JC.com

Crítica política sobre noticias de actualidad en el mundo

Una visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la integración económica mundial y la armonía con el medioambiente

Autor

Seudónimo: Saint Just

Artículos


25/09/2014

NOTICIA. En una decisión unánime y vinculante, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó el 24/09/2014, una resolución que insta a los miembros de la ONU a incrementar los controles fronterizos para impedir la salida y entrada de extremistas que viajen a las zonas en conflicto para unirse a grupos militantes.

 

El excepcionalismo estadounidense

El presidente de EEUU, Barack Obama,  en su intervención el 24/09/2014, en la Asamblea General de la ONU, llamó a todos los países del mundo a unirse para “erradicar el cáncer del terrorismo islámico”, al tiempo que aseguraba en su discurso la vigencia del liderazgo de Estados Unidos para hacer frente al mismo. El mismo día el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó una resolución que insta a los miembros de la ONU a incrementar los controles para impedir el tránsito de militantes extremistas.

--------

Tras la toma en junio del presente año, por el grupo takfirí sunnita –wahabista, Emirato Islámico en Irak y el Levante EIIL, del distrito de Ninive, que incluye la importante ciudad de Mosul, considerada la tercera ciudad de Irak con más de millón y medio de habitantes, este grupo armado proclamó la constitución de un califato, pasando el EIIL a denominarse Estado Islámico (EI), dirigido por  el califa Abu Bakr al-Husseini al-Qurashi, cuyo nombre real es Ibrahim Awad Ibrahim Ali al-Badri al-Samarrai, siendo conocido como el califa Ibrahim. La proclamación del califato supuso un salto cualitativo del poder del EI al darle forma política a un vasto territorio que abarca el Noreste de Siria y Norte de Irak. Las potencias occidentales lideradas por EEUU y las monarquías árabes del golfo pérsico, al comprobar que los grupos armados en Irak y Siria estaban fuera de control, y que su poderío era más peligroso que el papel desestabilizador que habían venido desempeñando en Siria e Irak, mostraron su alarma y reaccionaron contra este grupo declarándolo el enemigo principal a abatir

Arabia Saudita movilizó más de 30.000 efectivos militares para proteger su frontera con Irak, y EEUU anunció la formación de una coalición internacional para combatir al EI en la que participan las monarquías del golfo y sus principales aliados en la OTAN, a la vez que afirmaba su decisión de excluir al gobierno sirio de la lucha contra el EI y seguir armando a los grupos de su confianza alzados  contra el gobierno sirio.

Esta premisa de la coalición de no reconocer al gobierno sirio ha impedido que la misma pueda estar respaldada por otros países miembros del Consejo de Seguridad como Rusia y China y por Irán, los cuales reconocen la legitimidad del gobierno sirio; quedando por lo tanto limitada esta coalición al marco de la que anteriormente se autodenominó “amigos del pueblo sirio”, cuando en la actualidad las posibilidades de victoria sobre el EI, exige de la coordinación de todos los esfuerzos internacionales. Con ello EEUU muestra que antepone su interés en mantener su influencia en la región de Oriente Medio al objetivo de acabar con el EI.

El no reconocimiento por esta coalición del gobierno sirio, ha llevado a EEUU a decretar acciones unilaterales militares en territorio sirio bombardeando posiciones del EI en Siria sin contar con la autorización del gobierno sirio ni con la aprobación del Consejo de Seguridad, ignorando la legalidad internacional, que exige uno de los dos requisitos para que un país pueda intervenir en otro.

La propuesta de resolución contra el terrorismo presentada por EEUU al Consejo de Seguridad y su unánime aprobación por su carácter genérico, tiene únicamente un uso propagandístico de la lucha contra el EI, pues EEUU en ningún momento ha querido aparcar sus diferencias con el gobierno sirio para alcanzar un acuerdo de coalición internacional que la haría eficaz en el combate a esa organización terrorista.

La resolución contra el terrorismo es tan genérica que inmediatamente de su aprobación el secretario de Estado de los EEUU, John Kerry, no tuvo reparos en anunciar que EEUU ayudaría económicamente a los combatientes armados “moderados” contra el gobierno sirio, cuya instrucción militar está previsto se realice en Arabia Saudita. La pregunta que se plantea inmediatamente a esta cuestión es ¿Qué entiende EEUU por terrorismo? Si la resolución aprobada prohíbe la salida y entrada de extremistas que viajen a las zonas en conflicto ¿Por qué los combatientes armados que viajen de Arabia Saudita, Jordania o Turquía para derrocar al gobierno sirio no son considerados terroristas? ¿Qué credibilidad puede tener quien divide a los terroristas en moderados o extremistas según si los mismos sirven o no a sus intereses? Con esta actitud EEUU muestra, de nuevo, que el apoyo a los grupos armados insurgentes, o por el contrario el combate a los mismos, está en función de lo que en cada coyuntura considera apropiado a sus intereses.

