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Una visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la integración económica mundial y la armonía con el medioambiente

Autor

Seudónimo: Saint Just

Artículos


19/09/2012

NOTICIA. El ministro de Defensa Nacional de China, Liang Guanglie, expresó su deseo de que el conflicto con Japón por las Islas Diaoyu se resuelva de forma pacífica

 

Mar de China. Rehenes de la tensión

Coincidiendo con el regreso estratégico de EEUU a Asia Oriental, los conflictos de países vecinos de China, aliados de EEUU en la región, han venido incrementándose, particularmente con Filipinas y Japón. China siempre ha manifestado que las disputas territoriales y marítimas deben ser resueltas a través del diálogo y exclusivamente entre las partes en litigio, pero parece ser que tanto Filipinas como Japón han decidido ir por el camino de la política de los hechos consumados.

En el caso de Filipinas se evidenció en la tensa disputa del pasado abril sobre la isla Huangyan, en el Mar Meridional de China, provocada por el envío de un buque de guerra por parte de Filipinas para perseguir a pescadores chinos que operaban legalmente en aguas territoriales de China. El 5 de septiembre, el presidente filipino Benigno Aquino III firmó una orden administrativa para llamar oficialmente a una zona marítima de la parte occidental del país como "Mar Occidental de Filipinas", incluida una parte del Mar Meridional de China. De acuerdo con la orden, el Mar Occidental de Filipinas incluye al Mar de Luzon y las aguas adyacentes a las islas Nansha y a la isla Huangyan.

En el caso de Japón ha venido produciéndose una escalada por el contencioso sobre las islas Diaoyu (o Senkaku) entre China y Japón. La última acción unilateral más grave ha sido la compra de las islas Diaoyu por parte del gobierno japonés a un supuesto particular japonés, y su posterior nacionalización, acción considerada ilegal por China por considerarlas pertenecientes a la soberanía China.

Mar de China

El doctor alemán Ingo Nentwig, experto en China y etnología, en un artículo publicado en el diario alemán Junge Welt, considera que el anuncio de Japón de la "compra" de las Islas Diaoyu es un intento de alterar los resultados territoriales de la Segunda Guerra Mundial” Junge Welt relata que Japón ocupó las Islas Diaoyu en la Guerra Chino-Japonesa de 1894-1895 y que puso a Taiwán y a las Islas Diaoyu bajo su régimen colonial mediante el Tratado de Shimonoseki que fue impuesto por Japón. Después de la Segunda Guerra Mundial, Japón debió haber devuelto a China todos los territorios que había usurpado desde la guerra chino-japonesa con base en la Declaración de El Cairo de 1943 y en la Declaración de Postdam de 1945, que definen los términos de la rendición de Japón. Y Aunque Taiwán y las islas Penghu, sí regresaron a China, las Islas Diaoyu, junto con Okinawa, siguieron ocupadas por Estados Unidos, de acuerdo con el llamado Tratado de San Francisco de 1951. China presentó una protesta de inmediato en contra del tratado de 1951 porque no fue incluida en las negociaciones. "Por lo tanto, la continuación del control de las Islas Diaoyu en el marco de la ocupación estadounidense es inválida con base en la ley internacional". "Cuando Washington 'devolvió' Okinawa y las Islas Diaoyu a Japón en mayo de 1972, China protestó inmediatamente contra este acto ilegal".

Desde el punto de vista histórico, la Biblioteca Nacional de China ha presentado documentos, atlas y publicaciones sobre la islas Diaoyu y sus islotes afiliados en el Mar Oriental de China que demuestran que China descubrió las islas Diaoyu a principios del siglo XV y las puso bajo su jurisdicción como islotes afiliados a Taiwán, y el gobierno central de China incorporó las islas en la esfera de defensa de la provincia de Fujian, este de China.

 

El gobierno japonés anunció la "compra" de las Islas Diaoyu y sus islotes afiliados Nan Xiaodao y Bei Xiaodao el pasado 11 de septiembre. A esta política de hechos consumados China respondió con el envió de varios buques a patrullar la aguas territoriales que considera dentro de su soberanía.

No obstante, el contencioso histórico sobre la soberanía de estas islas es solamente la parte externa del problema. El problema real es que Japón utiliza este contencioso para crear tensión con China, cuando sorprendentemente es un litigio menor, considerando el alto grado de relaciones económicas alcanzados entre China y Japón, en las que China es el primer socio comercial de Japón, y el país nipón es el cuarto de China, suponiendo el comercio entre los dos países el 20 por ciento del comercio exterior total de Japón, por ello, cabe hacerse la pregunta ¿esta actuación de Japón es un acto propio del militarismo japonés, o forma parte de una estrategia de EEUU que utiliza a Japón para crear tensiones con China?

