08/07/2017
NOTICIA. El 7 y 8
de julio del 2017, la ciudad alemana de Hamburgo acogió la 12ª cumbre del
G20
La encrucijada del G20
El G-20,
constituido en 1999 por las economías más desarrolladas agrupadas en el G7 y las
naciones más importantes en desarrollo, cobraría importancia a partir de la
crisis financiera del 2008, celebrando su primera reunión en formato de
Presidentes y Jefes de Estado en noviembre del 2008, en sustitución de facto del
G7, desbordado por la crisis financiera y que había venido marcando hasta
entonces la agenda en los asuntos económicos mundiales.
La fuga y
ocultación de los ingentes capitales acumulados en el ciclo alcista de los
primeros años del presente siglo que finalizó en el 2008, contribuyó
dramáticamente a descapitalizar el sector financiero en los países más
industrializados.
Ante la
imposibilidad de implementar una regulación financiera internacional, que
hubiera expropiado y devuelto vía fiscal los capitales ocultos a sus países de
origen, el G20 legitimó el rescate financiero de las entidades en quiebra
recurriendo al dinero de los contribuyentes. Desde el 2008 la función principal
del G20, estuvo encaminada a establecer una regulación financiera
internacional, cuestión en la que se ha avanzado muy poco, y a día de hoy
los capitales fugados siguen a buen recaudo en paraísos fiscales y son
rentabilizados en forma de préstamos a los Estados que han tenido que
incrementar notablemente su deuda soberana como efecto de la prolongada crisis
que la propia descapitalización produjo en el 2008.
Con el transcurso
del tiempo las funciones del G20 parecen haber cambiado, de tal manera que en la
reciente cumbre en Hamburgo, ni siquiera han figurado las cuestiones financieras
en el orden del día, priorizando el debate sobre el libre comercio, el acuerdo
de París del 2015 para prevenir el cambio climático y los asuntos políticos más
candentes de la actualidad como el programa nuclear de Corea del Norte y la
guerra en Siria.
La importancia
del G20 es que sigue reuniendo a los principales líderes políticos del planeta,
pero el entusiasmo de los primeros años nacido del interés de los países del G7
por darle protagonismo con el fin de impulsar los planes de rescate ha ido
menguando y, de nuevo, las prioridades de cada nación o grupos de naciones han
vuelto a prevalecer sobre la que supuestamente debería ser la función principal
del G20, la de un gobierno mundial orientando a alcanzar la paz y el
bienestar de toda la humanidad y la prevención del cambio climático.
Para ello sería
necesario abrir vías orientadas a: 1. consensuar una hoja de ruta para acabar
con la guerras lo cual eliminaría de raíz el éxodo de refugiados; 2. favorecer
la distensión entre la potencias nuclearmente armadas con el fin de crear las
condiciones para un progresivo desarme; 3. la eliminación de la política de las
sanciones económicas como instrumento para erosionar la economía de terceros
países; 4. El intercambio tecnológico entre los países desarrollados y en
desarrollo para que toda la humanidad se beneficie de los avances científicos y
tecnológicos, y 5. combatir a los especuladores y corruptos con una estricta
regulación financiera internacional.
El G20 debiera
representar una oportunidad para inaugurar un camino de gobernanza mundial, bajo
los postulados anteriores, pero las fuerzas neoliberales financieras y
mediáticas que rigen el mundo occidental están muy lejos de asumir una
línea política de esas características, pues ello les supondría perder el
estatus mundial predominante adquirido desde que se inició la primera revolución
industrial.
Las dificultades
para fraguar una agenda común en beneficio de toda la humanidad irán haciendo
del G20 un foro cada vez más alejado de la sociedad, y con ello, el
G20 puede terminar en la irrelevancia. Tal vez, la cumbre de Hamburgo, ha marcado
ese punto de inflexión hacia su declive.
Los cambios hacia
una gobernanza mundial en favor de la paz el desarrollo y la lucha contra el
cambio climático tendrán que venir del fortalecimiento de la unión de las
naciones y de los movimientos pacíficos firmes en esas convicciones, que relegue
progresivamente a la corriente de naciones lideradas por EEUU que hacen de la
hegemonía y el dominio político, económico, mediático y militar mundial su
máxima prioridad.