06/06/2013
NOTICIA.
El Papa Francisco el 5/06/2013 ante más de 80.000 personas reunidas en
la plaza de San Pedro para la audiencia de los miércoles, recordó la
celebración de la Jornada Mundial del Medio Ambiente y subrayó la
necesidad de cuidar la naturaleza y de acabar con el derroche y la
destrucción de alimentos.
El discurso y la política
El Papa Francisco en su alocución del
miércoles realizo una vehemente crítica sobre los graves desequilibrios
socioeconómicos y medioambientales mundiales, denunciando que el hombre
está destruyendo la naturaleza y las relaciones humanas.
Los siguientes extractos de su discurso
reflejan esa denuncia.
"Estamos viviendo un momento de crisis, lo
vemos en el ambiente. El ser humano está en peligro y el peligro es
grave porque la causa del problema no es superficial, sino profunda, no
es sólo una cuestión de economía, sino de ética y de antropología".
"Muchos dicen, sí, es verdad..., pero el sistema continúa como antes, ya
que lo que dominan son las dinámicas de una economía y de unas finanzas
carente de ética".
"Si se rompe un ordenador es una tragedia,
pero la pobreza, los necesitados, los dramas de tantas personas acaban
por entrar en la normalidad". “Si un hombre muere de frío en una plaza o
numerosos niños mueren de hambre "eso entra en la normalidad" y el mundo
no se escandaliza, pero si la bolsa de valores de una ciudad baja diez
puntos, "es una tragedia mundial". "Esa cultura del desecho, del
descarte, se está convirtiendo en "mentalidad común que contagia todo".
"Esta cultura del desecho nos ha hecho insensible también al derroche
alimentario, que es aún más despreciable cuando en todas partes del
mundo muchas personas sufren hambre y malnutrición".
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El reclamo de la necesidad perentoria que
tiene el género humano de disponer de un discurso global orientado a la fraternidad
universal no podía ser
expuesto más claramente.
Es un cambio notable en el discurso de la
Iglesia Católica, oírle hablar a la máxima autoridad que la representa,
de una Tierra en
la que los seres humanos aspiren a ser felices en armonía con la
Naturaleza, y a no resignarse a que la misma tenga que ser
inevitablemente un valle
de lágrimas, metáfora utilizada en el pasado por la Iglesia Católica
para justificar el poder de un estatus
quo social injusto.
En base a la dignidad humana, necesariamente
hay que estar de acuerdo en que no se puede admitir como normal las
calamidades de los más débiles, mientras otros construyen su felicidad
egoísta en base al culto al dinero en medio de personas desgraciadas.
La fraternidad, el amor al prójimo es la meta
máxima del ser humano como persona y como género, una meta que es común
a todas los que creen en la fraternidad
universal por encima de
la ambición que lleva infortunio a otras personas.
Pero la fraternidad universal es una nueva
cultura que está por
realizar, y tal meta no es posible alcanzarla sin cambiar las actuales relaciones
económicas globales
basadas en la cultura del beneficio
unilateral de unas
personas sobre otras y de unas naciones sobre otras, y que constituye la
base del enriquecimiento desmedido de minoritarios grupos de poder y de
la desconfianza internacional y del reame militar,
La cultura de la fraternidad
universal no puede ser
solamente construida desde el discurso aunque
éste sea imprescindible, sino que debe abrirse camino desde la acción
política de personas, grupos sociales y gobiernos, que se debe
manifestar en la promoción y apoyo a las políticas de respeto y
colaboración entre las naciones, el desarrollo económico con inclusión
social y la paz mundial, y la oposición a las políticas hegemónicas y de
exclusión social.
No importa que la creencia que lo impulse sea
religiosa o laica si se persigue el mismo fin, pero el compromiso
político es necesario.