24/05/2012
NOTICIA. La
cumbre informal de la UE sobre el crecimiento profundiza las divisiones
dentro de la UE
La
germanización de la UE
La cumbre informal
celebrada por los máximos mandatarios de la UE para discutir el rumbo
que deberá marcar la cumbre oficial prevista para finales de junio, se
convirtió en una tormenta de ideas dispares en el contexto de un diálogo
de sordos entre Alemania y otros países como Francia, España, Italia,
Portugal y Grecia que difieren de la tesis alemana de la austeridad para
cuadrar las cuentas en un déficit próximo a cero en el corto plazo.
La
crisis inmobiliaria del 2008 derivó en la quiebra de la banca occidental,
rescatada coyunturalmente por los gobiernos con el dinero de los contribuyentes,
pero, la cuestión más importante, y que Occidente no termina de asumir, es que
la crisis iniciada en el 2008 representa la quiebra del modelo de crecimiento
mundial por elevación de necesidades de una minoría de la población mundial
representada en las clases medias con mayores recursos de los países
desarrollados. Y, la quiebra de ese modelo de crecimiento, es la que está
determinando la marcha de la economía y de la política de la UE.
La
realidad de la economía europea es que la crisis ha hundido a los países que su
estructura productiva se ha basado en el mercado inmobiliario como eslabón
importante del modelo consumista. Estos son los casos de Grecia, España, Italia
y Portugal, mientras que los países que su aparato productivo se sustenta en la
innovación y producción industrial, cuyo máximo exponente es Alemania, han
podido conectar con la demanda efectiva de los países emergentes y mantener un
sector exportador activo.
El
hundimiento del sistema productivo sobre el que se basó la especulación
inmobiliaria, principalmente en Grecia, España y Portugal, está teniendo
importantes consecuencias:
- Se
está produciendo un fuerte incremento del desempleo.
- Con
el paso del tiempo, ante la imposibilidad de que los grupos financieros de estos
países puedan hacer negocio del que detraer plusvalías se aproximan a una nueva
bancarrota.
- La
financiación de los servicios de las administraciones públicas de estas
naciones, por el riesgo que entraña para los prestamistas la devolución futura
de los préstamos, éstos se realizan con altos tipos de interés.
-
Anualmente el cumplimento de los gastos anuales presupuestados por los Estados y
la caída progresiva a lo largo del año fiscal de los ingresos, ocasiona un
déficit que intenta ser paliado recortando gastos sociales y subiendo impuestos,
pero está política lleva a que progresivamente los impuestos sean más altos y
los recortes sociales mayores, lo que hace que estos países se vayan
empobreciendo.
El
desastre económico del modelo de crecimiento anterior a la crisis del 2008 está
cebándose con estos países, y el país más productivo y exportador como es
Alemania no tiene capacidad para hacer frente a la crisis de los países del sur
de la UE. La obsesión germana por acabar con el déficit solo cabe entenderse
porque en un sistema de moneda único como es el euro, a la postre Alemania
tendría que hacer frente a las deudas de los países más deficitarios.
Por
otra parte, no se puede pasar por alto que la banca alemana, en el proceso de
reestructuración financiera de la UE, tiene una oportunidad de oro, en el
deterioro de las economías de los países del sur, para hacerse con el control
financiero de estos países absorbiendo sus grupos financieros una vez que éstos
hayan sido saneados por los Estados. Las últimas decisiones del gobierno español
para separar los activos tóxicos inmobiliarios de la banca española responden a
esas exigencias alemanas formuladas a través de BCE.
Hollande habla de estimular el crecimiento a través de recursos públicos, pero
¿Quién debería poner esos recursos públicos? Sin duda tendría que ser
principalmente Alemania y, por otra parte, cabe hacerse también la pregunta
¿cómo se puede garantizar que el uso de los recursos públicos vaya a estimular
el crecimiento económico cuando el modelo de crecimiento anterior al 2008 no es
viable? Alemania entiende que el crecimiento económico se debe realizar
principalmente estimulando las exportaciones para lo que su economía está muy
preparada y exige a los países con una parte importante de su sistema productivo
en quiebra como es el caso español con ingentes activos inmobiliarios
inmovilizados que reactiven el sector exportador a través de mejorar su
competitividad bajando los salarios.
Se
puede pensar que en la penosa coyuntura por la que están pasando algunos países
como Grecia y España, Alemania no es solidaria, tal vez no lo sea porque la
clase política Alemana no se rige por el altruismo, pero tampoco podría serlo
aunque lo quisiera pues teme que el relajamiento en las políticas de austeridad
y la dedicación de dinero a un vago programa de crecimiento sea la tumba
económica de Alemania, en esta posición no solamente está la canciller Merkel
sino que los principales partidos alemanes de oposición, el Partido
Socialdemócrata (SPD) y Los Verdes, se distanciaron de la propuesta del
presidente francés, François Hollande, de emitir eurobonos. "Los eurobonos
son deudas garantizadas por el conjunto y no van a existir en esa forma",
declaró el jefe del grupo parlamentario verde, Jürgen Trittin, en declaraciones
a la radioemisora Deutschlandfunk. Así pues, la germanización de la política
económica de la UE es una realidad incuestionable para Alemania.
Las
naciones del sur de la UE, incluida Francia no pueden esperar nada de Alemania
que no sea la exigencia de la austeridad. Los pasos para combatir la
germanización de la UE los tendrán que dar estos países de manera independiente
y, solamente en la medida que tomen acciones propias, Alemania a la vista de las
mismas tendrá que adecuar su política.
Es
evidente que la germanización de la UE no es la construcción de una Europa Unida
política y económicamente. La UE necesita una nueva reformulación pero la
salvación del euro está vinculado inexorablemente a la germanización de la UE,
por ello, tanto Francia, Italia, Grecia, Portugal y particularmente España
debieran plantearse una readaptación de su situación al euro.
La
mejor formula sería modificar el tratado de Lisboa e implementar coyunturalmente
un sistema dual de monedas nacionales y Euro, al igual que lo tiene Gran
Bretaña, ello les permitiría obtener un margen de maniobra en las políticas
financieras, que si bien no sería la solución a sus deterioradas economías,
posibilitaría replantear un nuevo diseño de la UE, el cual, sería deseable lo
fuera con un amplio debate entre la ciudadanía.