01/05/2020
NOTICIA. El 27/04/2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS)
publicó la cronología de sus actuaciones ante la Covid-19.
La lucha ideológica global en la lucha contra la
pandemia de la Covid-19
El 27/04/2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS)
publicó
la cronología de sus actuaciones ante la Covid-19, desde el 31/12/2019 hasta
el 16/03/2020. En ella se puede apreciar, la acción sistemática, constante y
científica de esta organización en la evaluación de los riesgos a la salud de la
humanidad y la permanente información a todos los gobiernos de las naciones del
Mundo.
Hitos seleccionados de esta cronología:
31 de diciembre de 2019
La Comisión Municipal de Salud de Wuhan,
China notifica un conglomerado de casos de neumonía en Wuhan (provincia de
Hubei). Posteriormente se determina que están causados por un nuevo coronavirus.
1 de enero de 2020
La OMS establece el correspondiente Equipo de
Apoyo a la Gestión de Incidentes en los tres niveles de la Organización —la
Sede, las sedes regionales y los países— y pone así a la Organización en estado
de emergencia para abordar el brote.
4 de enero de 2020
La OMS informa en las redes sociales de la
existencia de un conglomerado de casos de neumonía —sin fallecimientos— en Wuhan
(provincia de Hubei).
13 de enero de 2020
Se confirma oficialmente un caso de COVID-19
en Tailandia, el primero registrado fuera de China.
30 de enero de 2020
El Director General de la OMS convoca de
nuevo el Comité de Emergencias, antes de los 10 días de plazo y tan solo dos
días después de notificarse los primeros casos de transmisión limitada del
coronavirus entre seres humanos fuera de China. En esta ocasión el Comité de
Emergencias llega a un consenso y recomienda al Director General que el brote
constituye una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII).
El Director General acepta la recomendación y declara que el brote por el nuevo
coronavirus (2019-nCov) constituye una ESPII.
11-12 de febrero de 2020
La OMS convoca un foro de investigación e
innovación sobre la COVID-19, al que asisten más de 400 expertos y entidades de
financiación de todo el mundo.
3 de marzo de 2020
La OMS publica el Plan Estratégico de
Preparación y Respuesta de la comunidad internacional para ayudar a los Estados
con sistemas de salud más frágiles a protegerse.
11 de marzo de 2020
Profundamente preocupada por los alarmantes
niveles de propagación de la enfermedad y por su gravedad, y por los niveles
también alarmantes de inacción, la OMS determina en su evaluación que la COVID-19
puede caracterizarse como una pandemia.
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La OMS ha liderado en todo momento las actuaciones
necesarias contra la Covid-19, y todos los gobiernos han estado al tanto de las
mismas desde el 31/12/2019. Las actuaciones políticas de los gobiernos no
dependen de la OMS, pues sus competencias están limitadas al asesoramiento.
El hecho de que algunos gobiernos no hayan seguido las
recomendaciones de la OMS, particularmente a partir del 30 de enero que declara
que el brote del nuevo coronavirus constituye una emergencia de salud pública
de importancia internacional (ESPII); del 3 de marzo que publica
el Plan Estratégico de Preparación y Respuesta de la comunidad internacional
a la Covid-19, y del 11 de marzo que cataloga a la COVID-19 de pandemia
global, es solo responsabilidad de los propios gobiernos, como fue la
irresponsable actuación del gobierno estadounidense durante los meses de febrero
y marzo. Las medidas tomadas se centraron en el cierre de fronteras pero la
Covid-19 ya estaba dentro, y poco o nada se hizo en cuanto a la adopción de
medidas internas para limitar la movilidad de la población. Durante el mes de
marzo el gobierno estadounidense estuvo políticamente dormido haciendo oídos
sordos a las advertencias de tomar medidas más drásticas de confinamiento, como
hubiera sido el cierre de la ciudad de Nueva York, epicentro en EEUU de la Covid-19.
En el mes de abril el gobierno de EEUU, después de tres meses
de ignorar las recomendaciones de la OMS, comienza una campaña de descrédito
contra esta organización, acusándola de no haber sido efectiva en su papel de
lucha contra la Covid-19, y de haber dado un trato preferente a China,
sin especificar con datos fehacientes de que se trataba.
