11/01/2015
NOTICIA.
El 09/01/2015, finalizó en Beijing la primera reunión ministerial del
Foro China- y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)
Cumbre China CELAC. Hacia una relación Sur–Sur efectiva
Durante
los días 8 y 9 de enero del 2015 tuvo lugar en Beijing, la primera
reunión ministerial del Foro China- Comunidad
de Estados Latinoamericanos
y Caribeños (CELAC).
China y los 33 países que componen la CELAC aprobaron un plan quinquenal
de cooperación y los reglamentos de este nuevo organismo bilateral.
Ese plan
fue discutido por el presidente chino Xi Jinping y los líderes de turno
del Cuarteto de la CELAC durante su encuentro en junio en Brasil del
2014 con el título de 1+3+6, que representa un programa, tres motores
(comercio, inversión y cooperación) y seis áreas
fundamentales de colaboración.
El
programa que marcará las relaciones de cooperación entre China y los
Estados de América Latina y el Caribe de 2015 a 2019 comprende comercio, inversión
y cooperación en: 1.
infraestructuras; 2. energía; 3. recursos; 4. industria; 5. agricultura,
y 6. ciencia e intercambios culturales entre pueblos. Los reglamentos
acordados establecieron la frecuencia de los diálogos entre las dos
partes y las garantías de implementación de los consensos y los planes
acordados.
La
reunión fue inaugurada en el Gran Palacio del Pueblo de Beijing por el
presidente de China, Xi Jinping, quien estuvo acompañado del jefe de
Estado de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, en su calidad de presidente
pro témpore de la CELAC. En la inauguración el presidente chino, Xi
Jinping, manifestó que China se propone elevar en los próximos 10 años
la inversión en Latinoamérica hasta 250.000 millones de dólares y doblar
el comercio bilateral actual hasta alcanzar los 500.000 millones de
dólares. La próxima cita del foro China – CELAC tendrá lugar en Chile en
2018.
-----------
La forma
histórica en la que se ha ido construyendo la Economía
Mundo ha condicionado el
desarrollo económico de las diferentes regiones del planeta. El
desarrollo económico mundial a gran escala que comenzó con la primera
industrialización iniciada
en Inglaterra se complementó con la expansión imperial de este país tras
la derrota de Napoleón en 1815. El imperio Británico se constituyó en el
centro científico, tecnológico e industrial mundial. A lo largo del
siglo XIX, el resto de imperios europeos, particularmente el Francés y
Alemán se sumarían a la tendencia industrializadora, en América sería
EEUU y en Asia Japón. El resto del mundo seguiría anclado en un modelo
económico básicamente agrario sobre el que las potencias industriales
emergentes proyectarían su dominio colonial.
Tras dos guerras mundiales en la primera mitad del siglo XX propiciadas
por las rivalidades interimperialistas de las potencias industriales, el
final de la Segunda Guerra Mundial traería cambios sustanciales en la
conformación de la Economía
Mundo. EEUU se erigiría como el centro industrial
más poderoso al que le seguirían las potencias que conforman actualmente
el G-7.
Los países colonizados alcanzarían su independencia política y para
finales del siglo XX estaría conformado casi en su totalidad el mosaico
de naciones que componen actualmente el mundo.
Las nuevas naciones que partían de economías básicamente agrarias se
plantearían seguir la estela de desarrollo de las naciones
industrializadas, pero ese proyecto ha resultado hasta ahora casi
estéril.
A pesar
de las teorías optimistas como la definida por W.W.
Rostov en su obra “Las
etapas del crecimiento económico (1960)”,
por la que las naciones en desarrollo seguirían los pasos de las
industrializadas, la realidad histórica en toda la segunda mitad del
siglo XX, demostró la falacia de tal predicción. Los países en
desarrollo seguían siendo básicamente dependientes de
los países industrializados, una dependencia que
se sustentaba en ser casi exclusivamente suministradores de materias
primas, ello era debido a que la economía de las colonias no
fue fruto de un desarrollo histórico interno, sino que fue forzada y de
origen externo. Las explotaciones en la colonias se basaron en la
especialización de los productos que podía producir y que demandaban las
metrópolis, principalmente de productos agrarios y minerales, lo que dio
lugar a que se formaran explotaciones en régimen de plantación de café,
caucho, cereales, o de extracción de minerales como cobre, estaño, o de
combustibles fósiles. Las colonias se significaron, pues, por la especialización en
explotaciones del sector primario y la extraversión hacia
las metrópolis, lo que generaba la dependencia de
las mismas (*),
y han sido las bases sobre las que se han articulado las economías de
los países del Tercer Mundo que han tenido un pasado colonial
o neocolonial durante
los siglos XIX y XX.
