06/01/2014
NOTICIA.
El 05/09/2014, la Organización del Tratado del Atlántico (OTAN) acordó
en su cumbre en Gales una presencia continúa de sus tropas en Europa del
este con un nuevo contingente de fuerzas de respuesta rápida
Los
pies de barro de la OTAN
Los
mandatarios de la OTAN, formada ahora por 28 estados, en su última
asamblea general realizada en Newport (Gales) acordaron reforzar su
presencia militar en los países del Este de Europa. La presencia
permanente de la alianza
atlántica en Europa del
Este será garantizada
mediante bases con carácter rotatorio para nuevas unidades militares de
despliegue rápido, aunque con un centro logístico permanente que podría
ubicarse en una localidad polaca. Unos cinco mil hombres integrarán la
punta de lanza de las fuerzas de respuesta rápida de la OTAN, a las
cuales el Reino Unido aportaría gran parte de los militares. EEUU ya ha
enviado una compañía aerotransportada a Polonia, y fuerzas navales y
aéreas a las naciones del Báltico, incluidos aviones de localización
lejana y alerta temprana.
Por otra
parte, la cumbre de Gales también se refirió a un mayor compromiso de
los miembros del bloque militar de cumplir con lo pactado en 2006 para
dedicar a los gastos militares el dos por ciento de su Producto interno
Bruto.
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En la
historia de la humanidad la lucha entre imperios por el dominio de unos
sobre otros ha sido el fundamento principal de las guerras. Estas
guerras hasta el siglo XVI, por las características del estadio
tecnológico de la civilización humana, se limitarían a regiones del
mundo. Sería a partir del siglo XVI con los avances en la navegación y
el descubrimiento por parte de los imperios europeos de amplios
territorios de ultramar, cuando la lucha entre imperios adquiriría
una proyección mundial.
El avance técnico de su armamento y los inicios del capitalismo que basó
la acumulación primaria de
capital en el expolio de
las riquezas de oro, plata, especias y esclavos en los nuevos
territorios conquistados, les permitieron a los imperios europeos
dominar según áreas de influencia el resto del mundo.
La
rivalidad entre imperios por controlar el Centro
económico y político para dominar el mundo traería diferentes
confrontaciones en suelo europeo, que culminarían en dos cruentas
Guerras Mundiales en el siglo XX. Tras las mismas, se constituyeron dos
nuevos imperios, cuyo centro ya
no estaba en el corazón de Europa: EEUU y la URSS. Ambas potencias
extendieron sus áreas de influencia a los países que habían ocupado en
la Segunda Guerra Mundial. La URSS lo haría en los países del Este
Europeo, y EEUU en el centro y Oeste de Europa. Ambas potencias
constituyeron sus alianzas militares respectivas, EEUU con los países
bajo su tutela europea fundó la OTAN, y la URSS con los países del este
de Europa formaría el Pacto de Varsovia.
Tras el
derrumbamiento de la URSS, el imperio soviético desapareció y el pacto
de Varsovia quedó disuelto. El mundo pasó a estar regido por primera vez
desde el siglo XVI por un solo imperio: EEUU, si bien, tras los procesos
de descolonización y la constitución de nuevas naciones, su dominio
estuvo limitado por el grado de aspiración soberanista de las naciones.
El dominio mundial de EEUU se basaría principalmente, en su poder
económico y financiero, en su liderazgo científico técnico y, en última
instancia, en su poder militar. Este nuevo tipo de dominio imperial
constituiría la base del denominado neocolonialismo,
por el cual, las antiguas colonias serían económicamente dependientes y
principalmente suministradoras de materias primas y mano de obra barata.
A la sombra del poder de EEUU los antiguos imperios europeos y debido a
su tradición científico técnica pudieron prosperar económicamente
beneficiándose del modelo neocolonial, constituyendo la OTAN una
asociación de los países más ricos del planeta que concentra el 50% del
gasto militar mundial, del cual, el gasto militar de EEUU supone el 75%
lo que le otorga un poder dentro de esa organización que le permite
tutelar al resto de sus miembros.
Paradójicamente, la historia ha dado una vuelta a los patios traseros de
la Guerra Fría de la antigua URSS y de EEUU, mientras que en el caso de
la mayoría de los países del este europeo, las dirigencias políticas ven
a Rusia, no como quien las liberó del nazismo, sino por su pasado más
reciente como la potencia que les tuteló durante toda la Guerra Fría lo
que le ha permitido a la OTAN, alentando el temor de protegerse de
Rusia, extenderse hacia el este de Europa, en América Latina, la mayoría
de los países ven a EEUU como la potencia que durante la segunda mitad
del siglo XX socavó su soberanía, les sumió en tormentosas dictaduras y
en un caos económico al servicio de minorías oligárquicas privilegiadas.
En el
siglo XXI tras el fracaso de EEUU en las guerras de Irak y Afganistán y
la crisis del modelo económico neoliberal del 2008, las naciones más
dinámicas del planeta en vías de desarrollo agrupadas en el club de los
BRICS han ido reforzando sus alianzas económicas con la creación de un
banco de desarrollo propio, el intercambio comercial a través del pago
en sus propias divisas y la colaboración militar en el caso de Rusia y
China en el marco de la OCS.
