08/03/2015
NOTICIA.
Durante la primera quincena del mes de mazo se celebran en China las dos
sesiones anuales del XII Comité Nacional de la Conferencia Consultiva
Política del Pueblo Chino y de la XII Asamblea Popular Nacional
El
desarrollo de China en la formación de la economía mundo
El
03/03/2015 dio comienzo la sesión del XII Comité Nacional de la
Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh),
máximo órgano asesor político del país, y el 05/03/2015 comenzó la
reunión de la XII Asamblea Popular Nacional (APN)
máximo órgano legislador de China, que sesionará hasta el 15/03/2015. En
las dos sesiones de carácter anual se evalúa el estado general de la
nación, se define la agenda política y económica para el 2015 y la
política exterior.
Ambas
sesiones se producen en un momento de encrucijada para la política
económica de China. Después de más de tres décadas con una expansión
media del PIB cercana al 10%, el año 2014 tuvo un crecimiento del 7,4%.
Los dirigentes y legisladores chinos han definido el año 2015 como un
período crucial para reorientar la economía de un alto crecimiento a
otro estadio definido como de “nueva normalidad económica” en la
que el crecimiento de China para los próximos años está previsto que se
sitúe en el torno al 7%. El nuevo modelo político económico de China se
orientará a profundizar las reformas tendentes a lograr un crecimiento
de más alta calidad impulsando los sectores económicos con mayor valor
añadido en ciencia y tecnología, reducir el coste medioambiental y
estrechar las diferencias de ingresos, siendo el 2015 el primer año en
el que se legisla para promover una reforma integral del Estado de
derecho, para dar fuerza de ley a las reformas.
Desde su
fundación tanto la (CCPPCh), como la (APN) han sido las que han marcado
en momentos de grandes cambios el rumbo de la República Popular de China
(RPCh).
La primera Constitución de la República Popular China fue aprobada en la
primera Asamblea Popular Nacional (APN) en 1954. Durante la Revolución
Cultural (1968-1976), las dos instituciones quedaron inactivas. En 1979
ambas instituciones aprobaron la política de “reforma y apertura”
que impulsaron a China a un fuerte crecimiento económico hasta
constituirse actualmente como la segunda economía del mundo, convertirse
en un socio comercial dominante en más de 100 países, y ser un
exportador neto de capital.
El
objetivo de las sesiones anuales de los dos organismos institucionales
más importantes de China son sentar las bases en el último año del 12º
plan quinquenal para la construcción de una “sociedad modestamente
acomodada”, con extensión a toda la población de 1300 millones para
la próxima década, basada en la ciencia y en la innovación, priorizando
el consumo interno y el desarrollo del sector servicios para la
culminación del Estado de Bienestar, lo que implicaría doblar el actual
PIB llegando a los 14.000$ de renta per cápita. Esta transformación de
China le situaría como la primera economía mundial lo que supone un
cambio fundamental en “la formación de la economía mundo”
iniciada en el siglo XVI.
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Durante
el periodo de más de mil años que Europa vivió en la oscura Edad Media
(siglos V al XV) China destacaba por ser una nación sobresaliente en
cultura, ciencia y tecnología. Sin embargo, con el inicio de las
primeras formas capitalitas de producción en el siglo XVI en el centro y
norte de Europa y la apertura de las rutas marítimas desde Europa a las
indias orientales y occidentales, comenzaría la “formación de la
economía mundo” interconexionada globalmente y dirigida por las
potencias europeas, mientras China se situaría al margen de este
proceso.
La formación
de la economía mundo durante
los siglos XVI, XVII y XVIII, fue una lucha entre las nuevas clases
emergentes burguesas europeas y la nobleza, y a su vez, una lucha entre
los diferentes imperios europeos por hacerse con el control de la misma.
En esta lucha serían los banqueros y burgueses quienes conseguirían
acaparar la mayor parte de la “acumulación primaria de capital”. Con las
revoluciones liberales en el siglo XIX, el capitalismo desplazaría
institucionalmente del poder a la nobleza y el clero acabando con el
Antiguo Régimen estamental. Sus posesiones serían confiscadas y la
tierra como otros bienes quedaría sujeta a las leyes del mercado. A su
vez, desde la “primera revolución industrial”, Europa se constituiría en
el centro científico-técnico, lo que le otorgaría una gran ventaja en la
productividad y en el armamento. Con ese poder Europa dominaría
colonialmente el mundo, siendo Gran Bretaña, tras la derrota de
Napoleón, quien construiría el más importante imperio colonial mundial.
En esos
siglos China siguió anclada en una gloria pasada mientras Occidente
transformaba el mundo. Parte de China pasó a ser colonizada por los
imperios europeos, y su declive traería el final de la dinastía imperial
Qing en 1911 y la fundación en 1912 de la Republica China. En la primera
mitad del siglo XX China estuvo sumida en guerras continuas. Los señores
feudales de la guerra se disputaban territorios de China, y su debilidad
fue aprovechada por Japón quien comenzaría la invasión de China en 1931
y la ampliaría a extensos territorios en 1937. La lucha del Kuomitang y
del Partido Comunista contra la ocupación japonesa terminaría en 1945
con la derrota del imperio de Japón en la Segunda Guerra Mundial. En la
Guerra Civil posterior desatada por el Kuomitang contra el Partido
Comunista, este último saldría vencedor y en 1949 proclamaría en la
parte continental de China la actual Republica Popular China, mientras
que el Kuomitang se refugiaría en Taiwán.