El
modelo de la dependencia era
necesario a su vez para perpetuar el poder de las naciones
industrializadas. En América Latina, el modelo de dependencia se
sustentaba en oligarquías uncidas al dictado de la potencia industrial
más importante del continente y del mundo: EEUU, y los intentos por
cambiar el mismo, fueron liquidados en la segunda mitad del siglo XX por
cruentos golpes de Estado protagonizados por las oligarquías económicas
y militares de los países latinoamericanos que se beneficiaban de ese
modelo económico, mientras que la mayoría de la población seguía sumida
en la pobreza.
En la
última década del siglo XX, tras el desplome de la URSS, el ciclo
neoliberal iniciado tras la crisis de
1973 tuvo su momento de máximo esplendor. Las potencias industriales en
su diseño de la globalización
neoliberal además de
mantener el régimen de dependencia de
los países suministradores de materias primas, vieron la posibilidad de
deslocalizar sus empresas manufactureras hacia países con mano de obra
disciplinada y barata. El principal destino de la deslocalización sería
China, mientras que las potencias industriales se especializaban como
sociedades con un potente sector de servicios basado en el conocimiento y
la innovación científico-técnica
que prácticamente monopolizaba los avances tecnológicos de la humanidad.
Al final
del siglo XX, la Economía
Mundo se diversificaba,
en tres escenarios: 1º un Centro científico-técnico
y financiero constituido por los países del G7 que permitía dirigir y
orientar la evolución de la economía mundial; 2º el grupo de naciones
que seguían siendo dependientes como
suministradores de materias primas, y 3º un grupo de países de
producción manufacturera barata, receptora de los productos diseñados en
el centro científico
técnico y financiero concentrado en el G7.
No
obstante, ya a finales del siglo XX y principios del siglo XXI,
comenzaron a fraguarse profundos cambios en los tres ámbitos económicos
en la que se distribuía la Economía
Mundo.
El
cambio fundamental se produciría en el centro manufacturero:
China. La ingente fuerza laboral de la nación más populosa del mundo
destinada a la producción manufacturera para su exportación a los
centros consumidores de lo países desarrollados permitió al Estado Chino
realizar una acumulación
primaria de capital basada
en el esfuerzo de su mano de obra, muy diferente de la acumulación
primaria de capital realizada
por las actuales potencias del G7 en los siglos XVIII y XIX basada en el
expolio de las colonias y
del comercio de esclavos. La acumulación
primaria de capital de
China fue acompañada de un esfuerzo en la innovación científico-técnica
que le ha permitido en la actualidad a China ser junto con EEUU el
principal país en registro anual de nuevas patentes científico-técnicas.
En el
grupo de países productores de materias primas dependientes de
los países desarrollados, el cambio principal se produciría en la
mayoría de naciones de América Latina a través de la emergencia de un
nuevo pensamiento político que, en la primera década del siglo XXI,
permitió por vía democrática desplazar del poder a las oligarquías
apátridas ligadas a EEUU, y nacionalizar los recursos más importantes de
materias primas.
En los
países desarrollados, la globalización del
modelo económico neoliberal supuso
la deslocalización de gran parte de la producción manufacturera,
iniciándose un progresivo desmantelamiento del modelo económico
keynesiano vigente desde el final de la Segunda Guerra Mundial, basado
en una prominencia del Estado y de los sindicatos obreros, lo que
permitiría a los gobiernos neoliberales recortar derechos sociales de
los trabajadores en seguridad en el empleo y asistencia sanitaria,
alcanzados en el periodo de la posguerra hasta la crisis de 1973.
La
crisis económica del 2008 que ha supuesto el inicio del fin del ciclo
neoliberal (1973-2008)
está cambiando sustancialmente esos tres escenarios económicos que
conforman la Economía
Mundo.
