27/06/2015
NOTICIA.
El 25/06/2015 se celebró en la Biblioteca Presidencial de San
Petersburgo, el Foro de los Medios de comunicación Rusos y Chinos
Pasos
para un nuevo enfoque mediático en la relaciones internacionales
En el
encuentro el 25/06/2015 en San Petersburgo entre Medios de comunicación
de China y Rusia se trató sobre el papel de los medios de comunicación
en el contexto global; se acordó la promoción informativa del proyecto
de integración de la Iniciativa de la Franja Económica de la Ruta de la
Seda en el marco de la Unión Económica Euroasiática; la colaboración
para la traducción de obras clásicas y contemporáneas de ambos países, y
la publicación de un conjunto de álbumes fotográficos en conmemoración
del 70° aniversario de la victoria de la Segunda Guerra Mundial.
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Todos los grandes medios
de comunicación son grandes medios de difusión de valores sociales,
culturales, políticos y económicos y se crean orientados a conformar la
forma de pensar de las masas de población. En esencia estos medios en el
tratamiento de las noticias relevantes no son sino medios de “formación
de opinión política”. Quienes niegan esta vertiente, tienden a hacer
apología de una supuesta objetividad para hacer más creíble su sesgo
informativo, cuando en política la misma no existe.
La
información que recibimos a través de los medios de comunicación se
orienta no solo a actualizar permanentemente nuestro conocimiento de lo
que acontece en el mundo, sino que estos medios participan en una
competencia, a veces leal, otras desleal, para conformar nuestra opinión
sobre los hechos sobre los que nos informan. No existe el criterio
propio en abstracto, nuestro criterio depende de las referencias que nos
unen al mundo real, y a diferencia del mundo del hombre primitivo donde
lo real era captado directamente por los sentidos, en el mundo actual,
la percepción de lo real llega a nuestras mentes mediatizado por las
redes de la información. Solamente podemos conocer el pasado y el
presente a través de estos medios, y esta interposición mediática nos
hace vulnerables a la interpretación de los hechos que implícitamente
nos proporcionan quienes nos ofrecen la información. La comparación de
la información que diferentes medios globales ofrecen es una de las
maneras de obtener un criterio contrastado sobre los hechos de los que
nos informan, y la no contrastación nos sume en una visión unilateral y
sesgada del mundo que nos rodea, y limita la capacidad intelectual de
discernimiento.
Cualquier acontecimiento internacional relevante puede ser presentado de
manera diferente, por ejemplo, en la guerra en Siria, mientras que para
los medios occidentales existe una guerra civil y quienes luchan con las
armas en la mano contra el gobierno de esa nación son rebeldes
democráticos, para el gobierno sirio y sus aliados es una guerra
internacional de combatientes terroristas llegados mayoritariamente de
fuera del país. En la guerra de Ucrania, para el gobierno de Kiev
apoyado por los medios occidentales, los violentos sucesos de febrero
del 2014 fue una revolución y los alzados en armas en la región del
Donbass son calificados de terroristas que pretenden la secesión de una
parte del país, mientras que para la mayoría de la población del Donbass
y de Rusia los sucesos de febrero del 2014 fueron un golpe de Estado
apoyado por Occidente que daría lugar a una guerra civil al no reconocer
los habitantes del Donbass a las nuevas autoridades. Estos dos ejemplos
ilustran las diferencias de enfoque de dos conflictos que vienen
ocupando reiteradamente las páginas de los grandes medios de
comunicación.
El
enfoque mediático global desde la desaparición de la URSS ha venido
siendo monopolizado por los países desarrollados, no solo en cuanto a su
visión del Mundo, sino también en la cantidad de Medios para difundirlo.
Los postulados del discurso sobre el que se tamiza la
información-formación se basa fundamentalmente en la autoarrogada
supremacía moral de Occidente liderado por EEUU sobre el resto de
naciones del mundo, que le legitima para imponer sus puntos de vista al
resto de naciones. Desde ese enfoque todas las agresiones militares que
principalmente ha venido realizando EEUU en Irak o Afganistán deben ser
consideradas legítimas, y es natural que sus dirigentes y soldados
tengan total impunidad para hacerlo, mientras que los políticos de las
naciones que no se avienen a los dictados occidentales es legítimo que
sean condenados mediáticamente.
