20/07/2014
NOTICIA.
Con motivo de la celebración el 18 de julio del
día internacional del natalicio de Nelson Mandela, el /17/07/2014,
el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, calificó la fundación del Banco
de Desarrollo del BRICS como "un legado perdurable que cambiará para
bien el rostro de la economía mundial y el rostro de todo el mundo en
desarrollo".
NOTICIA.
El 20/07/2014, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, en
una entrevista en el programa State of the Union de la cadena televisiva
CNN justificó la agresión de Israel contra Gaza, que ha provocado hasta
ese día la muerte de más de 300 personas y mil 700 heridos, la mayoría
mujeres y niños, calificando de "acciones de autodefensa" los
intensos bombardeos y ataques terrestres realizados por las fuerzas
armadas de Tel Aviv contra ese territorio.
Hegemonía versus universalidad
Durante
los últimos meses la mayoría de las noticias internacionales van
mostrando cada vez más nítidamente dos impulsos geoestratégicos que
responden a dos concepciones del mundo. Un impulso geoestratégico que
busca la paz y el
desarrollo liderado por
los países BRICS, y un mundo que pretende reafirmar su hegemonía mundial
con bloqueos, sanciones económicas, injerencias y agresiones militares,
liderado por EEUU e Israel y secundado por la UE y la OTAN.
La
importancia económica que adquieren los países en desarrollo lleva a las
potencias tradicionalmente hegemónicas a incrementar su agresividad
contra los países que lideran el nuevo mundo emergente. Su resistencia a
los cambios históricos es notoria, a través de la intromisión en los
asuntos de los países que no siguen sus dictados, apostando
sistemáticamente por la confrontación en lugar del diálogo para resolver
los asuntos internacionales, como es en la actualidad la guerra civil en
Ucrania para asediar a Rusia, o en el Oriente Medio para mantener la
supremacía de Israel.
No
obstante, la resistencia a los cambios y el inmovilismo de los países
desarrollados está propiciando un mayor entendimiento de la corriente de
los países que quieren avanzar en su desarrollo económico. La
fundación del Banco de Desarrollo del BRICS nace como una necesidad de
los países emergentes de financiar su propio desarrollo, pero a su vez
es una respuesta a la resistencia a introducir cambios en las
instituciones internacionales como el FMI y el Banco Mundial, por parte
de las potencias occidentales. En esa línea Nicholas Lardy, del
Instituto Peterson de Economía Internacional en Washington, señalaría al
respecto: “Este nuevo banco puede hacer una contribución positiva al
crecimiento global"; "Pero también envía un mensaje de que China
y otros países no están satisfechos con la manera en que operan las
instituciones económicas internacionales desde hace mucho tiempo".
Tras las
iniciativas de los países BRICS se está conformando una estela de países
en desarrollo que ven en la colaboración Sur-Sur su principal vía de
desarrollo. Hasta hace unos años la mayoría de los países en desarrollo
eran totalmente dependientes del modelo de desarrollo mundial sustentado
en la demanda económica
efectiva de los países
desarrollados. Su escasa capacidad tecnológica les obligaba a ser
suministradores de materias primas de las naciones industrializadas,
pero la progresiva irrupción de China como una potencia tecnológica que
basa sus relaciones comerciales en la colaboración de todos los países
en desarrollo en una relación de ganar-ganar está abriendo nuevos
horizontes para romper el monopolio científico técnico occidental.
La
acogida de esa colaboración, tras la VI cumbre del BRICS, se
está viendo en las visitas de Estado del presidente de Rusia y del
presidente de China a Brasil, Argentina y otros países de Latinoamérica.
Una acogida la de ambos mandatarios, sin precedentes de otros lideres
internacionales en la historia de la región, y que haya tenido una
agenda tan fructífera, de proyección a largo plazo y sin
condicionamientos políticos, algo impensable en la actualidad para un
mandatario occidental.
