09/05/2015
NOTICIA.
El 09/05/2014, con la asistencia destacada de los líderes políticos de
los principales países emergentes, Rusia conmemoró el 70º aniversario de
la Victoria sobre la Alemania nazi.
70º
aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial. Entre el olvido y la
reivindicación
El
09/05/2014, Rusia conmemoro el 70º aniversario de la capitulación del
ejército nazi ante el ejercito Rojo soviético y las fuerzas aliadas de
EEUU, Gran Bretaña y Francia. Las conmemoraciones se celebraron con
desfiles militares y en un ambiente festivo en las principales ciudades
rusas, desde Kaliningrado a Vladivostok, y de Sebastopol a San
Petersburgo, siendo Moscú la ciudad que acogió el principal desfile
militar conmemorativo al que asistieron líderes políticos de más de 30
países, con la asistencia destacada de los mandatarios políticos de los
países emergentes más poblados del mundo: India y China, y en el que
participaron unidades militares de Azerbaiyán, Armenia, Bielorrusia,
Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, India, Mongolia, Serbia y China.
En el
apoyo a la conmemoración, todo Asia excepto Japón se volcó en la misma,
en Latinoamérica la mayoría de los países también lo hicieron, solamente
los países de la OTAN se negaron a apoyarla, justificando su ausencia en
la conmemoración en argumentaciones sectarias como castigo a Rusia por
la unión de Crimea a Rusia. Unión que se realizó tras la decisión
mayoritaria de la población de ese territorio, manifestada en
referéndum. Una decisión que además de ser democrática no alteraba el
orden de posguerra, según el cual, Crimea pertenece a Rusia, y así fue
hasta 1955, año que arbitrariamente el máximo responsable político de
la URSS Nikita Jruschov secesionó Crimea de Rusia y la unió a Ucrania.
Todas
las argumentaciones occidentales para ignorar una fecha tan señalada
como la derrota del régimen nazi carecen de fundamento, y solo son fruto
de la visión manipuladora de la historia y de su insensibilidad hacia
las decenas de millones de victimas que dieron sus vidas por acabar con
la barbarie fascista. No hay familia rusa que no tenga un familiar
muerto en la denominada Gran Guerra Patria, una dramática marca familiar
que no existe en ninguna otra nación de las que participaron en la
conflagración, ni tan siquiera en la propia Alemania.
El
número de caídos solamente en la batalla de Moscú fue de 1,2
millones, casi el doble de las vidas que perdió Estados Unidos a lo
largo de varias contiendas del siglo XX (la Primera y la Segunda Guerra
Mundial, y las de Vietnam y Corea). Y, unque la victoria se logró
gracias a los esfuerzos de muchos países, fue la Unión Soviética la que
eliminó la mayor parte del ejército alemán. Más del 74 % de las pérdidas
totales de la Wehrmacht (10 millones de soldados de un total de 13,4
millones) tuvieron lugar en batallas contra el Ejército Rojo*. El
presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, en su análisis del
impacto que las fuerzas soviéticas tuvieron en la Segunda Guerra Mundial
declaró: “Creo que es difícil negar el simple hecho de que los
ejércitos rusos están acabando con más personal del Eje y destruyendo
más material del Eje que los otros 25 países juntos”.
El
Ejército Rojo soviético eliminó y capturó a 607 divisiones enemigas
entre 1941 y 1945, frente a las 176 divisiones eliminadas por las tropas
británicas y estadounidenses. El personal militar muerto y herido de la
Alemania nazi en el Frente Oriental era seis veces mayor que en el
Frente Occidental y en el Frente del Mediterráneo juntos. El saldo final
para Rusia fue de más de veinte millones de muertos. Es por ello, que el
pueblo ruso está orgulloso de su victoria y no está dispuesto a recordar
su Gran Guerra Patria como
uno de los muchos frentes de la Segunda Guerra Mundial.
