JC.com

Crítica política sobre noticias de actualidad en el mundo

Una visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la integración económica mundial y la armonía con el medioambiente

Autor

Seudónimo: Saint Just

Artículos


19/06/2014

NOTICIA. La ofensiva del EIIL prosigue actualmente en Irak en las provincias de Kirkuk y de Salahedin y ya ha provocado el éxodo de más de 150 000 civiles.

 

Paz o Victoria

Los recientes acontecimientos en Irak con el avance del Emirato Islámico en Irak y el Levante (EIIL), grupo disidente de al-Qaeda,  conocido en árabe como الدولة الاسلامية في العراق والشام, han convulsionado la región de Oriente Medio. El EIIL, que ya controlaba la ciudad iraquí de Faluya, ha logrado apoderarse ahora del distrito de Ninive, que incluye la importante ciudad de Mosul, considerada la tercera ciudad de Irak con más de millón y medio de habitantes.

La ofensiva del EIIL para crear en Irak y parte de Siria un nuevo Estado de confesión wahabi similar al reinante en Arabia Saudita, ha derivado en una guerra religiosa abierta de los yhidadistas takfirí sunnitas (wahabistas), contra chiitas, sectores sunnitas moderados y los kurdos al norte de Irak.

En los primeros días de la ofensiva yihadista, el primer ministro iraquí Nuri al-Maliki pidió al parlamento de Irak la proclamación del estado de urgencia, pero sorprendentemente no obtuvo el quórum necesario para aprobarlo ante la ausencia de un grupo de parlamentarios de confesión sunnita, una acción que sospechosamente parecía coincidir con la deserción masiva del ejército iraquí en la toma de Mosul por el EIIL que se le supone dispone de unos 10.000 combatientes.

Ante la actitud tácitamente colaboracionista con los jihadistas de sectores políticos iraquíes, el gobierno Iraquí comenzó a tomar medidas para contener el avance del EIIL, recurriendo al apoyo popular de la mayoría chiita,

El 14/06/2014 realizó un llamamiento para el alistamiento popular al que según fuentes oficiales se habrían ofrecido como voluntarios más de dos millones de iraquíes la mayoría de confesión chiita. Según fuentes de la BBC, en Bagdad, tanto balas como pistolas han subido de precio al triple y es casi imposible comprar un Kalashnikov, debido a la enorme demanda de los voluntarios chiitas.

El 17/06/2014, el primer ministro de Irak, Nuri al-Maliki, destituyó a varios altos comandantes de las fuerzas de seguridad en un esfuerzo por reinstaurar la disciplina dentro del ejército Iraquí. Entre los destituidos figura el general Mahdi Al-qarawi, comandante en jefe de la provincia de Nínive (norte), la primera que se rindió sospechosamente al cerco del EIIL.

Hasta el momento, el ejército iraquí, con la ayuda de miles de voluntarios, ha recuperado parte de las zonas que se encontraban en manos del EIIL, y por las características religiosas de la guerra en Irak, los jihadistas sunnitas tienen limitada su expansión en las zonas de predominancia kurda y chiita. En Baquba, cerca de Bagdad, el EIIL se está acercando al límite del Irak sunnita. Hay dos suburbios sunnitas importantes en las afueras de Bagdad: Amiriya y Khadra, que pronto podrían representar un problema para el gobierno iraquí, pero la ciudad es predominantemente chiita.

 Ofensiva del EIl en junio del 2014

 La reacción ante el avance de EIIL ha sido de condena de las potencias internacionales incluidas EEUU y Gran Bretaña que nunca habían condenado la acción de este grupo en Siria. A nivel regional, Irán ha mostrado su oposición radical al EIIL y ha dado su apoyo a Irak, aunque ha manifestado que no intervendrá unilateralmente en la guerra confesional de Irak. Por el contrario, las monarquías del golfo han mantenido silencio o justificado las acciones del EIIL.

El 15/06/2014, Arabia Saudí justificó el avance del EIIL haciendo recaer la responsabilidad de la situación en Irak al primer ministro Iraquí a quien acusó de haber conducido a Irak al borde del abismo con su política de exclusión de los sunnitas.

El 16/06/2014, la oficina del primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki, contestó en un comunicado a las declaraciones de Riad respecto a la crisis en Irak, acusando a Arabia Saudita de estar detrás de los grupos terroristas en Irak. "Consideramos a Arabia Saudita responsable de la ayuda financiera y moral que reciben los terroristas del grupo el Estado Islámico de Irak y del Levante (EIIL)", una acusación que viene siendo reiterativa por parte del gobierno de Irak quien en varias ocasiones ha responsabilizado al régimen saudita de, Al Saud, de patrocinar el terrorismo en la región.