La
transversalidad económica y tecnológica de los países en desarrollo a la
que se ha sumado Rusia les hace progresivamente más autosuficientes. Por
otra parte, el modelo de crecimiento por elevación del consumismo de la
población de los países desarrollados desde el año 2008 ha entrado en
una crisis estructural de apalancamiento financiero que le impide
reactivar la demanda
económica efectiva de su
población. Esta demanda se va concentrando en los países en desarrollo,
de tal manera que desde el 2008 los países BRICS han contribuido como
más de un 50% al crecimiento del PIB mundial.
Este
cambio en la concentración de la demanda
económica efectiva mundial
obliga a los países industrializados a buscar los mercados de los países
emergentes para vender sus productos, encontrándose con una fuerte
competencia de estos propios países. Excepcionalmente países como
Alemania con una estructura económica competitiva y exportadora tienen
oportunidades y se benefician del desarrollo de los países emergentes.
No obstante, la fuente del crecimiento económico más importante en estos
países como es el acceso a los bienes de consumo tiene serios
inconvenientes para su implementación por carecer de las
infraestructuras necesarias para que este consumo prospere, como son:
tendidos eléctricos, vías de transporte, alcantarillados etc., que
precisan de una inversión que las instituciones financieras
internacionales dependientes, hasta ahora, de los países
industrializados no han tenido interés estratégico en financiar para
mantener la condición de periferia
económica de los países
en desarrollo, por ello el Banco de Desarrollo del BRICS, aunque puede
ser complementario del FMI o el Banco Mundial, adquiere una relevancia
especial pues los fundamentos para la financiación no están sujetos a
criterios políticos, como lo están las actuales instituciones
financieras internacionales controladas principalmente por EEUU.
En la
conformación económica mundial, se produce a su vez una conformación
ideológica y política, es esta una ecuación que se ha repetido a lo
largo de la historia. La emergencia del capitalismo en los siglos XVI y
XVII estuvo asociada al auge del protestantismo en Europa, pues era una
ideología que le permitía romper con las formas económicas de producción
regidas por la Iglesia Católica y la nobleza. En el siglo XIX, la
ideología liberal permitió el ascenso del capitalismo al poder político
y la formación de la nación moderna, desbancando del mismo a la Iglesia
y la Nobleza. Posteriormente el imperialismo regido por las metrópolis
liberales, llevaría a una confrontación entre potencias con resultado de
dos guerras mundiales.
Actualmente la ideología de la hegemonía política mundial liderada por EEUU progresivamente se va reduciendo al ámbito de los países
desarrollados. Los grandes latifundios mediáticos para ocultar este
retroceso han creado una barrera informativa alejada de la realidad
sobre lo que acontece en el mundo, a través un paradigma informativo en
la que siguen ofreciendo la visión de que las transformaciones mundiales
siguen lideradas por los países desarrollados.
Pero la
realidad es otra. El viejo guión occidental de que los países en
desarrollo carecen de capacidad para propiciar su propio desarrollo y
que deben ser los países desarrollados quienes les deben tutelar y
dirigir a través de ONGs, o de sancionar si no se avienen a sus
políticas, se está agotando. Occidente se aferra a un discurso
hegemónico que solo convence a los ya convencidos: su propia ciudadanía,
o sectores apátridas en los países en desarrollo.
Los países desarrollados
ya no constituyen el eje principal de los cambios mundiales ni el centro
desde donde impulsarlos, sino que son los países en desarrollo liderados
por las iniciativas de los países BRICS quienes los protagonizan.
Los
países en desarrollo entienden que
desde su
soberanía precisan avanzar
hacia modelos de integración regional y mundial, y esa necesidad, desde distintos
idearios políticos,
confluye en uno solo, opuesto al excepcionalismo occidental, la Universalidad,
un ideario por el que todo el género humano debe beneficiarse del
desarrollo económico, y debe servir de guía para abordar con eficacia
los grandes problemas de la humanidad, como la gobernanza mundial, el
desarme nuclear, la paz y el cambio climático.