01/06/2020
NOTICIA.
El 01/06/2020, EEUU superó la cifra de 1.800.000 infectados de la Covid-19 desde
el inicio de la pandemia.
NOTICIA.
El 01/06/2020, más de 30 ciudades estadounidenses, incluyendo Washington, habían
impuesto toques de queda, por las protestas por la muerte bajo custodia policial
de George Floyd.
Las crisis
de EEUU
En los últimos días, la
sociedad estadounidense está siendo convulsionada simultáneamente por tres
fuertes crisis: 1ª la pandemia de la Covid-19, en la que EEUU desde el
27/03/2020 sigue siendo el epicentro mundial de la misma; 2ª la crisis económica
derivada de la errática respuesta de la administración estadounidense a la
pandemia, que ha llevado al desempleo a más de 40 millones de trabajadores, y 3ª
el levantamiento popular contra el racismo incrustado en las instituciones
federales, particularmente en los cuerpos de policía contra la minoría negra, a
raíz del asesinato del ciudadano negro estadounidense George Floyd, por un
agente policial.
Tal vez a estas tres
crisis habría que añadir una cuarta, que afecta a la propia identidad de la
ciudadanía con la nación.
La mentalidad
estadounidense es parte de un relato épico de una marcha continua hacia la
prosperidad que abarca a todos los componentes de un crisol de razas que
colaboran para crear una unión más perfecta.
La realidad es que Estados
Unidos fue un país colonizado por europeos blancos que tenían poco en común
aparte de la tendencia a arrasar con las culturas indígenas y, en los Estados
del Sur, a considerar a otros seres humanos como esclavos; dos visiones
totalmente opuestas, la del norte y la del sur, que precipitaron una guerra
civil (1861-1865).
En el siglo XIX, en Europa
la formación del ideal colectivo de la nación formó parte intrínseca de las
revoluciones liberales, que favorecieron la reunificación de Italia y Alemania,
y surgiría una literatura romántica enaltecedora del espíritu de la nación,
apoyada principalmente en un nuevo relato épico de héroes y mitos medievales
como origen de la nación.
Sin embargo, EEUU a pesar
de haber sido la primera nación fundada en los valores de la Ilustración
(4-julio -1776), a diferencia de las naciones europeas carecía de referencias
históricas anteriores a su fundación en la que sustentar su identidad como nación,
y precisaba dotarse de un identidad que
uniera la diversidad de razas y culturas.
La conquista de nuevos
territorios en la expansión hacia el Oeste protagonizada por colonos blancos, la
limpieza étnica de las tribus nativas que los habitaban y su confinamiento en
reservas sería transformada mediáticamente en una "noble
causa" de la construcción de la nación americana.
Desde comienzos del siglo XX,
con el cine, la radio y posteriormente la televisión, los estadounidenses
comenzarían a
escuchar historias idénticas en todo el país
que
contribuirían
decisivamente a la formación del pensamiento colectivo de nación.
El carácter excepcional
que le otorgaba el derecho divino a expandirse, "Destino manifiesto"; la
libertad, y la igualdad ante la ley,
conformaron el relato del "Sueño Americano". Después de un siglo de películas,
televisión, publicidad y redes sociales, los dirigentes de los partidos
políticos estadounidenses mayoritarios han interiorizado que lo importante no
son lo programas políticos para atraer al electorado sino que quienes cuenten la
historia más cautivante, pueden dominar el escenario político.
No obstante, esa visión
predominante durante el siglo XX ha ido perdiendo vigencia. En la actualidad, la
ciudadanía está dividida con visiones diferentes del país, entre los que siguen
aferrados al viejo discurso de los valores excepcionales de EEUU, y la de
quienes comienzan a estar cansados del discurso hipócrita de gobernantes,
instituciones y medios de comunicación que preconizan la igualdad ante la ley, mientras
millones de personas sufren dramáticamente la discriminación racial, que
alardean de la prosperidad de EEUU, cuando una parte importante de la población
no puede pagarse la asistencia sanitaria, en un país que carece de un sistema
sanitario publico, y en el que el número de camas hospitalarias por cada 1.000
personas es de sólo 2,77, ocupando el puesto 32 en el mundo y quedando atrás año
tras año.
