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Una visión geopolítica en favor del respeto entre naciones, la integración económica mundial y la armonía con el medioambiente

Autor

Seudónimo: Saint Just

Artículos


26/01/2015

NOTICIA. La Coalición de la Izquierda Radical (Συνασπισμός Ριζοσπαστικής Αριστεράς), SYRIZA, opuesta a la política de austeridad de la UE, gana las elecciones en Grecia

 

Las dos Europas

Tras el triunfo de Syryza en las elecciones griegas, el desafío más importante se centrará en las negociaciones con los prestamistas internacionales para hacer viable la deuda soberana, a través de una nueva reestructuración de la deuda que tiene su oposición principalmente en Alemania. Sin embargo, los líderes de Syryza creen que es posible "que se encuentre una solución viable que beneficie tanto a Grecia como a los acreedores". La lucha está planteada.

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Desde que se iniciara a finales del siglo XVIII el final del Antiguo Régimen, Europa se ha ido conformando con dos almas diferentes, dos Europas que se han enfrentado en profundas crisis y pactado cuando ha sido necesario. Por una parte, la Europa de los revolucionarios franceses de 1789; de los sublevados en la Comuna de París en 1871; de los pacifistas y sufragistas en favor del voto femenino; de quienes se opusieron al fascismo en la Segunda Guerra Mundial, y quienes tras esa Guerra erigieron el Estado de Bienestar en Europa. Por otra parte, la Europa de los reaccionarios que protagonizaron en 1815 la restauración del Antiguo Régimen; los que reprimieron las luchas obreras, y de quienes hicieron de sus ambiciones imperialistas y de la guerra su seña de identidad y desataron las dos guerras mundiales desde suelo europeo.

 

La prolongada crisis del 2008 está desvelando de nuevo la esencia de las dos Europas, la Europa reaccionaria ligada a los intereses de una clase financiera internacional y de los países más fuertes de la UE, principalmente Alemania, y la Europa de los países del sur de la UE que sufren las consecuencias del ajuste fiscal que incide dramáticamente en los sectores de población más vulnerables de la sociedad.

En los periodos que se ha producido el enfrentamiento de esas dos Europas, las ideologías que han prosperado son las que mejor se han adaptado a las circunstancias históricas. En el siglo XIX, frente al capitalismo salvaje apoyado en la ideología liberal, surgirían las ideologías obreras de diverso signo; en la primera mitad del siglo XX, frente a las ideologías imperialistas, se opondría principalmente la ideología comunista; en la segunda mitad del siglo XX el pacto social alcanzado en la posguerra para la instauración del Estado de Bienestar se apoyaría en los partidos democráticos de la derecha representando al capital y en la socialdemocracia representando a los trabajadores, pero actualmente tras siete años de crisis económica sin un horizonte de solución, en los países y en los sectores sociales que más sufren las consecuencias del ajuste fiscal está avanzando la percepción que las ideologías fraguadas en la segunda mitad del siglo XX ya no les representan y que son necesarias nuevas formulaciones ideológicas y políticas.

El discurso de la socialdemocracia sobre el progreso social ha sido traicionado, y sus dirigentes se han alineado con los intereses de los grandes grupos financieros. En España el expresidente del PSOE, Rodríguez Zapatero, fue quien cavó la tumba de este partido en mayo del 2010 cuando sorpresivamente propuso en el Congreso de Diputados, al dictado de Alemania, un plan de austeridad dirigido contra las clases populares y destinado a proteger los intereses del poder financiero. En Grecia el alineamiento de la socialdemocracia con los mismos intereses ha barrido al PASOK.

La clase financiera occidental, durante el proceso de acumulación de capital basado en la especulación financiera inmobiliaria amasó ingentes fortunas, una cantidad de dinero que tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en el 2008 fue sacada de las entidades financieras para no responder con la misma al crack financiero, poniéndola a buen recaudo en los paraísos fiscales. El restablecimiento de la solvencia del sector financiero privado la tuvieron que hacer los Estados con el dinero de los contribuyentes a través de los planes de rescate, mientras que los oligarcas financieros guardaban celosamente sus capitales.

Pero el drama mayor ha venido después, los mismos capitales que huyeron a los paraísos fiscales para no hacer frente al crack financiero, y que tuvo que ser repuesto con el dinero de los contribuyentes, son ahora los que especulan con las deudas soberanas. De esta manera los ciudadanos están pagando por partida doble la debacle financiera a la que arrastró a la economía mundial la clase de financieros que actualmente dominan las finanzas globales. Y, la falta de una regulación financiera internacional le permite a esta clase social de millonarios continuar año tras año expoliando a los Estados especulando con las deudas soberanas.

La tragedia económica de esta situación es que la ingente renta inversión mientras permanezca en manos de una minoría fuera del control de los Estados no puede propiciar la reactivación económica porque no puede ser redistribuida para traducirla vía fiscal en renta consumo para estimular la demanda efectiva y con ello el crecimiento y el empleo, y esa renta inversión regida por la codicia de una minoría seguirá destinada a la especulación.

Contra esta perversa lógica económica, solo cabe una rebelión desde los Estados nacionales, basada en una profunda reestructuración de la deuda, para que el capital especulativo que se ha convertido en una enorme masa de dinero improductivo pueda ser finiquitado, abriendo un nuevo periodo en el que los Estados recuperen la competencia del control financiero. Pero esta medida, en el vigente marco legal de la UE, es un desafío en el que las posibilidades de que en un solo país tengan éxito son limitadas, pero aun así solo cabe la alternativa de plantear la batalla, pues sino no hay lucha no existen posibilidades de cambio, las únicas batallas que de antemano están perdidas son las que por miedo no se plantean.

El sur de Europa sufre las consecuencias del hundimiento de su estructura productiva que estuvo basada en el sector de la construcción y sirvió para alimentar la especulación inmobiliaria. Esta estructura productiva tuvo su diseño en la propia formación de la UE. Desde 1980 hasta el 2008 en el marco de la UE se asignó a los países del Sur la función de ser países destinados al ocio, mientras que las potencias tecnológicas se reservaban para si mismas el monopolio de la innovación, el diseño de productos industriales y el control financiero. Ahora se demuestra que esa distribución productiva de la UE tras ofrecer en los años de bonanza económica grandes beneficios a corruptos y especuladores es un fracaso en los países del Sur, pero quienes diseñaron una UE con países centrales y periféricos no quieren hacerse responsables de sus errores.

 

Las dos Europas están de nuevo enfrentadas, el descontento social en el sur de Europa se está traduciendo en un movimiento político que tiene su expresión en Grecia en Syryza, la nación cuya cultura dio a Europa su nombre, y que ha sido raptada de nuevo por el toro sagrado que forman los poderosos de la UE, y tiene que ser liberada por la otra Europa encarnada en  las naciones y las clases sociales que padecen las consecuencias de la crisis económica.

Y, de nuevo, un fantasma recorre los países del Sur de Europa, el fantasma de la Europa que lucha por la justicia social y por la soberanía nacional como base de la democracia, secuestrada por una clase financiera internacional apátrida.

 

 

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