En 1979,
iniciado con Deng Xiaoping el proceso de “reforma y apertura” China
tímidamente comenzó a formar parte de la economía mundial. Las
diferencias de China con la URSS, le llevaría a estrechar relaciones
con EEUU. Esta nación constituida tras la Segunda Guerra Mundial en la
primera potencia mundial vería en China un gran mercado de mano de obra
barata y disciplinada para propiciar la deslocalización de sus empresas
manufactureras. Desde 1980 hasta la crisis del 2008 China se convertiría
en el más importante centro manufacturero mundial, sus productos
alimentaban la sociedad de consumo de los países desarrollados, pero a
su vez China se integraba de forma competitiva en la economía mundial.
El enorme crecimiento económico de China y su cultura ahorradora le
permitió acumular ingentes reservas de capital, pasando a convertirse en
el principal acreedor de la actual deuda pública estadounidense.
Tras la
crisis de consumo en los países desarrollados del 2008, la economía
China tuvo que iniciar un cambio necesario en su estructura económica de
sustentarse principalmente en su sector exportador manufacturero a
incentivar sus propias potencialidades internas de desarrollo. En este
cambio económico el aumento del poder adquisitivo de las clases
trabajadoras para impulsar el consumo interno, le obliga a China a
competir internacionalmente mejorando su productividad, lo que supone
dar un salto en ciencia e innovación tecnológica, en el diseño
de productos
y en la mejora continua de los procesos productivos, para alcanzar a los
países con mejores estándares de productividad como EEUU, Alemania o
Japón. Por otra parte, los cambios estructurales internos deberán servir
para culminar la transformación de la sociedad rural a la urbana, y la
construcción del Estado del Bienestar, lo que implica el desarrollo de
infraestructuras y la ampliación del sector servicios.
En este
proceso China se enfrenta a la contradicción de que un crecimiento
económico aunque se sitúe en un 7%, a partir del grado desarrollo actual
alcanzado en renta per capita (6.900$), con una población de 1.3000
millones, supone en cifras absolutas un incremento anual del volumen de
consumo de recursos energéticos y materias primas que pueden tener un
gran impacto medioambiental, por lo que se precisa articular un modelo
de crecimiento
integral que
contemple todas las variables del desarrollo manteniendo un equilibrio
entre las mismas. El proyecto de desarrollo de China es de una enorme
complejidad. Si se tiene en cuenta que Occidente ha ido construyendo su
desarrollo durante 200 años y China lo está propiciando desde la década
de los ochenta del siglo XX, el objetivo de construir una sociedad
modestamente acomodada con una renta per cápita que doble la actual por
encima de lo 14.000$ para la próxima década, es un desafío económico sin
precedentes.
China,
ha pasado a ser ya el principal actor en la formación
de la economía mundo iniciada
en el siglo XVI, principalmente porque es la nación que además de ser la
segunda economía mundial es la que aporta mayor dinamismo en el
crecimiento económico mundial, el cual puede experimentar un enorme
avance con la iniciativa para la interconectividad de la Zona
Económica de la Ruta de la Seda terrestre y de la Ruta de la Seda
Marítima, que servirá como una plataforma para la cooperación de China
con el resto de Asia, Europa y África,
y en la que el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII),
propuesto por China, que quedará formalmente establecido a finales de
2015 con un capital inicial suscrito de 50.000 millones de dólares USA,
tendrá un papel esencial.
Actualmente en la formación
de la economía mundo se
producen dos impulsos diferentes: el liderado por China basado en la
cooperación entre naciones en una relación de ganar-ganar todas las
partes, y el liderado por EEUU basado en su hegemonía indiscutible en
función de sus intereses económicos exclusivos. La iniciativa de China
no teme el desarrollo de otras naciones pues se basa en la paz y la
colaboración, mientras que para EEUU las naciones que se oponen a su
hegemonía no deben ser prosperas, pues su fortaleza limita su poder
hegemónico.
La
política occidental liderada por EEUU con las grandes naciones como
China y Rusia es de contención, intentado crear conflictos con las
naciones vecinas instrumentalizando a sus aliados, en el caso de China
con Japón y en el de Rusia con Ucrania. En las naciones rebeldes a su
tutela y con un menor peso político su estrategia es debilitarlas a
través de embargos, sanciones económicas, complots o intervenciones
militares, una política seguida también por su aliado Israel en el
Oriente Medio, siendo la región del mundo donde más éxito ha tenido esta
política de devastación tras su diferentes intervenciones directas o
indirectas que han dejado a Afganistán, Irak, Siria y Libia sumidas en
el caos, aunque otras naciones rebeldes asediadas como Irán y Venezuela,
están resistiendo la guerra económica que EEUU tiene planteada contra
las mismas.
Esta
política contraria al desarrollo soberano de las naciones tiene que ver
con la resistencia a la perdida de la supremacía económica occidental,
pues una vez que la mayoría de las naciones en desarrollo alcanzarán y
sobrepasaran el umbral de renta de PIB per cápita de 14.000$, Occidente
quedaría eclipsado económicamente y su rectoría de cinco siglos en la formación
de la economía mundo quedaría
relegada.
La única
salida que tiene la mayoría de la humanidad que vive en los países en
desarrollo para alcanzar su aspiración de prosperidad es oponerse a la
hegemonía de cualquier nación. En ese sentido la estrategia de China de
promover un desarrollo
económico compartido sin
hegemonías políticas sintoniza con esas aspiraciones.
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ANEXO
Distribución del PIB ($) y población mundial en el 2014 según países con
renta inferior y superior a 14.000 $ per cápita, e hipótesis de
distribución del PIB mundial asegurando una renta mínima a todos los
países de 14.000 $ per cápita