14/07/2016
NOTICIA.
El 13/07/2016 tuvo lugar el primer encuentro Rusia – OTAN tras la cumbre
de la OTAN los días 8 y 9 en Varsovia.
Tratados o rearme
Desde la crisis de Ucrania en 2014,
las reuniones habituales entre la OTAN y Rusia fueron suspendidas. La
primera reunión se celebraría en abril del presente año tras el
incidente en la aproximación de dos cazas rusos Su-24 al destructor
estadounidense Donald Cook, en el mar Báltico. El 13/07/2016 se celebró
la segunda reunión del presente año y la primera tras la cumbre de la
OTAN los días 8 y 9 en Varsovia.
La cumbre de Varsovia acordó un plan
para mantener fuerzas de la OTAN permanentes de forma rotatoria en
Polonia y los Países Bálticos, por otra parte, la OTAN envió el mensaje
a Rusia que tal despliegue no estaba orientado contra Rusia, una promesa
que como tantas otras no se corresponden con los hechos.
Tras la desaparición de la URSS, la
OTAN prometió a Rusia que respetaría la neutralidad de los países
fronterizos con Rusia, sin embargo, a falta de un tratado que lo
confirmase, la OTAN ha ido incorporando a estos países. Sobre el
despliegue del escudo antimisiles en varios países del Este europeo, ha
venido manteniendo que los mismos estaban pensados como defensa contra
posibles misiles iraníes, una afirmación que carece de consistencia tras
el acuerdo nuclear del grupo 5+1 con Irán, y de rigor pues los mismos
apuntan a las fronteras de Rusia. Sobre los acuerdos de Minks 2, los
máximos dirigentes políticos de la alianza atlántica como Angela Merkel
y Barack Obama siguen mintiendo abiertamente sobre su contenido al
acusar a Rusia de su incumplimiento, cuando Rusia no figura en los
mismos como parte sino como garante al igual que Alemania y Francia.
Sin embargo, no es algo nuevo, el
discurso de la OTAN desde el final de la Guerra Fría se ha basado en la
mentira de agresores inexistentes para justificar su belicismo. El
destinatario del engaño no es el adversario o enemigo sino la población
civil para evitar que se produzca un rechazo ciudadano a su
beligerancia, y posteriormente no responsabilizarse de las consecuencias
de la misma; una estrategia que en el presente siglo ha arruinado a
Afganistán, Irak, Libia, Siria y Ucrania y ha dejado a estos países en
una permanente inestabilidad que ha permitido el surgimiento de grupos
violentos como el Estado Islámico en Oriente Medio y el norte de África
y de filofascistas en Ucrania, y ha propiciado el éxodo de millones de
refugiados fuera de sus países de origen.
Esta es la obra de la OTAN en los
últimos años. No existe autocrítica ni reflexión de lo sucedido por
parte de quienes desde los grandes medios de comunicación alentaron y
justificaron la guerra en estos países. Tras la propaganda de
exportación de la democracia solo ha quedado la guerra y
devastación, pero nadie se desdice de lo que dijo, nadie es responsable
de lo sucedido, ni ningún tribunal es competente para enjuiciar esta
tragedia. Con este currículo quién puede creer a la OTAN y a su
patrocinador principal, EEUU.
El principio en el que se fundamenta
la OTAN por el que, la agresión a un país miembro es un ataque a toda
la organización, deja la paz y la guerra en manos de los
miembros más belicosos de esta organización o de gobiernos
irresponsables que puedan iniciar una confrontación con Rusia. Una
situación que ya se vivió en la Primera Guerra Mundial, donde la
política de Alianzas de unas naciones con otras arrastró a todas a la
guerra.
Nunca, desde el final de la Guerra
Fría la seguridad europea fue tan frágil como ahora al depender de tres
débiles factores: La política de Alianzas para entrar todas a la vez en
guerra; la desconfianza creciente entre Rusia y la OTAN, y la carencia
de un liderazgo europeo que pueda anteponer los intereses propios a las
políticas aventureras de EEUU.
La posible contención de las dos
potencias mundiales libres de la tutela estadounidense, como son Rusia y
China, actualmente se sustenta en crear elementos de tensión de países
aliados de EEUU contra estas dos naciones, en el caso de Rusia
principalmente con Polonia y Ucrania, y en el caso de China con Japón y
Filipinas, una tensión que no interesa que se apague para mantener viva
la posibilidad de aumentar el grado de contención que pasaría a
fundamentarse en guerras fronterizas iniciadas por estos aliados de EEUU.
En esta situación la guerra no llegaría a EEUU, y le permitiría crear
una situación de caos del cual EEUU saldría beneficiado.
En la estrategia de la tensión el
rearme aparece como la mejor opción para defenderse y es por la que
apuesta EEUU y su industria armamentista, pero la misma solamente
interesa a quien puede dirigir desde atrás el conflicto y no
verse implicado directamente en el mismo. Esta es la trampa en la que
han caído los gobiernos aliados de EEUU en Europa y en la región de Asia
Pacífico debido a la pusilanimidad de sus dirigentes ante las exigencias
de EEUU.
Sin embargo, la mejor opción para
asegurar la paz en las actuales circunstancias no se basa en el rearme
sino en la promoción de Tratados. Un tratado entre dos
naciones es una garantía de paz mayor que el rearme. De esta manera se
evitaría que terceros países pudieran provocar conflictos que implicasen
una escalada.
Las negociaciones de Rusia con la
OTAN, nunca van a terminar en un tratado (al cual se debía haber
llegado tras la desaparición de la URSS), porque a EEUU ahora no le
interesa, pues el mismo maniataría sus pretensiones belicistas. Tanto
Rusia como China debieran ser quienes tendrían que liderar una política
de implementación de tratados bilaterales que aseguren el
equilibrio militar y las medidas de confianza. En el caso de Rusia
debiera promoverlos con Alemania, Francia, Gran Bretaña y Japón, y en el
caso de China con sus vecinos más importantes, particularmente con Corea
del Sur, Filipinas y Japón.
Ello contribuiría sin duda a
debilitar las opciones belicistas y aseguraría un escenario de paz y de
medidas de confianza que permitiera centrarse en el desarrollo
económico.