La ex-secretaria de Estado de EEUU Hillary Clinton tras la proclamación del califato por parte del EI, afirmó que EEUU no actuó correctamente en el pasado al no armar al Ejército Libre Sirio considerado por EEUU compuesto por “rebeldes moderados”, y que por ello el EI pudo hacerse fuerte en Siria, pero la realidad es que muchos militantes del EI han sido militantes del Ejército Libre Sirio, entre ellos el propio califa Ibrahim, a quien se ha podido ver en fotos con el senador estadounidense John McCain cuando este viajó a Siria para reunirse con los dirigentes del Ejército Libre Sirio ¿Dónde está entonces la frontera entre terroristas moderados y terroristas extremistas cuando los mismos fluyen de una organización a otra?

EEUU ha estado instrumentalizando el apoyo a extremistas haciendo bueno el lema: el enemigo de mi enemigo es mi amigo; un lema que recíprocamente también lo aplicaban para sí, los extremistas, hasta que éstos consideraban que debían romper con esa alianza de conveniencia y pasaban a actuar bajo sus propios intereses, pasó con Bin Laden quien fue aliado de EEUU cuando los jihadistas combatían al ejército soviético en Afganistán en los años ochenta del siglo XX, y luego tras la primera guerra del Golfo Pérsico esa alianza se rompió, pasando Bin Laden a fundar Al Qaeda y ser el terrorista más buscado por EEUU, ahora la historia parece repetirse con el fundador del califato en territorios de Irak y Siria, Ibrahim Awad Ibrahim Ali al-Badri al-Samarrai.

 

Los países árabes han entrado en un proceso en el que el sectarismo religioso de los fundamentalistas particularmente sunnitas wahabistas está desgarrando las sociedades árabes. El mundo árabe de predominancia sunnita está dividido en diferentes naciones, y la pretensión de unir religión y Estado supone la materialización de un proyecto totalitario supranacionalista donde no hay cabida para otras religiones y formas de pensamiento, y socava el fundamento de cualquier idea de soberanía nacional como valor supremo de defensa patriótica de la nación. En Siria, la pugna ideológica de fondo se manifiesta entre: quienes defienden el valor político de la nación conformando una corriente, de la que forma parte el gobierno sirio, en la que tienen cabida tanto chiítas, sunnitas como cristianos, y por otra parte, quienes no están motivados por ningún valor patriótico sino que por el contrario lo combaten para hacer prevalecer su proyecto totalitario supranacionalista, por ello, en esta corriente de pensamiento pueden confluir numerosos jihadistas venidos de diferentes países, constituyendo el mayor contingente de opositores armados al gobierno sirio, pues su lucha no es por intereses nacionales, sino por acabar con la nación misma.

Las potencias occidentales embarcadas en poner fin a la corriente política árabe laica que protagonizó en numerosos países árabes los procesos de descolonización como sucedió en Egipto, Libia, Túnez, Argel, Siria, Irak.., y cuyo último vestigio es Siria, no han dudado en aliarse con la corriente antinacionalista y anti-pan-arabista de raíz laica, de la mano de las monarquías absolutistas del golfo pérsico particularmente las de Qatar y Arabia Saudita, para intentar convertir el Oriente Medio en un feudo semicolonial. El mundo árabe mientras no erradique la predominancia de la religión en la política y se restauren los valores del nacionalismo árabe laico como marco de convivencia de todas las confesiones no encontrará el camino de la prosperidad y la tolerancia y permanecerá sepultado en las catacumbas de la historia. Una situación que tanto a Israel como a Occidente les conviene pues debilita al mundo árabe y permite con poco esfuerzo mantenerlo bajo su tutela. Siria y Líbano son dos naciones que se resisten a claudicar, pero su resistencia al extremismo islamista y a los complots occidentales son la esperanza de que en el Medio Oriente pueda abrirse un camino de tolerancia religiosa como secularmente han tenido esas naciones y gracias a ello han perdurado minorías cristianas y de otras confesiones.

 

El excepcionalismo de EEUU que hace gala su presidente Obama no aporta ninguna ventaja en la lucha contra el terrorismo jihadista sino todo lo contrario, entorpece la posibilidad de que se creen alianzas sólidas para luchar contra el mismo, por la negativa de EEUU a incluir al gobierno legítimo de Siria en la lucha contra el mismo, y por su falaz discurso de no combatir a todo tipo de terrorismo y en todas partes por igual. Por otra parte el excepcionalismo bajo el que EEUU justifica sus intromisiones en otro países, aumenta la desconfianza entre naciones e impulsa el rearme como medida preventiva para evitar ser agredidas, lo cual en nada favorece a la necesaria colaboración entre naciones para abordar con eficacia no solo la lucha contra el terrorismo sino los graves problemas que asedian a la humanidad reflejados en las intervenciones ante la Asamblea de la ONU por los países en desarrollo.

El liderazgo que dice ostentar EEUU en el mundo no es tal porque el liderazgo no es una cualidad que se impone sino que la misma es un reconocimiento genuino que hacen los liderados de su líderes. En realidad la imposición en el ámbito internacional de la visión y la política de una nación sobre otras a través de las sanciones o de la fuerza militar para doblegar a sus oponentes, por ser imposición, no es liderazgo sino tiranía.

 

.