Mientras
el mundo desarrollado ha
visto mermada su capacidad de crecimiento del PIB, China ha seguido
manteniendo un crecimiento firme. Sus
fuertes reservas de capital le están permitiendo una transformación de
su modelo económico de ser básicamente exportador y manufacturero a otro
complementado con: el estímulo del consumo interno; el cambio definitivo
de una sociedad agraria y rural a otra industrial y urbana, y
constituirse en protagonista de su propio desarrollo científico-técnico
En América Latina a pesar de su progresiva
emancipación política de la tutela estadounidense, del desplazamiento
del poder de las oligarquías apátridas, y del hecho de que la
nacionalización de las materias primas le haya permitido implementar
programas para combatir la pobreza, se encuentra en la actualidad, a
diferencia de China, en un cuello de botella para su desarrollo
económico. El mismo tiene que ver con sus carencias científico-técnicas
para propiciar un desarrollo económico autocentrado y estructurado, es
decir, con capacidad para articular de manera equilibrada sus sectores
económicos: primario secundario y terciario. Para ello precisa de un
intercambio económico con otras naciones que le permita superar su
modelo de dependencia basado en el intercambio de materias primas por
manufacturas, a otro complementado con transacciones de tecnología y
conocimiento científico-técnico para superar su atraso de casi dos
siglos en esta materia y poseer un desarrollo propio. La reciente cumbre
de China y la CELAC ha abierto esa puerta.
Hasta
ahora las denominadas relaciones Sur–Sur por
haber estado sustentadas en débiles potencialidades científico-técnicas
impedían superar el modelo económico de dependencia de
los países en desarrollo, pero la irrupción de China, como país más
importante en desarrollo con su potencial financiero, su vertiginosa
irrupción científico -técnica en el terreno de las infraestructuras y el
sector manufacturero, y su compromiso de desarrollo
común compartido con
todas las naciones del mundo, permite hacer de la colaboración Sur-Sur
una relación efectiva.
A
diferencia, EEUU y la UE con el fin de seguir determinando la marcha de
la economía mundial y mantener el modelo neoliberal globalizado
persisten en reservarse su ventaja científico-técnica de dos siglos
sobre los países en desarrollo. No obstante, el impulso de China hacia
un intercambio integral en las relaciones económicas entre países en
desarrollo, permite abrigar la esperanza de un cambio en la conformación
de la Economía Mundo hacia
un desarrollo económico mundial integrado y equilibrado.
En la
próxima Cumbre de las Américas prevista para abril del presente año, a
EEUU se le presenta el desafío de intentar recomponer las maltrechas
relaciones con sus vecinos del sur. Tal vez, con el establecimiento de
relaciones con Cuba ha intentado no solamente evitar su aislamiento en
la Cumbre, sino frenar el auge de China en el espacio latinoamericano en
el que está ocupando un lugar ya insustituible.
EEUU no
va a compartir su estatus científico-técnico con los pobres del planeta,
porque su modelo económico mundial no se basa en el principio de desarrollo
común compartido sino
en la hegemonía y en la globalización neoliberal. Esa es la diferencia
con China, y eso es lo que hará que los países en desarrollo
progresivamente vayan conformando un nuevo mundo.
Las
declaraciones en Beijing de la secretaria ejecutiva de la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL),
Alicia Bárcena, sobre la cumbre China-CELAC son elocuentes: "hay
total complementariedad en la relación entre China y la CELAC, porque
(Latinoamérica) es una región rica en recursos naturales y China ha
avanzado mucho en materia tecnológica y de innovación". "Esta
alianza es muy importante, pues, es una oportunidad de avanzar de una
sociedad productora de bienes a una sociedad del conocimiento".
----------
(*) Sería
el argentino Raúl Prebistch, presidente de la CEPAL, quien introduciría
el concepto de dependencia en su obra (El desarrollo económico de
América Latina y sus principales problemas, 1950). El planteamiento de
Prebisch, sucintamente, demostraba que la situación de atraso de los
países latinoamericanos tenía su causa principal en la dependencia de la
exportación de productos primarios y la falta de industrialización.
Otros autores significativos han sido: Celso Furtado, economista
brasileño autor de (Crecimiento económico del Brasil, 1964). Osvaldo
Sunkel, economista chileno y miembro de la CEPAL. Andre Gunder Frank, de
origen alemán-norteamericano, es el principal autor de la teoría de la
dependencia. Samir Amin, egipcio y autor, entre otros textos de El
desarrollo desigual, 1974, estudiaría los problemas del subdesarrollo
desde una óptica global.