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Autor

Seudónimo: Saint Just

Artículos


(Abril 2012)

NOTICIA. Israel declara al escritor alemán Günter Grass persona no grata y le prohíbe viajar a Israel. En su poema “Lo que hay que decir”, Grass censuró a Tel Aviv por amenazar a Irán con un ataque militar preventivo que podría “exterminar al pueblo persa”.

 

Técnicas de propaganda contra la libertad de expresión

Grass de 84 años envió el poema en cuestión, Lo que hay que decir, a las redacciones del diario alemán Süddeutsche Zeitung, del español El País, del italiano La Reppublica y del estadounidense The New York Times. Sólo este último se abstuvo de publicarlo; el resto lo hizo el 4 de abril.

Reza el texto del poema:

Lo que hay que decir

Por qué guardo silencio, demasiado tiempo, / sobre lo que es manifiesto y se utilizaba / en juegos de guerra a cuyo final, supervivientes, / solo acabamos como notas a pie de página. / Es el supuesto derecho a un ataque preventivo / el que podría exterminar al pueblo iraní, / subyugado y conducido al júbilo organizado / por un fanfarrón, / porque en su jurisdicción se sospecha / la fabricación de una bomba atómica. / Pero ¿por qué me prohíbo nombrar / a ese otro país en el que / desde hace años —aunque mantenido en secreto— / se dispone de un creciente potencial nuclear, / fuera de control, ya que / es inaccesible a toda inspección? / El silencio general sobre ese hecho, / al que se ha sometido mi propio silencio, / lo siento como gravosa mentira / y coacción que amenaza castigar / en cuanto no se respeta; / “antisemitismo” se llama la condena. / Ahora, sin embargo, porque mi país, / alcanzado y llamado a capítulo una y otra vez / por crímenes muy propios / sin parangón alguno, / de nuevo y de forma rutinaria, aunque / enseguida calificada de reparación, / va a entregar a Israel otro submarino cuya especialidad / es dirigir ojivas aniquiladoras / hacia donde no se ha probado / la existencia de una sola bomba, / aunque se quiera aportar como prueba el temor... / digo lo que hay que decir. / ¿Por qué he callado hasta ahora? / Porque creía que mi origen, / marcado por un estigma imborrable, / me prohibía atribuir ese hecho, como evidente, / al país de Israel, al que estoy unido / y quiero seguir estándolo. / ¿Por qué solo ahora lo digo, / envejecido y con mi última tinta: / Israel, potencia nuclear, pone en peligro / una paz mundial ya de por sí quebradiza? / Porque hay que decir / lo que mañana podría ser demasiado tarde, / y porque —suficientemente incriminados como alemanes— / podríamos ser cómplices de un crimen / que es previsible, por lo que nuestra parte de culpa / no podría extinguirse / con ninguna de las excusas habituales. / Lo admito: no sigo callando / porque estoy harto / de la hipocresía de Occidente; cabe esperar además / que muchos se liberen del silencio, exijan / al causante de ese peligro visible que renuncie / al uso de la fuerza e insistan también / en que los gobiernos de ambos países permitan / el control permanente y sin trabas / por una instancia internacional / del potencial nuclear israelí / y de las instalaciones nucleares iraníes. / Solo así podremos ayudar a todos, israelíes y palestinos, / más aún, a todos los seres humanos que en esa región / ocupada por la demencia / viven enemistados codo con codo, / odiándose mutuamente, / y en definitiva también ayudarnos. /

 

El 8 de abril, un vocero del ministro israelí de Relaciones Interiores, Eli Yishai, informó que el reconocido intelectual alemán tiene prohibido poner pies en ese territorio, alegando que el poema de Grass busca estimular “el odio contra Israel y su pueblo” y propagar “las mismas ideas que [Grass] apoyó en el pasado de manera abierta, al portar el uniforme de las SS”. Esas declaraciones hacen alusión al servicio que Grass prestó durante la Segunda Guerra Mundial en las Waffen-SS, cuando tenía 17 años un detalle que el propio escritor dio a conocer hace un lustro, y el cual lo mostró, en consonancia con la opinión de quienes vivieron o han estudiado esa época, como una circunstancia del momento en que una generación entera fue arrastrada por el Nazismo, ideología a la que Grass ha combatido durante el resto de su vida, al igual que el actual Papa de los católicos Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) quien también admite en su autobiografía que de joven se enroló en la Juventud Hitleriana, en 1941.

