NOTICIA. El presidente
de EEUU, Donald Trump, recaba la salida de los asesores rusos de Venezuela, y
afirma que EEUU tiene entre otros el proyecto de invadir militarmente esa
nación.
NOTICIA. El presidente
de EEUU, Donald Trump, reconoce unilateralmente la soberanía de Israel sobre los
altos del Golán Sirio.
Venezuela.
Oriente Medio. El valor de la resistencia
En la segunda parte de su mandato de cuatro años, la actual
administración estadounidense se ha involucrado en una ofensiva internacional
para demostrar al resto de naciones su excepcionalidad como potencia rectora de
las relaciones internacionales, dejando de lado la legalidad internacional que
emana de la ONU.
El consenso alcanzado después de la Segunda Guerra Mundial,
para establecer un marco legal internacional con centro en el CSNU, ha sido
quebrantado varias veces por EEUU, pero la singularidad del momento actual es la
ostentación de su rechazo a las decisiones de esa institución.
A diferencia de los preliminares de la invasión de Irak en
el año 2003, en los que la estrategia de EEUU se centró en intentar engañar a la
ONU, presentando falsas pruebas de armas de destrucción masiva para recabar su
apoyo a la invasión militar, en la actualidad, ha pasado a dejar claro al mundo
que no precisa de esa institución para dar a Israel la potestad sobre los altos
del Golán Sirio, o para invadir, cuando lo considere necesario, militarmente
Venezuela.
Desde el final de la URSS, EEUU, ha considerado a la ONU
una institución obsoleta, al entender que el equilibrio entre las potencias
ganadoras de la Segunda Guerra Mundial, que dio lugar a la ONU, finalizó tras
las desaparición de la URSS.
En el seno de la élite político-militar estadounidense
conviven dos tendencias, los que piensan que la ONU puede servir de tapadera a
sus agresiones militares contra otras naciones como sucedió en Libia, y quienes
consideran la posibilidad de que EEUU abandone esa institución, estando
encabezada esta corriente por el actual asesor presidencial Steve Bannon, quien
en su día, fue uno de los artífices de la invasión de Irak en el 2003, y que
paradójicamente, Donald Trump, a pesar de haber considerado, a posteriori,
aquella invasión como un error, lo ha designado como su guía estratégico.
En la concepción de "EEUU primero", quienes pensaron
que tal principio podía suponer que EEUU iba a abandonar sus proyectos de
dominación global, habrán podido comprobar lo pueril que era su esperanza. La
política de EEUU primero puesta al frente de su objetivo de dominación
global, se convierte de facto en que EEUU pasa a erigirse por encima de todas
las instituciones internacionales.
Sin embargo, EEUU no abandonará la ONU. Esta institución
está muy arraigada en el marco internacional y tiene un alto grado de aceptación
mundial, y su abandono daría a las potencias que EEUU considera rivales,
principalmente Rusia y China, mayor influencia internacional, por lo que su
política actual es la de instrumentalizarla oportunistamente, apoyándola cuando
coincide con sus intereses, e ignorándola cuando no son favorables.
Los partidarios de abandonar la ONU, creen que ese paso
solo se podrá realizar cuando exista una serie de naciones dispuestas a crear
una institución internacional paralela, bajo el incuestionable liderazgo de EEUU.
De hecho, un primer intento se realizó a principios de siglo sobre la base de
las alianzas fraguadas para la invasión militar de Irak, iniciadas con el
llamado trío de las Azores: EEUU, Gran Bretaña y España. Entonces, la oposición
de Francia y Alemania daría al traste con el proyecto de formar una Liga de
Naciones alternativa a la ONU. Con posterioridad, hubo otro intento con la
formación de la coalición denominada eufemística e hipócritamente "amigos de
Siria", para agredir a esa nación.
En la actualidad, la administración estadounidense, con
Steve Bannon al frente, está intentado reeditar esa liga
de naciones alternativa a la ONU, con la adhesión de
naciones a sus políticas contrarias a la
legalidad internacional como son la injerencia en la política de Venezuela, y el
reconocimiento de la soberanía de Israel sobre los Altos del Golán Sirio. A este
proyecto se han sumado, hasta ahora, los gobiernos derechistas de Brasil,
Colombia y Honduras, y en el caso del acoso a Venezuela, los países europeos
satélites de EEUU.
Estos intentos de EEUU por conseguir la hegemonía mundial
absoluta, ha puesto a Rusia y China en guardia, y progresivamente estas dos
naciones han alcanzado plena sintonía en la defensa del derecho internacional;
no obstante, la derrota de las ambiciones estadounidenses de imponer la ley del
más fuerte en las relaciones internacionales para poder apropiarse de los
recursos de los más débiles, va a depender principalmente de la propia
resistencia de las naciones agredidas.
Todos los imperios, antes de materializar una agresión,
ponen a prueba a sus contendientes. Las amenazas y las sanciones buscan sobre
todo promover la división política y social interna, y si esta obtiene éxito,
seguidamente le llevará a la invasión militar. Éste es un guión que EEUU ha
seguido en Irak, Libia y Siria, y ahora pretende reeditarlo con Venezuela.
La base de la resistencia es la unidad cívico-militar de la
sociedad frente a la agresión y su voluntad decidida de resistir. A lo largo de
la historia, han existido varios ejemplos de resistencia, siendo conocida las
más heroica como "numantina" por la resistencia hasta la muerte que
protagonizaron los habitantes de Numancia antes de ser sometidos por el Imperio
Romano (133 ac). En la reciente historia contemporánea, se puede considerar que
los dos ejemplos más emblemáticos de resistencia a agresiones imperialistas han
sido: Stalingrado frente al ejército nazi (1942-1943), y Vietnam frente al
ejército estadounidense (1964-1975).
En diferentes momentos históricos, han existido naciones
que se han convertido en el emblema de la resistencia. En la primera mitad del
siglo XX, lo fue España, frente al auge del fascismo y del imperialismo nazi.
Miles de brigadistas internacionales así lo entendieron, y se sumaron al bando
de quienes defendían la democracia republicana frente a la sublevación fascista
del general Franco. En los años setenta, Vietnam se convirtió en otro emblema,
millones de personas en todo el mundo demandaron en las calles el final de la
guerra.