10/01/2018
NOTICIA.
El 09/01/2018, la República Popular Democrática de Corea (Norte) y la República
de Corea (Sur) reanudaron, tras dos años de suspensión, las reuniones entre
representantes políticos de ambas naciones.
Península de
Corea, un camino hacia la reconciliación
Después de dos
años de congelamiento de las relaciones políticas entre las dos coreas, con
motivo de los juegos olímpicos de invierno de febrero en Pyeong-Chang (Corea del
Sur), Seúl y Pyongyang, iniciaron contactos para posibilitar la participación de
los atletas de Corea de Norte, que culminaron el 09/01/2018 en un primer
encuentro en la aldea fronteriza de Panmunjom entre representantes políticos de
los gobiernos de ambas naciones.
Este encuentro
fue propuesto por el gobierno de Corea del Sur con el fin de iniciar
conversaciones políticas con Corea del Norte. El gobierno de Corea del Norte,
tras conocer la decisión de Corea del Sur de aplazar las maniobras militares de
primavera que anualmente realiza con EEUU, acogió con beneplácito tal
iniciativa.
Para Corea del
Norte, la suspensión o alejamiento de estas maniobras militares de sus fronteras
ha sido una condición básica para el establecimiento de relaciones entre ambas
naciones, y la desafortunada decisión de armarse nuclearmente ha venido en gran
medida determinada porque en su entendimiento estas maniobras no tienen un
carácter defensivo sino que están diseñadas por EEUU para una guerra ofensiva
contra Corea del Norte.
El encuentro
entre ambas coreas estuvo representado por el ministro surcoreano de
Unificación, Cho Myoung-gyon, y por el presidente norcoreano del Comité de
Reunificación Pacífica de Corea, Ri Son-gwon, y las delegaciones estuvieron
compuestas por cinco miembros de cada gobierno.
En lo
concerniente a los juegos olímpicos de invierno, Pyongyang anunció su
participación en varias modalidades, por su parte, la representación surcoreana
propuso hacer un desfile conjunto de ambas coreas durante las ceremonias de
inauguración y clausura de los Juegos.
El clima
positivo de la reunión permitió abordar las cuestiones políticas entre ambas
coreas. La representación norcoreana volvió plantear la apertura de
negociaciones para lograr la reconciliación y unión de las dos Coreas; la
representación de Seúl ofreció celebrar antes de la festividad del Año Nuevo
Lunar, en febrero próximo, una reunión de la Cruz Roja para discutir la
reunificación de las familias separadas por la guerra en la década de 1950, y la
realización de un encuentro a nivel militar para buscar alternativas basadas en
la cooperación y el respeto recíproco que permitan frenar las tensiones y
promover la paz en la Península. Al término de la reunión las dos coreas
acordaron establecer un canal de comunicación entre los ejércitos de ambas
coreas, lo cual ha sido positivamente acogido por China, Rusia, Japón y la UE,
como base para un eventual avance hacia una salida pacífica y dialogada a la
desnuclearización de la península coreana.
Después de una
año de tensiones entre las dos coreas por las pruebas nucleares y de misiles de
largo alcance por parte de Corea del Norte, que han conllevado duras sanciones
contra este país con la aprobación del CSNU a iniciativa de EEUU, parece que se
abre un periodo de distensión, una oportunidad que no debiera ser desaprovechada
por los gobiernos de ambas coreas para avanzar en un proceso de restauración de
la confianza que permitiese abrir un camino efectivo hacia la reconciliación.
Sin embargo, los
obstáculos en el camino parecen insalvables. El primero, por la decisión del
gobierno norcoreano de proseguir con su programa de convertirse en una nación nuclearmente armada y con capacidad de golpear el territorio estadounidense; el
segundo, por la política de EEUU de intentar acabar con el régimen político de
Corea del Norte, expresado en la concentración de armamento y efectivos
militares en la República de Corea y en las reiteradas y amplias maniobras
militares en las puertas de Corea del Norte.
Rusia y China
han elaborado una iniciativa para eliminar estos dos obstáculos, basada en la
denominada doble suspensión que consiste en que Pyongyang suspenda sus
actividades nucleares y lanzamientos de misiles a cambio de que Seúl y
Washington cancelen sus maniobras militares a gran escala, pero hasta ahora tal
iniciativa no ha prosperado.
Para EEUU las
maniobras militares suponen el máximo exponente del cerco y presión al gobierno
de Corea del Norte, y a su vez supone el seguro de la continuidad de la tutela
de EEUU sobre Corea del Sur. El año 2017 que se ha caracterizado por la tensión
entre ambas coreas, el gobierno de Corea del Sur ha estado relegado por el
gobierno estadounidense quien en todo momento ha liderado las declaraciones y
las políticas contra Corea del Norte, dejando meridianamente claro que en los asuntos
militares quien manda en Corea del Sur no es el gobierno de esta nación sino EEUU.
