09/05/2014
NOTICIA.
Rusia celebra el nueve de mayo el 69 aniversario del Día de la Victoria
del Ejército soviético sobre la Alemania nazi.
Significado en el 2014 de la celebración en
Rusia de la victoria sobre el nazismo
El 9 de Mayo de 1945, el grueso de las fuerzas
del ejército alemán, desplegado en el frente oriental (desde que inicio
la ocupación de Rusia en 1941), capitularon ante el ejército soviético.
Ello supuso el final de la Alemania nazi.
La mayor guerra de la historia fue también la
del mayor número de víctimas con unos cincuenta y cinco millones de
muertos entre civiles y militares de las que 20 millones fueron rusas
(siete millones de civiles). Los soldados estimados muertos en combate
fueron: 13,6 millones de rusos; 6,4 millones de chinos; 4 millones de
alemanes; 1,2 millones de japoneses; 400.000 británicos; 400.000
italianos, y 300.000 estadounidenses. En la conflagración militar Rusia
tuvo casi tantas bajas militares que las del resto de países juntos.
Este acontecimiento marco para siempre la conciencia del pueblo ruso y,
a lo largo de la historia, se ha venido celebrando este aniversario en
Moscú en la que es considerada en Rusia como La
Gran Guerra Patria.
Esta celebración, tiene en Rusia un
significado emotivo nacional, y los gobernantes presiden el desfile de
la victoria. El presidente de Rusia, Vladímir Putin, al intervenir en el
Desfile del 9 de Mayo en la Plaza Roja, recalcó ese significado para
Rusia.
“El 9 de mayo ha sido, es y será nuestra
fiesta más importante. Es un día de triunfo y orgullo nacional, día de
dolor y de memoria eterna; día que glorifica el patriotismo; día cuando
todos comprendemos qué significa ser fiel a la patria y proteger sus
intereses”. “Debemos ser dignos de la hazaña de nuestros padres,
abuelos y bisabuelos” que lucharon a muerte contra el enemigo,
defendieron la tierra natal y derrotaron al nazismo”. “El
Ejército soviético ganó la Guerra a costa de “muertes millonarias y
sufrimientos horribles”. “Siempre guardaremos esa verdad inmarcesible”.
Los gobernantes rusos y particularmente el
ahora presidente Putin el que, tras el paréntesis de una legislatura,
hace su tercer mandato, parece que han sabido, desde el desplome de la
URSS en 1991, situar a Rusia en el nuevo mundo que comienza a
perfilarse.
Rusia, tras el final del periodo de ocupación
de los países del este de Europa en la que fue la URSS (1945-1991),
abandonó su naturaleza
imperialista, aunque las secuelas de esa ocupación oscurecieron en
los países ocupados su victoria sobre el nazismo, emergiendo entre
sectores de la población de estos países un sentimiento antiruso, que
tuvo sus comienzos en la revuelta de Budapest en 1956, y la de Praga en
1968 y que actualmente es explotado por la OTAN con el apoyo de sectores
neofascistas, como es el caso de Ucrania, para asediar a Rusia.
Si bien, Rusia,
tras el desplome de la URSS abandonó su naturaleza imperialista,
EEUU ha continuado con la misma. A principios del presente siglo EEUU
inicio una estrategia político militar para conformar un mundo unipolar
basado en su hegemonía global. No obstante, estas pretensiones
estadounidenses, chocaron con la resistencia tanto en Afganistán como en
Irak que le situó en un proceso de desgaste en guerras prolongadas que
no esperaba.
Por otra parte, Una nueva realidad política
comenzó a abrirse camino tras la crisis económica del 2008 con la
emergencia económica de países en desarrollo, particularmente China,
iniciándose la formación de un mundo multipolar, donde los nuevos polos
geopolíticos emergentes están de acuerdo en basar sus relaciones en el
respeto mutuo, es decir, sin ambiciones imperialistas, una política que
se basa en la superación de las dramáticas experiencias históricas
vividas, como fue en China la larga guerra contra la ocupación japonesa;
en los países latinoamericanos el largo período de subordinación
política a su vecino del norte y el azote de los golpes de Estado, o en
el caso de Rusia, por la amarga experiencia del colapso del Imperio Soviético que le
arrastró al caos como nación en la última década del siglo XX.
