12/02/2015
NOTICIA.
El 12/02/2015, las conversaciones entre el presidente ruso Vladimir
Putin, la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente francés,
Francois Hollande, y su par ucraniano, Petro Poroshenko, de Ucrania
concluyeron en Minsk en un acuerdo para el cese de hostilidades armadas
en la región del Donbass (Ucrania).
Ucrania y la sensación de una guerra a las puertas en Europa
Tras las
conversaciones entre el presidente ruso Vladimir Putin, la canciller
alemana, Angela Merkel, el presidente francés, Francois Hollande, y su
par ucraniano, Petro Poroshenko, de Ucrania que concluyeron en Minsk, el
12/02/2015, el Grupo de
Contacto formado por
Ucrania, Rusia, los representantes de Donetsk y Lugansk y por la OSCE
firmaron un documento titulado “Sobre las medidas encaminadas a la
implementación de los acuerdos de Minsk”. El pasado 5 de septiembre,
este Grupo trazó una serie de medidas para frenar el conflicto en
Donbass, entre ellas un alto el fuego, la adopción de una ley sobre el
estatus de los territorios bajo control de las milicias en las regiones
de Donetsk y Lugansk, así como comicios anticipados en esta zona acorde
a la legislación ucraniana. Otras cláusulas se referían al canje de
prisioneros, la amnistía para participantes de los enfrentamientos y el
inicio del diálogo nacional. El 19 de septiembre tuvo lugar otra reunión
que aprobó un memorando de nueve puntos para asegurar el cumplimiento
del primer acuerdo. En el acuerdo del 12/02/2015, de trece puntos * se
establece un alto el fuego a implementar el 15/02/2015 por el que se
deberán retirar las armas pesadas por parte de las tropas ucranias (a
partir de la línea de contacto actual de hecho) y para las milicias (a
partir de la línea de contacto fijada por el memorando de Minsk del 19
de septiembre). Esa retirada permitiría crear una zona desmilitarizada
de seguridad entre 50 y 70 kilómetros. Aunque todavía está por saber
como concluirá el cerco que el ejército miliciano de las repúblicas de
Donetsk y Lugansk mantiene al ejército de Kiev en Debáltsevo en la
provincia de Donetsk.
----------
En las
últimas semanas el conflicto armado en la región del Donbass en el este
de Ucrania se ha venido agudizando debido a la ofensiva iniciada en la
segunda mitad de enero por las autoridades de Kiev contra las
autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk. La escalada del
conflicto ha puesto de manifiesto la incapacidad del ejército ucraniano
y las fuerzas paramilitares filofascistas del Sector Derecho encuadrados
en el batallón
Azov, para derrotar al ejército miliciano de las repúblicas
rebeldes, y la contraofensiva del ejército miliciano
ha asestado duros
golpes a las fuerzas ucranianas manteniendo en la actualidad embolsados
a varios miles de soldados del ejército ucraniano en Debáltsevo.
Fuente: Consejo de defensa de Ucrania y agencias.
El
fracaso de la ofensiva de Kiev ha vuelto a levantar las alarmas en la
OTAN y, al igual que sucedió en agosto del año pasado cuando el ejército
de Kiev preveía uno sonora derrota en la ciudad de Mariúpol, los países
de la UE se han aprestado a promover de nuevo un acuerdo para detener la
guerra, lo que ha propiciado un nuevo encuentro del gobierno de Kiev,
Francia, Alemania y Rusia, en Minsk.
No
obstante, en esta ocasión se han desvelado dentro de los países de la
OTAN diferencias sustanciales en la forma de abordar el conflicto.
Mientras que EEUU, Gran Bretaña y Polonia apostaban por enviar armamento
al ejército de Kiev, Alemania y Francia se han negado categóricamente a
tal eventualidad ante el temor de que el conflicto derive en una
escalada de difícil control.
Estas
diferencias responden también a la diferente manera de ver el conflicto
armado en Ucrania, mientras que para EEUU la inestabilidad en Ucrania es
un escenario que permite asediar a Rusia y fidelizar a la UE a sus
posiciones de guerra económica contra Rusia, para Francia y Alemania el
conflicto ha llegado a una situación que debe ser detenido por la
imposibilidad de derrotar al ejército miliciano de la repúblicas de
Donetsk y Lugansk y porque cualquier agravamiento del conflicto va hacer
más difícil detenerlo posteriormente.
La
postura de Rusia es la de detener el conflicto y abrir una mesa de
negociaciones entre los rebeldes separatistas de las repúblicas del
Donbass y las autoridades de Kiev, donde se debiera llegar a un acuerdo
para una reforma constitucional que permitiera la federalización de
Ucrania, reconociendo los derechos políticos, culturales y políticos de
las repúblicas rebeldes.
