05/07/2015
NOTICIA.
El 05/072015, en el referéndum celebrado en Grecia sobre las medidas de
austeridad exigidas por la UE a Grecia, se impuso ampliamente el No.
La
Lucha de Grecia y la UE (2)
El 30/06/2015, la UE el
FMI y BCE decidieron no llegar a un acuerdo con el gobierno griego y
pasaron a castigar al pueblo griego con el cierre de la financiación por
el BCE a la banca griega, que llevó al gobierno griego, ante la negativa
del BCE de transferir euros con posible incumplimiento del tratado de
Lisboa, a tener que cerrar los bancos el 01/07/2015. No obstante, las
medidas punitivas no tuvieron el efecto esperado por la clase financiera
europea agrupada en el consejo del BCE.
La
victoria del “no” en el referéndum del 05/07/2015 a las
exigencias de la burocracia de Bruselas, comandada por el BCE y Alemania
ha dejado claro que Grecia se resiste a ser políticamente sometida. Esta
fecha ha sido un hito histórico al igual que otros que marcaron su
carácter resistente a los intentos de dominación.
En todo proceso
negociador en el se que parte de posiciones muy diferentes, éste se
convierte en una lucha en la que una vez iniciada la misma se
desencadenan factores que no tienen que ver propiamente con el
pragmatismo económico sino con la lógica de la victoria o la derrota. En
el referéndum del cinco de julio han entrado en juego esos factores, en
la que la dignidad como pueblo también votaba.
Para la
UE, una concesión para la renegociación de la deuda griega en base a
criterios como los que plantea el gobierno griego de pagar los intereses
anuales de la deuda en función del crecimiento de su PIB, puede suponer
para la clase financiera de la UE y particularmente para Alemania, no
solamente que se pudiera quebrar su negocio de enriquecerse a costa de
empobrecer a los países del sur a través del servicio de la deuda, sino
porque su papel de rector financiero de la UE se resquebrajaría,
lo que induce a pensar que el resultado del referéndum pueda ser
considerado por Alemania como una afrenta a su liderazgo y pretendiese
ejemplarizar con un castigo a Grecia su papel de rector de la UE.
De manera diferente para
Grecia, tener que transigir con la austeridad, sino se enmarca la misma
en un proyecto de recuperación económica, supondría continuar en la
línea de depauperización constante del país, por lo que el resultado de
las negociaciones debido a la debilidad de Grecia frente a sus
acreedores liderados por Alemania, se adivina incierto.
En esta
lucha, la ciudadanía griega tendrá que seguir demostrando que está
dispuesta a cerrar filas con su gobierno en todas las vicisitudes que se
avecinan. El gobierno de Grecia independientemente de los acuerdos o
decisiones que tome, tendrá que saber seguir ganándose la confianza y
solidaridad activa de su ciudadanía y la de los países del sur de
Europa. De no ser así tendrá que recurrir de nuevo a las urnas.
No
obstante, la resistencia de Grecia ya ha abierto una fractura entre los
países del Sur y los del centro y norte de la eurozona, particularmente
con Alemania, donde la mayoría de su
ciudadanía, lejos de solidarizarse con el pueblo griego ya ha cerrado
filas con las posiciones de su clase financiera, por el contrario en
amplias capas de población de Francia, España, Portugal e Italia se
acentúa la percepción de que sus naciones están sometidas a la tiranía
alemana.
Históricamente Alemania en su relación con Europa en los periodos que
carecía de fortaleza ha sido una nación que se ha integrado como igual
con el resto de naciones, como sucedió en las dos posguerras mundiales:
en los años veinte del siglo XX, y en los años cincuenta y sesenta del
mismo siglo, pero en los periodos que ha sido la nación más fuerte de
Europa se ha impuesto su tendencia a intentar someter de una u otra
forma al resto de naciones de Europa. Actualmente Alemania, por
debilidad del resto de naciones europeas, vive un momento de fortaleza y
de nuevo su sesgo de dominación bajo nuevas formas se está imponiendo y
las victimas son los países mediterráneos, a quienes en el pasado impuso
como condición para su incorporación a la UE renunciar a sus proyectos
industriales y convertirse en países destinados al ocio.
En esta
confrontación, lo desastroso sería que Alemania, una vez más, terminara
convirtiéndose en una maldición para Europa, al dejarse llevar por la
megalomanía de la derecha alemana. De
hecho la actitud intransigente de Alemania a lo largo de todo el proceso
negociador con Grecia, ha desvelado su interés no por construir una
Europa unida sino por dominar Europa. Una
pretensión que le llevó en otros momentos de su historia a subestimar la
resistencia de los pueblos, y le puede pasar también ahora con el
chantaje financiero a los pueblos del sur de Europa, en el que sus
victorias para someter a las naciones de Europa, en el marco de una
larga crisis económica, como en el pasado, ahora solo sean transitorias.
Aunque lo
razonable y deseable es: que Alemania no se adentre en ese escenario y
se llegue a un acuerdo que beneficie al pueblo griego; se recorte los
poderes de la clase financiera de la UE; se otorgue un mayor poder
financiero a los Estados para planificar su propio desarrollo, y se
ponga fin a la especulación financiera
con las deudas soberanas sustentada en el absurdo económico de una unión
monetaria con 19 deudas soberanas enfrentadas entre sí, debiéndose para
ello unir todas las deudas soberanas en una sola, al igual que la tienen
todos los grandes Estados del mundo, pero ello supondría un cambio
conceptual de la UE, por el que habría
que considerar que la deuda de Grecia no es un problema griego sino un
problema de toda la UE y como tal debiera ser resuelto.
Mientras no se avance hacia la institucionalización de un gobierno
económico democrático de la UE, el modelo de dominación alemana
prevalecerá sobre el genuino de Unión Europea.
Pase lo
que pase, Grecia se ha convertido ya en un símbolo de resistencia frente
al poder del capital financiero occidental liderado por Alemania,
de la que será una confrontación prolongada para redefinir
una Europa unida en la prosperidad pero también
en la adversidad. Ese triunfo solo
puede venir de la derrota de la política de dominación alemana, desde la
unión de los países del Sur de la UE liderados por fuerzas políticas
soberanas y progresistas.
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