La población de China mantiene vivo el recuerdo de la agresión del militarismo japonés* como potencia del Eje al igual que muchas personas de la región Asia-Pacífico, y la actuación en el caso de las islas Diaoyou despierta los fantasmas del resurgimiento del agresivo expansionismo japonés. No obstante, esta actuación, aunque esté instrumentalizada por sectores derechistas japoneses, no responde al sentir de la mayoría del pueblo japonés de iniciar una nueva etapa de expansionismo imperialista, sino que ayuda a la estrategia de EEUU de fidelizar a Japón y Filipinas como aliados inquebrantables en la región a través de erigirse como aliado principal de su seguridad y, en el caso de Japón, le viene bien para reforzar su alianza militar mutua, la cual, en los últimos años, se venía debilitando ante el creciente descontento que la presencia militar de EEUU venía despertando entre la ciudadanía japonesa y que llevó en junio del 2010 a que el primer ministro japonés, Yukio Hatoyama, presentará su dimisión por su impopular decisión de mantener la base militar estadounidense en la isla de Okinawa.

A pesar de la afirmación de la secretaria de Estado Hillary Clinton en su última visita a Pekín, “El Pacífico es suficientemente grande para todos los países, incluidos Estados Unidos y China”, y las reiteradas afirmaciones por distintos altos cargos de EEUU, de que EEUU no pretende contener a China en la región, la realidad de los hechos es que EEUU está detrás de los contenciosos existentes con China, como se vio en el pasado mes de agosto, cuando EEUU comenzó una maniobra militar con Japón sobre toma de islas durante un mes, una acción de claro apoyo de Washington a Tokio en el contencioso de las islas Diaoyu.

Quien gana con la tensión en la zona no es Japón, pues la misma ha afectado el comercio sino-japonés. Las agencias turísticas chinas cancelaron una gran parte de los viajes a Japón. Las ventas de productos fabricados en Japón, especialmente los automóviles y los artículos electrónicos, se han reducido bruscamente en China durante el pasado mes; quien gana es EEUU a costa de que pierda Japón, instrumentalizando las veleidades imperiales de los sectores japoneses más derechistas. La trampa en la que ha caído Japón es que se ha convertido en rehén de la propia tensión que ha generado con China pues, la misma, refuerza el tutelaje de EEUU y aparta a Japón de su progresiva integración regional, cuestión que debe preocupar a EEUU, pues la progresiva integración económica puede inducir a Japón a una política más soberana y apartada de la tutela de EEUU.

China podía haber adoptado un perfil bajo ante la provocación japonesa, pero la misma no habría sido entendida por la mayoría de la población China, y tampoco hubiera sido coherente con la tradición de China de poner las cuestiones de la soberanía siempre en primer lugar, como respuesta a la larga humillación a la que se vio sometida desde el siglo XIX hasta la proclamación de la actual república, por los imperios británico y japonés. Por otra parte, el PCCh celebra en octubre su XVIII congreso, y sabe que los enemigos de China pretenderán crear un ambiente contrario al mismo, por ello, la exaltación patriótica es el mejor antídoto frente a posibles manejos en la sombra.

EEUU en su política geopolítica de subordinación de naciones utiliza frecuentemente la tensión militar y política contra otras naciones, bien de forma directa o interpuesta por medio de terceros países, como forma de averiguar las respuestas prácticas de los adversarios a los que somete a dicha tensión, si las mismas son débiles acentúa más la tensión, pero cuando las respuestas son firmes tiende a contenerse.

En el caso de China ha visto que no puede doblegarla, por el contrario en el caso de Japón, por el momento, ha visto que es fácil someterlo a sus intrigas y por lo tanto reforzar su tutelaje.

El pueblo japonés tendrá que valorar si es mejor un destino basado en: su soberanía para construir la paz; el diálogo como forma de resolver conflictos, y el desarrollo económico e integración regional, o si sigue encadenado a las intrigas de EEUU y de los sectores más derechistas de Japón.

Por su parte, China tendrá que hacer esfuerzos para desactivar todos los recelos que pueda suscitar su emergencia como potencia económica, y en consenso con otras naciones, ayudar a superar los rescoldos que quedan de la Guerra Fría, particularmente la división de las dos Coreas como fuente de inestabilidad regional, que impide consolidar una amplia zona de Paz que garantice el desarrollo económico sin contratiempos.

 

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* Cada 18 de septiembre se recuerda en China el aniversario de la invasión japonesa en 1931. Siendo esta fecha considerada por algunos historiadores como el inicio de la Segunda Guerra Mundial, que tendría continuidad en 1936 en la guerra civil española, en 1939 con la declaración de guerra de Gran Bretaña a Alemania, y en 1941, con la entrada en la guerra de la URSS y EEUU.

En China murieron 12 millones de personas, 5,6 millones de civiles y 6,4 millones de soldados, siendo después de la URSS el país que más bajas contabilizó por causa de la guerra.

(fuente: Atlas histórico mundial. Editorial Istmo 1986).

 

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