21/08/2015
NOTICIA.
El 21/08/2015, tras la visita de la esposa del primer ministro japonés,
Shinzo Abe, al santuario Yasukuni, China pidió de nuevo a Japón que haga
frente a su pasado militarista y reflexione sobre ello, con el fin de
promover la confianza y la reconciliación con sus vecinos.
NOTICIA.
El 03/09/2015, China conmemora con un desfile militar en la plaza de
Tiananmen el 70º aniversario de la proclamación de su victoria en la
Guerra de Resistencia del pueblo chino contra la agresión japonesa, y el
final de la Segunda Guerra Mundial en Asia.
La
revitalización de la nación China (Historia y perspectivas)
Este año, el 3 de
septiembre, con motivo del 70º aniversario del día que China proclamó su
victoria en la Guerra de Resistencia contra la agresión japonesa, y del
final de la Segunda Guerra Mundial en Asia con la rendición formal de
Japón el 02/09/1945, se ha constituido en una de las fechas
conmemorativas políticas centrales de la RPCh, siendo ese día festivo en
China.
La importancia de la
conmemoración viene determinada porque la misma se realiza en un momento
de tensión en Asia Oriental por disputas marítimas, principalmente entre
China y Japón, y porque el gobierno de Japón, con Shinzo Abe como Primer
Ministro, ha iniciado una serie de pasos para modificar la constitución
pacifista de Japón y revisar el enfoque histórico sobre su pasado
militarista.
La
conmemoración
del
3 de septiembre en China forma parte de la proyección de China en la
denominada por sus dirigentes, revitalización
de la Nación China. El término revitalización tiene el
significado de recuperación de un pasado de vitalidad que tuvo la
civilización China durante siglos y que la fue perdiendo desde el siglo
XIX con la creciente colonización de partes de su territorio por los
imperios europeos, y desde 1931 a 1945 por el imperio japonés. Las
recientes declaraciones de cualificados representantes políticos chinos
haciendo referencia a esa revitalización son de por sí
elocuentes.
El 24/07/2015, el portavoz de la
Oficina de Asuntos de Taiwán del Consejo de Estado (gobierno chino), Ma
Xiaoguang, refiriéndose a la guerra de resistencia del pueblo chino,
señaló que la victoria en la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino
contra la Agresión Japonesa "es un logro de toda la nación china",
e hizo un llamamiento a Taiwán a conmemorar la victoria conjuntamente,
mantener la memoria de los revolucionarios que cayeron en la guerra, y
unirse para trabajar juntos por la gran
revitalización de la nación china.
El 30/07/2015, el presidente de China
Xi Jinping tras una reunión de estudio del Buró Político del Comité
Central del PCCh sobre la Guerra de Resistencia de China, afirmó: “la
lucha de pueblo chino destruyó el esquema militarista de Japón para
esclavizar a China; representó la primera victoria total contra las
invasiones extranjeras en la historia de la China contemporánea; fue una
importante contribución del pueblo chino a la victoria en la Segunda
Guerra Mundial contra el fascismo y a la salvaguarda de la paz mundial,
y creó brillantes perspectivas para la
revitalización de la nación china”.
El 03/08/2015, el vicepresidente de la
Comisión Militar Central (CMC), Fan Changlong, en un artículo en el
Diario del Ejército Popular de Liberación (EPL), hacía un llamamiento a
recordar la historia de los tiempos de guerra y mantener un ejército
fuerte para salvaguardar la soberanía, la seguridad y los intereses de
desarrollo de China. “Los desafíos y las presiones que se añaden son
mayores cuanto más fuerte se hace China. Los caminos que están por
delante no son fáciles, en un momento en el que China se esfuerza por
hacer realidad el sueño de la revitalización
nacional”. (Fuente.
Xinhua).
---------------
La revitalización
es un concepto donde pasado, presente y futuro se sitúan en una misma
línea histórica. El futuro es la recuperación de la gloria del pasado,
en un camino en el que la fundación de la república Popular China el 1
de octubre de 1949, tal y como lo expresara Mao Zedong en el acto de
proclamación con la frase ¡China se ha puesto en Pie! ha supuesto
el punto de inflexión del periodo de humillación de la soberanía de
China por los imperios coloniales, para dar paso a una prolongada etapa
de revitalización.