En las campañas de difamación los hechos y las pruebas son
las que sobran, pues no existen, lo que importa es el ruido mediático para
vilipendiar al adversario. La verdad es relegada, solamente cuenta la
credibilidad de las calumnias, y éstas pasan a convertirse en "verdad" y en
prioridad de la acción política.
La estrategia de EEUU de inventarse hechos para acusar a
adversarios no es nueva, forma parte de su tradición hegemónica. Las mentiras
sobre las que desató dos cruentas guerras: el incidente de Tonkin en Vietnam en
1964, y las armas de destrucción masiva en Irak en el 2003, son dos casos
relevantes de engaño global, pero no ha frenado el recurso a la mentira por
parte de EEUU como arma de acción política. Las grandes campañas basadas en
falsedades para justificar las agresión a otras naciones calan fácilmente entre
la ciudadanía occidental en la que, educada mediáticamente en la cultura de una
auto-arrogada supremacía moral occidental sobre el resto de las naciones, no
cabe la vileza de la mentira aunque ésta sea evidente.
En la actual campaña de difamación de EEUU contra China y
la OMS, se dirime un profunda lucha ideológica global. Existen dos enfoques en
la lucha contra la pandemia, por una parte, un enfoque
universalista de entender que las naciones y
las instituciones internacionales deben hacer un frente común apoyándose en la
ciencia para derrotar a la Covid-19, en la convicción de que la superación de la
pandemia no será posible mientras no sea erradicada globalmente; por otra
parte, la liderada por EEUU y sus socios más afines que ven como este enfoque
universalista se opone a su proyecto hegemónico global y anteponen la
confrontación y su papel rector global a la
colaboración.
EEUU teme no solo a la Covid-19, sino a las consecuencias
geopolíticas que se pueden producir tras el final de la pandemia. Observa con
temor como mientras China está en una fase avanzada de la superación de la covid-19,
que le está permitiendo reabrir su economía, EEUU con un tercio de los
infectados mundiales sigue siendo el epicentro global del mortal virus. La
reacción a esta situación en la que teme una pérdida de influencia global, ha
pasado a basarla en la demonización de China a través de la propagación de
infundios, cuestión que se ha convertido en el eje central de su política
exterior y, con toda probabilidad, lo será de la campaña presidencial del
presente año.
Sin embargo, el recurso de EEUU a la confrontación en
momentos que la mayoría de la humanidad percibe la necesidad de la unión de las
naciones para hacer frente a la Covid-19 no está obteniendo el respaldo deseado,
y por ello, con el ataque a la OMS busca un cambio en esa institución para que
se alinee con su política de denostar a China. Una estrategia de
instrumentalización de las instituciones internacionales que ya la persiguió sin
éxito en el año 2003 al pretender el respaldo de la ONU a sus falsas acusaciones
de la posesión de Irak de armas de destrucción masiva.
De nuevo, la pretensión de instrumentalizar a la ONU a
través de buscar un cambio en la OMS que avale sus falsedades contra China, no
solo resulta inviable por el masivo respaldo internacional que esta organización
y su Director General, Tedros Adhanom Ghebreyesus, tienen, sino porque la misión
fundacional de la OMS no es la confrontación sino la cooperación, y el impago de
EEUU de sus cuotas a la OMS no va alterar este principio. EEUU como en toda
libre asociación cuando alguien deja de pagar sus cuotas, lo que debería hacer
es darse de baja, sin embargo, EEUU deja de pagar y tiene la desfachatez de
pretender dictar la política de la OMS.
La campaña estadounidense contra la OMS además de
deshonesta resulta también pueril, lo cual denota un grado de desesperación en
la toma de decisiones ante su incapacidad para imponer sus políticas al resto de
naciones.
La lucha contra la Covid será larga, y la época pos-covid-19
traerá una nueva normalidad hoy incierta, pero desde ahora parece evidente que
la política de la confrontación, aunque tenga el apoyo de los sectores
ultranacionalistas estadounidenses, la mayoría de la humanidad la rechaza por
inapropiada en el entendimiento
que la solución a los problemas de la humanidad no pueden venir de la hegemonía
y el dictado de una nación sino de la cooperación de las naciones.
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Estadística
global de la pandemia de coronavirus-19