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Crítica
política sobre noticias de actualidad en el mundo
Una
visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la
integración económica mundial y la armonía con el medioambiente
Autor
Seudónimo:
Saint Just
Artículos
01/06/2019
NOTICIA.
Con la prohibición a las actividades de la empresa tecnológica China, Huawei, en
territorio estadounidense, EEUU incrementa su guerra comercial contra China.
EEUU en la trampa de Tucídides y la nueva oportunidad de China
1.
En el siglo V
a.C, Tucídides, historiador Griego de las guerras del Peleponeso, interpretó que
las mismas se iniciaron porque
Esparta,
potencia hegemónica, no soportó el ascenso de Atenas
iniciado en el año -479 tras la guerras médicas, y en
consecuencia hizo la guerra para detenerla, iniciándose las Guerras del
Peloponeso en el año -431. Desde entonces la expresión “la trampa de
Tucídides",
se ha venido utilizando para explicar el recurso a la
confrontación de las potencias dominantes frente a las potencias en ascenso.
2. En la
filosofía política de los gobernantes chinos, las crisis reflejan la caducidad
del estatus político y económico vigente, y su superación necesariamente precisa
de un renovado esfuerzo de transformación que representa a su vez un desafío y
una oportunidad.
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Desde que
China iniciara en 1979 su etapa de reforma y apertura, su modelo económico
estuvo basado en dos pilares fundamentales, la demanda efectiva global
concentrada en los países desarrollados, y su competitividad basada en la mano
de obra barata. Este modelo permitió a China mantener un crecimiento constante
en torno al 10% de su PIB, que le permitió sacar de la pobreza a más de 500
millones de habitantes.
La crisis
financiera del 2008 pondría fin a este modelo. La caída de la demanda
efectiva en los países desarrollados de la que dependía su economía situaría
a China en una encrucijada. La primera reacción de los gobernantes chinos fue
promover medidas de estímulo apoyándose en sus cuantiosas reservas monetarias.
Tal medida respondía a la coyuntura del momento, ante el desconocimiento de si
la naturaleza de la crisis iniciada en el 2008 era de carácter coyuntural o
estructural.
La
prolongación de la crisis haría ver a los gobernantes chinos que las medidas de
estímulo, pensadas para unos años, debido el prolongado estancamiento económico
de los países desarrollados, no podían perpetuarse, y la necesidad de avanzar
hacia otro modelo económico basado en la demanda efectiva interna, la
innovación y la apertura de nuevos mercados en los países en desarrollo, comenzó
a cobrar fuerza entre los dirigentes chinos.
El XVIII
congreso del PCCh, celebrado en noviembre del 2012, abriría las puertas a la
implementación del nuevo modelo económico. Los nuevos gobernantes emprenderían
una profunda transformación de las fuerzas productivas nacionales fomentando el
carácter innovador de su población que liberaría el enorme potencial de la
sociedad china en ciencia y tecnología; se iniciaría una renovada apertura hacia
los espacios económicos de los países en desarrollo tanto en África como en
América Latina; se implementaría la iniciativa de la Nueva Ruta y Franja de la
Seda, y la asociación de los BRICS cobraría un nuevo impulso al convertirse en
una asociación no solo política sino económica.
Desde que
China en el año 2012 comenzara su nuevo rumbo, con Xi Jiping como su timonel, la
economía China se ha ido situando globalmente como la más dinámica, no
solamente por el sostenido crecimiento de su PIB en torno a un 7% anual que, en
medio de una persistente atonía económica de los países desarrollados,
representa el mayor aporte al crecimiento del PIB global, sino porque las
sinergias en innovación de una población de más de 800 millones de trabajadores
está convirtiendo a China en una potencia tecnológica, a la vez que la mejora
continua de su productividad técnica le está permitiendo incrementar el
poder adquisitivo de su población y mantener una posición competitiva ventajosa
en el mercado global.
Los países
desarrollados acostumbrados a ser globalmente líderes en solitario en innovación
y productividad, perciben con inquietud la emergencia de un competidor. Los
países de la UE, a la vez que compiten con China, están inclinándose a
participar de los beneficios del auge de China pero, EEUU, dominador global de
las relaciones económicas y financieras mundiales, percibe el ascenso económico
de China como una amenaza.
Los efectos
de las barreras comerciales levantadas por EEUU contra China y de las
limitaciones a sus empresas pioneras en innovación como Huawei, son limitados, y
no van a impedir el desarrollo de China. Los gobernantes chinos se caracterizan
por su moderación pero no cabe en ellos la claudicación, y su respuesta será
tranquila pero firme. La crisis con EEUU va a representar para China una
nueva oportunidad para deshacerse de la
dependencia tecnológica de EEUU, y le impulsará a acelerar la meta de ir dejando
atrás el modelo productivo, "fabricado en China" por el "hecho en
China".
En el fondo
de la cuestión, la crisis comercial abierta entre China y EEUU obedece a dos
visiones del mundo y a dos concepciones ideológicas del mismo:
-EEUU
apegado a la ideología de la dominación mundial,
en la que el papel asignado al resto de naciones es el de la subordinación a sus
dictados, y en caso de insubordinación se aplica sobre ellos la tiranía de las
sanciones económicas, que su posición privilegiada en el sistema financiero
mundial le permite ejercer.
-China
orientada hacia el objetivo de alcanzar una
comunidad mundial de destino compartido basada en los cinco
principios de la coexistencia pacífica: 1. el respeto a la soberanía e
integridad territorial de cada país; 2. la no agresión; 3. la no injerencia en
los asuntos internos de otros Estados; 4. la igualdad en las relaciones, y 5. el
beneficio mutuo.
Durante
cinco siglos Occidente ha dominado el mundo, primero bajo el modelo colonial, y
posteriormente con el modelo neocolonial de mantener a los países en desarrollo
como meros suministradores de materias primas y mano de obra barata, por el
contrario, para China la cooperación Sur-Sur es uno de sus ejes principales en
su política global.
La
contradicción entre subdesarrollo y desarrollo seguirá marcando el futuro de la
economía mundial, y con la crisis abierta por EEUU contra China, el desarrollo
de la economía de China irá dejando de sustentarse de manera prioritaria en el
comercio con los países ricos, para concentrarse en el consumo interno y en el
impulso a la prosperidad de los países en desarrollo.
Por su
parte, EEUU, aferrado a la ideología de la dominación global, hace caso
omiso de los llamamientos de China a la colaboración y se adentra por el camino
incierto de la trampa de Tucídides de la
confrontación.
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