No obstante, este
sueño chino se fraguó antes incluso de que se fundará en 1921 el
Partido Comunista de China (PCCh). Fue el doctor Sun Yatsen, fundador
del KUOMINTANG y de la primera republica de China en 1911 el que pondría
fin al decadente imperio chino de la dinastía Qing y formularía el
sueño de hacer de China una nación libre de colonialismo, soberana,
moderna y vigorosa. Sun Yatsen murió en 1926, sucediéndole en la
presidencia del Kuomintang, el general Chiang Kai-shek. Las diferencias
políticas con el emergente movimiento comunista liderado por Mao Zedong,
le llevaría al Kuomintang a declararles la guerra siendo obligados entre
1934 y 1935 a abandonar sus bases en el sur y centro del país, y
establecer otras nuevas en el noroeste en lo que se conocería como la
Larga Marcha. El Kuomintang sumido en este enfrentamiento ignoró
lo que en ese momento era lo más importante para la nación china:
detener la creciente amenaza japonesa. Los dirigentes comunistas
recogieron ese sentimiento popular, y su lucha consecuente contra la
ocupación japonesa les fue otorgando el apoyo de la mayoría de la
población.
Japón había invadido
el noreste de China en septiembre de 1931, pero la invasión a gran
escala comenzó el 7 de julio de 1937. Mao Zedong define la táctica de
Frente Único Antijaponés, el que se conformaría en 1937, tras el
acuerdo del PCCh con el Kuomintang, para poner fin a la guerra civil y
unirse para resistir a Japón. A partir de ese momento China se sumirá en
una “Guerra
Prolongada” de resistencia contra el imperialismo japonés que
terminará con la rendición de Japón en 1945.
Tras la capitulación
japonesa, una profunda corriente política de emancipación colonial
estremeció a las dos grandes naciones asiáticas. La india proclamaría su
independencia del imperio británico en 1947, y China conquistaría su
soberanía en 1949. La emancipación colonial de estas dos naciones
supondría el inicio del fin del oprobioso régimen colonial que habían
venido regentando durante siglos los imperios europeos. Si la segunda
mitad del siglo XIX supuso para la humanidad dar el paso de poner fin a
la esclavitud, la segunda mitad del siglo XX fue el periodo en el que se
pondría fin al colonialismo.
No obstante, tras la
descolonización la soberanía únicamente constituía el punto de partida
para iniciar la modernización de las naciones emancipadas. En el caso de
China en 1949, el 90% de la población era
agraria sujeta en su mayoría a un régimen feudal. China la nación más
poblada del mundo contemplaba el enorme vacío histórico abierto con las
naciones industrializadas desde el siglo XVIII. China se había perdido
la Revolución Industrial. Esa ventaja industrial de dos siglos que
poseían las potencias occidentales se planteó como un reto para los
dirigentes Chinos, acortarla.
Después
de poner fin en la
década de los años cincuenta al régimen feudal con la socialización de
la tierra, se planteaba dar el salto hacía la industrialización. El como
hacerlo supuso para China entrar en un periodo de grandes turbulencias
políticas y sociales. Los cuadros del PCCh forjados en la guerra y en la
agricultura no disponían de las capacidades técnicas para acometer un
proceso industrializador, el intento en el Gran Paso Adelante
(1959) de basar la producción de acero y la industrialización en las
comunas populares terminaría en fracaso. Ello planteó la necesidad de
apoyarse en profesionales y técnicos no vinculados a la causa
revolucionaria, lo que llevaría a promover la reeducación de las
élites
burocráticas, y traería la que se denominó La Revolución Cultural
(1965-1976).