El
discurso resulta en si mismo irracional, pero el mismo es sostenible por
la masificación de los medios que repiten el mensaje. Si se toma por
ejemplo el enfoque que los medios occidentales hacen del régimen
constitucional de Venezuela, o del régimen absolutista de Arabia Saudita
se muestra tal contradicción.
Para estos
medios Venezuela es un país gobernado por políticos malvados y
antidemocráticos, sin embargo Venezuela es la nación que más elecciones
ha realizado desde el año 2000 de todo el continente Latinoamericano,
con uno de los sistemas de votación electrónica más transparente del
mundo, pero los adversarios del chavismo solo reconocerán el sistema
democrático venezolano cuando la oposición al chavismo gane unas
elecciones. Tal vez, en las elecciones parlamentarias de finales de año
en Venezuela, el
triunfo de la oposición chavista, con las mismas leyes y sistema
electoral que ahora critican, tendría un efecto positivo
pues
permitiría reafirmar definitivamente la constitución democrática
venezolana, que contribuiría, a su vez, a establecer un consenso
definitivo sobre la democracia pluripartidista entre la mayoría de la
población venezolana y de los opositores foráneos a la constitución de
Venezuela.
De manera
diferente,
Arabia
Saudita es considerada una nación políticamente correcta y la monarquía
absolutista “conservadora”, cuando es un régimen que no ha realizado
nunca unas elecciones para elegir a sus representantes políticos, siendo
estos impuestos por designio de la monarquía.
En este juego de
prestidigitación mediática los grandes medios de comunicación
occidentales logran convertir ante su ciudadanía al país
constitucional en despótico y al absolutista en
"democrático". La razón para esta burda tergiversación en el enfoque
político mediático de estos dos países petroleros, no es otra que la
monarquía saudita es un aliado fiel y obediente a EEUU, mientras que el
gobierno de Venezuela no admite la tutela estadounidense.
Si todos
los grandes medios de comunicación son medios de difusión de valores
sociales, culturales, políticos y económicos;
más allá de la noticia en sí, la cuestión no se sitúa entre objetividad
o subjetividad, porque siempre está de por medio la subjetividad del
medio que informa, sino que la cuestión se sitúa en que valores
políticos se promocionan.
En los inicios del siglo XXI, con el desarrollo del
potencial económico de los BRICS y su creciente importancia política
internacional, se
está
abriendo paso
el
discurso para la
convivencia internacional basado en: la supremacía del principio del respeto
entre naciones; la no intromisión en los asuntos internos de otros
países, y la consideración de que cada nación debe elegir su propio
sistema político en el que las transformaciones políticas internas deben
realizarse de forma pacífica.
Frente
al principio occidental de la verdad política absoluta universal cuyo
máximo poseedor de la misma es EEUU
y que le legitima para exportarla por la fuerza fuera de sus fronteras, los países emergentes niegan que la
convivencia mundial se pueda construir sobre verdades políticas
absolutas, sino que las mismas son relativas y los principios comunes
deben ser fruto del consenso y no de la imposición unilateral. La
ciudadanía occidental es educada en una verdad política absoluta en la
que se justifica las agresiones militares a otros países, como fue el
caso de Libia, mientras que en la ciudadanía de los países en desarrollo
progresivamente crece la percepción de que las verdades de unos no
pueden ser impuestas a otros.
La
confrontación entre sistemas de diferentes valores en las relaciones
internacionales adquiere mayor relevancia en la medida que los países
emergentes y en desarrollo van ganando posiciones en el escenario
económico internacional. No obstante, la construcción de un mundo
multipolar no solamente va a depender de la fuerza que las naciones
emergentes vayan adquiriendo sino que parte fundamental de su
consolidación va a depender de la extensión de un nuevo discurso basado
en los valores de la colaboración internacional que combata a los
valores de la supremacía política y de la dominación.
En este contexto, la
cooperación entre los medios de China y Rusia surge como un reto para
adecuarse a la nueva tendencia de la globalización económica y la
informatización social y con la finalidad de conformar un modelo más
diverso y equilibrado para la comunicación internacional.