El
08/05/2015 el parlamento alemán en un tímida declaración de expresión de
dolor conmemoró el 70º aniversario del final del régimen nazi. Se
lamentó por la victimas que Alemanía causo al mundo, pero Alemania
debiera entender que aunque su arrepentimiento marca el destino del
“nunca jamás”, también es necesario recordar sin manipulaciones
históricas a los valerosos soldados que les liberaron de tan oprobioso
régimen, sin lo cual la humanidad se hubiera adentrado en una etapa
histórica de horror racista y genocida.
Pero
Occidente prefiere olvidar a los mismos y enterrar la memoria histórica
a través de la manipulación mediática de la misma, por la que, según una
reciente encuesta realizada en Alemania, Francia y Reino Unido por ICM
Research para la agencia Sputnik, solamente el 13% tenía conocimiento de
la decisiva contribución soviética a la derrota del régimen nazi.
Desde el
final de la Guerra Fría, EEEU y sus aliados han venido intentando
alterar el orden de posguerra. Para EEUU la debilidad geopolítica en la
que se sumió Rusia tras la desaparición de la URSS, no se correspondía
con el estatus internacional alcanzado en la posguerra y comenzó a
actuar imponiendo la ley del más fuerte. Lo hizo en los años noventa,
con la intervención militar de la OTAN en la Antigua Yugoslavia, y
posteriormente, con la invasión de Irak y la intervención militar de la
OTAN en Libia. No obstante, para Rusia la alteración mayor ha sido la
expansión de la OTAN hacia sus fronteras y los caóticos sucesos de
Ucrania como consecuencia del golpe institucional en febrero del 2014,
avalado por los países de la OTAN.
Rusia
conoce su verdad, y la misma es que no inicio el cambio de régimen en
Ucrania y que actuó en función de la evolución de los acontecimientos y,
por ello, las acusaciones y sanciones de la que es objeto le hacen temer
que está sometida a una estrategia, que lleva el sello de EEUU, para
justificar una agresión de mayor importancia que las actuales sanciones,
basada en mentiras como lo fue en su día la agresión de EEUU a Irak.
Esta percepción ha sido el punto de inflexión que ha empujado a Rusia a
sentir de nuevo el fantasma histórico de la agresión occidental como fue
con Napoleón en el siglo XIX y Alemania en el XX.
Cuando
un pueblo como el ruso, ha sido sometido históricamente a crueles
invasiones la memoria histórica va forjando lentamente un alma de
resistencia ante agresiones externas. Es por ello, que en Rusia el
ejército y el pueblo alcanzan un grado de unidad como no existe en
ninguna nación del mundo. La fuerza militar rusa se fundamenta en una
estrategia defensiva y descansa en tres pilares: el pueblo; la
preparación de sus fuerzas armadas, y su voluntad de resistir.
Rusia es
militarmente indestructible. Este es un mensaje emitido en la
conmemoración del 70º aniversario de la Victoria, no solo por la
demostración técnico militar sino por la manifestación de todo un pueblo
unido con su pasado de resistencia encarnado en las generaciones de
padres y abuelos y en su ejército, que se ha podido ver en la solapa de
millones de ciudadanos rusos portando la Cinta de San Jorge, emblema que
sirve para recordar la hazaña de los soldados que derrotaron el fascismo
en 1945.
La
imagen de quienes estuvieron en la tribuna y de las ausencias de la
misma, muestra también la conformación de dos mundos. En
los ausentes,
el mundo de quienes no admiten el orden internacional y los valores de
paz de la posguerra y por ello pretenden desvirtuar y olvidar la
memoria histórica de quienes con su vida dieron fuerza mundial a esos
principios porque los mismos se oponen a su estrategia de la dominación
basada en un mundo unipolar bajo la égida de EEUU. En
los presentes,
el mundo de quienes abogan por un mundo multipolar de paz y desarrollo
sin hegemonías y en consecuencia reivindican la
memoria histórica de quienes dieron su vida por la paz y la concordia
entre naciones.
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Datos tomados de Rusia Hoy