La Revolución
Cultural supuso un estancamiento económico de diez años, y a día de
hoy es considerada por los dirigentes Chinos como el periodo más
calamitoso de la RPCh. Tras la muerte de Mao Zedong en 1976 una
dirigencia más pragmática se abriría paso y con Deng Xiaoping a la
cabeza se pondría al frente del gobierno de China. El desarrollo de
las fuerzas productivas como axioma principal del marxismo se puso
en el centro de todas las cuestiones. “No importaba que el gato fuera
negro o rojo, lo que importaba era que cazase ratones”. Además, a
finales de los años setenta la vieja burocracia ya había perdido todo su
poder, y los nuevos cuadros revolucionarios habían ido ganando en
experiencia y capacitación técnica. China abordó su industrialización a
través de las cuatro modernizaciones: agricultura, industria, defensa
nacional, ciencia y tecnología.
China también se abrió
al mundo exterior. Las diferencias con la URSS le llevarían a
aproximarse a EEUU y, el 1 de enero de 1979, EEUU cambió su
reconocimiento diplomático oficial del gobierno de la República China en
Taiwán hacia la República Popular China. Ello supuso un movimiento de
inversión económica occidental hacia China que disponía de abundante
mano de obra barata y disciplinada. Desde esa fecha y hasta la crisis
financiera mundial del 2008, China, con un incremento promedio del 10%
anual de su PIB, crecería económicamente a un ritmo como ninguna gran
nación lo había hecho desde la Revolución Industrial.
En este proceso
industrializador China se ha sustentado en el principio de
Reforma y Apertura en dos ejes
principales, uno económico y otro político, el económico se ha basado en
el desarrollo de la propiedad pública y la privada. La propiedad pública
preserva los fundamentos económicos del socialismo, por los que el
Estado mantiene la propiedad y control de los principales recursos
naturales, medios de producción y financieros; la propiedad privada ha
permitido desarrollar la industria manufacturera canalizando la
inversión nacional y foránea, llegando China a constituirse en la que se
ha denominado la fábrica mundial manufacturera. El eje político de la
Reforma y Apertura se basa en la renovación política y legislativa
continua según los cambios que experimenta la sociedad China y la
política mundial, preservando los principios políticos socialistas por
los que el PCCh, partido mayoritario de China con más de ochenta
millones de afiliados, ejerce la dirección política de la nación en
consenso con el resto de los ocho pequeños partidos agrupados en el
Frente Unido que suman aproximadamente un millón de afiliados, y
representados todos en la Asamblea Consultiva y en la Asamblea
Popular (legislativo) a través de la elección de delegados por
distritos electorales.
Esta simbiosis entre
propiedad pública y privada y de renovación política permanente
manteniendo los fundamentos del socialismo, es lo que los dirigentes del
PCCh definen como socialismo con
características chinas, considerando que la sociedad
plenamente socialista esta todavía por realizar, la actual es una
sociedad de régimen democrático popular definida en la
constitución de 1982, y catalogada como etapa
primaria del socialismo en la sucesión de etapas necesarias
que deben cumplirse hasta alcanzar la sociedad socialista. Esta
interpretación en la trayectoria a seguir en la transformación de la
sociedad china es la línea que marca el quehacer histórico de la
dirigencia china en su objetivo de la
revitalización de la nación China.
La siguiente etapa,
que deberá seguir a la actual, está ya definida conceptualmente,
cuantificada y fijada en el tiempo, es: la
construcción de una sociedad modestamente acomodada que
debería comenzar a implementarse para el centenario de la fundación del
PCCh, es decir, para el año 2021. Ello supondría pasar de ser un país en
desarrollo a constituirse en una nación moderadamente desarrollada, que
en términos de renta per cápita sería alcanzar los 14.000 dólares
per cápita, renta estimada para considerar a un país inicialmente
desarrollado. Además de la renta per capita, la sociedad
modestamente acomodada debería alcanzar otros objetivos como es la
implementación de los servicios básicos del Estado de Bienestar
en sanidad, educación y vivienda, y sacar de la pobreza extrema a los 80
millones de personas con ingresos actuales equivalentes a un dólar al
día.
En esta etapa China
una vez alcanzado un PIB per cápita de 14.000$, por las
dimensiones de su población se constituiría en la primera economía
mundial con un PIB nominal de: (14.000$ x 1.300.000.000 habitantes = PIB
18.200.000.000.000$) aunque según las estadísticas de
CIA en PIB PPA, china en el año 2014 ya era la principal economía
del mundo con 17.630.000.000.000$, seguida de la UE con
17.610.000.000.000$ y EEUU con 17.460.000.000.000$.
