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ARTÍCULO

Una visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la integración económica mundial y la armonía con el medioambiente

Agosto 2024

Autor

Javier Colomo Ugarte

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Artículos


El lado correcto de la historia

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La expresión “situarse en el lado correcto de la historia”, es una frase que suelen repetirla los dirigentes chinos en eventos de trascendencia política y económica global. En la reunión del Consejo de Jefes de Estado de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), así como en la reunión de la OCS+, a principios de julio del 2024, Xi Jinping en su alocución en ambas reuniones afirmaría que, la asociación de naciones de la OCS se sitúa "en el lado correcto de la historia", la equidad y la justicia, y es de gran importancia para el mundo.

Otra expresión utilizada con frecuencia por lo dirigentes Chinos es: “ajustarse a la tendencia de los tiempos, utilizada también por el presidente Xi Jinping, en la reunión de la OCS en septiembre del 2022. “El desarrollo de la OCS, la cual representa cerca de la mitad de la población mundial y una cuarta parte de la economía mundial, se ajusta a la tendencia de los tiempos y avanza en la dirección del progreso humano.

Ambas expresiones, en realidad representan dos conceptos que están estrechamente relacionados. Ajustarse a la tendencia de los tiempos es la que determina que se está en el lado correcto de la historia, del género humano.

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En la Historia Contemporánea, se han vivido momentos importantes que han marcado la tendencia de los tiempos en las transformaciones históricas. La Revolución Francesa inició una tendencia de los tiempos que se tornó irreversible. Tras la derrota de Napoleón en 1815 por las potencias reaccionarias europeas, la restauración de Antiguo Régimen con Luis XVIII en Francia y Fernando VII en España, fue una política contraria a la tendencia de los tiempos de revolución liberal y fundación o refundación de las naciones, como lo pusieron de manifiesto las revoluciones de las décadas de 1830 y 40 de ese siglo, y la fundación de Italia como Nación y la refundación alemana en el Segundo Reich en 1871.

La tendencia de los tiempos corresponde a las fuerzas emergentes de lo nuevo, a las que se oponen ferozmente las fuerzas reaccionarias del decadente viejo mundo. En ese momento histórico, situarse en el lado correcto de la historia, era estar a favor de la revolución y de la fundación de las naciones frente a las monarquías absolutistas.

En la primera mitad del siglo XX, en el fragor de las dos guerras mundiales por disputas imperialistas entre las metrópolis europeas, comenzó en los países periféricos del Sistema Económico y Político Mundial una nueva tendencia de los tiempos, que tendría su expresión más genuina en la lucha de los revolucionarios chinos que dio lugar a la fundación de la República Popular China (RPCh) en 1949 y la fundación de la India como Estado Soberano frente al colonialismo británico en 1947.

En ese periodo de la historia, y durante la segunda mitad del siglo XX, situarse en el lado correcto de la historia, era estar a favor de la emancipación colonial global. Los reaccionarios que ignoraron esa tendencia de los tiempos, como fue EEUU en Vietnam en su pretensión de reinstaurar el viejo sistema colonial, fueron barridos por la tendencia histórica de los tiempos.

En el siglo XXI, lo viejo y lo nuevo se han vuelto de nuevo a poner frente a frente. Lo viejo es la perpetuación del neocolonialismo desde la potencia más importante del planeta: EEUU, en alianza con las oligarquías de los países en desarrollo; lo nuevo son las aspiraciones de paz, soberanía y prosperidad del Sur Global, es decir de las clases populares de las naciones en desarrollo.

En América Latina, está línea esta separada entre gobiernos pro-oligárquicos y gobiernos pro-populares. En el recorrido político del presente siglo XXI, la alternancia entre gobiernos de uno y otro signo ha venido oscilando como un péndulo y está cortada a sangre y fuego, como se ha podido ver en las intentonas golpistas contra gobiernos populares en Bolivia y Venezuela.

En las relaciones internacionales, mientras los gobiernos pro-oligárquicos se subordinan incondicionalmente a EEUU, los gobiernos pro-populares establecen relaciones entre iguales con el Grupo BRICS. Una realidad, que también comienza a verse en países africanos como Níger y Burkina Faso tras la expulsión de las fuerzas de la OTAN de sus territorios.