 

La ofensiva del EIIL ha desvelado cambios políticos importantes en la región del Oriente Medio en el último año. Hace un año, las potencias occidentales, EEUU, Francia y Gran Bretaña en alianza con Israel y las monarquías del golfo, justificaban las acciones del EIIL, y otros grupos terroristas en Siria a los que calificaban de “rebeldes”, sin expresar condena en ningún momento por sus acciones terroristas. En agosto del 2013, el uso de armas químicas en Ghouta, Siria, llevó a esta alianza a reclamar una acción militar unilateral contra Siria liderada por EEUU. No obstante, el acuerdo alcanzado para el desarme químico de Siria, debido a la mediación de Putin, y el rechazo del parlamento británico de implicarse en una nueva guerra en el Oriente Medio, hicieron desistir a EEUU de iniciar una acción militar. Posteriormente, se iría comprobando que la utilización de armas químicas en Siria, atribuidas al ejército regular sirio, no se fundamentaban en pruebas fehacientes, sino que, por el contrario, las evidencias apuntaban a su uso por los denominados rebeldes armados sirios, y la sospecha de que tras el ataque químico en Ghouta podían estar los servicios secretos de Arabia Saudita para tender un cebo a EEUU para su implicación en una guerra en el Oriente Medio dirigida contra Irán.

El hecho es que este acontecimiento cambiaría la política de EEUU y Gran Bretaña en el Oriente Medio y sus relaciones con Arabia Saudita. Las relaciones de EEUU con Arabia Saudita se enfriaron, y como resultado de las presiones del secretario de Estado John Kerry, Arabia Saudita relevó al príncipe Bandar ben Sultán de sus funciones como director de los servicios secretos de Arabia Saudita y consejero de seguridad nacional.

En el mes de noviembre del 2013 tras las elecciones en Irán, las potencias occidentales establecerían una hoja de ruta con Irán para solucionar el contencioso nuclear con este país, acuerdo al que se opondrían tajantemente tanto Israel como Arabia Saudita.

Por otra parte, los avances del ejército regular sirio contra los alzados en armas, y el éxito de participación ciudadana en las pasadas elecciones en Siria el 03/06/2014, en las que fue reelegido presidente por abrumadora mayoría Al Assad, habían debilitado las posiciones guerreristas de Israel y Arabia Saudita contra Irán.

 

En este contexto, el rápido avance del EIIL en Irak, y el coincidente desplome del ejército iraquí en la provincia de Ninive, ha sorprendido a EEUU y Gran Bretaña quienes no parece que tengan ningún interés que surja un nuevo Estado en la región del Oriente Medio regido por fundamentalistas, habiendo expresado al igual que Irán su respaldo al gobierno Iraquí en contra de la agresión de los jihadistas. Y, aunque estas posiciones no se han plasmado en ninguna acción, el solo hecho de que las partes hayan manifestado la coincidencia en su apoyo al ejército Iraquí en su lucha contra el EIIL, expresa de por sí, en un solo año, un cambio radical en la forma que EEUU y Gran Bretaña ven a Irán, país con el que ya se vislumbra un posible acuerdo con Occidente en cuanto a su programa nuclear. En estos días Gran Bretaña, que viene actuando como avanzadilla de los cambios en la política internacional de EEUU, ha manifestado su decisión de reabrir su embajada en Teherán, al mismo tiempo que ha decidido incluir al EIIL en la lista de grupos terroristas, una decisión que es positiva, aunque sea después de estar durante años justificando hipócritamente sus actuaciones terroristas en Siria.

 

En el resurgimiento del EIIL bajo el patrocinio o tolerancia hacia este grupo de Arabia Saudita, se demuestra que la monarquía saudita ha decido actuar por su cuenta sin contar con su aliado EEUU. No es la primera vez que EEUU se encuentra con aliados que le han servido fielmente y luego han decidido poner sus propias ambiciones por delante de los intereses de EEUU, pasó con el dictador Sadam Hussein en las últimas décadas del siglo XX. En la guerra de Irak contra Irán en los años ochenta, Sadam Hussein fue un aliado de EEUU, pero tras la misma las ambiciones de Sadam le llevaron a invadir Kuwait, lo que le enfrentaría a EEUU y daría lugar a la primera guerra entre Irak y EEUU.

El proyecto de la Monarquía Saudita es la constitución de uno o varios califatos wahabistas en la región del Oriente Medio incluso en el mundo musulmán sunnita sobre los que ostentaría su liderazgo. En este empeño, la constitución del Emirato Islámico de Irak y el Levante es un primer paso, de los numerosos focos que operan también en Oriente Medio, África del Norte, Kenia y Nigeria. La propia supervivencia de la monarquía saudita está en función de la emergencia del Islam más retrogrado, regido por Emires en una vuelta al Antiguo Régimen absolutista del siglo XVIII. Cuando los hermanos musulmanes, seguidores de la escuela Shafi'i con una concepción moderada del Islam, ganaron las elecciones en Egipto, corriente islámica de la que, (علي جمعة) ‘Alī Jum‘ah, egresado de la prestigiosa universidad de al-Azhar, es el gran mufti, al que se le describe como "un paladín del Islam moderado" y, por ello, enemigo de los fundamentalistas entre los que se sitúa Arabia Saudita, se estableció una rivalidad por el liderazgo del mundo sunnita, que fue finiquitado por el golpe de Estado en Egipto por la junta militar liderada por Al-Sisi en agosto del 2013, siendo proscritos los hermanos musulmanes, un golpe de Estado que rápidamente fue apoyado por Arabia Saudita quien se aprestó a financiar a los golpistas (*).