A diferencia de los
países desarrollados con rentas per cápita altas en los que la mayoría
de la población considera que tanto políticamente como económicamente ya
se ha alcanzado la mejor de las sociedades posibles, en los países en
desarrollo la meta del pleno desarrollo está por realizar, y ello
necesariamente imprime a estos países un carácter social y político
transformador para alcanzar el deseado desarrollo. En el caso de China,
la transformación política y económica tiene en el medio y largo plazo
dos objetivos escalonados, el primero, como se ha mencionado, alcanzar
una sociedad modestamente acomodada, y el segundo, fijado para el
centenario de la fundación de la RPCh (año 2049), la construcción de una
sociedad socialista moderna, aunque las características de la misma no
están perfiladas.
En el plano
internacional, las diferencias entre las potencias desarrolladas y las
emergentes vienen determinadas por la posición que ocupan actualmente en
la economía mundo. Mientras que el objetivo de las potencias
desarrolladas lideradas por EEUU es perpetuar el estatus quo
actual que les otorga la hegemonía política y económica mundial, el
objetivo de las potencias emergentes es la construcción de un mundo
multipolar que implica una transformación del presente orden mundial
en favor de tener una representación equitativa en la organización de
la economía, las finanzas y el sistema monetario mundial. Esta
confrontación histórica entre hegemonía y multipolaridad es una
continuidad de la colisión que ya se había producido entre los imperios
coloniales que pretendían mantener su estatus quo colonial y los
movimientos políticos de emancipación colonial que aspiraban a su
soberanía nacional aunque, ahora, la colisión histórica se sitúa entre
quienes pretenden preservar el estatus quo de supremacía
económica y política mundial, y quienes por el empuje propio de su
desarrollo económico aspiran a transformarlo.
En el caso de China,
la confrontación por recuperar su soberanía nacional de los imperios
coloniales acabó en 1949 con la fundación de la RPCh. Posteriormente,
tras tres décadas de
lento crecimiento económico y desconexión de la
economía mundial (1949-1979), se sucederían dos décadas en las que China
entraría en un proceso de modernización y de progresiva conexión a la
economía mundial, un periodo de crecimiento que no inquietaría a las
potencias desarrolladas pues el PIB de China seguía siendo poco
relevante en la economía mundial y, además, China les proporcionaba
abundante mano de obra barata en la deslocalización de industrias
manufactureras. Tras la crisis financiera mundial del 2008, el papel de
China en la economía mundial comenzaría a cambiar, las potencias
económicas desarrolladas entraron en un periodo de estancamiento
mientras que China siguió incrementando su PIB y, aunque lo hiciera más
modestamente que en años anteriores, ha situado a China en el momento
histórico que pueda dar el sorpasso a EEUU para convertirse en la
economía más importante del mundo tanto por su PIB nominal como por sus
expectativas de crecimiento.
No obstante, los
dirigentes chinos han llegado a la conclusión de que el crecimiento del
PIB no es el único factor que puede hacer de China una nación moderna,
sino que los factores de calidad del crecimiento económico son
fundamentales. En esa dirección la economía de China se orienta hacía un
nuevo modelo de desarrollo, en el
que se prioriza la calidad sobre la cantidad en el contexto de un
crecimiento razonable denominado de nueva
normalidad económica, en la que se pretende asegurar un
crecimiento en torno al 7% del PIB anual, a la vez que se procede a una
reestructuración económica para: impulsar la innovación tecnológica;
crear una industria manufacturera con alto valor económico agregado;
promover las fuentes de energía renovable para implementar
progresivamente una economía baja en carbono, y mejorar la productividad
técnica en unidades de energía y horas de mano de obra por millón de
yuanes de PIB. Simultáneamente, la economía de China se orienta a
estimular el consumo interno favorecido por el aumento de los ingresos
como consecuencia de una mayor renta per cápita, y se avanza en la
transformación de una sociedad todavía rural en un 40% a otra
predominantemente urbana, lo que implica fuertes inversiones en
infraestructuras de transporte y la creación de nuevas ciudades, las
cuales se plantean construirlas con estándares de calidad de los países
desarrollados.
