus capitales a naciones con
salarios más bajos. Esta trampa en la que se estancan los países en desarrollo,
es consecuencia de la dependencia de sus economías de los mercados de consumo de
los países desarrollados, y la dependencia tecnológica de sus productos. La
manera de superar esa trampa es
con la mejora de la
productividad de los procesos de producción, de tal manera que la reducción
de costes permite el aumento de los salarios sin que ello afecte a la
competitividad del precio final de los productos. Sin embargo, los avances en la
productividad no pueden realizarse sin una sólida preparación y competencia en
ciencia y tecnología, lo cual implica una reestructuración integral por el
lado de la oferta, que necesariamente supone: 1. la implementación de un
sistema educativo competente en innovación tecnológica; 2. La mejora continua de
los procesos de producción, y 3. el diseño y propuesta de nuevos productos
competitivos en el mercado global. Desde el año 2012, China avanza por esta
senda en el objetivo de pasar del modelo productivo de los últimos 30 años
basado en la fabricación de productos con tecnología de otros países, al hecho
en china con tecnología propia. En esta transición China ya ha dado pasos
importantes: el sector
terciario se ha convertido en el más importante de su actividad económica;
conjuntamente con EEUU China lidera mundialmente el número de registros de
nuevas patentes, y el consumo interno se ha convertido en el pilar más
importante de su PIB.
Inicios de
una Sexta Etapa. (2008-siglo
XXI). El final del ciclo neoliberal y el inicio de la cooperación económica Sur
- Sur
La crisis
del 2008, aunque sus efectos todavía no son notoriamente percibidos, ha marcado
un antes y un después, y a abierto una nueva
etapa en la Formación
de la Economía Mundo. El ciclo neoliberal iniciado tras la crisis de 1973 ha
llegado a su agotamiento. El crecimiento económico del PIB mundial que en esa
fase ha descansado sobre las potencias desarrolladas del G7 se ha visto
eclipsado en los años posteriores a la crisis del 2008 por el crecimiento de los
dos países en desarrollo más importantes India y China. En el año 2017 el
conjunto de la economía mundial creció 2.785.300 millones de dólares, siendo la
aportación del G7 al crecimiento del PIB mundial del 26,5%, mientras que la
aportación realizada por China con 811.920 millones de dólares representó el
29,2% del total del crecimiento del PIB mundial. El crecimiento del PIB es el
fundamento principal de la economía competencial, sin el cual su funcionamiento
se colapsa. La economía competencial estimula la mejora continua de
la productividad, pues permite a quien la obtiene ofrecer productos o servicios
a un menor coste, lo que obliga a la competencia a mejorar también su
productividad o en caso de no poder hacerlo a disminuir los salarios para
garantizar la competitividad de sus productos, y a la inversa, quien obtiene la
ventaja competitiva puede mejorar el poder adquisitivo de los productores a la
vez que mantiene su competencia en el mercado. China se sitúa en productividad
técnica en cuanto a la fuerza laboral necesaria para producir un millón de PIB,
detrás de los países desarrollados, sin embargo, la velocidad con la que avanza
en la mejora de su productividad es muy superior a la de los países
desarrollados.
Evolución de
la productividad de la fuerza laboral ente el año 2007 y el 2017
Fuente: CIA
Tal y como
se ve en la tabla de datos, la productividad de las tres economías más
importantes de los países desarrollados, EEUU, Japón y Alemania, es notoriamente
superior respecto de la India y China, mientras que Rusia ocupa una posición
intermedia, sin embargo, la evolución de la última década (2007-2017) muestra
como en las economías desarrolladas, debido al alto grado de productividad
alcanzado, las mejoras en la reducción de empleados necesarios para producir un
millón de PIB son muy pequeñas. EEUU redujo en ese periodo la fuerza laboral
necesaria para producir un millón de PIB de 11 a 8 empleados, Japón de 15 a 13 y
Alemania se mantuvo igual, mientras que China y la india debido a una posición
de notable atraso en el año 2007, la han reducido notoriamente, pasando en el
caso de China de 236 empleados a 68, India de 433 a 214, mientras que Rusia lo
ha hecho de 57 a 52. La singularidad del mayor incremento de la productividad en
China y la India respecto a las potencias desarrolladas es que a pesar de
continuar en el año 2017 con una ratio de empleados por millón de PIB muy por
encima de éstas, la importante reducción del número de empleados necesarios para
obtener un millón de PIB, ha permitido que los salarios de la fuerza laboral de
los 236 empleados en China en el año 2007 se hayan concentrado en 68 empleados
en el año 2017, y el de los 433 de la India en el 2007 en 214 en el 2017, a la
vez que se mantiene constante la competitividad del año 2007. Sin embargo, esta
mejora en la productividad que les permite aumentar el poder adquisitivo de su
fuerza laboral y competir aventajadamente, no permite superar por si misma la trampa
de los ingresos medios al establecerse la competencia en los procesos de
producción de mano de obra poca cualificada, susceptibles de ser fácilmente
deslocalizados. La condición
indispensable para superar la trampa
de los ingresos medios y pasar el umbral de país en desarrollo es avanzar en
la capacitación científica y tecnológica de la sociedad para liderar las
innovaciones en los productos demandados por el mercado y en la mejora técnica
de los procesos de producción. Este es el objetivo cualitativo de China y hacia
el que transita en los últimos años con notable éxito, al liderar las
innovaciones en el mercado global a un menor coste en diferentes sectores
