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Una visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la integración económica mundial y la armonía con el medioambiente

Autor

Seudónimo: Saint Just

Artículos


09/02/2014

NOTICIA. El 07/02/2014, fueron inaugurados los XXII Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi (Rusia).

 

Los Juegos Olímpicos exponente de la aspiración de la fraternidad mundial entre naciones

La ceremonia de apertura de los XXII Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, fue vista, según los cálculos previos del COI, por 3.000 millones de personas, casi por la mitad de la población mundial, abarcando la casi totalidad de los países del mundo.

En Sochi compiten unos 3.000 representantes de 88 naciones, nuevo récord que supera al de Vancouver con 82 países participantes. Los Juegos se extenderán hasta el 23 de febrero. En los 17 días de competiciones, los atletas disputarán un total de 98 medallas de oro en 15 disciplinas, superando las anteriores citas invernales en lo que respecta al número de pruebas incluidas por primera vez en el programa olímpico.

La ceremonia de apertura estuvo presidida por el alemán Thomas Bach, y su homólogo del Comité Organizador de los Juegos de Sochi, Dmitri Chernishenko, acompañados del jefe del Estado ruso, Vladímir Putin, el Secretario General de la ONU Ban Ki-Moon y diferentes mandatarios de varias naciones, estando previsto que más de 50 dignatarios de diferentes Estados visiten Sochi en el transcurso de los juegos, un récord que supera la suma de asistentes de tan alto nivel a las anteriores Olimpíadas Blancas de Turín y Vancouver, aunque algunos, por motivaciones puramente políticas como el presidente de EEUU, ya han anunciado que no acudirán.

 

Durante la ceremonia inaugural, el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, elogió los esfuerzos de Rusia en la preparación de los Juegos Olímpicos de Sochi. "Esta noche escribimos un nuevo capítulo en la historia olímpica. Son los primeros Juegos Olímpicos de la nueva Rusia". Y en referencia a la polémica suscitada por la politización de los Juegos Olímpicos de Sochi señalo: "Los Juegos Olímpicos tienen que ver con la construcción de puentes para juntar a las personas". "No tienen nada que ver con levantar muros que mantengan separadas a las personas. Abracemos la diversidad y la unidad humanas".

 

Los Juegos Olímpicos de Sochi han venido siendo objeto de una implacable campaña de denigración de los mismos, por políticos y medios de comunicación occidentales en una retórica propia de la época de la Guerra Fría, basada en los excesivos costes y la violación de los derechos humanos en Rusia, una retórica que se ha demostrado que sigue viva en Occidente, y que  esta vez tuvo su expresión en las consideradas por Occidente como leyes homófobas rusas, acusaciones que las autoridades rusas afirman carecen de fundamento, pues en Rusia no se penaliza las prácticas homosexuales, considerando la orientación sexual como un asunto privado de cada persona. No obstante, la normativa rusa aprobada en el verano pasado que impone multas por la promoción pública de la homosexualidad entre menores, les ha servido a quienes buscan cualquier pretexto para estimular la mentalidad de la guerra fría, para polítizar los juegos de Sochi sin el menor respeto por el espíritu olímpico de separar política y deporte.

Unas horas antes de la inauguración oficial de los Juegos Olímpicos de Sochi, el presidente del COI, el alemán Thomas Bach, en rueda de prensa ante las acusaciones de políticos y medios de comunicación occidentales de que Rusia vulneraba la Carta Olímpica con la discriminación de deportistas homosexuales, declaró: "Tenemos plena confianza en que la Carta Olímpica y sus principios de no discriminación se van a aplicar”. “El COI, al mostrar al mundo que atletas de todo tipo y condición pueden convivir en la Villa Olímpica y competir sin discriminación alguna en los Juegos, "lanza un mensaje a los políticos para que piensen en su responsabilidad en crear una sociedad mejor y pacífica".

En respuesta a la pregunta: “si temía que Putin pudiera utilizar la ceremonia inaugural con fines propagandísticos”, afirmo “El protocolo de la ceremonia es muy claro. El jefe de Estado solo puede decir una frase", en referencia a la fórmula protocolaria estipulada por el COI: -Declaro inaugurados los Juegos de...-. Bach señalo que "Ese protocolo lo han respetado todos, con una excepción, en Salt Lake City 2002, y estoy seguro de que hoy se volverá a respetar". (Posteriormente, en la inauguración de los Juegos Olímpicos, se comprobaría que Putin se ajustó estrictamente al protocolo del COI).

