03/10/2015
NOTICIA.
Con la participación de los principales representantes políticos de los
Estados miembros y observadores de la ONU, el 03/10/2015, concluye el 70
período de sesiones de la Asamblea General de la ONU
La
interpretación del momento histórico
El 70
período de sesiones de la Asamblea de la ONU, a diferencia de otros
años, en los que los Estados en su mayoría han estado representados por
sus delegaciones diplomáticas, en sus seis días de intervenciones, ha
contado con la participación de más de 120 jefes de Estado o de
Gobierno, de los 193 Estados miembros y los dos observadores: El
Vaticano y Palestina. La afluencia de jefes de Estado ha venido
determinada porque este año se cumple el próximo 24 de octubre el
setenta aniversario de su fundación.
Los
diferentes discursos han ido reflejando dos visiones del mundo. Una
tendente a fortalecer y mejorar la ONU como marco de convivencia de las
naciones sobre la base de sus principios fundacionales de respeto
entre naciones, y orientada a la vez a transformar el mundo para
construir unas nueva relaciones internacionales basadas en la paz y la
colaboración, defendida por los países BRICS y la mayoría de los países
en desarrollo. La otra, ha sido el mensaje continuista del actual estado
de cosas en el mundo, y el des-apego hacia
la ONU como instrumento de gobernanza global, en la que se han situado
los países Occidentales más desarrollados.
En su
conjunto, la mayoría de las intervenciones de los representantes de los
países en desarrollo han ofrecido una interpretación
del actual momento histórico en
el que la humanidad precisa avanzar en políticas de colaboración entre
las naciones para fomentar el desarrollo, y para alcanzar la paz en las
regiones del planeta azotadas por las guerras, principalmente en el
Próximo y Medio Oriente y el Norte de África. Paz
y desarrollo, resumen las inquietudes mayoritarias expresadas en los
debates: la paz como
base imprescindible para promover el desarrollo, y la colaboración entre
las naciones como el instrumento más eficaz para alcanzarlo.
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En las
diferentes coyunturas de la historia contemporánea, la
interpretación del momento histórico por
las fuerzas políticas con mayor capacidad para
influir en el rumbo de
los acontecimientos históricos, ha determinado que en unos momentos
hayan apostado por la guerra y en otros por la paz. En ese sentido, la
primera mitad del siglo XX fue el periodo en el que ambas opciones se
plasmaron con mayor fuerza en la historia de la humanidad.
Tanto en
los inicios de la Primera como de la Segunda Guerra Mundial, la interpretación
del momento histórico por
parte de los imperios que iniciaron las dos guerras, creyeron llegado el
momento de poder dominar el mundo y optaron por la guerra. Tras el final
de la Segunda Guerra Mundial con la derrota mundial en 1945 del
fascismo, todas las naciones interpretaron
que había llegado el
momento histórico de
suscribir una “paz eterna” para que nunca
más se repitiese el
escenario de esas dos guerras, y desde ese impulso y deseo nació la
Organización de las Naciones Unidas cuyas premisas se basaron en el respeto
entre naciones.
La ONU
nació y se cimenta sobre la tragedia de más de cien millones de muertos,
resultado de las dos Guerras Mundiales, y también sobre el fracaso y
posterior disolución de la Sociedad
de Naciones que fue
incapaz de evitar la Segunda Guerra Mundial. La ONU no es pues, una
asociación surgida de forma casual o improvisada, es la única
organización mundial en la que las naciones pueden fraguar las normas de
convivencia.
Desde su
fundación la ONU tuvo su momento más crítico en su continuidad, tras la
desaparición de la URSS y la conformación de un mundo
unipolar regido por EEUU.
Fue en esa coyuntura cuando los estrategas estadounidenses realizaron
una nueva interpretación
del momento histórico que
atravesaba la humanidad, el cual, se caracterizaba por un cambio mundial
en la correlación de fuerzas políticas, económicas y militares, y que
les induciría a imponer la ley del más fuerte allá donde sus intereses y
las posibilidades de éxito lo permitieran, relegando a la ONU cuando la
misma no se alineaba con sus intereses. La intervención de la OTAN en la
antigua Yugoslavia, la expansión de la OTAN hacia las fronteras de
Rusia, el dominio del Oriente Medio y de los países ricos en materias
primas, sería parte de su estrategia de dominio global.
Tras los
atentados del 11S del 2001 por islamistas radicales contra las torres
gemelas de Nueva York, EEUU tendría el beneplácito de la ONU para su
invasión de Afganistán en el 2001, no así para su invasión de Irak en el
2003, pero ello no impidió que la misma se realizase al margen del CSNU,
después de maratonianas sesiones para engañar a la opinión pública
mundial sobre la existencia en ese país de armas de destrucción masiva,
que a la postre resultaron inexistentes.
Pero,
tal vez, la iniciativa más mortífera para devaluar el
papel de la ONU, fue la creación de una coalición
de naciones al margen de
la ONU alineada con las posiciones de agresión de EEUU a Irak, formada
por los países de la OTAN, excepto Francia y Alemania. El posterior
fracaso en la guerra de Irak llevaría a la disolución de la coalición;
pero la intención de conformar una alianza que sustituyera las funciones
de la ONU supuso el intento más serio para cambiar el orden
de posguerra instaurado
tras la Segunda Guerra Mundial.