Los
lazos de Rusia con la población del Donbass son lazos de sangre pues
hablan el mismo idioma y forman parte de la misma cultura de la patria
rusa, por ello Rusia no va a abandonar a la población del Donbass, y es
lo que le ha llevado a enviar durante los últimos meses trece convoyes
con más de 150 camiones de ropa, alimentos y medicinas a la castigada
población del Donbass, la cual, en un numero superior al medio millón ha
cruzado la frontera con Rusia buscando refugio en ese país.
Los
países de la OTAN acusan a Rusia de suministrar armas incluso de
participar con fuerzas regulares de su ejército en la guerra de Ucrania
pero, hasta ahora, ninguna de las supuestas pruebas esgrimidas por Kiev
y la OTAN han sido demostradas. Rusia ni ninguna parte del conflicto
niega que en ambos bandos participan voluntarios de diferentes países
luchando en sus filas, en el caso de los separatistas, principalmente
rusos y serbios, y en las filas paramilitares de Kiev, croatas y
polacos.
Si bien,
a la altura que se encuentran ya los acontecimiento en Ucrania, el
origen que dio lugar a este conflicto ya no tiene especial relevancia,
pues de lo que se trata ahora es de encontrar una solución al mismo, las
partes enfrentadas, mientras no lleguen a un acuerdo, seguirán
justificando el mismo apegados a las razones que unos y otros
esgrimieron como causa del conflicto.
El
origen del conflicto comenzó hace casi un año, cuando el
acuerdo “sobre la normalización política” suscrito el 21/02/2014
por el entonces gobierno de Ucrania y los opositores del Maidan, avalado
por la UE y EEUU, del que Alemania, Francia y Polonia se comprometieron
como garantes, fue roto por estos países ante el no reconocimiento del
mismo por los concentrados en el Maidan liderados por el grupo
filofascista Sector Derecho, los cuales presionaron a la Rada para la
destitución ilegal del presidente Yanukóvich y la puesta en vigor sin
discusión y sin la firma del jefe de Estado la Constitución de 2004
(promulgada durante la denominada “revolución naranja”). El
23/02/2014, por vía express, los diputados transmitieron los poderes
presidenciales de Yanukóvich al nuevo titular del Parlamento, Alexander
Turchínov. Ese mismo día, en una declaración televisada, Yanukóvich,
tras la ruptura de los acuerdos del 21/02/2014, denunció la nueva
situación como un golpe de Estado.
Occidente avaló el golpe
institucional como una “revolución”,
mientras que, la mayoría de la población de las actuales repúblicas del
Donbass y Crimea, lo consideraron un golpe
de Estado, dirigido por fascistas que alardeaban de que prohibirían
el idioma ruso en Ucrania, alzándose en armas contra los golpistas y,
ante la imposibilidad de revertir los acontecimientos en Kiev,
decidieron proclamarse en territorios independientes.
En aquel
entonces la UE, en su política seguidista de EEUU, no calculó las
consecuencias que aquella decisión traería, acusó sin pruebas a Rusia de
pretender invadir Ucrania, no reconocieron los procesos de
autodeterminación decididos en votación por abrumadora mayoría de las
poblaciones de los territorios que no reconocían a las ilegítimas
autoridades de Kiev, y emprendieron una guerra económica de sanciones
contra Rusia, a la vez que apoyaban las acciones punitivas del ejército
de Kiev y de los paramilitares afines contra las poblaciones del Donbass.
Un año
después, la guerra se ha instalado en Ucrania, una guerra que en la
medida que se prolonga, despierta entre la población de los dos países
que más sufrieron las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial,
Francia y Alemania, los
temores de tener una guerra sin control a las puertas en Europa.
En
Alemania, esa percepción tuvo su más claro exponente cuando el 6/12/2014
el medio digital ZEIT ONLINE publicó el manifiesto firmado por 64
personalidades de la política, economía, cultura y medios alemanes,
titulado: ¿Nueva Guerra en Europa? ¡No con nosotros!,
figurando ente los firmantes personalidades como el excanciller Gerhard
Schroeder, el exvicecanciller Horst Teltschik, el exministro de Defensa
Walter Stutzle y exvicepresidente del Parlamento Federal Antje Vollmer.
El manifiesto era una petición a las autoridades Alemanas, de la UE,
EEUU y Rusia a asumir la responsabilidad de guardar la paz y la
seguridad en la región, alegando que puede ser lograda si todas las
partes se respetan. Según una encuesta realizada por el instituto
demoscópico Emnid para el popular diario alemán "Bild", el 49 % de los
alemanes teme que la crisis en el este de Ucrania derive finalmente en
una guerra entre Rusia y la OTAN. El sondeo muestra además que la gran
mayoría de los alemanes (81%) está en contra de suministrar armamento al
Gobierno de Kiev.