La construcción de una
sociedad modestamente acomodada con calidad de servicios implica
la interactuación sobre múltiples variables técnicas, económicas,
sociales y políticas que precisa de un gran esfuerzo de planificación
pública, y la liberación de las fuerzas económicas de la iniciativa
privada para poder atender la diversidad de la demanda de una sociedad
consumo. La acción conjunta de todas estas variables es catalogada por
los dirigentes chinos como reforma integral
que en síntesis supone mantener un crecimiento razonable del PIB a la
vez que se desarrollan los factores de calidad de la economía y se
avanza hacia una economía baja en carbono. El plan de reforma
integral tendrá su mayor impulso en el XIII plan quinquenal
previsto para los años (2016-2020) y estará orientado
para que China siente las bases para
la construcción de una sociedad modestamente acomodada en una
forma generalizada para el año 2020.
Las potencias económicas desarrolladas
tienen intereses encontrados en la consideración del ascenso de China,
por una parte el crecimiento económico de China lo consideran positivo
pues amplia sus perspectivas comerciales pero, a su vez, el mayor peso
político de China en el escenario mundial, lo interpretan como un
desafío al estatus quo de hegemonía mundial liderada por EEUU.
De los países en desarrollo, China se
ha constituido por su creciente fortaleza económica en la fuerza
transformadora mundial más importante y, por ello, sin pretenderlo, en
el adversario más importante de EEUU, quien no disimula tal rivalidad
habiendo definido una nueva estrategia en su despliegue militar mundial
con la anunciada concentración de sus fuerzas militares en un 60% en la
región de Asia – Pacífico. La finalidad de EEUU con la demostración de
su fuerza militar es intentar llevar a China a una posición política de
apaciguamiento, lo que le permitiría dictar más fácilmente sus políticas
económicas a China, pero esa pretensión de EEUU de tutelaje sobre las
naciones del mundo a través de ostentar una supremacía militar no es
admisible para las grandes potencias como Rusia y China que hacen de la
soberanía su valor más preciado.
EEUU es la única potencia mundial que
tiene un despliegue militar mundial a través de varias flotas en todos
los océanos de mundo y decenas de bases militares en numerosos países.
Actualmente ninguna otra potencia mundial se plantea un despliegue
similar, no solamente por su inalcanzable coste económico, sino porque
las potencias emergentes agrupadas en el BRICS mantienen como objetivo
la construcción de un mundo multipolar, y la multipolaridad es per se
antagónica de la hegemonía mundial. Desde esa concepción política de la
multipolaridad, la política militar de China es defensiva de su
soberanía territorial y marítima. La relación que propone al resto de
naciones es la colaboración sustentada en los cinco principios de la
coexistencia pacífica, y la resolución de los contenciosos con otras
naciones a través de la negociación sin implicación de terceras partes.
Sin embargo, para EEUU y sus aliados
no sirven las propuestas de buena vecindad, solo cuenta que nadie puede
cuestionar su hegemonía mundial y, por ello, se unen en Europa contra
Rusia, y en la región de Asia-Pacífico contra China. La deriva de Japón
en el abandono de su constitución pacifista y la revisión histórica que
hace de su pasado militarista y colonialista alarma principalmente a
China quien sufrió de 1931 a 1945 la brutal agresión del imperio
japonés. Para China, después de haber sufrido en el pasado la
humillación de la colonización por potencias extranjeras,
la revitalización de la nación China
no significa solamente prosperidad económica sino también el desarrollo
de su capacidad defensiva para que ese pasado no pueda repetirse.
En ese sentido, la conmemoración, en
un ostentoso desfile, del 70º
aniversario del final
de la Segunda Guerra Mundial en Asia y de la victoria de la Guerra de
Resistencia del pueblo chino contra la agresión japonesa,
viene a ser una alerta a los países extranjeros para que nunca repitan
la guerra y se apeguen al camino de la paz.
En rojo conceptos utilizados por los dirigentes chinos