No
obstante, la política para relegar y minusvalorar a la ONU ha sido una
constante de la política estadounidense. La resolución 1973 emitida por
el CSNU en el 2011, para la creación de un zona de exclusión aérea en
Libia, fue instrumentalizada para propiciar un cambio violento de
régimen en esa nación. Tras el inicio del conflicto bélico en Siria en
el 2011, EEUU volvió a promover una nueva coalición
de naciones al margen de
la ONU denominada: “amigos de Siria”, la cual, se auto-rogó el derecho a
decidir al margen del CSNU el futuro de esa nación. Los intentos de devaluar la
ONU como garante de la aplicación del derecho internacional no han
cesado por parte de las potencias de la OTAN, Arabia Saudita, Qatar,
Turquía e Israel, quienes proclaman abiertamente sus intenciones
coloniales de determinar cual debe ser el futuro de los países en el
Oriente Medio y el Norte de África, y en el último año, han pasado a
constituir una nueva
coalición de naciones para
bombardear en Siria al margen del derecho internacional que requiere o
de la autorización del gobierno sirio, o del acuerdo del CSNU. Este tipo
de coaliciones legitimadas eufemísticamente por los medios de
comunicación occidentales como “comunidad internacional” para su
injerencia en otras naciones al margen del CSNU, se sitúan en el
concepto expresado por el ex-Secretario de Defensa de los Estados
Unidos Donald Rumsfeld en una entrevista el 06/06/2015 en el diario The
Times, de que por encima o en sustitución de la ONU debería haber una
coalición de naciones de “pensamiento correcto”, por supuesto
liderada por EEUU.
El
retroceso del peso de la ONU en la esfera internacional ha tenido que
ver con el auge de la unipolaridad o
hegemonía estadounidense. La ONU es una institución que nació
principalmente como equilibrio de potencias y para asegurar la paz entre
ellas, pero una vez roto el equilibrio, con el predominio indiscutible
de EEUU, el papel de la ONU se debilita. El mundo
unipolar socava per
se los fundamentos del orden
de posguerra que dio
lugar a la ONU, y la única manera de que la ONU recobre su papel de
instrumento de gobernanza mundial, es la construcción de un mundo
multipolar, porque aunque se pueda reformar la ONU y que la misma
gane en representatividad, mientras exista una potencia hegemónica para
actuar con impunidad al margen de la ONU, la misma quedará relegada de
su papel principal de garante de la paz y el orden mundial.
En la
medida que se avance en la construcción de un mundo
multipolar, que en el actual
momento histórico pasa
por el fortalecimiento de los BRICS, la ONU irá recuperando su papel
como organización mundial de consenso entre potencias, lo que implicará
a su vez: un debilitamiento de las ambiciones hegemónicas, y el progreso
hacia una gobernanza mundial orientada a la paz y el bienestar de las
naciones.
La interpretación
correcta del momento histórico que
se vive es fundamental para que, quienes tienen capacidad de influir en
el escenario mundial, encuentren la determinación necesaria para llevar
adelante las políticas que nos aproximen a un mundo multipolar.
Si tras
la desaparición de la URSS, los estrategas de EEUU creyeron llegado el
momento histórico de
pasar a dominar el mundo, en la presente década, los países BRICS
debieran interpretar
que ha llegado el momento histórico de
dar un fuerte impulso a la construcción del mundo multipolar: con la
coordinación y aumento de su influencia en la economía mundial; su
presencia activa en los escenarios políticos internacionales, y su
fortalecimiento militar como elemento de disuasión ante las ambiciones
hegemónicas. Es su responsabilidad, principalmente de China y Rusia por
ser las naciones con mayores recursos económicos, políticos y militares
para ello.
Los
mensajes emitidos por relevantes dirigentes mundiales en el 70 período
de sesiones en defensa de la ONU y de sus principios fundacionales son
una esperanza en el camino de su revitalización:
“El
mundo vive un proceso histórico de desarrollo acelerado. Nos movemos
hacia un mundo multipolar", donde "el avance de los mercados emergentes
y un mundo multipolar es la tendencia de la historia".
“Todas
las civilizaciones representan a la humanidad, ninguna es superior a
otra, por lo que el camino debe ser el diálogo y no el choque de pueblos”.
“Debemos
renovar nuestro compromiso con los propósitos y principios de la Carta
de las Naciones Unidas, crear un nuevo tipo de relaciones
internacionales caracterizadas por el beneficio de todos y crear una
comunidad de destino común de la humanidad”. (Presidente de China,
Xi Jinping)
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“La
ONU es la única organización internacional universal creada para
mantener la paz global no hay una alternativa mejor”. (Presidente de
Rusia, Vladímir Putin).
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"La
loable construcción jurídica internacional de la Organización de las
Naciones Unidas y de todas sus realizaciones, perfeccionable como
cualquier otra obra humana y, al mismo tiempo, necesaria, puede ser
prenda de un futuro seguro y feliz para las generaciones futuras. Lo
será si los representantes de los Estados sabrán dejar de lado intereses
sectoriales e ideologías, y buscar sinceramente el servicio del bien
común".
"La
labor de las Naciones Unidas, a partir de los postulados del Preámbulo y
de los primeros artículos de su Carta Constitucional, puede ser vista
como el desarrollo y la promoción de la soberanía del derecho, sabiendo
que la justicia es requisito indispensable para obtener el ideal de la fraternidad
universal".
(Papa
Francisco).