En
Francia, el 07/02/2015, el expresidente de Francia Nicolás Sarkozy
declaró temer el resurgimiento de una "Guerra Fría" contra Moscú
debido a la crisis que se vive en el este de Ucrania. Consideró legítima
la decisión de Crimea de reincorporarse a Rusia y manifestó: "Tenemos
una civilización en común con Rusia. Los intereses de los
estadounidenses con los rusos no son los intereses de Europa con Rusia".
El 08/02/2015, en la Conferencia de Seguridad en Munich, el presidente
francés Hollande, sorprendió en ese foro con unas declaraciones "Si
no logramos un acuerdo durable de paz en Ucrania conocemos perfectamente
el escenario, que tiene un nombre y se llama guerra".
En
Rusia, la percepción de la población de cerrar filas con sus dirigentes
otorga a Putin, en medio de una situación de acoso económico, un índice
de aprobación de la ciudadanía del 87%, siendo, según el sondeo
realizado por la Asociación de Comunicación Política (ACOP), con sede en
Madrid, el dirigente político mejor valorado por sus ciudadanos del
mundo. El 09/02/2015, una encuesta publicada por el centro de estudios
de opinión pública ruso Levada ofrecía los siguientes resultados: el 81%
de la población rusa tiene una actitud negativa hacia EEUU, mientras que
un 42 % de los encuestados considera claramente hostiles las relaciones
ruso-estadounidenses. Además, el 71 % de los que participaron en el
estudio afirmó sentir desafecto hacia la Unión Europea, y un 21% cree
que Moscú y Bruselas están "enfrentados". Esos últimos resultados
mostraban un brusco crecimiento de los ánimos antioccidentales en Rusia,
donde en diciembre pasado un 74 % de la población sentía antipatía hacia
EEUU y un 63 % lo manifestaba en relación a la UE. Estas cifras para el
vicedirector de Levada, Alexéi Grazhdankin, citado por el portal
meduza.io, reflejaban que los ánimos antioccidentales en Rusia están a
un nivel nunca antes visto, "Actualmente se observa la peor actitud
de los rusos en los últimos 25 años hacia Occidente y EEUU debido a la
situación con Ucrania y la incomprensión sobre las causas de las
sanciones occidentales”.
El
reciente segundo acuerdo de Minsk supone un paso importante en la
desactivación del conflicto en el Este de Ucrania. No obstante, todavía
está por ver si termina por imponerse la voluntad comprometida por la
paz de los firmantes del acuerdo o, si de nuevo, como sucedió con lo
primeros acuerdos de Minsk de septiembre de 2014, solamente son una
estratagema para ganar tiempo y reagrupar fuerzas por parte de las
autoridades de Kiev. Es muy probable que EEUU no renuncie a sus intentos
desestabilizadores y cualquier incidente puede ser utilizado por las
autoridades de Kiev para romper la frágil paz que se avecina. Sin
embargo, está vez a diferencia de los acuerdos sobre
la normalización política del
21/02/2014, y de los acuerdos de Minsk del 05/09/2014, Francia y
Alemania tendrán que ser más cautos a la hora de permitir que se
conviertan en papel mojado, y no dejarán tan fácilmente que las
autoridades de Kiev vuelvan a lanzar nuevas ofensivas contra los
milicianos del Donbass. En ello, pesa ya la opinión en contra de una
parte de su ciudadanía que percibe el alargamiento del conflicto como el
preludio de una nueva guerra en Europa, así como el hecho de que la
población Rusa está fuertemente unida contra el injusto castigo
económico de occidente a Rusia, por el desenlace en Ucrania de unos
acontecimientos que Rusia no inició.
El
conflicto de Ucrania tiene tres posibles escenarios, 1º que el silencio
de las armas acordado para el 15/02/2015 se convierta en un conflicto
congelado indefinidamente, 2º que esa situación pueda evolucionar
favorablemente en un diálogo entre Kiev y las autoproclamadas repúblicas
del Donbass para el establecimiento de una constitución federal, o 3º
que de nuevo se vuelva a las hostilidades, lo cual significaría un mayor
deterioro de la situación y un mayor peligro de escalada militar, pues
la población de las repúblicas del Donbass no van a admitir su sumisión
por la fuerza de las armas como pretende EEUU.
Si la
crisis de Ucrania persiste y se deteriora, EEUU podrá seguir con la
estrategia de la desestabilización en su intento de asediar a Rusia.