Para Corea del
Norte, su programa de armamento nuclear con capacidad misilística de alcanzar
EEUU se ha constituido en el seguro disuasorio de que EEUU no atacará su
territorio. La efectividad del mismo puede ser cuestionada, pero otra cosa es
ponerlo a prueba, y EEUU no va a ser tan insensato como para correr ese riesgo.
Hasta ahora la disuasión en el terreno militar la basaba Corea del Norte en su
potencial militar contra su vecino de Corea del Sur, pero ahora este factor ha
quedado relegado a un segundo plano ante el armamento nuclear.
Las guerras que EEUU ha estado implicado desde el comienzo del siglo XX se han
caracterizado porque han estado a miles de kilómetros de su Territorio, y por la incapacidad de las naciones confrontadas para alcanzar el
mismo. Corea del Norte al dotarse de armamento nuclear pretende cambiar esa
ecuación, su capacidad disuasoria ya no se basa en la amenaza a los aliados
regionales de EEUU, sino en la amenaza directa a su territorio.
La posesión de
armas nucleares por parte de Corea del Norte es inaceptable para la sociedad
mundial porque representa un atentado al tratado de no proliferación de
armamento nuclear, y porque el hecho de que en una de las zonas del mundo con
mayor riesgo de que se desate una guerra estén los contendientes en posesión de
armas nucleares, es un peligro para la región y para toda la humanidad.
Sin embargo, es
un hecho objetivo que no puede ser ignorado. Las medidas de presión para que el gobierno
de Corea del Norte abandone su programa de armamento nuclear hasta ahora han
sido infructuosas. La propuesta de Rusia y China de la doble suspensión no
resulta del agrado ni de EEUU ni de Corea del Norte, porque lo que está en
cuestión es quien empieza a desarmarse primero, para EEUU esta claro que lo debe
hacer Corea del Norte porque contraviene las resoluciones internacionales, pero
Corea del Norte una vez alcanzado su estatus de nación nuclearmente armada no va
a renunciar al mismo mientras EEUU no deje de amenazarla. Hasta ahora, ninguna
nación que alcanzado el poder militar nuclear fuera del Tratado
de no proliferación nuclear, como han sido la India, Pakistán e Israel,
han renunciado al mismo.
En este nuevo
escenario, el desarme nuclear de toda la península de Corea, tanto en Corea
del Norte como por la parte estadounidense en Corea del Sur donde alberga
bombarderos con capacidad nuclear, solamente puede venir de los avances en el
diálogo y la negociación de ambas coreas con el objetivo de la reunificación en
una sola nación. Sin embargo, el oponente principal a un proceso de estas
características es EEUU, pues en un proyecto de reunificación basado en el
acuerdo en el que los gobiernos de ambas coreas fueran los protagonistas, EEUU
por el antagonismo con Corea del Norte no debiera contar.
El proyecto de
reunificación que apoyaría EEUU sería el de la rendición de Corea del Norte y la
absorción de este territorio por Corea del Sur a la vez que EEUU mantendría su
despliegue militar en la península coreana, es decir, lo extendería a Corea del
Norte, pero en la actualidad tal pretensión se ha vuelto irrealizable política y
militarmente y la reunificación tendrá que basarse en el consenso de las partes
o no se realizará.
La iniciativa de
desenredar el nudo gordiano que mantiene aprisionada a la península de Corea,
solamente puede venir de Corea del Sur, la cual debiera basarse en dos pilares:
1. el acercamiento a Corea del Norte en base a negociaciones, y 2. el
distanciamiento del gobierno de la República de Corea de la influencia militar
estadounidense que permita generar un clima de confianza entre ambas coreas.
Es difícil
imaginar como sería la fundación de una sola nación en la península de Corea,
pero lo que si es evidente que la reunificación basada
en el consenso de
las dos coreas traería el final de las armas nucleares por carecer de sentido su
posesión, y pondría fin a la justificación de la presencia militar
estadounidense en la península de Corea.
También es
difícil imaginar como podrían convivir en una sola nación dos sistemas políticos
tan diferentes como el de Corea del Norte y del Sur, pero todo es posible. En
China en una sola nación conviven dos sistemas, el gobernado por el Partido
Comunista, y el de Hong-Kong y Macao, que continúan con el sistema político que
tenían bajo el dominio colonial antes de reincorporarse a China.
Una nación dos
sistemas,
podría ser un comienzo para una sola Corea y, posteriormente, el curso de la
historia trazaría el camino de como sería la nueva nación sin ninguna potencia
mundial que la tutele.
Tal vez, el
gobierno de Corea del Sur, tras un año de sentir como eran usurpadas sus
funciones en el ámbito internacional por EEUU, ha decidido dar un paso soberano
al frente, e iniciar el único camino ya posible para alcanzar el desarme y la paz
definitiva: el camino de la reconciliación y la reunificación.