De manera diferente, en las naciones occidentales, la alternancia política, en ningún caso representa un cambio sustancial, y su lineamiento internacional es siempre con EEUU.

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La intelectualidad occidental de izquierdas, en sus orígenes en el siglo XIX y principios del XX, en un mundo formado entonces por imperios coloniales europeos, pensaba que las transformaciones universales vendrían de los cambios revolucionarios en las metrópolis europeas con el fin de evitar las guerras imperialistas, y también porque había fuerzas políticas que pensaban que un cambio en el Centro del Sistema político Mundial, permitiría expandir esas transformaciones revolucionarias a las colonias.

Una tesis que, tras la revolución bolchevique en Rusia, enfrentaría a los partidarios de la revolución en un solo país, liderados por Lenin, y los partidarios de extender la revolución a Alemania y con ello al resto de Europa y al mundo, liderados por León Trotsky, imponiéndose en esta tesitura las ideas de Lenin.

No obstante, ya en el periodo entre guerras y principalmente después de la Segunda Guerra Mundial, con los procesos de emancipación colonial, el sujeto transformador global dejó de estar en el Centro del Sistema Mundial, y pasó a la Periferia del Sur Global donde habita el 80% de la población mundial.

Sin embargo, la intelectualidad de izquierdas europea continuó con la ensoñación de creerse el Centro mundial de los cambios globales, una pretensión en franca contradicción con la realidad objetiva en la que vivían las clases medias de los países desarrollados en las décadas de 1980-90, que constituyendo un 18% de la población mundial, concentraban el 80% del consumo económico mundial.

En los países occidentales, de lo que fue la izquierda histórica basada en la solidaridad obrera y la autodeterminación de las naciones, no queda nada. La transformación en la mejora de las condiciones materiales de existencia de las clases medias, ha acabado con su razón de ser. En su sustitución, aparecen movimientos pseudo progresistas instrumentalizados por los grupos de poder financieros, para justificar la supremacía moral y política occidental como rectora del mundo.

El pensamiento occidental, en la medida que aumenta el poder de los países emergentes, se hace más reaccionario ante el temor de perder el estatus de la dominación global. En esta deriva intelectual, el individualismo, y la ideas neofascistas están creciendo.

La mentalidad de las sociedades occidentales es, pues, la de supremacía política sobre el resto de Naciones, admitiendo que EEUU es la nación rectora. Para las clases financieras, el mantenimiento de esta mentalidad es el principal sustento de sus políticas hegemónicas y, por ello, desde la década de 1970, vienen considerando que su mejor inversión financiera de futuro está en los medios de comunicación, que informan siempre de acuerdo con los intereses financieros y con su visión del mundo de dominación global.

En la actualidad, este aparato mediático tiene un nivel de organización centralizada único en la historia, pues es capaz de poner de acuerdo en unos pocos minutos, a miles de medios de comunicación en la que debe ser la noticia principal y el sesgo de la misma, cuestión que es imposible de realizar sino es a través de una consigna desde un centro unificado.

Estos medios, en el ámbito internacional, se orientan a deslegitimar a naciones o personas que no aceptan la tutela occidental, por ejemplo, los últimos hechos vandálicos en Venezuela tras el triunfo electoral del presidente Maduro, se realizan, no tanto por el posible éxito de un golpe de Estado en Venezuela, cuestión inviable, sino por dar un pretexto a los medios de comunicación occidentales para deslegitimar ante la ciudadanía occidental y latinoamericana la elecciones presidenciales en Venezuela, lo cual les va a permitir seguir denostando a la democracia venezolana. Para estos medios la verdad del proceso electoral no cuenta para nada, les da lo mismo, si las elecciones en Venezuela hayan sido las más democráticas del continente, lo importante es el pretexto para denostarlas.

La supremacía ideológica occidental forma parte del sistema informativo, por ejemplo, en los medios de comunicación occidentales se consideran legitimas las sanciones contra Rusia y China, pero si estos países actúan recíprocamente, se les considera por parte de estos medios de naciones viles.