En el año 2002, en los XIX Juegos Olímpicos de Invierno celebrados en  Salt Lake City, en Utah, Estados Unidos, entre el 8 y el 24 de febrero, el presidente estadounidense, George Bush rompió el protocolo, al proclamar: "En el nombre de una orgullosa, decidida e iluminada nación, declaro inaugurados los Juegos de Salt Lake City".

Paradójicamente, ese mismo año el dos de diciembre se iniciaría la vista del denominado caso Lawrence contra Texas, en el que bajo la ley de sodomía vigente en esas fechas en Texas, Lawrence y Garner habían sido arrestados y multados por mantener relaciones homosexuales. No obstante, ninguno de los medios de comunicación que han venido denostando los juegos de Sochi, entonces relacionaron los juegos de Salt Lake City con la homofóbica ley de sodomía de Texas.

Pero estas contradicciones del discurso occidental, no son nada nuevo, más bien, es la hipocresía cotidiana que los estrategas de la OTAN, a través de personalidades, políticos, organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación afines, vienen realizando día a día para promover la confrontación contra naciones que les interesa que su ciudadanía las vea como perversas. Los hechos más irrelevantes, pueden ser magnificados a través de la repetición de la noticia en grandes medios de comunicación hasta convertirlos en una gran afrenta para Occidente. Lamentablemente, el mayor despropósito de esta estrategia mediática es que ni siquiera respeta el espacio en el que las naciones han alcanzando el mayor grado de entendimiento por encima de las diferencias políticas: Los Juegos Olímpicos.

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Para Occidente el paradigma civilizatorio mundial ya se ha alcanzado, no hay nada nuevo ni mejor por lo que luchar, de lo que se trata es de mantener un estatus mundial, basado en la premisa de que una nación: EEUU, tiene que regir los destinos de la humanidad. En ese modelo civilizatorio, el resto de países deben acomodarse a esa rectoría, y los dirigentes de otras naciones mejor valorados son los políticos apátridas que aceptan el liderazgo occidental. Mantener ese estatus civilizatorio implica educar a la ciudadanía occidental en la supremacía política y en la confrontación contra las naciones y dirigentes políticos de las mismas que se resisten a aceptar la tutela y el beneplácito de los autoproclamados "rectores del mundo".

Esta cultura occidental de sembrar la animadversión entre naciones tiene un profundo calado histórico, hasta La Segunda Guerra Mundial, la disputa estaba entre las propias naciones occidentales, pero tras los procesos de descolonización y el final de la URSS, Occidente se ha unido bajo el liderazgo de EEUU, y las naciones que ahora sus ciudadanos tienen que ver como rivales son principalmente las naciones emergentes con un alto grado de soberanía y potencial económico, principalmente Rusia, China y Brasil, y otras naciones más pequeñas pero que cuentan con abundantes recursos o influencia regional como son lo casos de Venezuela y Cuba en América Latina, o Irán en el Oriente Medio.

Una civilización ésta que solo puede prosperar mientras tenga avivada entre la ciudadanía de los países desarrollados la llama de la rivalidad entre naciones, pero este paradigma civilizatorio basado en el poder económico y militar de unas pocas naciones desarrolladas que solo representan el 20% de la humanidad no puede satisfacer al otro 80% y, por ello, es obligado pensar que existe otro modelo civilizatorio que la mayoría de la humanidad que vive en los países en desarrollo tiene interés en alcanzar, una civilización, que no se sustente en la rivalidad entre naciones ni en la propaganda del odio por distintas razones, sino en las relaciones fraternales entre naciones y entre personas, una civilización universal para alcanzar la paz, el desarme y la prosperidad para todo el género humano en armonía con el medio ambiente.

Las naciones que se esfuerzan por el entendimiento entre naciones sin hegemonías son las que abren el camino a esa nueva civilización. Quienes siembran el odio y la rivalidad pertenecen a una civilización que se extingue porque no puede satisfacer los intereses de paz y desarrollo a la mayoría de la humanidad.

 

El espíritu olímpico, extendido a las relaciones internacionales es una de las premisas de esa nueva civilización universal que es posible conseguir por la capacidad política y científico técnica transformadora consustancial al género humano.

 

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