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Una visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la integración económica mundial y la armonía con el medioambiente

Autor

Seudónimo: Saint Just

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(Enero 2012)

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Península coreana. La resistencia al cambio de los tiempos

Si los cuarenta años de la Guerra Fría entre la antigua Unión Soviética y EEUU cortaron con un afilado cuchillo las diferentes zonas geopolíticas de influencia mundiales de los dos imperios, tras el derrumbe de la URSS, sus secuelas han dejado islotes políticos que no terminan de ubicarse en la nueva situación de apertura y multipolaridad política mundial. Uno de estos islotes cortados a cuchillo, por el paralelo 38, es la división entre las dos coreas, por una parte, Corea del Norte aferrado a la ideología Juche fundamentada en el nacionalismo de economía autárquica a ultranza solo suavizada por su relación con China, y por otra parte, Corea del Sur bajo la tutela de EEUU donde la política exterior de este país es potestad casi exclusiva de EEUU.

Si en alguna cuestión parece que están de acuerdo las dos coreas es en su reunificación, por lo menos es una idea que unos y otros enarbolan y, aunque suene a retórica, demuestra que en ambas coreas existe el sentimiento popular de que son una nación dividida y que su destino debe ser la reunificación en una misma patria. Finalizada la Guerra Fría ese debiera ser el destino de las dos coreas.

La desconexión del sistema mundial como proyecto revolucionario al que se aferra Corea del Norte finalizó con la caída de la URSS, y el aislamiento solo puede perpetuar el estancamiento de las fuerzas productivas y el subdesarrollo. La persistencia de Corea del Norte en su actual estatus, solo puede obedecer al empecinamiento de una dirigencia que antepone su perpetuación en el poder a los intereses de la Nación.

En un proceso de reunificación, Corea del Sur al ser la parte más próspera y desarrollada dispondría (al igual que paso en la reunificación alemana), de mayor peso para liderar ese proyecto. Pero Corea del Sur al estar subordinada su política de defensa a EEUU, no puede tomar iniciativas propias, y a EEUU una posible reunificación puede no interesarle, pues la misma, si bien daría lugar a una nueva Corea que en lo político tendría que conformarse en un sistema pluripartidista, también por la exigencia del Corea del Norte daría lugar una nueva Corea independiente de EEUU.

La reunificación es el destino de las dos coreas y ambas debieran trabajar en una hoja de ruta para llevar a término tal proyecto, pero previo a ello, Corea del Norte tendrá que estar dispuesta a abandonar el anacronismo de su proyecto autárquico y Corea del Sur tendrá que hacer esfuerzos para liberarse de la tutela de EEUU.

No cabe duda que las fuerzas, que oponen resistencia a la reunificación son poderosas, y tal vez, el suceso del hundimiento de la corbeta Cheonan de Corea del Norte el 26 de marzo del 2010, todavía sin esclarecer, forme parte de las intrigas de unos u otros para enfriar las relaciones entre ambas coreas, pero los tiempos demandan cambios, la paz es una condición sine qua non para que prosperé cualquier hoja de ruta para la reunificación y, tanto en Corea del Norte como en Corea del Sur, tendrán que darse los pasos necesarios para acabar con las fuerzas oscuras que boicotean en la sombra, la voluntad popular de reunificación de la nación coreana.

 

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