económicos, destacando en: el sector de las comunicaciones terrestres en materia
de ferrocarriles de alta velocidad y levitación magnética; el de las energías
renovables, solar y eólica; el de la informática tanto en la alta computación
como en el sector minorista de ordenadores y telefonía móvil, etc. La posición
que está alcanzando China en la economía global va a ir produciendo
transformaciones importantes e irreversibles en la economía mundial. Al impulso
tecnológico de China hay que sumar su capacidad para hacer efectiva la
cooperación Sur-Sur. Desde que se iniciara en los años cincuenta del siglo XX la
doctrina de la colaboración Sur-Sur de los países en desarrollo, debido a su
atraso tecnológico no ha contado con los recursos para superar la economía de la
dependencia en la que los procesos de extracción de materias primas y producción
manufacturera han estado subordinados a la demanda
efectiva de los países desarrollados. Sin embargo, este modelo a partir de
la crisis del 2008 ha entrado en declive debido dos factores coincidentes, por
una parte, el agotamiento del modelo neoliberal de concentración del crecimiento
del PIB mundial en las potencias desarrolladas y, por otra parte, debido al
veloz desarrollo tecnológico de China que esta posibilitando que la colaboración
Sur-Sur puede materializarse en proyectos económicos que permiten el desarrollo
efectivo de los países del Sur, en los que, a diferencia del modelo neocolonial,
los conocimientos tecnológicos son compartidos y los beneficios revierten
principalmente en los países en desarrollo donde se realiza la inversión. El
desarrollo avanza superando cuellos de botella, que lo ahogan como la falta de
infraestructuras. En el modelo neocolonial, las infraestructuras solamente se
desarrollan en función de los intereses del centro económico desarrollado, como
es la extracción de materias primas, mientras en un modelo de desarrollo
compartido la implementación de infraestructuras viales, ferroviarias,
marítimas, económicas y de servicios en sanidad y educación, se orientan al
desarrollo integral de la nación. En algunos países de África este cuello de
botella se está superando. Los viejos ferrocarriles heredados de la época de la
explotación colonial europea, están siendo sustituidos por modernas vías
ferroviarias debido a la colaboración de China, como ha sido la construcción del
Ferrocarril Mombasa-Nairobi en Kenia, que ha creado 46.000 empleos y contribuido
con el 1,5% al crecimiento de su PIB, o la construcción de las principal red
ferroviaria durante décadas en Tanzania. La superación de un cuello de botella
de estas características permite situar el crecimiento económico en un nuevo
nivel de desarrollo, del que escalar al siguiente. Sin embargo, este modelo
rompe la ecuación de desarrollo-subdesarrollo, en la que se sustenta el modelo neocolonial,
lo que está llevando a EEUU, principal potencia económica a la contención de las
potencias emergentes BRICS, y la desestabilización política de los países en
desarrollo que no aceptan su tutela apoyándose para ello en oligarquías
apátridas que anteponen sus particulares intereses a los de la nación. En el
último año China ha pasado a ser el principal blanco de la política de
contención a su desarrollo por parte de EEUU con la imposición de aranceles
millonarios a productos importados desde China. Esta guerra económica impuesta a
China le obliga a esta nación a responder simétricamente a EEUU, imponiendo
aranceles en la misma proporción, que en la actualidad alcanzan un valor
recíproco de 50.000 millones de dólares. EEUU también ha recurrido a la
imposición arancelaria a productos de otros países, pero que en su conjunto no
alcanzan los 5.000 millones de dólares, lo que indica la prioridad dada a China
por parte de EEUU en su guerra comercial. Si tras la crisis financiera del 2008,
China se situó en la coyuntura de dar un
gran salto adelante para proyectarse como una potencia tecnológica con el
fin de superar la
trampa de los ingresos medios y el modelo de producción manufacturera
dependiente tecnológicamente de las potencias desarrolladas. China, ante el
acoso estadounidense, deberá acelerar la colaboración Sur-Sur con proyectos
económicos que contribuyan al desarrollo recíproco. En la actual coyuntura que
se le abre a la economía mundial quien marcará la dirección de la misma serán
las economías que más aporten al crecimiento mundial. El crecimiento del PIB es
el pilar fundamental sobre el que se renueva el valor económico global, y a la
postre, quien lidere el crecimiento global se convertirá en el centro de las
inversiones para obtener ganancias. La progresión de los países del Sur en el
peso de la economía mundial, necesariamente deberá inducir a las potencias
desarrolladas a intentar beneficiarse de los nuevos mercados, ante el
agotamiento de los propios, tal y como esta sucediendo con la implementación, a
iniciativa de China, del proyecto de la nueva Ruta y Franja de la Seda que ha
llevado a las potencias económicas de la UE a colaborar con dicha iniciativa,
mientras que EEUU en la estrategia por impedir que florezca un nuevo tipo de
economía fruto de la colaboración Sur-Sur se ha negado a participar. Es muy
probable que en los próximos años, las dos tendencias que marcan la coyuntura
actual de la economía
mundo se distancien más una de otra, por una parte, EEUU liderando una
política económica destructiva basada en el proteccionismo y las sanciones
financieras orientada a la contención de las potencias emergentes, y por otra
parte, una creciente colaboración Sur-Sur, liderada principalmente por China. La
sexta cumbre del Foro de Cooperación China-África (FOCAC), forma parte de ese
camino.