La
emergencia de naciones geopolíticamente independientes y con un camino
de desarrollo
autónomo, no son del agrado de EEUU y de los países de la
OTAN, y pretenden la contención de las mismas, centrándose
principalmente en el acoso a Rusia y China. No obstante, el nuevo mundo
que se perfila en la segunda década del siglo XX no se basa ya como en
el pasado en la confrontación entre imperios porque solo existe uno,
EEUU, sino que se basa, por una parte, en la resistencia de EEUU a
perder su estatus imperial alcanzado tras la desaparición del imperio
soviético y, por otra parte, en la emergencia de un mundo
nuevo basado en el fin de
los imperialismos y en la creación de un nuevo orden mundial basado en
la unión de naciones orientada bajo el principio de paz y desarrollo en
una relación de ganar todos. Es decir, la pugna mundial se produce
entre: la
perpetuación de la milenaria civilización sustentada en los valores del
imperialismo, y una incipiente civilización basada en la universalidad para
abordar de forma eficaz los problemas del conjunto de la humanidad.
Esta
emergencia civilizatoria, proclamada y deseada por los países emergentes
y en desarrollo es combatida propagandísticamente por los geoestrategas
de la cultura imperial mostrándola como una nueva rivalidad entre
imperios. Así se levantan teorías sobre las ambiciones imperiales de
China y de Rusia, cuando ninguna de estas naciones tiene fines
imperialistas. La estrategia militar imperial mundial tiene carácter
ofensivo, de ello se derivan sus gastos militares y su despliegue
militar en el mundo. Ni Rusia ni China tienen un despliegue militar
mundial como lo tiene EEUU, sus gastos son defensivos y la política de
ambas naciones se basa actualmente en defender su soberanía y su
integridad territorial y promover el desarrollo de sus naciones y del
mundo en general en unas relaciones de igualdad, sin atribuirse ningún
carácter excepcional como lo hace EEUU.
La OTAN
pretende crear un mundo
de ficción de
presuntos agresores porque su
razón de ser solo se
puede sustentar en la existencia de que existe otro agresor imperial,
cuando los mismos ya no existen, y la realidad es que quienes
actualmente desarrollan estrategias militares ofensivas, invaden otras
naciones y mantienen un gasto militar ingente para mantener su hegemonía
mundial son los países de la OTAN. Dos ejemplos claros de esta
estrategia mediática se pueden ver en las acciones de la OTAN y de EEUU
con relación a Rusia y China. En su estrategia de acoso a Rusia, tratando
de mostrar la resistencia que los sectores prorusos están manteniendo a
las agresiones del gobierno inconstitucional de Kiev, como una agresión
de Rusia, cuando hasta ahora quien únicamente de los países del CSNU ha
promovido iniciativas para lograr la paz en el este de Ucrania y que ha
tenido como resultado un alto el fuego, ha sido Rusia. En el caso de la
contención de China, justificando como una respuesta al crecimiento de
China, la deriva militarista de los actuales dirigentes japoneses basada
en su rearme, en la modificación de su constitución pacifista para poder
intervenir fuera de su territorio, en la negación histórica en sus
libros de texto de su cruel pasado de agresión imperialista en Asia y
con la apología de los criminales de guerra japoneses de la Segunda
Guerra Mundial de clase "A" condenados en los juicios
de Tokio.
No obstante, con el cambio
de los tiempos a favor de un mayor protagonismo de los países emergentes
y en desarrollo, el poderío armamentístico de la OTAN carece
progresivamente de consistencia, entre otras razones porque:
* Su
discurso falaz y cargado de hipocresía carece de valores reales y solo
se sustenta en la propaganda, por la que el agresor pretende aparecer
como victima, el imperialista como portador de la democracia, y la
igualdad de las naciones se combate con el discurso supremacista de que
el mundo debe estar regido por una nación o grupo de naciones
excepcionales.
* La
propia ciudadanía de los países de la OTAN, a pesar del bombardeo
mediático está cansada de las guerras de agresión basadas en mentiras y
que los hechos objetivos muestran a posteriori que solo traen
devastación y caos, como en Libia, Irak o Afganistán.
* Las
únicas guerras que la población de cualquier nación está dispuesta a
participar son en las de defensa de su propia nación, valores culturales
y territorio y, si alguna población está poco preparada para soportar
una guerra en su propio territorio, tras la amarga historia de dos
Guerras Mundiales, es la ciudadanía europea. La vuelta a una nueva Guerra
Fría como parece
pretender la OTAN con Rusia, en la medida que se produjera un incremento
de la percepción de la posibilidad de una confrontación a gran escala
sería la propia ciudadanía europea la que se opondría.
La OTAN
no solo carece históricamente de razón
de ser sino que se ha
convertido en un gigante armado sin base popular, y en un anacronismo de
la cultura imperialista, cuando la mayoría de la humanidad quiere un
futuro de paz, desarrollo y
colaboración entre naciones en pie de igualdad.
Fuente: Instituto Internacional para la
Paz de Estocolmo. Elaboración propia.