La pandemia de la Covid-19,
y el asesinato de George Floyd han sido los detonantes que están cuestionando
entre la población la veracidad de los valores estadounidenses. La profundidad
de esta crisis de identidad la reflejan las palabras pronunciadas por el
aspirante demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, a raíz de la reciente revuelta
ciudadana. "La batalla por el alma de esta nación ha generado un constante
tira y afloja por más de 240 años. Ha habido una puja entre el ideal
estadounidense de que todos somos iguales y la dura realidad de que el racismo
nos ha destrozado".
La crisis interna de EEUU,
por ser la potencia dominante a nivel mundial, dependiendo de la magnitud de la
misma, es muy probable que tenga con el tiempo una repercusión en el equilibrio
de fuerzas internacionales. En la historia de la humanidad, han existido
momentos que las crisis internas debilitaron a los imperios dominantes y éstos
comenzaron su decadencia. En la Antigüedad el caso más significativo fue el
Imperio Romano, en el que las luchas intestinas, anunciaron su declive. En la
Edad Contemporánea, el Imperio Español, en el que la crisis interna provocada
por la invasión napoleónica en 1808, creo un vacío de poder en el centro del
Imperio que favoreció la Independencia de los países latinoamericanos. A finales
del siglo XX, en la URSS, la crisis económica interna y la formación en la
sombra de una nueva clase social de oligarcas, desataría una oleada interna de
cambio, que llevaría al colapso del Imperio Soviético.
Aunque la actual situación
de EEUU no sea comparable a los ejemplos anteriores, la debilidad interna
estadounidense posibilita que las
potencias emergentes ganan relativamente posiciones en el escenario
internacional, principalmente China y Rusia, lo que otorga un papel creciente
global al espació político-económico euroasiático.
La percepción de estos
cambios lo manifestaría claramente la canciller Angela Merkel el 31/05/2020, en
un encuentro con el grupo de expertos Konrad Adenauer Stiftung, con el giro dado
por la mandataria de su visión global sobre la pandemia de la Covid-19, y sobre
las relaciones de Alemania y la UE con China y EEUU.
En el mes de marzo, cuando
Italia sufría un efecto devastador de muertes por la Covid-19, Alemania irritó a
los gobernantes italianos por su insolidaridad en la lucha contra la pandemia de
la Covid-19. Dos meses más tarde, la canciller Angela Merkel en el citado encuentro con
el grupo de expertos Konrad Adenauer Stiftung, manifestaría: "Europa tiene
que "acercarse más en la crisis" y demostrar que es una fuerza solidaria". "La
pandemia representará una prueba de resistencia para la política exterior y de
seguridad europea", y la UE debe asumir una mayor responsabilidad global
en la crisis del coronavirus apoyando proactivamente la cooperación multilateral
basada en reglas.
A su vez, consciente de
que las relaciones con China representan uno de los ejes de la política
exterior de la UE, Merkel sentó su posición política al afirmar de que China
será un foco de la política exterior de la UE durante la presidencia alemana,
sin que las diferencias entre China y la UE deban constituir un obstáculo en el
diálogo para llegar a acuerdos sobre inversión, cambio climático y salud global.
Una posición política muy
distante de la postura antichina de EEUU, a pesar de considerar Merkel en la propia
reunión a EEUU como el pilar central de la política exterior de seguridad de
Alemania en el marco de la OTAN.
Es de esperar, que en el
futuro de las relaciones internacionales se vaya abriendo paso la tendencia
hacia una mayor cooperación entre las naciones, y el distanciamiento de EEUU de
esa cooperación, persistiendo ilusoriamente en subordinar a sus intereses a las
naciones del mundo bajo su doctrina de Estados Unidos Primero, cuando los
pueblos y las naciones están demandando una mayor colaboración internacional
para afrontar los desafíos globales.