En la pura lógica, parece ser, que un país sancionado está en su derecho de responder, pero en la mentalidad Occidental supremacista, esa lógica no funciona así.

La relación supremacista es la relación del Amo con el Esclavo, del Señor con el Siervo, del Colonizador con el Colonizado, etc. En esta relación el Señor tiene derecho a castigar al Siervo, pero se considera ilógico que el Siervo castigue en justa correspondencia al Señor, incluso si se atreviera a ello debería ser doblemente castigado.

Esa es la lógica del supremacismo de Occidente que tiene derecho a sancionar pero los demás no lo tienen. Si se llegara a admitir está lógica, quedaría instaurado globalmente que el dominador cuenta con el beneplácito del dominado. Esto ya sucede en la actualidad en países como Argentina o Ucrania, donde las oligarquías dominantes y sus representantes políticos asumen el papel de siervos.

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En estas controvertidas relaciones internacionales, las contradicciones que en la actualidad mueven la tendencia de los tiempos son:

1ª La contradicción que enfrenta al poder supremacista occidental con la emergencia política y económica de los países BRICS, principalmente de China y Rusia.

La contradicción que enfrenta a las oligarquías apátridas alejadas de los intereses de sus pueblos y siervas de las elites occidentales, con la aspiración de prosperidad de las clases populares. Una contradicción que tiene su mayor incidencia en América Latina y África.

En la medida que aumente el peso económico y político de las grandes naciones que no acatan la servidumbre occidental, que paradigmáticamente son Rusia y China, las fuerzas políticas que representan en el sur global los intereses de las clases populares, también avanzarán.

Desde el punto de vista económico, la primera contradicción se ha acentuado debido a las permanentes políticas estadounidenses de contención de China. Una realidad que fue abordada en el Tercer Pleno del Comité Central del XX Congreso del Partido Comunista de China celebrado en julio del 2024, en el que se aprobó una línea de acción estratégica para emanciparse de las políticas proteccionistas de EEUU. China, para el futuro, apuesta por una nueva y mayor globalización orientada al desarrollo de las capacidades económicas y tecnológicas de los países en desarrollo, lo que le permitirá a su vez un mayor desarrollo interno reduciendo su dependencia de las economías occidentales. China ha comprendido que su destino está inexorablemente unido al desarrollo mundial. La próxima reunión del Foro de Cooperación China-África (FOCAC) del 4 al 6 de septiembre en Pekín, a la que están invitados todos los países africanos constituirá un primer avance de las resoluciones aprobadas (1).

En cambio, desde el punto de vista político, la primera contradicción, tiene su mayor confrontación en la guerra de la liberación del Donbass de la ocupación ucraniana, tras la decisión de la mayoría de sus habitantes de unirse a Rusia. La OTAN está haciendo una apuesta sin precedentes de apoyo al ilegítimo y usurpador presidente Zelensky cuya mandato expiró el pasado 20 de mayo del 2024.

En la resolución de esta contradicción en términos favorables para Rusia se decide el futuro de la construcción política del mundo multipolar. La oligarquía financiera del G7 es consciente de ello y no escatima en la utilización de recursos para combatir a Rusia.

De manera diferente, algunos  miembros de los BRICS, como Brasil y Sudáfrica, no tienen aún una percepción nítida de la importancia geopolítica de esta contienda en lo concerniente al futuro de los BRICS, lo cual es aprovechado por EEUU para intentar contener a Rusia en su determinación de alcanzar los objetivos asignados a la Operación Especial (2).

El gobierno ruso no se apresura en la batalla, pero su avance diario es significativo a la vez que la precariedad del Ejército Ucraniano aumenta día a día. En esta guerra, impuesta por la OTAN desde el golpe de Estado en Kiev en febrero del 2014, Rusia tendría que pensar que solo cabe la Victoria, es decir la rendición y capitulación del ejército ucraniano. Será a partir de ahí cuando se estará en posición de poder hablar de negociación con occidente sobre un Tratado de Seguridad Colectiva.