Desde 1991 Rusia había pretendido acomodarse y
reubicarse entre las grandes economías del mundo que hasta el 2008
estaban formadas por el G7, conformando el G7+Rusia, pero las
pretensiones estadounidenses de controlar las reservas de petróleo y gas
natural del mundo de las que Rusia tiene una parte importante; el acoso
que supone el despliegue antimisiles de la OTAN en la frontera
occidental de Rusia; la emergencia de nuevas economías en los países en
desarrollo; la propia emergencia económica de Rusia con el ascenso de
las clases medias y, de manera importante, su privilegiada situación
geopolítica entre la UE y China, le han hecho reaccionar y apostar
por ser uno de los países líderes en la conformación de un nuevo mundo.
Actualmente en el mundo las
distintas ideologías políticas conforman globalmente dos idearios que representan dos impulsos
geopolíticos diferentes, por una parte,
el ideario de la hegemonía basado en la perpetuación de la tradición
Occidental de dominio hegemónico mundial para el beneficio de una
minoría de la población mundial que componen los países desarrollados,
un dominio ejercido históricamente primero a través del colonialismo y
posteriormente del neocolonialismo liderado en el pasado por las
potencias europeas y Japón y actualmente por EEUU y, por otra parte, el
ideario basado en el respeto entre naciones orientado a una gobernanza
mundial a favor de la Paz y en beneficio de todo el género humano, donde
cada nación debe recorrer en base a sus tradiciones y sistema político
sin imposiciones foráneas su propio camino de libertad y prosperidad.
Actualmente, Rusia, desprovista ya de su tradición imperial, se ha
situado con el resto de países emergentes en esa corriente histórica.
Putin ha sabido interpretar este nuevo momento
histórico y transmitir a la mayoría de la ciudadanía rusa y a sus
colaboradores políticos el papel que tiene que desempeñar Rusia en este
nuevo “cambio de época” en la que se adentra la humanidad. Se advierte
que Putin es un político, que ha ido acomodándose a los tiempos, pero
sobre todo que es capaz de aprender del pasado, de interpretar el
presente y, por ello, de transformase políticamente, evolucionando del
político pragmático (que tenía que desenvolverse en la convulsa
situación de Rusia después de la caída de la URSS, sacudida por los
intereses de una oligarquía económica formada bajo la URSS y que lideró
las transformaciones de privatizaciones económicas en Rusia en la década
de los noventa), a un político que ha forjado unos sólidos principios
ideológicos con los que ha conectado con la mayoría de la población de
Rusia formada por las clases medias.
Los principios ideológicos de Putin se
encuentran recogidos en sus escritos, particularmente en su manifiesto “Rusia
y el mundo en transformación” que representó su programa ideológico
y político en la campaña electoral de la elecciones presidenciales del
2012. La síntesis de los mismos se resumen: 1º Rusia tiene que poner en
el centro de la política su soberanía y defensa nacional frente a
injerencias externas (la alusión de Putin a evitar una nueva guerra
tácitamente se refiere a este principio); 2º Rusia debe promover un
mundo sin hegemonías basado en el respeto a la soberanía y
autodeterminación de las naciones; 3º Rusia debe modernizar su economía
incrementando su comercio, haciéndola más competitiva promoviendo la
innovación tecnológica aprovechando las oportunidades de los mercados
emergentes particularmente en el Oriente Ruso, 4º Rusia debe promover un
desarrollo económico socialmente inclusivo en el que las clases medias
que constituyen la mayoría de la sociedad rusa deben ser las
favorecidas; 5º Rusia debe perfeccionar su democracia haciéndola más
participe a la ciudadanía, promoviendo el diálogo entre los poderes
gobernantes y la oposición y rechazando y combatiendo la confrontación.
Y, la gran mayoría de la ciudadanía rusa, ha
percibido este mensaje genuino de la nueva etapa en la que se adentra
Rusia y del nuevo papel que tiene que jugar en el mundo, estableciendo
una sólida unión con sus dirigentes políticos que, en en la presente
conmemoración del 9 de mayo, cobra un significado especial, por ser el
año del retorno de Crimea por aprobación ciudadana a la Federación de
Rusia, y por el resurgimiento popular de los valores patrióticos rusos
ante el asedio político y mediático que la OTAN mantiene contra Rusia y
por su apoyo los neofascistas antirusos en Ucrania.