04/02/2013
NOTICIA.
Los glaciares de los Andes Tropicales –que cruzan Colombia, Venezuela,
Perú, Ecuador y Bolivia- se han reducido en promedio entre un 30% y un
50% desde la década de los setenta, reveló un estudio publicado en enero
del 2013 en la revista académica Cryosphere.
El inexorable avance del Cambio
Térmico Climático
Según el estudio publicado en Cryosphere,
el ritmo de derretimiento de los glaciares de los Andes
Tropicales es el más
acelerado de los últimos 300 años. Una tendencia alarmante, si se
considera que esos glaciares son la principal fuente de agua potable
para millones de habitantes de la región.
Según los investigadores, el
promedio de lluvias en la región ha cambiado poco durante las últimas
décadas, por lo que las precipitaciones fluviales no pueden ser
consideradas una causa de la reducción de los glaciares.
La investigación, que incluye
datos sobre prácticamente la mitad de los glaciares de los Andes,
concluye que su derretimiento es el resultado del aumento de la
temperatura, que subió en promedio 0,7º centígrados entre 1950 y 1994.
Wilson Suárez, del Servicio
Nacional de Hidrología y Meteorología del Perú y uno de los coautores
del estudio manifestó: "En Perú, todos los glaciares que están por
debajo de los 5.100 metros ya han desaparecido". Y, en toda la
región, los glaciares ubicados a altitudes inferiores a los 5.400 metros
han perdido en promedio 1,35 cm de su capa de hielo cada año desde 1970:
el doble que los grandes glaciares ubicados a mayor altitud.
El autor principal del
estudio, Antoine Rabatel, del Laboratorio de Glaciología y Geofísica
Ambiental de Grenoble, Francia, afirmó: "Como el grosor máximo de
esos pequeños glaciares de baja altura rara vez excede los 40 metros,
con semejante pérdida anual es probable que desaparezcan completamente
en las próximas décadas".
Los tres países tropicales que
dependen principalmente del agua glaciar son Ecuador, Perú y Bolivia,
siendo Perú donde se ubican el 70% de los glaciares tropicales.
Según investigadores andinos,
el valle del río Santa,
en el norte de Perú, aparece como una de las regiones más vulnerables al
derretimiento de los glaciares, pues sus cientos de miles de habitantes
dependen de sus aguas para la agricultura, el consumo doméstico y la
generación de energía, donde también está la ciudad de Huancayo, que
depende netamente del nevado de Huaytapallana.
En Bolivia, varias ciudades
también podrían enfrentar serios problemas de escasez de agua. En La Paz
los glaciares proveen aproximadamente el 15% del agua durante todo el
año y hasta un 27% durante la temporada seca.
Los efectos del incremento
térmico troposférico debido al efecto invernadero producido por la
emisión antropogénica de gases de efecto invernadero no se produce por
igual en todas las regiones del planeta, siendo
mayor este incremento a menor promedio de la temperatura mínima, de
tal manera que el cambio climático térmico se acentúa en los climas
fríos y se suaviza en los templados y cálidos, mostrando por ello sus
efectos más acusados en las regiones más frías.
La interpretación de este
fenómeno se explica bien en la teoría del cambio climático por efecto
invernadero, pues el incremento de las temperaturas mínimas responde a
la retención en la troposfera de la radiación nocturna en longitudes de
onda larga que en décadas precedentes resultaban transparentes, siendo
mayor la retención diferencial de radiación nocturna en función del
menor promedio de temperatura mínima, es decir, en función de la mayor
longitud de onda.
Calentamiento global.
Fuente Nasa
La repercusión del cambio
térmico climático cobra gran importancia en cuanto afecta a la formación
de hielo y a los deshielos no solo en los glaciares de montaña sino en
la disminución de la banquisa en los polos, pues al disminuir las
superficies heladas disminuye la reflexión solar al espacio exterior y
se incrementa la captación de energía en la tropopausa lo que puede dar
lugar a un aumento de las temperaturas diurnas y la consiguiente
alteración de todo el ciclo térmico diario.
La disminución respecto a
décadas precedentes de los días de helada y las precipitaciones en forma
de nieve, ocasiona un cambio en el régimen de los ríos pluvionivales
reforzándose la componente pluvial, que en el caso de las regiones con
grandes ríos con fuerte componente pluvionival al cambiar el régimen de
los ríos llegan a provocar inundaciones desconocidas.
Esta particularidad del cambio
térmico climático, no se está teniendo en cuenta en los eventos
internacionales sobre el cambio climático pues
se sigue estableciendo objetivos en base a temperaturas
medias globales, cuando en el caso del cambio
térmico climático las
temperaturas medias ocultan
más que revelan la
incidencia del ascenso térmico.
Para medir la magnitud del
cambio térmico climático, se debiera considerar como indicadores
relevantes del cambio climático los
promedios de temperatura mínima en el rango de temperaturas que afectan
al proceso de hielo y deshielo,
pues los incrementos en ese rango de temperaturas es lo que va afectar
notoriamente al clima y a la vida humana en el planeta, como se está
viendo ya en los glaciares de montaña en los Andes tropicales, pero que
puede serlo principalmente en la medida que afecte a las plataformas
continentales heladas como
son principalmente las de Groenlandia y la Antártida, por la repercusión
que puede tener en el ascenso del nivel de los océanos que, si se
llegara a externalizar a la atmósfera en forma de CO2 el
carbono de las reservas probadas actuales de combustibles fósiles,
podría provocar la inundación de todas la playas del mundo y de gran
parte de los asentamientos humanos costeros donde vive la mayoría de la
humanidad.