EEUU no teme a la guerra en Europa porque sabe que es improbable que las
llamas de la guerra crucen el Atlántico para llegar al territorio
estadounidense, aunque éstas muy probablemente sí causen estragos en la
UE. Esa es la razón por la que el gobierno estadounidense se permite el
lujo de ofrecer armas a Kiev, porque EEUU, excepto la guerra que mantuvo
con México y la guerra de Secesión en el siglo XIX, es una nación que no
sabe lo que es tener una guerra en su propio territorio, a diferencia de
Europa en la que el setenta aniversario de la derrota del fascismo
recuerda que aun está caliente en la conciencia europea el drama de las
guerras en el siglo XX.
Anexo:
Acuerdos del 12/02/2015 en Minks.
Sobre las medidas encaminadas a la implementación de los
acuerdos de Minsk
1.
Un alto el fuego inmediato y completo en zonas concretas de las regiones
de Donetsk y Lugansk de Ucrania y su aplicación estricta a partir de las
00 h. 00 min. (Tiempo de Kiev) del 15 de febrero de 2015.
2.
La retirada del armamento pesado de ambas partes a una distancia
equitativa con el fin de crear una zona de seguridad de al menos 50
kilómetros entre los sistemas de artillería de calibre igual o superior
a los 100 milímetros, una zona de 70 kilómetros entre los sistemas de
lanzamisiles múltiples y una de 140 kilómetros entre los sistemas tipo
'Tornado-S', 'Uragan', 'Smerch' y los sistemas de misiles tácticos 'Tochka'
(Tochka-U').
- Para las tropas ucranianas desde la línea real de
frente.
- Para las fuerzas armadas de las distintas zonas de las
regiones de Donetsk y Lugansk de Ucrania a partir de la línea de frente
de conformidad con el memorando de Minsk del 19 de septiembre 2014
La retirada de las armas pesadas mencionadas
anteriormente comenzará no más tarde del segundo día después del alto el
fuego y se terminará es un plazo de 14 días.
3.
Se garantizará el seguimiento y la verificación eficaz del alto el fuego
y la retirada de las armas pesadas por parte de la OSCE desde el primer
día de la retirada, haciendo uso de todos los medios necesarios,
incluidos satélites, aviones no tripulados, sistemas de radar entre
otros.
4.
En el primer día después de la retirada se iniciará un diálogo sobre las
condiciones para llevar a cabo elecciones locales de acuerdo con la
legislación de Ucrania y la Ley de Ucrania "Sobre el orden temporal de
los gobiernos locales en algunas jurisdicciones de las regiones de
Donetsk y Lugansk", así como el funcionamiento futuro de estas áreas
sobre la base de la Ley.
5.
Proporcionar indultos y amnistías a través de la promulgación de una ley
que prohíba la persecución y castigo de las personas en relación con los
sucesos que tuvieron lugar en algunas zonas de las regiones de Ucrania
de Donetsk y Lugansk.
6.
Asegurar la liberación y el intercambio de rehenes y detenidos
ilegalmente en base al principio de "todos por todos". Este proceso debe
completarse a más tardar el quinto día después de la retirada.
7.
Proporcionar un acceso, entrega, almacenamiento y distribución seguros
de asistencia humanitaria a los necesitados, sobre la base de un
mecanismo internacional.
8.
Determinar las condiciones para la plena restauración de las relaciones
socioeconómicas, incluidas las ayudas sociales, como las pensiones y
otros pagos (embolsos e ingresos, el pago puntual de todas las facturas
de servicios públicos, la renovación de la tributación en el marco legal
de Ucrania).
9.
Establecimiento de un control total sobre la frontera estatal por parte
del Gobierno ucraniano a lo largo de toda la zona del conflicto, que
deberá comenzar ya el día después de la celebración de elecciones
locales y acabar tras un acuerdo político completo.
10.
Retirada de todos los grupos armados extranjeros, el equipo militar y
los mercenarios del territorio de Ucrania bajo la supervisión de la
OSCE. Desarme de todos los grupos ilegales.
11.
Realización de una reforma constitucional en Ucrania con la entrada en
vigor a finales de 2015 de una nueva Constitución que prevea la
descentralización como un elemento clave y la aprobación de una ley
permanente sobre el estatus particular de determinadas zonas de las
regiones de Donetsk y Lugansk.
12.
La organización de las elecciones locales se discutirá y acordará con
los representantes de zonas determinadas de las regiones de Donetsk y
Lugansk en el marco del grupo de contacto tripartito. Las elecciones se
celebrarán cumpliendo con las normas pertinentes de la OSCE.
13.
Intensificar la actividad del grupo de contacto tripartito. De forma
particular mediante la creación de grupos de trabajo a fin de poner en
práctica los aspectos pertinentes del acuerdo de Minsk.