Cualquier resurgimiento de un Islam moderado, o de ideas democráticas, o panarabistas laicas como encarna en Siria, Al Assad, o de repúblicas islámicas como Irán, supone cuestionar los regímenes monárquicos absolutistas, por lo tanto, las monarquías del golfo pérsico están abocadas a convivir con el auge del islamismo fundamentalista, incluso liderando el mismo sino quieren ser victimas de los sectores más conservadores islámicos.

De este proyecto, se han venido beneficiando Israel y las potencias occidentales. El auge del fundamentalismo les ha permitido instrumentalizarlo para, en la confrontación sectaria religiosa, debilitar a los países como Siria e Irak resistentes a la tutela occidental y que podrían  oscurecer el poderío de Israel en la región. El enfrentamiento de Israel con Irán se debe especialmente a que esta nación a pesar de estar bajo un régimen de sanciones económicas por parte de Occidente, se está constituyendo en una potencia económica, tecnológica y militar regional siendo uno de los principales países del mundo por número de publicaciones científicas, muy diferente del pensamiento wahabista regente en Arabia Saudita y otras monarquías del golfo que, por su esencia retrógrada, son incapaces de generar avances educativos científicos, y los logros económicos de estos países se sustentan en los enormes ingresos de los petrodólares, pero siguen sumidos en la dependencia tecnológica de los países industrializados.

La política de la desestabilización es la que ha permitido a Israel durante las últimas décadas ser la nación más fuerte de la región a pesar de ser un país con poco más de ocho millones de habitantes, rodeado por países en los que viven más de doscientos millones de musulmanes.

No obstante, el salto cualitativo que ha supuesto, en estos días, el control de un vasto territorio por parte del EIIL en Irak ha hecho saltar las alarmas en las potencias occidentales al comprobar que el apoyo a los grupos fundamentalistas puede estar ya fuera de control y su poderío puede ser más peligroso que el papel desestabilizador del que hasta ahora se han estado beneficiando para impedir que Siria e Irak se desarrollasen como potencias regionales. Aunque, EEUU, todavía se debate entre apoyar las pretensiones de su aliado Arabia Saudita de derrocar al primer ministro electo Iraquí Nuri al-Maliki, o contener las ambiciones regionales de la monarquía saudita.

Las acusaciones de Arabia Saudita al primer ministro de Irak de practicar una política de exclusión de los sunnitas son exageradas e interesadas, pues a pesar de las diferencias entre sunnitas y chiitas la mayoría de los sunnitas de Irak no están de acuerdo con el proyecto del EIIL de dividir el país, prueba de ello es el enorme éxodo de cientos de miles de civiles la mayoría sunnitas de las ciudades bajo control del EIIL, y Arabia Saudita utiliza este recurso propagandístico para avalar el avance del EIIL y justificar la división de Irak. Lo que se libra esencialmente en Irak es una batalla contra el terrorismo jihadista que día a día es noticia por sus masacres indiscriminadas con coches bomba y, sin duda, para combatir el mismo, la unidad de chiitas, sunnitas y kurdos que quieren un país unido, es esencial. El EIIL es una organización con la que no se puede negociar y, como se está comprobando, está ya fuera del control de la potencias occidentales y desbordando el papel que las mismas le tenían asignado como instrumento desestabilizador dentro de la denominada estrategia de caos controlado.

La cuestión que se les plantea ahora a las potencias occidentales y principalmente a Israel, es si van a persistir en su política de justificar las actuaciones de los jihadistas en Siria y en los países donde les interesa desestabilizar o, por el contrario, adoptan dos principios fundamentales en sus relaciones internacionales: enfrentarse decididamente a todo tipo de terrorismo y en todas partes por igual y, por otra parte, apostar por un Oriente Medio de Paz, donde puedan aflorar las soluciones a los conflictos de forma dialogada.

 

Paz o Victoria, son dos términos diferentes. La Paz es fruto del diálogo y el consenso entre las partes enfrentadas, mientras que la Victoria supone la liquidación del enemigo. La estrategia de la victoria solo se debe aplicar ante enemigos recalcitrantes que niegan cualquier punto de encuentro con su adversario. Tal fue, la victoria sobre el fascismo en la Segunda Guerra Mundial, ante tal enemigo solo cabía derrotarlo hasta su capitulación incondicional.

 

El takfirí/wahabí es intrínsecamente recalcitrante, no admite el diálogo, ni la democracia, ni ningún sistema político de creencias plurales, sino solamente la imposición. Ante esta corriente ideológica que sueña con la instauración de califatos regidos despóticamente solo cabe la Victoria, es decir, su rendición incondicional. El final de los regímenes que patrocinan esta corriente jihadista podría convertirse en una necesidad, no solo para los habitantes de la región del golfo pérsico, sino para los países que aspiran a acabar con las raíces del terrorismo islámico y apuestan por un Oriente Medio de prosperidad, donde musulmanes de diferentes confesiones, judíos y cristianos puedan vivir en paz y en armonía.

 

.