 

La 2ª contradicción que enfrenta a las oligarquías apátridas con las aspiraciones de prosperidad de las clases populares, y es dependiente de los poderes económicos de los países desarrollados, tiene su origen en la manera que se ha conformado la economía mundo en los procesos históricos de descolonización.

Las élites que lideraron la independencia política pertenecían a las clases sociales burguesas de las colonias, y estas clases, aunque en su origen aspiraban tras alcanzar la independencia política al desarrollo económico de sus naciones pronto comprendieron que carecían de las capacidades científicas y tecnológicas propias para tal desarrollo.

La riqueza de sus naciones solamente podía tener perspectivas económicas en la medida que servía para atender la demanda efectiva global concentrada en un 80% en los países desarrollados. De esta manera, la economía mundo se articuló entre un Centro desarrollado acaparador de la demanda efectiva global y una Periferia subdesarrollada suministradora de materias primas y mano de obra barata para cubrir esa demanda efectiva global.

La clases burguesas que en la colonias lideraron la independencia de sus naciones se convirtieron en oligarquías dependientes de los países desarrollados sin ninguna alternativa económica que les permitiera emanciparse de tal dependencia, incluso cualquier intento de apartarse de ese modelo era rápidamente castigado por parte de los países desarrollados que les condenaba al aislamiento económico.

Una vez que desapareció la URSS, el modelo de desconexión económica del sistema económico global dejo de ser una alternativa y el modelo neoliberal Centro-Periferia se consolidó aun más.

En el marco de la globalización, la única manera de que se creen las condiciones para un cambio en la relación económica neoliberal Centro-Periferia es la constitución de otros centros geoeconómicos que concentren la demanda efectiva, de tal manera, que las oligarquías y los pueblos de las naciones en desarrollo no tengan que estar necesariamente sometidos a la tiranía de los países desarrollados.

La emergencia económica y tecnológica de China es el principal elemento que cuestiona la relación neocolonial Centro-Periferia, no solamente por haberse constituido en un centro de demanda efectiva global, que en los últimos años está concentrando más de 30% del crecimiento del PIB mundial, sino porque las relaciones económicas que pretende China con el Sur Global se basan en el desarrollo compartido, es decir, en  el desarrollo estructurado a través de la creación de infraestructuras y en la disposición a compartir la innovación científico-técnica con las naciones en desarrollo.

 El desarrollo de China está introduciendo un  modelo económico global de futuro compartido que desplazará con el tiempo al viejo modelo neocolonial Centro-Periferia. A su vez, la conformación de esta nueva economía mundo está cambiando  la lucha de clases en los países en desarrollo.

Por una parte, se aprecia una relajación en la relación de algunas oligarquías con EEUU, como es el caso de Arabia Saudita que ha intensificado sus relaciones con China y establecido relaciones consulares con Irán y, por otra parte, están surgiendo en países africanos y latinoamericanos movimientos populares que comparten la visión de China de desarrollo basado en el modelo de futuro compartido económico global.

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Este artículo que comienza hablando sobre la expresión: “situarse en el lado correcto de la historia, acuñada desde hace años por los dirigentes chinos, ha tenido un nefasto imitador: Benjamín Netanyahu primer mandatario de Israel. Este reconocido genocida, ante las críticas de algunos gobiernos occidentales, les llamó para decirles, que se sitúen junto a Israel en el lado correcto de la historia. Para este personaje, el lado correcto de la historia debe ser el del genocidio y la esclavitud, a la vez que esta expresión en su boca es un aviso al resto de pueblos del mundo para que acepten un papel de siervos. Así lo debieron entender también los legisladores estadounidenses cuando en una alocución de Netanyahu en el Congreso de Estados Unidos, fueron apasionadamente aplaudidas sus palabras.

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(1) 06/09/2024. Resumen cumbre FOCAC en China.

 

(2) Los objetivos de la operación especial de Rusia son: 1º Desmilitarización y desnazificación de Ucrania; 2º la seguridad de las personas que viven en las nuevas regiones que ya se han convertido en rusas, y 3º las garantías de la seguridad de la Federación Rusa del estatus neutral de Ucrania.

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