JC.com

Crítica política sobre noticias de actualidad en el mundo

Una visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la integración económica mundial y la armonía con el medioambiente

Autor

Seudónimo: Saint Just

Artículos


14/08/2013

NOTICIA. Los hermanos musulmanes de Egipto denuncian decenas de muertos a manos del ejército egipcio en el desalojo de las acampadas en protesta por la destitución del presidente electo Mursi.

 

El mundo árabe ¿un mundo sin esperanza?

Amar a Dios, convivir en paz, construir una familia, y tener un trabajo honrado es la aspiración de la mayoría de los ciudadanos árabes en su vida. Sin embargo, nada de eso se cumple. El amor a Dios es instrumentalizado por facciones del Islam para justificar la guerra; la paz se ha sustituido por el odio; las familias se dividen por las luchas sectarias, y el trabajo escasea ante la incapacidad para encontrar el camino de paz y desarrollo.

Una vez desatadas las fuerzas sectarias de la confrontación el camino hacia la reconciliación se torna casi imposible, y más si las mismas encuentran su aliento y financiación en grupos de poder que persiguen sus propios intereses sin importarles el sufrimiento de los pueblos y arropados por países que pretenden sumir al mundo árabe en una lucha fraticida y desestabilización permanentes.

-------

El mundo árabe tuvo su momento de máxima unidad en la lucha por la descolonización, la misma estuvo liderada por élites regionales que tuvieron el apoyo popular en las guerras de liberación colonial, pero que una vez instaladas en el poder gobernaron en función de sus intereses. Su incapacidad para promover un desarrollo económico les hizo buscar el equilibrio económico en dependencia de las antiguas metrópolis coloniales, principalmente Francia y Gran Bretaña y tras ellas la potencia emergente tras la Segunda Guerra Mundial: EEUU y su aliado Israel.

Con ello, la descolonización árabe se torno muy frágil y las potencias occidentales han conseguido someter a su tutela a la mayoría de las dirigencias Árabes. Actualmente los principales Estados tutelados por Occidente son los Monarquías Absolutistas más retrogradas del planeta como la de Arabia Saudita y la Qatarí. También otras dirigencias siguen uncidas al mandato neocolonial en el caso de Egipto representada por la cúpula del ejército desde hace más de tres décadas.

Las élites que lideraron los procesos de descolonización y que no se sometieron a la tutela occidental, tras el final de la Guerra Fría, han sufrido un persistente acoso para su derrocamiento hasta lograrlo en Argelia, Irak y Libia, y que continúa con el apoyo internacional occidental y de las monarquías árabes en la guerra que vive Siria.

El triunfo electoral de los Hermanos Musulmanes en Egipto que les otorgó la presidencia supuso para Arabia Saudita un revés importante para su pretensión de detentar el liderazgo en el mundo sunnita, pues con el ascenso de los Hermanos Musulmanes en Egipto la corriente moderada del Islam podía poner en cuestión a la corriente más fundamentalista defendida por Arabia Saudita que se basa en la unidad entre poder político-monárquico y religión, al igual que lo hacía el cristianismo con las monarquías absolutas del Antiguo Régimen medieval.

El golpe de Estado que derrocó al presidente Mursi, tuvo inmediatamente el apoyo de la monarquía saudita incluso comprometiendo un millonario apoyo financiero a los golpistas, un apoyo que resultaba paradójico cuando el mismo venía de un régimen confesional, y cuando los golpistas en Egipto supuestamente representaban a la corriente social laica que días antes del golpe había venido protagonizando masivas movilizaciones.

En el mundo árabe la política viene siendo determinada por diferentes grupos de poder entre los que representa un papel relevante la monarquía Saudita empeñada en imponer un Islam totalitario dentro de sus fronteras donde decenas de miles de saudíes son perseguidos por sus creencias religiosas, y también fuera de sus fronteras como se muestra en el apoyo a los denominados “rebeldes” en Siria en el objetivo de acabar en ese país con la centenaria tradición de respeto a la pluralidad religiosa entre diferentes confesiones, como sucede en las zonas ocupadas por los opositores Al Asad en las que imponen el totalitarismo religioso, persiguiendo con saña principalmente a los cristianos.

Al Qaeda es quien lidera el proyecto totalitario religioso en su quimérica estrategia de acabar con los Estados surgidos de la descolonización, principalmente los laicos, para la instauración de un pretendido califato sunnita, y en ese objetivo hasta ahora las monarquías árabes no son objeto de sus ataques concentrándose principalmente en Siria por ser un Estado laico y en Irak por estar gobernado por la corriente chiíta del Islam.

Israel y las potencias neocoloniales occidentales participan del objetivo de que los países árabes continúen permanentemente inmersos en luchas sectarias, pues ello les debilita y en su debilidad Israel afirma su liderazgo inequívoco en la región.

En este cruce de intereses, los enemigos de la paz y de la reconciliación en el mundo árabe resultan ser Al Qaeda, las monarquías árabes, Israel y las potencias neocoloniales occidentales. Coincidencia que se manifiesta plenamente en sus posiciones en la guerra en Siria. Y, mientras los proyectos e intereses de estas fuerzas marquen la pauta política en la región, las puertas de la esperanza de paz y desarrollo estarán cerradas en el mundo árabe.

La esperanza podría ser devuelta a los países árabes si surgieran fuerzas políticas que entiendan que no se pueden construir sociedades armoniosas sino es desde el respeto entre confesiones, que el marco de la naciones surgidas con la descolonización es el que hay que respetar para construir cualquier proyecto regional pan-árabe, y que la paz debe descansar, sobre todo, en la fuerza de la soberanía como impulsora del desarrollo nacional y regional.

 

Otras regiones del mundo, están encontrando el camino de la paz y el desarrollo, como sucede en Sudamérica donde la fuerza de la soberanía está propiciando un futuro de desarrollo regional; en el Oriente Asiático donde tras los procesos de emancipación colonial están encontrando su camino de paz y desarrollo, al igual que lo hacen también las naciones del África Austral. Pero al mundo árabe, preso de los intereses de sectas religiosas, monarquías retrógradas, dirigencias militares corruptas y de las ambiciones de Israel y de las potencias neocoloniales occidentales, que encuentran en estas elites árabes apátridas sus mejores aliados, parece que le está negado el camino de la paz y el desarrollo.

 

.