JC.com

Crítica política sobre noticias de actualidad en el mundo

Una visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la integración económica mundial y la armonía con el medioambiente

Autor

Seudónimo: Saint Just

Artículos


(Marzo 2012)

NOTICIA. Merkel tras el asesinato de 17 civiles en Afganistán, visita por sorpresa al país y manifiesta sus dudas sobre una puntual retirada de las tropas de combate de la OTAN de Afganistán.

 

Afganistán y la guerra prolongada

Merkel ha prometido que la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) hará todo lo posible para aclarar las circunstancias del suceso, pero la experiencia de las ocupaciones de la OTAN, es que todas las muertes de civiles son contabilizadas como efectos colaterales no deseados. El código castrense de EEUU impide que ningún soldado de EEUU pueda ser juzgado por sus crímenes con la jurisdicción de otro país o tribunal internacional. Merkel tal vez ya no quiere recordar, el olvido en el que han quedado las 140 muertes de civiles efectuadas por un bombardeo en la región afgana de Kunduz el 4 de setiembre de 2009 ordenadas por el coronel alemán Georg Klein, que Alemania no lo cuenta en su haber de vulneración de derechos humanos, y que lo solucionó con un relevó del cargo de Georg Klein.

Tan falso es el discurso de la OTAN de exportar la democracia, como lo era el del imperio británico de justificar la colonización en nombre de la avanzada civilización occidental, o el del imperio soviético en nombre del socialismo. Una nación invadida nunca puede tener una constitución independiente y la soberanía es la base sobre la que se asienta la constitución de todo país.

La OTAN tiene comprado con dinero al gobierno títere de Karzai pero de nada servirá. No habrá solución en Afganistán hasta que las tropas extranjeras se vayan. La guerra solo puede traer víctimas sobre todo civiles, y con ello el odio de los afganos.

Afganistán fue el Vietnam del imperio soviético y ahora se está convirtiendo en el de la OTAN. En Vietnam también se defendía a Occidente, pero acabó con la vida de dos millones de vietnamitas y 56.000 soldados de EEUU. Los rusos perdieron en Afganistán a 15.000 soldados y murieron un millón de afganos. Ahora los afganos tampoco se van a dejar someter, eso pertenece al siglo XIX cuando los imperios occidentales se repartían África o el Oriente Medio como quien se reparte los trozos de una tarta.

Los tiempos han cambiado y la reversión de la soberanía de las naciones en desarrollo hacia modelos coloniales no son históricamente viables. Afganistán lleva décadas en guerras continuadas de resistencia y está demostrado desde que empezaron las guerras anticoloniales, que en la guerra prolongada los invasores siempre pierden.

Aunque la OTAN consiga triunfos tácticos y tenga diez soldados por cada miliciano en armas, la fuerza de los afganos es superior porque los insurgentes están obligados a vivir en el país, y solo les queda someterse o morir luchando, es su única alternativa y su punto fuerte, mientras que los invasores siempre pueden volver a casa y por ello tienen miedo a la muerte y ese es su punto débil.

La guerra prolongada de Afganistán

Las naciones son fruto de su historia, y las costumbres de leyes islámicas, en muchos casos, atávicas y odiosas que oprimen a las mujeres deben ser resueltas por los propios pueblos. La historia demuestra que ello es posible. Cuando, Napoleón invadió España (1808) para acabar con el Antiguo Régimen, abolió por decreto la inquisición y limitó el poder de la Iglesia, y muchos españoles progresistas de entonces, denominados afrancesados, vieron con agrado esas medidas, pero la mayoría de los españoles se rebelaron contra Napoleón y restituyeron el Antiguo Régimen en la figura del déspota Fernando VII, pero a la postre el pueblo español de la mano de las revoluciones liberales acabaría con el Antiguo Régimen y los territorios latinoamericanos conseguirían su independencia.

Ahora, muchos intelectuales occidentales denominados progresistas son partidarios de las guerras de invasión como método para acabar con la tiranía en algunas naciones, pero las guerras de invasión solo traen más dolor y sufrimiento. La guerra civil española (1936-1939) es un claro ejemplo, el apoyo del nazismo alemán a Franco y el de la Unión Soviética a la II República solo hizo que la contienda fuera más devastadora que si los propios bandos alzados en armas hubieran resuelto por si mismos sus diferencias.

Los principios fundacionales de la ONU sustentados en la no injerencia unilateral de una nación sobre otras, -principios que algunos intelectuales progresistas Occidentales desprecian-, son el resultado de las amargas experiencias de guerras del siglo XX y están por encima de cualquier otra consideración como base de la evolución que tiene que experimentar la sociedad de cualquier nación.

La paz es el mejor camino, y en caso de abusos de poder debe ser la ONU quien debe tomar equitativamente las medidas necesarias. No valen los atajos, los mismos solo generan más sufrimiento. La OTAN instrumentaliza el sentimiento de respeto a los derechos humanos para justificar las guerras de agresión. Irak ha sido una amarga experiencia, una guerra de años con cientos de miles de muertos y un país destruido.

Ahora la OTAN y los grandes medios de difusión occidentales, bajo el principio de la protección de civiles, reclaman aplicar en la confrontación que vive Siria la vía que siguió la OTAN en Libia. Pero, en realidad la OTAN no busca la paz y la protección de civiles sino aprovechar los enfrentamientos internos para destruir los países que no se someten a su tutela. Para la OTAN es mejor un país arruinado por la devastación de la guerra como hizo en Libia, y EEUU en Irak, que un país prosperó pero rebelde a su tutela. No importa que quienes lideren esa rebeldía sean tiranos o demócratas. En Latinoamérica en países como Ecuador, Venezuela y Bolivia sus gobernantes son electos a través de elecciones limpias y transparentes, pero al no someterse a la tutela de EEUU son países proscritos para Occidente, mientras que, países como Qatar y Arabia Saudita con regímenes monárquicos despóticos pero sometidos a la tutela de EEUU son considerados países dignos.

Quienes se sitúan en ese discurso maniqueísta de buenos y malos y de legitimación de las guerras de agresión bajo la falsa bandera de la exportación de la democracia no pueden ser sinceros con la razón y el propósito humano que aspira a alcanzar la libertad y la fraternidad de todo el género humano. Los pueblos y naciones parten de pasados diferentes, pero lo más importante para avanzar hacia un mundo de fraternidad, es el método, y las guerras de agresión no pueden legitimarse como método para tal fin. La paz, es el camino.

 

NOTA

EEUU ha gastado en diez años de guerra en Afganistán unos cien mil millones de dólares por año, la población de Afganistán es de 32.700.000 personas, lo que hace un gasto por habitante equivalente a 3.058 dólares, considerando que la renta per cápita anual de un afgano es de 758 dólares, EEUU ha multiplicado por cuatro esa renta en gasto militar por Afgano. Un despropósito desde el punto de vista económico pues si ese dinero se hubiera destinado a mejorar el nivel de vida de los afganos éstos hubieran visto multiplicado su nivel de vida por cuatro.

 

.