Los gobernantes de Israel instrumentalizan el cruel genocidio que los nazis practicaron sobre una parte del pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial, como una patente de corso para justificar todo tipo de atrocidades cometidas contra el pueblo palestino, de tal manera, que cualquier crítica a Israel de sus actos criminales es presentada y magnificada por este país y por los grandes latifundios de la comunicación Occidental –en los que el lobby judío tiene una gran participación- como muestras de antisemitismo.

Grass en declaraciones posteriores a la emisión de su poema declaro que se mantenía firme en su contenido y que se había quedado sorprendido de que la crítica unánime por los intelectuales que dominan los grandes medios de comunicación Occidentales, en ningún momento hubiera entrado al contenido del poema sino que se han basado en descalificaciones sin base racional apelando a que su contenido se sale de lo que Occidente considera políticamente correcto, a saber: que Irán es un país enemigo de EEUU, Israel y la OTAN, y que EEUU y la OTAN consideran a Israel un país aliado.

Sin embargo, ni Israel ni ninguno de estos intelectuales a sueldo de los grandes medios de comunicación occidentales han desmentido la afirmación de Grass de que Israel es una potencia nuclear que no está sometida a ningún control por no haber suscrito ese país el tratado (Non-Proliferation Treaty, TNP), que entró en vigor el 5 de marzo de 1970 y abarca a todos los países miembros de la ONU a excepción de Israel, la India, Corea del Norte y Pakistán. El TNP refrenda el derecho de todos los Estados signatarios de realizar investigaciones, producir energía nuclear y utilizarla con fines pacíficos.

Y tampoco, ni Israel, ni los grandes medios de comunicación occidentales pueden negar por obvias y manifiestas las reiteradas amenazas de Israel y de EEUU de realizar un ataque preventivo contra Irán, cuestión a la que recientemente el presidente ruso Medvédev se refirió exigiendo a estos países que cesasen en su política de amenazas gratuitas contra países soberanos.

Los latifundios mediáticos occidentales coordinados por los servicios de inteligencia de los países respectivos no están por la Paz internacional, como lo está el poema de Grass, sino que alimentan la confrontación para mantener su hegemonía política y militar contra los países que no se subordinan a sus intereses. Las técnicas mediáticas de propaganda de guerra se desarrollan en contra de la paz, buscando conformar a la mayoría de la población occidental en un discurso homogéneo que justifiquen sus actos de agresión como en Libia, Irak y Afganistán, con el fin de asegurar que su retaguardia civil es dócil a la justificación de sus tropelías y amenazas.

El poema de Grass solo habla de la verdad, una verdad que incomoda y más por la relevancia personal del quien la dice y la permeabilidad de sus palabras en la ciudadanía de un país como Alemania con una gran sensibilidad pacifista. No es por ello extraño, que haya sido en este país donde más se haya desarrollado la campaña mediática contra Grass, porque Grass ha roto la homogeneidad de la sociedad civil de la particular visión del mundo que transmiten los medios occidentales, y con ello, ha quebrado en parte la posibilidad de que un ataque de Israel y EEUU contra Irán pueda dejar insensible a amplios sectores de la población occidental amantes de la paz mundial.

Los grandes medios de comunicación occidentales han pasado en lo referente al tratamiento de la información internacional a formar parte de la maquinaria de guerra sicológica de la OTAN, y el acoso a Grass por estos medios de comunicación cohíbe la libertad de expresión, ningún intelectual de renombre occidental puede salirse del guión marcado por la OTAN y sus aliados de lo políticamente correcto, porque sino automáticamente estará expuesto a un bombardeo de descalificaciones donde el ruido mediático es capaz de anular la razón al imponerse la histeria del titular sobre el argumento.

Grass en medio de este ruido mediático se ha quedado solo, pero solo con la razón, a la postre el ruido pasa y la razón perdura, Grass al ser sincero con la verdad ha dejado constancia que un intelectual lo es por su autenticidad, y los que no lo son es porque se han convertidos en mercenarios manipuladores de la palabra.

 

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