20/08/2012
NOTICIA. El
secretario de la ONU Ban Ki-moon, asistirá a la XVI Cumbre del
Movimiento No Alineado (NOAL) que se celebrará en Teherán, la capital de
Irán los días 26 y 31 de Agosto
NOTICIA. A
la próxima reunión del NOAL tiene previsto asistir el presidente Egipcio
Mohamed Morsi quien en representación de Egipto entregará la presidencia
rotativa del movimiento a Irán
El
alineamiento y la dignidad de la soberanía
El (NOAL)
o (MNA) es un movimiento de naciones heterogéneo que surgió durante el
conflicto geopolítico mundial de la “Guerra Fría” en la segunda mitad
del siglo XX, como respuesta al no alineamiento en los bloques
participantes en esa confrontación. Una vez finalizada la Guerra Fría,
el NOAL ha continuando como un movimiento que se define principalmente
por su defensa de las bases fundacionales de las Naciones Unidas,
relativos a la independencia política y la soberanía de los Estados, la
no intervención en asuntos internos de los países y la solución de los
conflictos sin recurrir a amenazas ni al uso de la fuerza, ejerciendo
una política independiente basada en la coexistencia de los Estados con
diferentes sistemas políticos y sociales. En el NOAL participan la
mayoría de países en desarrollo del mundo particularmente de África,
Asia y Latinoamérica. En la citada cumbre los participantes discutirán
un número de asuntos políticos y económicos, así como los recientes
acontecimientos regionales e internacionales.
Los países desarrollados
desprecian este movimiento porque lo consideran como un foro vacío de contenido
en el que su gran diversidad política y geográfica les impide tomar decisiones
que puedan comprometer a todos sus miembros. Y la realidad de los hechos es que
las decisiones del NOAL escasamente han influido posteriormente en las políticas
que cada país práctica. Por ejemplo, dos países como son Arabia Saudita e Irán
que forman parte del NOAL su política exterior es totalmente diferente. Mientras
que Arabia Saudita sirve a los intereses de EEUU en la región del golfo pérsico,
Irán es un enemigo de EEUU.
No obstante, si bien el NOAL
es un movimiento heterogéneo, las coincidencias del mismo se muestran en la
necesidad de caminar en la política de paz
y desarrollo y respeto entre
naciones para alcanzar la prosperidad económica de sus respectivas sociedades.
En esa dirección, las experiencias acumuladas más importantes de países no
alineados son las protagonizadas en Sudamérica con la formación del MERCOSUR y
la UNASUR, y que pueden ser un referente para el resto de países en su política
de soberanía y de unidad para su avance económico.
Las políticas para alcanzar
la prosperidad inclusiva de las mayorías sociales en los países en desarrollo
tienen que ver con las actitudes de los gobernantes de las cuales emanan las
políticas. En Sudamérica las actitudes ideológicas, que han permitido impulsar
las políticas para su desarrollo autónomo, han sido las de la dignidad
de la soberanía y la unidad de
los países en el marco regional. La última resolución de la UNASUR apoyando por
unanimidad a Ecuador en su decisión soberana sobre el asilo diplomático al
fundador de Wikileaks, Julián Assange, y el rechazo a las amenazas británicas de
violar su sede diplomática en Londres, muestra como la prepotencia del viejo
imperio de la anacrónica monarquía británica puede ser derrotada en el área
internacional.
Tras las luchas de
emancipación colonial Occidente tuvo que aceptar la independencia de la mayoría
de las naciones que constituyen actualmente el NOAL, pero les asignó el indigno
papel de la subordinación neocolonial, la cual solo puede ser superada
constituyendo alianzas socioeconómicas regionales para alcanzar la que debiera
ser su segunda descolonización, que les permita salir de la pobreza y el
aislamiento en la marcha de los asuntos mundiales. Esta segunda descolonización
no solo se necesita como fundamento del desarrollo poscolonial sino que es el
paso que precisa el género humano para que la riqueza mundial no sea
mayoritariamente patrimonio de unas pocas naciones desarrolladas.
El surgimiento de sólidas
alianzas regionales con características afines a la UNASUR y el MERCOSUR en las
regiones del Sudeste Asiático, África Austral, África Oriental y Occidental,
Norte de África, Oriente Medio, etc., permitiría dar un mayor peso político a
los países en desarrollo en las relaciones internacionales.
Las grandes potencias
occidentales, como se está viendo en Sudamérica, están en contra de la formación
de estas alianzas regionales pues ello debilita su posición hegemónica en el
mundo, al impedirles presionar individualmente a los países más débiles para que
acepten sus exigencias o injerir directamente en ellos. Y es que en definitiva,
la debilidad de los países en desarrollo es la fortaleza de Occidente, en su
pretensión de continuar siendo el centro rector de la economía mundo, y que el
resto de naciones sigan constituyendo una periferia subordinada.
Hay una región del mundo
donde la política de alianzas se hace más urgente y necesaria para lograr la
paz, y es la región del Cercano y Medio Oriente. A la próxima reunión del NOAL
tiene previsto asistir el presidente Egipcio Mohamed Morsi quien en
representación de Egipto entregará la presidencia rotativa del movimiento a
Irán.
El actual presidente de
Egipto está dando pasos efectivos a favor de la afirmación de la soberanía de su
país. El despliegue de fuerzas militares egipcias en el Sinaí, que estuvo
limitada por los acuerdos de CampDavid,
y la relegación de la cúpula militar fiel a los dictados de EEUU e Israel, desde
esos acuerdos en 1978, han sido dos pasos importantes en la recuperación de esa
soberanía. Y sería importante que el tercer paso fuera el establecimiento
oficial de relaciones diplomáticas con Irán, pues el mismo contribuiría a
desarrollar la política de la solidaridad islámica por encima de las diferencias
de las distintas corrientes islámicas; ayudaría a aislar a los impulsores de la
lucha sectaria armada entre ramas del Islam, que son instrumentalizados por EEUU
e Israel para sus fines hegemónicos, y obligaría a los países súbditos de EEUU
en la región del golfo, particularmente a Arabia Saudita a tener que tomar
partido por una política más soberana en la región.
En resumen, Los países del
NOAL tienen un reto por delante y consiste en saber fraguar su segunda
descolonización atendiendo las realidades concretas de la región geográfica
donde están ubicados. Una segunda descolonización que solo es posible cuando los
países en cuestión tengan el coraje de hacer de la dignidad
de la soberanía su valor más
preciado para emprender sin temor políticas autónomas. Valores éstos, por otra
parte, que son los más fieramente combatidos y minusvalorados por los medios de
comunicación e intelectuales occidentales, porque los mismos son contrarios a la
justificación para la injerencia en los asuntos de otros países.
Los países del NOAL que
genuinamente aspiran al desarrollo tendrán que saber discernir entre quienes
merecen su confianza y quienes no. Ejemplos como el de los países de la UNASUR,
en los que la afirmación de su soberanía está contribuyendo eficazmente a
implementar políticas de desarrollo e inclusión social pueden ser experiencias
de referencia.